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Oriente Medio y el Magreb en 2016: qué va a pasar
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Oriente Medio y el Magreb en 2016: qué va a pasar

Oriente Medio en 2016(Introducción)El Estado Islámico seguirá acaparando titularesPilar Cebrián, Gaziantep:"El primer día del año, el centro de Europa amanecía en estado de máxima alerta ante

Foto: Peregrinos chiíes caminan hacia la ciudad santa de Kerbala, en Irak, el 2 de diciembre de 2015 (Reuters)
Peregrinos chiíes caminan hacia la ciudad santa de Kerbala, en Irak, el 2 de diciembre de 2015 (Reuters)

Oriente Medio en 2016

El año que comienza no traerá la tranquilidad a la que ahora es la región más convulsa del planeta. Al contrario: a no ser que prosperen las tibias iniciativas para sendos acuerdos de paz en Siria y Yemen, la mayoría de los conflictos en marcha seguirán activos, y es posible que algunos, como el enfrentamiento entre Riad y Teherán, se agudicen. La implicación de algunas potencias occidentales podría incrementarse si siguen produciéndose atentados yihadistas en suelo europeo o estadounidense, o si alguno de los candidatos republicanos más belicistas llega a la Casa Blanca. Las economías regionales se enfrentan a colosales desafíos, como el fomento de un turismo asustado por la inestabilidad, lo que está teniendo consecuencias devastadoras para países como Túnez, Egipto o Turquía.

2016 tampoco será el año de la paz entre palestinos e israelíes, para el que deberían darse una serie de pasos en las antípodas de la situación actual, como una congelación total de la expansión de las colonias en Cisjordania. Y la difícil coyuntura a la que se enfrentan los países del Golfo generará nuevas incentidumbres, como la posibilidad de que algunos estados se enfrenten a una renovación de sus cúpulas que puede crear vacíos de poder. Las caleidoscópicas alianzas regionales seguirán modificándose, con Turquía, Qatar y Arabia Saudí compitiendo por el liderazgo del mundo suní, al tiempo que cooperan contra el desafío de un Irán que aspira a extender su influencia en la zona.

El Estado Islámico seguirá acaparando titulares

Pilar Cebrián, Gaziantep

El primer día del año, el centro de Europa amanecía en estado de máxima alerta ante el riesgo de atentado de Daesh en las estaciones de trenes de Munich. Otras capitales europeas, como Bruselas y París, pasaron la noche del 31 entre cancelaciones de eventos por fuertes medidas de seguridad. La amenaza yihadista en Europa será uno de los temas principales de la agenda de nuestros gobiernos para 2016. Los graves ataques de París en noviembre demostraron que el nuevo desafío de ISIS se vive en Europa. El grupo terrorista anunció más agresiones contra “América y sus aliados” para este año: “Os prometemos que, con el permiso de Dios, quien participe en la guerra contra nosotros pagará un alto precio”, revelaba el último mensaje de Al Baghdadi durante estas Navidades.

En las proximidades del Califato, los últimos días de 2015 trajeron una de las operaciones militares más esperadas del año: la reconquista de Ramadi por las tropas iraquíes. Aún así, en el comienzo del nuevo año, los insurgentes no han tardado en contraatacar desde las afueras de la ciudad. A mediados de mayo el ISIS tomó esta localidad para retrasar la gran ofensiva sobre Mosul, la capital iraquí del Califato. En el próximo año, probablemente asistiremos a los intentos de la Coalición por recuperar Mosul, la ciudad que permitió la expansión de Daesh en Irak y que podría abrir la puerta a la batalla por Raqqa, feudo yihadista en Siria. Ahí, la estrategia anti ISIS dependerá de las milicias aliadas, como la formada por kurdos, árabes y asirios (Las Fuerzas Sirias Democráticas); así como de futuros acuerdos con facciones más islamistas que han ganado peso en el campo de batalla.

