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El cáncer se revela como el peor enemigo de los bomberos y policías del 11-S
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LOS CASOS SE MULTIPLICAN POR LA NUBE TÓXICA QUE SE DESATÓ

El cáncer se revela como el peor enemigo de los bomberos y policías del 11-S

Puede que a usted le quede ya algo lejano. Ocho años es ya una cantidad de tiempo considerable. Sin embargo, los agentes de Policía y los

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El cáncer se revela como el peor enemigo de los bomberos y policías del 11-S

Puede que a usted le quede ya algo lejano. Ocho años es ya una cantidad de tiempo considerable. Sin embargo, los agentes de Policía y los bomberos de Nueva York todavía recuerdan con trauma y miedo lo que sucedió aquella mañana del 11 de septiembre de 2001. Trauma, por todos sus compañeros fallecidos durante la operación de rescate, y miedo, por el cáncer que se extiende entre todos los que se vieron envueltos en aquella polvareda.

Aquel día, Robert Grossman firmó su sentencia de muerte. Este policía de Harlem acudió a la zona para ayudar en las operaciones de emergencia. Además estuvo trabajando varias semanas en lo que pasó a ser conocido como Zona Cero. Ocho años después, Grossman, de 41 años, se encuentra entre los cinco agentes y bomberos allí presentes, fallecidos en los últimos meses por un cáncer, según informa el diario británico The Guardian.

Y es que en el momento en el que el primer Boeing se estrelló contra la Torre Norte del World Trade Center no sólo se desató el último gran acontecimiento que cambió el rumbo de la historia, sino que comenzó a desprenderse una gran columna de humo que aumentaría a niveles espectaculares con la caída de los dos edificios. El conjunto de partículas presentes se convirtió en un combinado mortal. El queroseno de los aviones, el plomo y el mercurio de los ordenadores, además de los plásticos quemados y el peligroso aislante asbesto, supusieron un veneno que cientos de neoyorquinos aspiraron.

“Todos tenemos enfermedades terminales. Vamos a morir todos”, afirma a The Guardian, Michael Valentin, enfermo de un tumor linfático, y voluntario en la Fundación de Ayuda a la Policía 911. Según Valentin, dicha organización está dando ayuda a más de 100 oficiales que trabajaron en la Zona Cero y que ahora padecen cáncer. "Lo único queremos es ayudar a la gente mostrándoles que no están solos", afirma.

El aumento de enfermos presiona al Congreso estadounidense, y es que la Cámara Baja está pendiente de aprobar una serie de ayudas a todos los trabajadores de los servicios de emergencia que contrajeron enfermedades desde el fatídico 11-S. El proyecto supondría ayuda médica para 15.000 trabajadores. Sin embargo, el tratamiento contra los tumores no estaría entre los pagados, ya que en su momento no fue considerado una prioridad.

Los acusados, camino del juzgado

Paradójicamente, otros de los grandes ignorados del 11-S son los cinco acusados por el atentado, retenidos hasta ahora en la prisión de Guantánamo. Sin embargo, la incógnita comenzó a desvelarse esta semana. Jalid Sheij Mohamed y los otros acusados pasarán por el juzgado civil y tendrán que afrontar la petición de pena de muerte que ha formulado el fiscal.

Jalid Sheij Mohamed fue detenido en marzo de 2003 en Pakistán y dijo en los interrogatorios que él era el responsable del atentado. Según sus palabras, habría propuesto a Osama Bin Laden atentar con aviones y habría sido responsable de la logística del ataque.

La decisión de juzgar a estos cinco acusados por medio de la justicia civil en lugar de la militar fue criticado desde algunos sectores del Partido Republicano. De esta manera el líder de la formación en el Senado, Mitch McConnel afirmó que se tratá de “un paso atrás en la protección” de Estados Unidos, “que pone en un peligro innecesario” a los ciudadanos de Nueva York.

Sin embargo, tanto el juicio como la ley de ayuda a los enfermos, pueden suponer dos oportunidades para cerrar la herida que se abrió el día que se modificó el skyline de la Gran Manzana.

Puede que a usted le quede ya algo lejano. Ocho años es ya una cantidad de tiempo considerable. Sin embargo, los agentes de Policía y los bomberos de Nueva York todavía recuerdan con trauma y miedo lo que sucedió aquella mañana del 11 de septiembre de 2001. Trauma, por todos sus compañeros fallecidos durante la operación de rescate, y miedo, por el cáncer que se extiende entre todos los que se vieron envueltos en aquella polvareda.

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