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El primer examen electoral de Obama
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LA BATALLA DEL CAPITOLIO

El primer examen electoral de Obama

El 2 de noviembre está a la vuelta de la esquina. Para muchos será un día como otro cualquiera.  Para Obama y los demócratas, desde luego que

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El primer examen electoral de Obama

El 2 de noviembre está a la vuelta de la esquina. Para muchos será un día como otro cualquiera.  Para Obama y los demócratas, desde luego que no. Se trata de una fecha clave, porque los vientos de cambio en la política americana pueden volver a soplar del lado republicano.  

 

El próximo martes, en efecto, tendrá lugar en EEUU la primera gran cita en las urnas desde que Barack Obama ganase la presidencia. Tradicionalmente se denominan las midterm elections, puesto que se celebran en el ecuador del primer ciclo presidencial. Será el primer gran examen electoral para el demócrata, tras una corta luna de miel y un segundo año en donde lleva ya más de 9 meses con un índice de aprobación por debajo del 50%.

Los norteamericanos acudirán a las urnas para votar en tres tipos de elecciones. Por un lado, el Congreso, con sus 435 congresistas, que se renovará por completo (hacen falta 218 escaños para obtener la mayoría); por otro, el Senado (100 senadores), donde habrá 36 asientos en juego. Además, 39 de los 50 Estados votarán para elegir nuevo gobernador. Entre estos Estados figuran algunos de los territorios más influyentes de EEUU, caso de California, Florida, Nueva York, Massachusetts e Illinois. Los congresistas son elegidos pr un plazo de 4 años, a diferecia de los senadores cuyo mandato tiene una duración de 6 años.

La actual coyuntura social y económica por la que atraviesa EEUU, con problemas tales como las guerras de Irak y Afganistán, la descafeinada reforma sanitaria, el auge del movimiento conservador Tea Party, una tasa de paro que sigue rozando el 10% y la aún visible crisis económica, hacen que estas elecciones sean de vital importancia para la administración de Obama, en tanto en cuanto pueden señalar un cambio de tendencia entre el electorado norteamericano.

La composición actual del congreso es:

-    256 Demócratas

-    178 Republicanos

-    1     vacante

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Históricamente, el partido que ocupa la Casa Blanca suele ser el que pierde más escaños en las midterm elections. Sólo en 3 ocasiones el partido del presidente salió reforzado durante la renovación del congreso: F.D. Roosevelt en 1934; Bill Clinton en 1998 y George W. Bush en 2002.

En cuanto al Senado, 57 senadores -de un total de 100- son demócratas; 41 son republicanos y 2 son independientes. Los 36 que serán elegidos el martes jurarán su cargo hasta enero del 2017. Cabe mencionar que los dos senadores independientes (Bernie Sanders –por Vermont- y Joseph Lieberman –Connecticut-) se han alineado durante la última legislatura con los demócratas. Los 36 sillones en juego están actualmente ocupados a partes iguales por demócratas y republicanos, a 18 por bando. 

Últimos sondeos y proyección de resultados

  • Congreso: los últimos sondeos realizados por CNN y Real Clear Politics pronostican 179 escaños para los demócratas; 222 para los republicanos y 39 indecisos. Bajo esta proyección, los demócratas perderían la mayoría en el Congreso.
  • Senado: Los mismos sondeos otorgan 48 senadores a los demócratas; 44 a los republicanos y 8 que aún se consideran “indecisos”. 
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Las elecciones más caras de la historia

Esta gran batalla electoral se ha convertido en las elecciones de mayor presupuesto y más caras de la historia del país. Los grupos de presión (interest groups) afines a Wall Street y al Tea Party, en desacuerdo con el mandato de Obama, se están gastado cantidades muy elevadas de dinero en todo tipo de campañas televisivas y online. Cada dólar que llega a las arcas de los demócratas se multiplica por 7 en el caso de los republicanos, y ello en la mayoría de los Estados. Es interesante mencionar que las campañas están invirtiendo cada vez más dinero en medios online. Valga como ejemplo el propio caso de Obama: si en 2008 dedicó el 4% de su presupuesto global en medios digitales, los candidatos actualmente en liza están gastando ya el doble, invirtiendo entre el 7%-9% de sus recursos en marketing y mensajes online (fundamentalmente en Youtube y en Google Adsense).

Hasta estas elecciones, Mike Bloomberg figuraba como el político que más dinero se había gastado de su propio bolsillo en una campaña, al haber invertido el año pasado más de 105 millones de dólares en su reelección para la alcaldía de Nueva York. Pues bien, Bloomberg ha sido destronado por la candidata republicana al Gobierno de California, la ex–CEO de eBay Meg Whitman, que ha "aflojado" más de 110 millones de dólares de su fortuna en la puja electoral. Se estima que los candidatos habrán gastado globalmente en estas elecciones más de 2.800 millones de dólares. 

Más transparencia que en España

 

Mucho tendríamos que aprender los españoles del sistema electoral norteamericano, en particular de lo referido a la transparencia en la financiación de campañas y candidatos, un ejemplo de trabajo bien hecho o, por lo menos, mejor hecho que en España. Sabemos cuánto dinero reciben nuestros partidos, vía Presupuestos Generales del Estado, para financiarse, pero no abemos nada de cuánto aportan particulares y empresas a esa financiación, y tampoco conocemos la identidad de esas empresas y esos particulares, un asunto que figura entre los más opacos de nuestra vida política.  


En EEUU existe una vigilancia muy estricta a la hora de controlar las donaciones y la financiación que cada candidato recibe para su campaña. Toda la información se hace pública y es de fácil acceso para cualquier ciudadano. Esta pagina web es la encargada de publicar y actualizar esos datos de forma semanal, de modo que allí podemos saber con total exactitud qué compañías y personas físicas donan, y cuánto, a cada campaña. Sirva, a modo de ejemplo, la información publicada sobre Barbara Boxer, candidata demócrata al senado por California. 