En 2016 la ofensiva internacional sobre su principal fuente de financiación, la venta ilegal de crudo, supondrá el reto del grupo terrorista para el próximo año. Los ataques aéreos de Rusia y de la Coalición liderada por Estados Unidos sobre las instalaciones, así como la toma kurda de Sinjar, que ha cortado las vías de suministro, están comenzando a afectar a los precios de su producto. Así lo apunta Iraq Oil Export, que afirma que, aunque los yihadistas han encontrado métodos para seguir extrayendo petróleo de las plantas bombardeadas, a la larga los ataques están debilitando la estructura de financiación. Esta presión sobre Daesh en Irak y Siria podría tener un reflejo directo en Europa; e inevitablemente, lo que suceda en nuestro entorno en 2016, impulsará o no la cuestionada entrada de tropas occidentales en el Califato.

Los aliados de EEUU, a la espera

Laura Fernández Palomo, Ammán

Solo hay un temor mayor al ya de por sí sufrido presente de Oriente Medio: que los republicanos vuelvan a la Casa Blanca en 2016 y reanuden una política militarista que avive aún más las llamas de la región. Aunque la zona, como el mundo, ya no volverá a ser como antes. El nuevo orden multipolar y la interconexión global, lejos todavía del entendimiento de potencias regionales e internacionales que siguen enfrentando sus intereses en terreno ajeno como Siria, determinarán la conveniencia de detener esta deriva. Pero eso exige políticas diametralmente opuestas a las actuales que, de momento, nadie plantea. El Estado Islámico ha sido la muestra y el desafío. Pese a que el año termina con un debilitamiento del grupo terrorista, las consecuencias están por llegar.

No sólo por el éxodo de refugiados y desplazados, que continuará ante la imposibilidad de regresar a ciudades destruidas y la difícil supervivencia en los países de acogida vecinos, como Jordania, donde cuatro años después tienen prohibido trabajar. También por el exilio de ciudadanos asfixiados por regímenes abusivos que han fortalecido sus aparatos de seguridad con la crisis. El abandono progresivo de una región con dudosas perspectivas.

Israel no quitará el ojo de su frontera con Siria, dispuesto a reaccionar ante un escenario adverso, y se verá obligado a cooperar más de lo que quisiera con Turquía. La solución al conflicto palestino, un año más, no será una prioridad, a sabiendas de que además Hamás en Gaza evitará cualquier confrontación directa. La denuncia a la ocupación israelí que rodea los ataques palestinos en Jerusalén y Cisjordania tampoco entrará en el debate político, si la violencia se mantiene dentro de una intensidad controlada. Israel mantendrá su política de represalias que imposibilitarán la estabilidad de futuro. La radicalización del Gobierno de Tel Aviv encontrará acomodo cuanto más éxito tenga la confusión entre el conflicto local con el imaginario del Estado Islámico.

El Egipto de Abdel Fatah Al Sisi, inmerso en una reforma fiscal para responder a la asistencia del Fondo Monetario International, buscará la difícil reactivación de una economía que seguirá mermada por la caída del turismo. Un sector estancado con la amenaza de la filial del EI en la península del Sinai. Por este motivo, proseguirá el despliegue defensivo y la comunidad internacional no levantará la voz ante el autoritarismo paternalismo de Al Sisi, que ha terminado con todo signo de oposición política. Aunque aumentan los niveles de frustración por las condiciones de vida de los ciudadanos, el Gobierno ha monopolizado todas las herramientas del Estado que impedirán un nuevo estallido social.

Débil oportunidad para la paz en Siria

Ehtel Bonet, Beirut

Tras un lustro de guerra, se presenta una oportunidad para frenar la sangría siria. Aún así, son pocas las expectativas de alcanzar un compromiso para la paz entre la oposición y el régimen de Bashar Al Asad en un futuro cercano. El pasado 18 de diciembre, el Consejo de Seguridad de la ONU se puso de acuerdo por primera vez en torno a una hoja de ruta para poner fin a la guerra en Siria que, sin duda, representa un hito de la diplomacia internacional. No obstante, que la resolución vaya a tener éxito sobre el terreno aún está por ver.

