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Testimonio de una española en Gaza: “El bloqueo de Israel está fortaleciendo a Hamás”
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Testimonio de una española en Gaza: “El bloqueo de Israel está fortaleciendo a Hamás”

“Murió hace unos días. Era diabética. La llevaron al hospital, pero en Gaza casi nunca hay medicamentos. Su salud había empeorado recientemente por la falta de

Foto: Testimonio de una española en Gaza: “El bloqueo de Israel está fortaleciendo a Hamás”
Testimonio de una española en Gaza: “El bloqueo de Israel está fortaleciendo a Hamás”

“Murió hace unos días. Era diabética. La llevaron al hospital, pero en Gaza casi nunca hay medicamentos. Su salud había empeorado recientemente por la falta de medios y los médicos tampoco pudieron ayudarla”. Con la entereza de quien ya ha visto demasiado, Dolores Sayans relata la muerte de una familiar, la última en una larga lista, para ilustrar los entresijos de la existencia en la Franja, la vida entre el férreo bloqueo israelí y el inmisericorde gobierno de Hamás.

El sangriento asalto del Ejército hebreo a la ‘Flotilla de la Libertad’ ha reavivado el debate sobre la situación humanitaria en Gaza, el territorio con mayor densidad de población del mundo. Sayans, una española que residió durante años en la Franja, donde todavía viven sus tres hijas, conoce las consecuencias del bloqueo impuesto por Tel Aviv para evitar que "armas y suministros militares" lleguen a manos de las milicias islamistas. “Gaza es una cárcel, cada vez hay más falta de suministros. Mis hijas me dicen que no hay leche, no hay medicamentos, no hay combustible, no hay material de construcción, no hay nada. En la calle puedes encontrar puestos de comida, pero a unos precios desorbitados. Solo gracias a la ONU la gente consigue productos de primera necesidad”, afirma.

Tres cuartos del millón y medio de palestinos que habitan allí dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir, según datos de la ONG Save the Children, que asegura que al menos 780.000 niños -más de la mitad de la población retenida en la Franja- carecen de suficiente agua, alimentos o atención médica. Unicef denunció este viernes que la cifra de menores desnutridos se dobló hasta el 2,4% durante el año 2009. Asimismo, el 80% de los habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza, según el Banco Internacional, mientras que el desempleo supera el 65% de la población activa.

En un tono nada usual, la Casa Blanca calificó ayer el cerco como “insostenible” y subrayó la prioridad de “dar asistencia a la gente de Gaza”. Se sumaba así al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien el jueves solicitó a Israel que levante inmediatamente el bloqueo porque es una medida “errónea, insostenible y contraproducente”. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se mostró dispuesto este semana a suavizar el cerco naval y abrir la costa de Gaza a cierto tráfico marítimo, una opción que Tel Aviv lleva tiempo barajando. Empero, Israel se niega a modificar el bloqueo de la frontera terrestre de la Franja.      

“Hamas se está haciendo con una fuerza tremenda”

Cuando Sayans llegó a Gaza, en 1983, todo era diferente. No silbaban los cohetes Qassam, ni llovían panfletos notificando ataques aéreos. La gente tenía trabajo y libertad de movimientos. Después, tras la retirada israelí y el golpe de estado de 2007 con el que Hamás arrebató el control de la zona a Al Fatah (la facción del presidente palestino Mahmud Abbas) la situación se tornó insufrible. Y los islamistas se frotaron las manos.

“Hamás cada vez tiene más poder, se está haciendo con una fuerza tremenda y gran parte de la culpa la tiene Israel. La mayor parte de la gente no tiene medios para sobrevivir. La gente no tiene para comer y Hamás ayuda a los necesitados. Su táctica es: ‘Si tú te unes a mí, yo te doy dinero. ¿Cuántos hijos tienes? ¿Cuántos varones? ¿Cinco, seis? Entonces, encantados de aceptarte’. Mucha gente se ve con hijos, sin poder alimentarlos, y los islamistas les tienden la mano. Israel dice que la mayor parte de la población de Gaza pertenece a Hamás; no es cierto, es gente corriente, apolítica, que necesita sobrevivir”, explica Sayans, cuya experiencia relató la periodista Paloma Sanz en un libro.

Creada en los primeros días de la Intifada de 1987, el objetivo fundacional de esta organización islámica, la más importante en los territorios palestinos, es la creación de un estado teocrático y panislámico en el área que actualmente ocupa Israel. Rechaza los acuerdos de paz de Oslo y no reconoce el derecho a existir del Estado hebreo, aunque algunos de sus dirigentes discrepan en este punto. Su ala política, financiada principalmente por Irán, es la encargada de construir escuelas y hospitales en la Franja y en brindar ayuda a la comunidad en materia social y religiosa.

“Yo estaba en Gaza en 2007, cuando estalló el conflicto entre Hamás y Al Fatah. A mi sobrino, un policía de Al Fatah, lo mataron por la espalda cuando regresaba a casa, sin armas pero con uniforme. Los islamistas habían ganado las elecciones municipales de 2006, en parte por la corrupción que había dejado (Yasir) Arafat, y, cuando se vieron fuertes en la Franja, atacaron. La culpa de su victoria fue de Al Fatah. Se confió y, cuando quiso darse cuenta, el golpe ya se había fraguado. Los mandos y peces gordos de Al Fatah huyeron a Cisjordania dejando a los soldaditos. Los palestinos querían un cambio, pero no esto. Por eso Hamás no celebró elecciones a principios de 2010. Sabía que la gente está tan harta que no les iba a votar”, concluye Sayans.

“Murió hace unos días. Era diabética. La llevaron al hospital, pero en Gaza casi nunca hay medicamentos. Su salud había empeorado recientemente por la falta de medios y los médicos tampoco pudieron ayudarla”. Con la entereza de quien ya ha visto demasiado, Dolores Sayans relata la muerte de una familiar, la última en una larga lista, para ilustrar los entresijos de la existencia en la Franja, la vida entre el férreo bloqueo israelí y el inmisericorde gobierno de Hamás.

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