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Clegg gana el primer debate de la historia del Reino Unido
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Clegg gana el primer debate de la historia del Reino Unido

Los expertos ya habían advertido de que era quién más tenía qué ganar. El sólo hecho de aparecer ante tal acontecimiento le permitía presentarse al público

Foto: Clegg gana el primer debate de la historia del Reino Unido
Clegg gana el primer debate de la historia del Reino Unido

Los expertos ya habían advertido de que era quién más tenía qué ganar. El sólo hecho de aparecer ante tal acontecimiento le permitía presentarse al público y ponerse a la altura de las dos grandes formaciones. Pero la sorpresa llegó cuando la actuación de Nick Clegg no se limitó a ser simplemente correcta. El joven político convenció al público y las encuestas coincidieron al situarle como ganador.

Las 76 reglas que encorsetaban el formato no daban demasiado tiempo para réplicas. Todo el mundo esperaba que David Cameron tirara de su telegenia y fuera superior a sus contrincantes. Pero lo cierto es que el líder tory se mostró excesivamente pausado y en muchas ocasiones las cámaras le pillaron mirando al infinito en vez de a sus oponentes. Los analistas ya lo habían dicho: sus habilidades comunicativas podrían acabar jugando en su contra. Un error suyo sería más grave que el resto.

En la única materia en la que consiguió protagonismo fue en la de inmigración y al principio y al final de su intervención repitió su famoso lema de “esperanza frente al miedo”. El tory tenía poco que ganar y mucho que perder. Su holgada ventaja se visto reducida a una distancia de entre 3 y 11 puntos y cada vez está más complicado que consiga suficientes votos para gobernar en solitario. Necesitaba convencer a los indecisos, pero desaprovechó la ocasión.

Gordon Brown, por su parte, arrancó con fuerza. Repitió hasta la saciedad que era la persona que necesitaba el país para superar la crisis y no paró de atacar al líder conservador a lo largo de sus intervenciones. Para el laborista nunca ha sido plato de buen gusto enfrentarse a las cámaras, pero su actuación fue mejor de lo esperada. Aunque no brillante.

Nick, el deseado

En definitiva, a pesar de que los dos líderes no cometieron ningún fallo destacable, tampoco dejaron frases para la posteridad. Eso sí, ambos no pararon de cortejar al tercer hombre en discordia. Durante los 90 minutos la frase que más se escuchó fue la de “estoy de acuerdo con Nick”.

El hecho de que los dos se refirieran al tercer candidato por su nombre de pila deja claro que aún no hay nada definido y que ambos buscan el apoyo de los Liberal Demócratas para poder hacerse con el poder.

Ante tanto halago, Clegg supo poner distancias y contestó a cada uno por su nombre y apellido demostrando así que no busca ser el hombre llave sino un alternativa en sí misma capaz de traer un cambio real al país.

Las primeras encuestas publicadas tras el debate coincidieron en que el líder de la tercera formación había sido el ganador de la velada, pero no se pusieron de acuerdo con la actuación de los otros aspirantes a “premier”. El rotativo The Sun mostró a Clegg como vencedor con el 51% de los votos, por delante de Cameron con 29% y Brown 19%. La cadena Sky, por su parte, también retrataba al liberal demócrata como protagonista, con el 37% de los votos, pero sólo diferencia con un punto a los otros dos: Brown con 32% y Cameron con 31%.

.. pero sin posibilidades

Pese a su victoria indiscutible, el joven político de 43 años tiene muy pocas posibilidades de convertirse en primer ministro. En Reino Unido impera el First past the Post, es decir, el candidato que más votos reciba se lleva el asiento y eso significa que el partido con más papeletas no es el que queda luego con más escaños. El sistema le perjudica especialmente. En las últimas elecciones de 2005, a pesar de que su partido se llevó el 22% de los votos, se hizo únicamente con el 10% de los diputados.

Aparte de su estelar presentación ante el electorado, el histórico debate no dejó muchos momentos de gloria. Brown consiguió arrancar la primera carcajada de la noche cuando agradeció a los conservadores el haberle sacado sonriendo para meterse son sus políticas. Cameron protagonizó el momento más melancólico cuando, ante la pregunta de una enfermera, agradeció la labor que hicieron todos los profesionales sanitarios con su hijo, fallecido el año pasado a consecuencia de una parálisis cerebral y epilepsia. Clegg pronunció la frase de la noche cuando, en medio de un enfrentamiento entre los líderes de los dos grandes partidos, dijo: “cuanto más discuten más se demuestra que son iguales”.

Cameron, con corbata azul, se situó en el centro. El liberal demócrata, con corbata amarilla, se colocó a su derecha. Brown, con corbata rosa -quizá un guiño al electorado indeciso- a su izquierda por expreso deseo, ya que sólo puede ver por su ojo derecho a causa de un accidente deportivo cuando era joven en su Escocia natal.

Tanto el tory, como el laborista fueron acompañados por sus mujeres los estudios de ITV. La esposa de Clegg, que ha dicho que sólo asistirá a los actos cuando su agenda se lo permita, no acudió a la cita.

Los expertos ya habían advertido de que era quién más tenía qué ganar. El sólo hecho de aparecer ante tal acontecimiento le permitía presentarse al público y ponerse a la altura de las dos grandes formaciones. Pero la sorpresa llegó cuando la actuación de Nick Clegg no se limitó a ser simplemente correcta. El joven político convenció al público y las encuestas coincidieron al situarle como ganador.

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