Antes lograr un acuerdo de paz se deberá pacificar el país. El régimen sirio se ha mostrado dispuesto a establecer un alto el fuego y levantar el asedio al que tiene sometidas desde hace años las zonas donde se encuentran los grupos armados de la oposición. Un cese de hostilidades puntual ya se puso en marcha en varias localidades tras alcanzar un acuerdo entre gobierno y rebeldes en tres ciudades disputadas, a finales de septiembre, en un pacto auspiciado por la ONU. Los partidarios del régimen y los insurgentes acordaron pacificar Al Zabadani, en la frontera con El Líbano y Fua y Kefraya, en la provincia de Idlib. Pero el proceso se ha tomado su tiempo. Al Zabadani sido la última ciudad en la que entró en vigor el alto el fuego, el pasado 27 de diciembre, para evacuar a los civiles y insurgentes armados.

Los acuerdos de cese de hostilidades van en interés de todos, tanto de la oposición armada como del régimen de Damasco. Las dos partes enfrentadas han cooperado para que se cumplan estos acuerdos de pacificación. El establecimiento de un alto el fuego es el primer paso para comenzar con las negociaciones de paz. La comunidad internacional ha marcado en rojo el próximo 25 de enero para empezar con el dialogo entre gobierno sirio y oposición. Tanto Damasco como los rebeldes comparten los mismos intereses. Los dos bandos enfrentados quieren una transición democrática, y la celebración de elecciones. En cambio, discrepan en cuáles deben ser las prioridades. Para el régimen sirio la lucha contra el terrorismo está antes que cualquier diálogo o concesión. Por su parte, la oposición política, agrupada en la Coalición Nacional Siria (CNFROS), su prioridad antes de entablar negociaciones es la salida del presidente Bashar Al Asad.

La actual escalada de la tensión entre Riad y Teherán es un elemento nuevo a tener en cuenta que puede entorpecer el arranque de las negociaciones en Siria. Irán es la primera potencia chií y principal aliado regional del régimen sirio. Las pretensiones de Arabia Saudí y sus aliados, las monarquías árabes suníes, son aislarlo para que deje de interferir en el juego político-sectario regional. La nueva crisis diplomática entre estas dos potencias musulmanas rivales puede crear un nuevo foco de inestabilidad en la región que sin duda podría dejar en segundo plano la crisis siria.

Arabia Saudí y la caída del petróleo

Daniel Iriarte, segundo jefe de Internacional de EC

El reino saudí inicia 2016 con un déficit presupuestario de 96.000 millones de dólares debido a los bajos precios del barril de petróleo. Al gasto disparado, que llevará al probable recorte de algunas subvenciones, se suma la implicación de Riad en los conflictos de Siria y, especialmente, en Yemen, donde combaten tropas saudíes sin una retirada en el horizonte, y que podría acabar convirtiéndose en una pesadilla de política exterior para Arabia Saudí.

El país, además, no puede contar con una subida del barril de crudo a corto plazo debido a la competencia de otros productores globales de petróleo. Esta situación ha creado tal malestar en el seno de la familia real que se sospecha que podría convocarse un cónclave para estudiar la posibilidad de sustituir al actual monarca, el octuagenario Salman Bin Abdelaziz, por otro heredero más joven y competente para impedir el colapso de la monarquía. Medidas como el permitir el voto femenino en las elecciones locales le han labrado una reputación de modernizador, pero estas reformas han sido calificadas de "cosméticas" por algunos opositores, y en todo caso son insuficientes para hacer frente a los gigantescos retos que Arabia Saudí tiene por delante, desde el posible colapso de la industria petrolífera saudí -que produce el 90% de los ingresos del país- en poco más de una década a un estallido de descontento que puede estallar en numerosos frentes, de la minoría chií al elevado desempleo juvenil.

Más 'guerra fría' entre Teherán y Riad

Ángel Martínez, jefe de Internacional de EC

La República Islámica estrena el año al calor de las llamas de la embajada saudí en Teherán, arrasada por una turba de manifestantes después de que Arabia Saudí ejecutase, por decapitación, al clérigo disidente chií Nimr Baqir al Nimr, azote del régimen de Riad en sus discursos. La provocación y su respuesta han agravado la guerra fría que mantienen ambas potencias -extendida ya a Siria, Yemen, Líbano y las zonas del Golfo donde hay presencia de comunidades chiíes-. Y, sin duda, el enfrentamiento marcará el devenir de Oriente Medio durante 2016. Tanto como la lucha contra el Estado Islámico.

