Es noticia
De las SS a la mina: La vida del penúltimo nazi
  1. Mundo
EL SEXTO NAZI MÁS BUSCADO DEL MUNDO RECIBE SU CASTIGO A LOS 88 AÑOS

De las SS a la mina: La vida del penúltimo nazi

“No es difícil, sólo tienes que pasar el dedo por el gatillo y tirar: ¡Bang!”. Fue así de sencillo, sin mayores consecuencias durante 66 años para

Foto: De las SS a la mina: La vida del penúltimo nazi
De las SS a la mina: La vida del penúltimo nazi

“No es difícil, sólo tienes que pasar el dedo por el gatillo y tirar: ¡Bang!”. Fue así de sencillo, sin mayores consecuencias durante 66 años para Heinrich Boere, que, con estas palabras, ha explicado durante años cómo cometió tres crímenes durante su pertenencia a las temidas SS. Sin embargo, en el ocaso de su vida, a este antiguo nazi se le ha acabado la suerte y finalmente ha sido condenado a cadena perpetua.

Boere no es el último nazi, sin embargo, debido al inevitable paso del tiempo, puede que su juicio sea uno de los últimos realizados a los criminales de guerra que escaparon de la justicia tras la caída del Tercer Reich. Una última oportunidad de resarcir a las víctimas o a sus descendientes.

Este anciano de 88 años declaró en silla de ruedas durante el juicio celebrado esta semana, incluso alegó encontrarse mal del corazón para tratar de retrasar la batalla legal. Fue en vano. Boere ha sido condenado por el asesinato de tres civiles cuando formaba parte de la brigada Feldmeijer, que actuaba contra la resistencia holandesa.

Además de por estos crímenes, la acusación particular también reclamó que se le juzgase por haberse infiltrado en una red de la resistencia holandesa con el objetivo de delatarles posteriormente. Debido a aquel chivatazo, las SS habrían capturado entre 35 y 50 personas, siete de las cuales fueron fusiladas.

El primer crimen cometido por Boere se remonta a julio de 1944. Según su propia declaración, las SS le dio una lista de nombres. Así, un buen día, entró en la farmacia de Fritz Hubert Ernst Bickernese y, tras preguntarle quién era, le disparó a bocajarro en su propio negocio.

“Eran otros tiempos, otras reglas”, señaló al diario Algemeen Dagblad. “No sentí nada cuando lo hice, era mi trabajo. Si no lo hubiese hecho, me hubiese pasado algo a mí. Sólo con el paso del tiempo empecé a preocuparme. Ahora lo siento”. El ex SS asegura que, con el paso de los años, ha rezado por las almas de sus víctimas.

Sin embargo, el daño ya estaba hecho. “El día que mataron a mi padre acabó mi infancia”, se lamentó Teunis de Groot, hijo de la segunda víctima. Teunis tenía 11 años cuando fue testigo de la llegada de Boere a su casa. Su padre, dueño de una tienda de bicicletas, fue tiroteado tras identificarse. Su crimen fue haber ayudado a hebreos que huían del nazismo.

Teunis todavía conserva la cartera de su padre atravesada por una de las balas que disparó Boere. Su vida quedó devastada. Él y sus hermanos fueron a vivir con otros parientes después de que su madre se viese obligada a vender la tienda por una pequeña parte de su valor real.

Aquel mismo día de septiembre de 1944, Boere acabó con la vida del hombre de negocios F.W. Kusters, cuyo cadáver abandonó en una cuneta. Fue su último crimen.

“No es difícil, sólo tienes que pasar el dedo por el gatillo y tirar: ¡Bang!”. Fue así de sencillo, sin mayores consecuencias durante 66 años para Heinrich Boere, que, con estas palabras, ha explicado durante años cómo cometió tres crímenes durante su pertenencia a las temidas SS. Sin embargo, en el ocaso de su vida, a este antiguo nazi se le ha acabado la suerte y finalmente ha sido condenado a cadena perpetua.