El diputado indonesio que prohibió hasta los besos, pillado viendo porno en el Parlamento

El legislador indonesio Arifinto (muchos ciudadanos se la isla utilizan un solo nombre) ha sido pillado ‘in fraganti’ viendo porno en su iPad durante un pleno en el Parlamento. Si bien este tipo de distracciones son bastante graves, se convierten en sorprendentes tratándose de uno de los hombres que ha encabezado una cruzada contra el porno y cualquier expresión de la sexualidad en esta isla predominantemente musulmana.

El pasado viernes asistía a una sesión regular en el Parlamento cuando se le vio mirando videos explícitamente sexuales en su tablet. En su defensa argumentó que abrió un correo de remitente desconocido y se encontró con este video, pero a pesar de la excusa, el parlamentario, que pertenece al del Partido de la Justicia y la Prosperidad (PKS), ha presentado su dimisión.

"Pido disculpas a todos los miembros del partido y al parlamento, voy a seguir trabajando por mi partido, y tratando de mejorar como persona, leyendo el Corán y solicitando orientación”, confesaba este lunes a los medios locales.

Su actitud ha provocado un auténtico escándalo en Indonesia, sobre todo porque la pornografía se ha convertido en uno de los puntos fuertes de la influencia conservadora del Islam sobre la política tradicional.

Las imágenes del diputado viendo el vídeo se han publicado en las primeras planas de los periódicos indonesios durante todo el fin de semana, y muchos analistas han cargado las tintas exigiendo que Arifinto, de 55 años, se aplique la ley contra pornografía que entró en vigor en 2008. Él mismo fue uno de los grandes impulsores de esta normativa que prohíbe desde los besos en público (castigados con 5 años de cárcel) hasta la práctica de algunas danzas tribales milenarias por considerarlos “indecentes”.

La ley ya ha ido aplicándose desde entonces. El año pasado, el director editorial de la revista Playboy en Indonesia fue condenado a dos años de prisión por violar dicha ley, y en enero de este año, una estrella del pop del sur de Asia oriental, Nazril Irham, de 28 años y apodado Ariel Peterpan, fue condenado a tres años y medio de prisión por grabar y distribuir en la red videos pornográficos. Igualmente, el Gobierno ha pedido recientemente al proveedor de telefonía Research In Motion (RIM) que evitara que el contenido pornográfico fuera accesible a través de sus Blackberrys, a riesgo de perder la distribución en Indonesia si no cumple esta condición.

A pesar del endurecimiento del las leyes, en el caso del legislador aún se está dilucidando si las ha violado, según explicaba este lunes el portavoz de la Policía nacional, Boy Rafli Amar.

Giro hacia el radicalismo islámico

Aunque Indonesia siempre ha sido un país bastante tolerante con respecto a la pornografía, incluso con respectico al turismo sexual, en los últimos años las costumbres musulmanas han ido calando de forma más rigurosa en los políticos y se han ido restringiendo las libertades sexuales en el país.  

La polémica ley fue aprobada en 2008 gracias a un fuerte apoyo de los partidos islámicos que encabezaron su elaboración y a pesar de una fuerte oposición que criticaba que fuera contra la tradición indonesia de defender la diversidad y el pluralismo. Los grupos opositores a la normativa, minoritarios en el Parlamento, la veían como un paso hacia la estricta ley islámica que sofocaba las libertades religiosa y artística. Sus argumentos se basaban en que consideraban la definición de pornografía en la ley “demasiado amplia”, de forma que incluía espectáculos culturales y tradicionales y además discriminaba a la mujer.

El texto de la ley, redactado con intencionada ambigüedad, declara prohibidos, entre otras cosas, "el desnudo o las representaciones de desnudos", así como los "movimientos del cuerpo contrarios a la moral pública". Los opositores aseguran que muchos de los bailes tribales propios de la isla pueden encajar en esta amplia definición si así lo desea un legislador caprichoso. Eso, sin tener en cuenta que las mujeres de las tribus viven con el torso desnudo desde hace siglos.

El sector turístico fue uno de los que más se opuso a una ley que, aplicada al pie de la letra, haría ilegal el baño público en piscinas y playas, aunque en ese punto el Gobierno se apresuró a asegurar que las normas no afectarían al turismo.