En primer lugar, bloqueando una posible solución al conflicto en Siria, ahora que los casi todos los actores implicados -Rusia, Irán, Arabia Saudí, Turquía, la Liga Árabe, China y Occidente- celebran negociaciones en Viena. También podría alargar la guerra en Yemen, al incrementar Teherán su apoyo a los rebeldes hutíes. El que se agrave la división entre suníes y chiíes puede potenciar una carrera armamentística en el Golfo Pérsico, además de fortalecer el rol del Consejo de Cooperación del Golfo, liderado por Riad, al potenciar acuerdos de Defensa entre sus miembros.

Y entre los vientos de guerra, Irán contemplará posiblemente en 2016 un notable aumento de la inversión extranjera tras décadas de aislamiento. Una delegación italiana partirá en breve hacia Teherán. España hizo lo propio hace meses. La potencia emergente de Oriente Medio tiene unas infraestructuras obsoletas, su sector energético pide a gritos tecnología y sus 80 millones de consumidores, productos sofisticados. Las posibilidades para las empresas occidentales son inmensas. El acuerdo nuclear con Irán ocupó buena parte del debate geopolítico en 2015. Nada indica que este año vaya a ser diferente.

Marruecos, la economía como reto

Sonia Moreno, Rabat

Se presenta un año electoral para Marruecos, que celebra elecciones cada quinquenio, y su resultado puede tener una gran incidencia sobre la economía y la sociedad. En 2011 subió al poder el Partido Justicia y Democracia (PJD), de corte islamista, que ha llevado a cabo las reformas constitucionales aprobadas en referéndum ese mismo año, aunque todavía quedan leyes por aprobar a lo largo de 2016. Los islamistas afianzaron su poder en las pasadas elecciones locales de septiembre y obtuvieron las alcaldías de las principales ciudades. Las asociaciones de derechos humanos sufren acoso por parte del Gobierno, y las nuevas tienen dificultades para formarse. El reino alauí tendrá que buscar una solución a estos problemas de libertad de expresión y de reunión de cara a Europa.

El país se posicionará como centro regional de la industria del automóvil, con la instalación de una megaplanta del grupo francés PSA Peugeot Citröen que refuerza la de Renault en las cercanías de Tánger. Se construirá en la región de Kenitra, a 50 kilómetros de Rabat, y estará operativa en 2019 con una capacidad de 200.000 coches anuales. Hasta el momento el país magrebí tiene motores importados pero con este proyecto se creará una fábrica para su construcción. Marruecos se ha convertido en uno de los principales exportadores del sector automovilístico del país junto a los fosfatos. El diario "L'Economiste" destacó que el objetivo del Gobierno marroquí es crear unos 163.000 empleos cada cinco años en este ámbito.

La Comisión de Inversiones, presidencia por el Jefe de Gobierno Abdelillah Benkirane, aprobó 20 proyectos de convenios y un acuerdo de inversión por un importe de 3.800 millones de euros para crear 4.467 puestos de trabajo directos. Más de la mitad de esta cuantía va destinada al sector industrial, seguido de los ámbitos de telecomunicaciones y de energía.

La próxima cumbre climática se celebrará en el sur de Marruecos entre el 7 y el 18 de noviembre de 2016 y será una oportunidad para defender los intereses de los países más vulnerables, concretamente los insulares. Marruecos está comprometido con los objetivos medioambientales mediante un esfuerzo para aumentar la contribución de las energías renovables hasta el 52% de ahora a 2030.

El coordinador de los institutos Cervantes en Marruecos, Javier Galván, explica a El Confidencial que en 2016 abrirá un nuevo centro en la ciudad de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, tras la aprobación formal por parte de una comisión interministerial una vez se forme el nuevo Gobierno español. Será un anejo del Cervantes de Rabat y las clases se impartirán en el excolegio La Paz, propiedad del estado español en esta ciudad marroquí. Supone un paso adelante en el conflicto de la excolonia española, ya que desde 1975, cuando España la entregó a Marruecos, no se enseña español en esta región a pesar de ser el tercer idioma, después del árabe y el hassani, y la lengua extranjera más utilizada.

