Un vídeo de dibujos animados fomenta el ‘martirio’ entre los niños palestinos

Una película animada difundida en los territorios palestinos fomenta que los niños sacrifiquen sus vidas en defensa de las ideas de Hamas, el movimiento que se hizo con el poder en Gaza en las elecciones del pasado junio y que rechaza todo acuerdo de la Conferencia de Paz celebrada en Estados Unidos y que culminó ayer en Washington con una reunión entre los presidentes norteamericano, israelí y el de la Autoridad Palestina.

- “Sólo ahora comprendo cómo el martirio de los niños sacude mi conciencia y la conciencia de todo el mundo”, concluye Omar, un niño norteamericano que ve transformada su vida cuando acude a los territorios palestinos a visitar a un primo.

Con la estética de un videojuego de alta calidad, la película de propaganda dirigida a los menores de edad fue difundida por Hamas TV el pasado octubre y ha sido colgada en Internet por Memri (The Middle East Media Research Institute), una organización no gubernamental de tendencia pro israelí.

En la película animada, un niño carga su mochila con piedras, para enfrentarse a los soldados israelíes, mientras un coro infantil canta al estilo de las tragedias griegas:

- “No tememos a los soldados, todos nos mantenemos firmes. No tememos a los soldados, todos nosotros nos mantenemos firmes en esta tierra… En esta tierra… Reclamamos nuestros derechos, y llevamos nuestras mochilas al colegio. En el camino asumimos los riesgos y escondemos las piedras entre nuestros cuadernos”.

El ejército israelí es representado al estilo de los malos de los videojuegos, con gran despliegue de balas reales, helicópteros, hummers y soldados con gafas Ray Ban y el cigarrillo en la comisura de los labios. Mientras un niño llena de piedras su mochila escolar, un soldado rellena su cargador con balas de fusil. Ese niño es el primo de Omar. Ambos se suman a otros jóvenes y se enfrentan con los soldados, al tiempo que el coro infantil canta contra la ocupación y la opresión “el arma de la inmoralidad no vencerá la piedra, no importa cuántas veces disparéis”.

Omar comienza a tirar piedras, cuando un soldado le apunta con su fusil. Su cara inocente, asombrada, aparece en la mirilla del soldado: va a ser abatido.

“No matéis a los niños inocentes, oh invasores”

Una niña del coro canta: “Nosotros continuaremos los pasos de los mártires. En la batalla de la libertad, es fuerte nuestra determinación y estamos decididos. Enterraremos la tragedia con el odio y el daño”.

El coro apostilla: “No matéis a los niños inocentes, oh invasores”.

El soldado queda inmóvil, apuntando a Omar con la mirilla y, en un flashback, se comienza a relatar su historia. Allá en Norteamérica está Omar, en su casa, jugando con sus videojuegos de batallas imaginarias. Su padre le llama por teléfono: le ha sacado un billete de avión para Jerusalén, para veranear con su primo. El menor de edad viaja allí, sólo, y ya en el aeropuerto los soldados israelíes le destrozan una muñeca que lleva a su pequeña prima. Mientras un taxista lo conduce a casa de sus tíos, Omar ve en las calles los combates entre los lanzadores de piedras y el ejército israelí, luego asiste a un fusilamiento masivo en una mezquita de Jerusalén y conoce el caso de Mohamed Al-Durra, el niño de doce años muerto en Gaza en el año 2000 cuando él y su padre quedaron atrapados entre dos fuegos… Así prosigue su viaje que termina en la mirilla del soldado, con la piedra en la mano y el coro cantando: “Nosotros continuaremos los pasos de los mártires…”.