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Los Kirchner abren Argentina en canal con su intento de apoderarse del Banco Central
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PRETENDEN ATENDER LOS COMPROMISOS DE PAGO DE LA DEUDA PARA 2010 CON LAS RESERVAS DEL PAÍS

Los Kirchner abren Argentina en canal con su intento de apoderarse del Banco Central

Quienes abominan de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno de España tienen un consuelo: la cosa podría ser peor si en lugar de a Zapatero

Foto: Los Kirchner abren Argentina en canal con su intento de apoderarse del Banco Central
Los Kirchner abren Argentina en canal con su intento de apoderarse del Banco Central

Quienes abominan de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno de España tienen un consuelo: la cosa podría ser peor si en lugar de a Zapatero tuvieran por presidente a Néstor Kirchner o a su esposa, Cristina Fernández, que tanto monta, la pareja a la que padecen los argentinos. El famoso matrimonio acaba de abrir Argentina en canal con su intento de destituir al gobernador del Banco Central de la República (BCRA), Martin Redrado –repuesto casi de inmediato por la jueza de guardia-, por oponerse a su idea de atender los compromisos de pago de la deuda pública en 2010 echando mano de las reservas del país. Una crisis institucional sin precedentes, que hoy lunes conocerá un día clave.

Lo sorprendente es que nada hacía augurar un terremoto semejante a la luz de las buenas perspectivas de la economía argentina para este año. Pero los Kirchner sienten que el tiempo se les escurre como el agua entre los dedos y ven peligrar sus planes para eternizarse en el poder, seguramente con la vuelta del propio Néstor. Esas urgencias les incitan a tomar riesgos, doblar la apuesta y pasar por encima de cualquier límite legal o político. Sucede que los Kirchner quieren, a base de gasto público, lograr crecimientos del PIB del 7% para este año, al objeto de alegrar a la parroquia y ganar votos. ¿Cómo atender, además, los vencimientos de la deuda? No con más impuestos, siempre mal vistos, sino acudiendo a las reservas del BCRA.

El caso es que el pasado jueves, 7 de enero, la señora Kirchner y su ministro de Economía, Amado Boudou, anunciaron la creación por decreto de un “Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento”, consistente en que el Gobierno arramblara con 6.500 millones de dólares de las reservas del Banco Central para atender el pago de casi la mitad de los vencimientos de la deuda a lo largo de 2010. Ante la renuencia de Redrado a avalar esa decisión, la presidenta pidió primero su dimisión y casi a continuación, el propio jueves, firmó un decreto destituyéndolo de forma fulminante.

Pero el viernes apareció una juez de Primera Instancia, María José Sarmiento, anulando ambos decretos a petición de Redrado: el de creación del Fondo del Bicentenario –ergo prohibiendo el uso de las reservas para el pago de la deuda-, y el del despido del gobernador, que de inmediato volvió a su despacho. Los Kirchner estaban obligados a esperar hasta hoy lunes para apelar la decisión de la juez, pero eso es desconocer el genio de la pareja: rápidamente se buscaron un magistrado biscochable de una instancia superior (Cámara Contencioso Administrativa Federal), un tal Carlos Grecco, que admitió una apelación del Gobierno, algo reñido con sus funciones. La crisis institucional, de imprevisibles consecuencias, estaba servida.   

Y aquí empieza el vodevil, inevitable cuando de los Kirchner se trata. El Gobierno decía estar buscando afanosamente a una jueza (“Vamos a seguir buscándola durante el sábado y el domingo. Del mismo modo que resolvió en dos horas el recurso de Redrado,  queremos que nos conceda la apelación”, aseguraba tan orondo el jefe Gabinete, Aníbal Fernández) que estaba tranquilamente instalada en su casa. “Es una cosa extrañísima porque dicen que me están buscando”, aclaraba a la prensa este fin de semana la propia Sarmiento. “Todo el mundo sabe dónde vivo y trabajo".  

Apoderarse de las reservas del Banco Central

"Yo no tengo contactos políticos ni tengo por qué tenerlos” prosiguió la jueza. “Tampoco tengo contactos con la policía porque no soy jueza penal. Por eso acudo a la prensa, en contra de mi costumbre, para que la gente sepa que tuve un coche de la policía toda la mañana ante la puerta de mi casa, que me siguió cuando fui a visitar a una amiga, a pesar de que nunca pedí escolta. Jamás me pasó esto en los casi 19 años que llevo de jueza. Hoy a las 7:30 [mañana del sábado en Buenos Aires], el subcomisario de la seccional 19 llamó al timbre en mi casa para decirme que me están buscando. El lunes a esa misma hora estaré en mi despacho como debe ser. No se puede apelar un sábado”.  

Como es habitual en ellos, el matrimonio gobernante ha comenzado a denunciar fantasmas y conspiraciones por doquier. “Los Kirchner nunca se hacen cargo de los errores”, recuerda la web Urgente24. “Los Kirchner creen que ellos no cometen equivocaciones y que quienes yerran son siempre otros. Creen que ellos se acercan a la infalibilidad. Hay que ser muy torpe para ser humano y suponer que la infalibilidad existe”.

Para el articulista Adrián Ventura, del diario La Nación, “Luego de haber dictado dos decretos de necesidad y urgencia para apoderarse de las reservas del BCRA y remover al titular del banco -dos medidas suspendidas por la jueza María José Sarmiento-, el Poder Ejecutivo arrojó a la basura el Código Procesal y se arrogó el privilegio, sin precedente, de que un camarista, Carlos Grecco, le recibiera ayer una apelación que, en rigor, debería presentarse mañana (…) Tanto apuro tiene una explicación: el Gobierno se apresura para que esta semana dos jueces "amigos", que no estarán de turno la próxima, revoquen la decisión de la jueza Sarmiento”.

Una conspiración contra Cristina

“Hay un ex presidente, Néstor Kirchner, que intenta dar vuelta los argumentos y, otra vez, tratar de aparecer como una víctima de los hechos que él ha promovido”, sostiene Ricardo Kirschbaum en el diario Clarín. “Y acusa a Cobos se encabezar esa conspiración para impedirle gobernar a Cristina, una línea de trabajo que han elegido como forma de justificar errores. El  Fondo del Bicentenario estaba siendo presentado por el Gobierno como un gesto de amistad con el mundo financiero. Pero fue instrumentado de una manera que, tal como están hoy las cosas, tendrá el efecto contrario”.

Entrevistado por el conocido Horacio Verbitsky, de Página/12, un periodista amigo de la Casa Rosada, Néstor ha denunciado una conspiración contra su esposa Cristina, supuesta víctima de “un  núcleo duro cerrado y desestabilizador, que se opone a la política de derechos humanos, más los sectores monopólicos mediáticos, a los que se suma una oposición política que destruyó la Argentina dos veces y no aporta ideas para la construcción a partir del caos que ellos crearon…”. Cualquier  cosa menos asumir la menor autocrítica. Un tipo de argumento que suena familiar a cualquier oído español.

Quienes abominan de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno de España tienen un consuelo: la cosa podría ser peor si en lugar de a Zapatero tuvieran por presidente a Néstor Kirchner o a su esposa, Cristina Fernández, que tanto monta, la pareja a la que padecen los argentinos. El famoso matrimonio acaba de abrir Argentina en canal con su intento de destituir al gobernador del Banco Central de la República (BCRA), Martin Redrado –repuesto casi de inmediato por la jueza de guardia-, por oponerse a su idea de atender los compromisos de pago de la deuda pública en 2010 echando mano de las reservas del país. Una crisis institucional sin precedentes, que hoy lunes conocerá un día clave.