Con oficinas de turismo en España con personal marroquí y español, Marruecos pretende subir a nuestro país a la primera posición en 2016, que actualmente ocupa Francia. España es un mercado prioritario para Marruecos por su cercanía, sus relaciones comerciales y por la gran cantidad de ciudadanos que hablan español. Entre las apuestas en este sector destaca el proyecto lanzado por Mohamed VI para convertir a Rabat en la capital de la cultura, con una inversión de mil millones de euros para impulsar el intercambio con Europa y sobre todo con España. Así se construirá el Gran Teatro de Rabat, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo, el Museo de Arqueología, el Instituto de Música y Artes Coreográficas, y la renovación y ampliación de la Biblioteca Nacional o el Teatro Nacional Mohamed V.

Túnez, la batalla por el laicismo

Sonia Moreno, Rabat

La caída de precios, los cambios políticos y el auge del yihadismo son los principales retos a los que se enfrenta el norte de África, obligada a invertir en tecnología y cooperación para superar la crisis que la amenaza. Con tres atentados en 2015, Túnez apuesta por la lucha contra el terrorismo yihadista con el cierre de mezquitas, el encarcelamiento de ciudadanos sospechosos y la construcción de una valla de 168 kilómetros en la frontera con Libia. La Unión Europea apoya a Túnez en la lucha antiterrorista, primer reto del país, para 2016 con 23 millones de euros, la política de seguridad en las fronteras y la prevención de la radicalización. Igualmente la UE también apoyará a Túnez en sectores de particular importancia como la agricultura y el turismo.

La batalla entre laicismo y religión en Túnez se inclina hacia lo secular pero eso no le impide ser una cantera del Estado Islámico, con el doble de combatientes que se han sumado a las filas del grupo terrorista que Marruecos (3.000 en la primer trimestre de 2015). La grave crisis en el seno en Nida Tunís, partido mayoritario en el Parlamento que perdió la mayoría absoluta un año después de su formación, lleva a remodelar el primer Gobierno postransición. En este contexto, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como otras instituciones políticas y financieras presionan al país para que reduzca el déficit e introduzca reformas económicas, en particular el fin de los subsidios. Junto a la deuda, uno de los principales problemas económicos del país es el creciente paro, que hace que muchos jóvenes opten por la emigración.

Liderazgo envejecido en Argelia

Sonia Moreno, Rabat

Argelia atraviesa un momento de crisis financiera debido al desplome de los precios del petróleo, su principal fuente de riqueza, por lo que subirán los precios de los productos subvencionados, como los carburantes y la electricidad. El ministro de Economía argelino, Abderrahman Benjalfa, al presentar los presupuestos para el 2016 declaró en el Parlamento que "la coyuntura no es fácil" con cifras negativas. "En 2016, los ingresos del petróleo alcanzarán 26.400 millones de dólares, frente a los 33.800 millones a finales de este año. Y las reservas de divisas bajarán hasta los 121.000 millones de dólares a finales de 2016", señaló. Benjalfa admitió que esta coyuntura obligará al Gobierno a reducir el gasto público y la partida social. Según un borrador, prevé importantes aumentos de precios, especialmente para los carburantes y la electricidad. A ello se suman las dudas sobre la frágil salud y sucesión del presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, que tiene al país en una incertidumbre política.

Las provincias del Sáhara argelino representan el 84 por ciento del territorio nacional y son escenario de protestas y malestar por parte de los ciudadanos, que se quejan de su aislamiento en comparación con el norte del país. Así dentro del proyecto de descentralización Abdelaziz Buteflika, en 2016 se desarrollará la segunda fase con la reordenación de las "ciudades internas".

