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La reválida de la 'Dama de Ferro' en el declive del socialismo luso
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FERREIRA LEITE, PROTAGONISTA EN LA CAÍDA DEL GOBIERNO

La reválida de la 'Dama de Ferro' en el declive del socialismo luso

Cuando José Sócrates saltó al ring el pasado miércoles sabía que había algo más en juego que un combate a un asalto sobre el plan de

Foto: La reválida de la 'Dama de Ferro' en el declive del socialismo luso
La reválida de la 'Dama de Ferro' en el declive del socialismo luso

Cuando José Sócrates saltó al ring el pasado miércoles sabía que había algo más en juego que un combate a un asalto sobre el plan de ajuste portugués. Allí se estaba dirimiendo el cinturón por el título de primer ministro luso. La oposición portuguesa no apostó por ningún tirillas, sino que sacaron al cuadrilátero del Parlamento a un gigante dormido, a la Dama de Ferro lusa, Manuela Ferreira Leite.

Manuela Ferreira Leite recuperó durante el debate los momentos de gloria que no la impidieron hincar la rodilla ante Sócrates en las elecciones legislativas de septiembre de 2009. Es por esta razón que a la Dama de Ferro la boca le sabía a revancha. A sus 71 años, Ferreira Leite, casi 365 días después de haber abandonado la presidencia del conservador Partido Socialdemócrata, fue elegida por sus compañeros para repartir directos este vital debate.

En el airado debate no ocultó que el objetivo final era derrocar a Sócrates. "Una cosa es cierta, y es que en democracia hay soluciones, las soluciones de Gobierno pasan por esta Asamblea, y si no es el Partido Socialista quien resuelve los problemas, hay aquí otros partidos capaces de hacerlo". “La gente tendría que saber que un país sólo puede salir de una crisis si hay crecimiento”, indicó en referencia a los recortes que han llevado a Sócrates a acabar pidiendo la dimisión.

Por unos instantes, Ferreira volvió al pasado, cuando se descubrió a la opinión pública europea como una sucesora de Margaret Thatcher capaz de meter en cintura a la maltrecha economía portuguesa. La Dama de Ferro suplantó el papel de azote que debería representar el actual líder del PSD, Pedro Passos.

Un carro de combate para la derecha

A sus 71 años, Manuela Ferreira Leite, cuenta con un gran currículum. El suficiente para afrontar este envite. Hija de una familia de abogados, esta política destacó en sus estudios económicos, siendo nombrada la alumna con mejores notas, la mejor en la clase de Economía y la mejor en la clase de Política extranjera.

Tras la Revolución de los Claveles, desempeñó su primer gran cargo político a las órdenes del Ejecutivo del que hoy es presidente de la República, Aníbal Cávaco Silva, en el Ministerio de Educación, entre 1993 y 1995, donde afrontó la ira de los estudiantes por su espíritu reformista. Debido a su actitud, fue entonces cuando se ganó el apelativo con el que hoy es conocida.

Entre 2002 y 2004, Ferreira Leite ocupó su segundo gran cargo en el Gobierno portugués, en este caso en el gabinete del actual presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. Esta vez tuvo que hacerse cargo de las finanzas del país, donde aplicó mano de hierro con el gasto público. Desde 2006 estuvo metida en la nevera del Consejo de Estado, de la que fue rescatada en 2008 para enfrentarse a Sócrates. A pesar de su triunfo en las elecciones al Parlamento europeo tres meses antes de las legislativas, no pudo evitar caer en la gran cita ante el socialista.

Una dura contendiente

Ferreira Leite se hizo conocida en España debido a sus polémicas declaraciones de corte nacionalista. En plena campaña para las presidenciales de 2009, la ex líder conservadora se mostró abiertamente contraria a la línea de Alta Velocidad entre Madrid y Lisboa. “Portugal no es una provincia española”, espetó entonces, acusando a España de querer la línea sólo por sus intereses para recibir mayores subvenciones de la Unión Europea.

No sólo tuvo ese punto conservador en la campaña de 2009. Entonces se declaró fervientemente contraria a la posibilidad del matrimonio entre homosexuales.

A pesar de esta imagen dura proyectada en la opinión pública, esta abuela divorciada, con tres hijos y cuatro nietos, diversos colaboradores han destacado su espíritu maternal y el afecto que expresa a cada persona. Un afecto que no pudo experimentar Sócrates en la penúltima gran aparición de la Dama de Ferro.

Cuando José Sócrates saltó al ring el pasado miércoles sabía que había algo más en juego que un combate a un asalto sobre el plan de ajuste portugués. Allí se estaba dirimiendo el cinturón por el título de primer ministro luso. La oposición portuguesa no apostó por ningún tirillas, sino que sacaron al cuadrilátero del Parlamento a un gigante dormido, a la Dama de Ferro lusa, Manuela Ferreira Leite.

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