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Este listado indica qué corporaciones han donado dinero a Boxer y en qué cuantía (Time Warner, 64.300 dólares, por los 41.350 de Cisco Systems). De este modo, ciudadanos, en general, y votantes, en particular, pueden saber de dónde procede el dinero que gastan los candidatos y cuál es la afiliación política de las distintas empresas. También se desglosa el monto total del presupuesto de cada candidato, así como los  porcentajes de los gastado y lo por gastar. 

 
Papel del Tea Party

El movimiento se originó en Chicago y surgió como respuesta a la mala gestión que estaba realizando la administración Obama, sobre todo en lo que concierne al gasto público y a determinadas actuaciones políticas muy polémicas, caso de una reforma sanitaria a la que se ha opuesto gran parte de la población.

 

En menos de 18 meses, el movimiento ha crecido de forma exponencial para convertirse  en una de las fuerzas políticas de mayor calado y actualidad dentro de los Estados Unidos. No hay día, en efecto, que el Tea Party no esté presente, de una manera u otra, en los medios de comunicación. Sus candidatos han ganado algunas primarias clave y cuentan con posibilidades reales de convertirse en senadores y congresistas.

Conviene aclarar que el Tea Party no forma parte del partido republicano. Se trata de un movimiento independiente que, por contra, está causando grandes dolores de cabeza a los republicanos más centristas.

Su organigrama es muy descentralizado, con un amplio network de grupos a nivel local, pero sin una estructura nacional claramente definida.  Al ser un movimiento “anti establishment”, ha venido rechazando la idea de tener un “presidente” como tal, aunque Sarah Palin es su cabeza más visible y mediática.  

La mayoría de los analistas coinciden en que el Tea Party puede estar dañando a los propios republicanos, puesto que muchos de sus candidatos (caso de O´Donnell en Delaware) gozan de menor posibilidad de ganar frente a los candidatos demócratas.  

 

Estados y candidatos clave

 

Los demócratas tienen que defender sus posiciones en California y Nevada, considerados como sus dos grandes feudos. Ante la preocupación de la Casa Blanca, Obama aparcó la semana pasada su trabajo para embarcarse en un tour electoral de 4 jornadas que le llevó por todo el oeste del país. Fue el viaje por motivos electorales más largo realizado por el presidente desde que ocupa el cargo.  

En California, apareció junto con la senadora Barbara Boxer y con el candidato a gobernador Jerry Brown, que ocupó el cargo con anterioridad y que vuelve a intentarlo, después de que Arnold Schwarzenegger se viera obligado a dejarlo al no poder legalmente optar a una tercera reelección. Brown se enfrenta a la todopoderosa Meg Whitman, ex-CEO de Ebay, quien días atrás ocupó la portada de muchos periódicos al ser la candidata que más dinero (de su propio bolsillo) se ha gastado en una campaña en la historia de los EEUU.

En Nevada, Obama y su equipo técnico tendrán que arrimar el hombro con Harry Reid, actual líder de los demócratas en el senado.  Los sondeos no le son nada positivos. Sharron Angle, una completa desconocida hasta que obtuvo el respaldo del Tea Party, lleva ya semanas por encima de Reid en todas las encuestas de intención de voto, al punto de considerar prácticamente ganado el escaño.

Y en Wisconsin, otro de los hombres fuertes de los demócratas, Russ Feingold (lleva 18 años en el senado), sigue sin levantar cabeza frente Ron Johnson, otro completo desconocido hasta hace poco. Feingold está 7 puntos por debajo en las encuetas, lo que indica que, con mucha probabilidad, también cederá su escaño.

Una baja participación

Obama materializó su victoria en el 2008 gracias al voto de las minorías y de los jóvenes que acudieron a las urnas movilizados por un mensaje de “cambio” y “esperanza”.  Sin embargo, la motivación de estos grupos está ahora mismo muy por debajo de lo esperado. Ni siquiera David Plouffe, el que fuera director de la campaña de Obama for America, puede hacer gran cosa por movilizar a un electorado que ofrece síntomas evidentes de cansancio. 

Entre las minorías, los hispanos son los que más preocupan a los demócratas. Los sondeos indican que tan sólo un 30% apoya a Obama, y el número va en descenso. En cambio, el segmento de votantes jubilados se consolida como un bloque de votos republicano muy sólido.

Históricamente la participación en las elecciones de mitad de ciclo suele ser muy baja. En esta ocasión la tendencia será la misma y nadie espera que supere el 40% del censo.

Todo parece indicar que los demócratas perderán el control del Congreso, un revés muy grave incluso en el caso de que consigan mantener el Senado. Una preocupación añadida será vigilar la fidelidad de los posibles demócratas que, a lo largo de los 2 próximos años, puedan cambiar de pasillo uniéndose a los independientes para votar junto a los republicanos.

Y ya suenan con fuerza los clarines que anuncian posibles candidatos a la presidencia del país más poderoso del mundo, dispuestos a medirse con Barack Obama: suenan con fuerza los nombres de Robert Portman (republicano) y Mike Bloomberg (independiente). Tiempo al tiempo. 

* Eduardo Baeza es abogado y LLM por la University of Chicago. Actualmente cursa un MPA en la Harvard Kennedy School of Government 

El 2 de noviembre está a la vuelta de la esquina. Para muchos será un día como otro cualquiera.  Para Obama y los demócratas, desde luego que no. Se trata de una fecha clave, porque los vientos de cambio en la política americana pueden volver a soplar del lado republicano.