Líbano, el país sin Presidente

Ethel Bonet, Beirut

2016 también se presenta como un año de retos para el Líbano. El país de los cedros lleva dos años sin jefe de Estado tras treinta y dos intentos fracasados para elegir nuevo presidente. La crisis presidencial deja en evidencia la división endémica de un sistema político basado en alianzas políticas y sectarias. Los dos bloques parlamentarios: el 14 de Marzo, compuesto mayoritariamente por sunitas y un sector de los cristianos, y el 8 de Marzo, liderado por la poderosa agrupación político-militar Hezbolá, y el grupo cristiano más poderoso de Michel Aoun, han sido incapaces de dejar a un lado sus intereses personales y rivalidades por el bien común. En la ultima sesión plenaria para elegir presidente, a principios de diciembre, se presentó al que parecía ser un candidato de consenso, Sleman Frangieh, de 50 años, defensor del régimen sirio pero sin ser un aliado directo de Hezbolá. Pero de nuevo, el sillón presidencial se quedó sin ocupar, ante la oposición del jeque Hassan Nasrala, líder del Partido de Dios, que declaró su compromiso “moral” a su candidato, el general Aoun.

Existe el temor de que un vacío en la presidencia por largo tiempo termine por afectar el sistema confesional libanés y disminuir la ya mermada influencia de las cristianos. Analistas coinciden en vaticinar que no habrá presidente en el Líbano hasta que las dos grandes potencias regionales rivales, Arabia Saudí e Irán, lo decidan. Y antes de que en el país de los cedros vuelva a haber jefe de Estado habrá que solucionar la crisis siria.

Al vacío de poder se suma la inestabilidad en la frontera sur del Líbano. Al igual que Hezbolá ha entrado de lleno en la guerra de la vecina Siria, su histórico enemigo, y también vecino, el estado de Israel, está participando, en menor intensidad, en el conflicto para salvaguardar sus intereses. El último episodio de esta guerra indirecta entre Israel y la milicia chií libanesa fue el asesinato de Samir Kuntar, un cabecilla de Hezbolá, abatido presuntamente por un misil israelí en un ataque en Jaramana, suburbios de Damasco, el pasado 20 de diciembre. Tras darse a conocer la noticia, tres misiles lanzados desde el sur del Líbano impactaron en Galilea. Poco después, el ejército israelí respondió con artillería pesada en sur del país. Este lunes, una unidad de Hezbolá, que llevaba el nombre de Samir Kuntar, detonó un potente artefacto explosivo al paso de una patrulla israelí en las disputas granjas de Shebaa.

Hezbolá acusa al gobierno israelí de estar apoyando con armas y ayudando a los combatientes heridos del Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, que operan en el área de Shebaa-Rashaya cerca de los Altos del Golán, ocupado por Israel. Según fuentes de seguridad libanesas, hay miles de combatientes del Nusra desplegados en la ciudad siria de Qunaitra en los Altos del Golán. Esto supondría un fuerte revés para Hezbolá y las fuerzas libanesas, ya que abriría un nuevo frente en el sur del país.

Turquía profundiza en la polarización

Daniel Iriarte, segundo jefe de Internacional en EC

La estabilidad momentánea lograda con la victoria electoral del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan se ha visto truncada por la creciente implicación de Turquía en dos guerras cada vez más interrelacionadas: la de Siria, y el conflicto con la guerrilla kurda del PKK, que volvió a las armas durante el verano de 2015, tras la ruptura de casi tres años de conversaciones de paz. En un primer momento, los mercados saludaron la mayoría absoluta lograda por el AKP en las elecciones del pasado noviembre, pero los tímidos logros económicos se han visto empañados por las devastadoras sanciones impuestas por Rusia tras el derribo de un caza ruso que había penetrado en el espacio aéreo turco desde Siria. La pérdida de turistas y el cierre del mercado ruso a los productos turcos le costará a Turquía decenas de millones de euros en 2016.

En términos políticos, Erdogan no ha mostrado ningún interés en reducir las tensiones internas: durante el año que ahora comienza continuarán las purgas en el seno de la administración de elementos vinculados con el movimiento religioso de Fethullah Gülen, ahora catalogado oficialmente de "organización terrorista" (o FETÖ, por sus siglas en turco), y todos los observadores esperan que continúe la represión contra los adversarios políticos del ejecutivo y las detenciones y juicios de periodistas.

