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Los supervivientes organizan barricadas con cadáveres para protestar por la falta de ayuda
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LA MOVILIZACIÓN INTERNACIONAL SE VE FRENADA POR LA FALTA DE INFRAESTRUCTURAS

Los supervivientes organizan barricadas con cadáveres para protestar por la falta de ayuda

Los cadáveres colapsan las calles y la ayuda no llega. Aunque, según el presidente del Consejo de Ministros del Perú, Javier Velásquez Quesquén, al menos 7.000

Foto: Los supervivientes organizan barricadas con cadáveres para protestar por la falta de ayuda
Los supervivientes organizan barricadas con cadáveres para protestar por la falta de ayuda

Los cadáveres colapsan las calles y la ayuda no llega. Aunque, según el presidente del Consejo de Ministros del Perú, Javier Velásquez Quesquén, al menos 7.000 muertos han sido enterrados, la capital haitiana es todavía una montaña de cuerpos sin vida. 48 horas después de la tragedia, los cadáveres de las víctimas del terremoto de siete grados del pasado martes comenzaron a ser enterrados en fosas comunes.  Sin embargo, el ritmo de recogida de los camiones es de una lentitud exasperante.

Para protestar por el retraso en la llegada de ayuda humanitaria al país, los supervivientes al terremoto están organizando barricadas con los cadáveres de fallecidos. El fotógrafo de la revista TIME Shaul Schwarz aseguró a Reuters que había visto al menos dos de estas barricadas formadas por cuerpos humanos y rocas en diferentes carreteras. "Están comenzando a bloquear las carreteras con cadáveres, la situación se está poniendo fea. La gente está harta de que no llegue la ayuda", afirmó.

Un improvisado camión y algunas camionetas se dedicaron ayer a recoger a algunos de los cadáveres alineados en las calles de la capital. El vehículo recorrió las calles de Petion Ville, un barrio "acomodado" dentro de los parámetros haitianos, y fue recogiendo los cuerpos de adultos y niños apenas cubiertos por sábanas blancas. Los cadáveres eran depositados en un trozo de tabla sanguinolenta y luego deslizados hasta el camión ante el estupor de los vecinos que sufren el hedor que desprenden los muertos al sol.

La comunidad internacional se ha volcado a la hora de enviar ayuda humanitaria, pero la situación de las infraestructuras está dificultando su entrada en el país, el más pobre de todo el continente americano.

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Mientras tanto, las calles de Puerto Príncipe daban muestras de una gran agitación: en cada esquina, los colmados que venden gaseosas o comida envasada habían echado las rejas, y frente a ellas se agolpaban decenas de personas exigiendo comprar algo de comida o bebida, incluso pan.

Los hospitales y clínicas están totalmente desbordados, con enfermos que yacen en pasillos y salas de consultas, con un personal médico que se limita a curar las heridas más profundas por falta de material.

En las pilas de escombros aún trabajan, cansinos, algunos equipos de rescate en busca de muertos sepultados entre las ruinas, sin casi esperanzas de poder encontrar a nadie vivo después de dos días del seísmo, que con 7 grados es el más grave de la historia de este país.
 

Los cadáveres colapsan las calles y la ayuda no llega. Aunque, según el presidente del Consejo de Ministros del Perú, Javier Velásquez Quesquén, al menos 7.000 muertos han sido enterrados, la capital haitiana es todavía una montaña de cuerpos sin vida. 48 horas después de la tragedia, los cadáveres de las víctimas del terremoto de siete grados del pasado martes comenzaron a ser enterrados en fosas comunes.  Sin embargo, el ritmo de recogida de los camiones es de una lentitud exasperante.

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