Del mismo modo, a no ser que el Gobierno haga un esfuerzo -respaldado por concesiones reales- por revivir el proceso de paz con el PKK, 2016 podría ser el año más sangriento en décadas para el largo conflicto kurdo. En la segunda mitad de 2015, los nacionalistas kurdos pusieron en marcha una estrategia de crear "barrios liberados" en algunas ciudades de las regiones kurdas del sureste de Turquía, que las fuerzas de seguridad no pueden retomar sin un alto coste en vidas civiles, lo que se ha traducido en una violencia de una intensidad que no se había visto desde los años 90. Ante el éxito, los simpatizantes del PKK barajan la posibilidad de extender su campaña insurreccional a las localidades del oeste del país, como Estambul, la ciudad con más kurdos del mundo. Esto, unido a los atentados del Estado Islámico, cada vez más frecuentes -la policía turca ha conseguido abortar ya al menos dos en el último mes y medio-, podría terminar de arruinar el ya muy dañado sector turístico del país.

Sin embargo, Erdogan, la figura con mayor poder del Gobierno turco, parece seguir centrando sus esfuerzos en la creación de un sistema presidencialista que le otorgue competencias casi absolutas. Esto requerirá de un cambio de constitución, y a pesar de carecer de un número de diputados suficientes en el Parlamento como para promover una nueva Carta Magna de forma unilateral, el AKP sí posee los suficientes como para someter la iniciativa a referéndum. Y dada la indudable popularidad de Erdogan, podría ganarlo: a pesar de la extrema crispación reinante en Turquía, su partido mantiene el respaldo de la mitad del electorado. Gran parte de este apoyo, sin embargo, se basa en los buenos resultados económicos del país en los años anteriores, que ahora flaquean.

Los kurdos siguen buscando su estado

Pilar Cebrián, Gaziantep

El éxito de los kurdos en la región de Rojava se ha apodado como “la revolución secreta de Siria”. Paso a paso, los kurdos han establecido un parlamento democrático y descentralizado fiel a su modelo político. En el último año, las YPG (Unidades de Protección Popular) han extendido su territorio hacia el oeste más de 150 km., expulsando al ISIS del norte de Siria y acercándose hacia Raqqa y Alepo. Las Fuerzas Democráticas Sirias (una amalgama de combatientes kurdos, cristianos y árabes), apoyadas por Estados Unidos, ha sido la facción militar más eficaz contra los yihadistas. Si en 2016 Daesh pierde su feudo en Siria, Raqa, será gracias a esta coalición. Sin embargo, el apoyo aéreo americano, gracias al cual están construyendo su sueño político, podría no durar demasiado ya que enfrenta directamente a EEUU con otro aliado axiomático: Turquía.

El Gobierno Autónomo del Kurdistán Iraquí (KRG) está sumido en una profunda crisis financiera. Su falta de 'líquido' se debe a la disputa con el Estado central sobre el presupuesto federal, pero también al colapso del precio del crudo y a la guerra que en su región se libra contra el Estado Islámico. Para solventar sus falta de fondos, Erbil comenzó a exportar petróleo a Turquía sin el consentimiento de Bagdad. Parece que lo seguirá haciendo en el nuevo año y que éste seguirá siendo el escollo entre ambas administraciones. Sin embargo, el KRG está resolviendo los retrasos en los pagos a las compañías energéticas extranjeras, las responsables del impulso económico del Kurdistán iraquí y, por tanto, de su posible independencia. En el plano táctico, los Peshmerga (Soldados kurdos) han vuelto a protagonizar un gran triunfo contra los yihadistas al retomar la montaña de Sinjar, cortando así una importante barrera natural y vía de suministro de petróleo de contrabando.

Oriente Medio en 2016

El año que comienza no traerá la tranquilidad a la que ahora es la región más convulsa del planeta. Al contrario: a no ser que prosperen las tibias iniciativas para sendos acuerdos de paz en Siria y Yemen, la mayoría de los conflictos en marcha seguirán activos, y es posible que algunos, como el enfrentamiento entre Riad y Teherán, se agudicen. La implicación de algunas potencias occidentales podría incrementarse si siguen produciéndose atentados yihadistas en suelo europeo o estadounidense, o si alguno de los candidatos republicanos más belicistas llega a la Casa Blanca. Las economías regionales se enfrentan a colosales desafíos, como el fomento de un turismo asustado por la inestabilidad, lo que está teniendo consecuencias devastadoras para países como Túnez, Egipto o Turquía.

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