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Europa tiene la solución a los Aquarius: mandar a los inmigrantes a Albania
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¿CÓMO SERÍAN LOS CENTROS DE DESEMBARCO?

Europa tiene la solución a los Aquarius: mandar a los inmigrantes a Albania

La propuesta de crear campos de inmigrantes fuera de la UE arroja el problema de cómo gestionar instalaciones tan sensibles en territorio extranjero. La opción de Albania resuena con fuerza

Foto: Un agente ante un grupo de migrantes que acaba de desembarcar en Augusta, Sicilia, en marzo de 2017. (Reuters)
Un agente ante un grupo de migrantes que acaba de desembarcar en Augusta, Sicilia, en marzo de 2017. (Reuters)

Los países europeos están divididos por la inmigración, de eso no hay duda. Pero hasta ahora la respuesta más dura contra los migrantes venía de países del interior del continente que se niegan a cumplir las cuotas de refugiados, como Hungría -cuyo ministro de Exteriores, Peter Szijjarto, ha declarado que su país se define como "antiinmigración"- o Polonia. La UE podía seguir haciéndose la remolona porque España, Italia y Grecia seguían acogiendo, a su pesar, a quienes se lanzaban al peligroso viaje hacia 'la tierra prometida' a través del Mediterráneo.

El cambio de postura de Italia ha desplazado radicalmente el problema hacia las fronteras de la Unión; Bruselas ya no puede mirar hacia otro lado porque ahora los muertos en el Mediterráneo pueden caer directamente sobre su conciencia. La nueva política de Roma de cerrar sus puertos -apuntalada con el argumentario populista por la llegada al país de 16.282 migrantes solo en 2018- y reflejada en su negativa a acoger a los barcos Aquarius y Lifeline, ha hecho dar un respingo a la Comisión, que se dio prisa en convocar la primera cumbre entre los países más afectados por este fenómeno, entre ellos el nuestro, y hacer un informe de daños.

El Gobierno de España, que realizó el gesto de acoger el Aquarius, dejó claro que se trataba de una decisión excepcional porque tiene que gestionar políticamente la llegada de inmigrantes procedentes de Marruecos, desde donde ya llegan más migrantes a España que a Italia desde Libia. Madrid puso un una tirita en un corte profundo. Italia se cerró en banda.

Ante la acuciante presión migratoria, que se intensificará con la llegada del verano, la UE puso sobre la mesa la idea de habilitar puertos francos en territorio de la Unión en los que alojar y procesar a los migrantes. Grecia no lo vio con malos ojos, porque es un principio en el que se basan las instalaciones de las islas del Egeo oriental, que a pesar del hacinamiento contienen las llegadas. Pero Italia, en su cerrazón antimigratoria, no quiso ni oír hablar de la propuesta. Por eso Europa se plantea subcontratar.

Foto: Llegada al puerto de Málaga de inmigrantes rescatados por Salvamento Marítimo cuando navegaban en una embarcación en el mar de Alborán, que salió del norte de Marruecos. (EFE)

Primera opción: África... aunque mejor Albania

La Unión Europea ha dirigido la vista hacia sus aliados en el Mediterráneo, Marruecos y Túnez, para desviar allí los barcos que salgan de Libia. La idea de los países comunitarios es instalar campos donde alojar a los migrantes, desde los cuales podrían pedir asilo. Esto tiene el gran problema de cómo gestionar instalaciones tan sensibles en territorio extranjero, que ni siquiera se rige por leyes similares. Surgen decenas de preguntas como, por ejemplo, qué salvaguarda la seguridad de los perseguidos políticos o por su orientación sexual en países menos tolerantes que la UE y con pocos incentivos, más allá del dinero que desembolsaría Bruselas, para cumplir con los estándares europeos. Es ahí donde la opción de Albania aparece con fuerza.

Albania, como país extremadamente montañoso, impide el establecimiento de rutas migratorias hacia Europa occidental, la obsesión de los políticos conservadores

Albania es un país de mayoría musulmana, con un primer ministro socialdemócrata, Edi Rama, y, sobre todo, con aspiraciones de entrar en la UE. Esto podría ser un caramelo suficiente para poder ejercer más control 'soft' sobre esos futuros campos y no tener que desembolsar una cantidad exorbitada. La cumbre de la UE del jueves y viernes, centrada en la inmigración, también tratará las negociaciones de entrada de Albania y de Macedonia. A cambio de un camino más corto de entrada, la UE podría persuadir a Tirana para que ayude a destensar la presión política sobre migración. El plan de la UE cuenta con el aval del enviado especial de ACNUR para el Mediterráneo central, Vincent Cochetel, lo cual evitará por el momento comentarios y denuncias de falta de respeto a los derechos humanos.

La solución albanesa es, por tanto, la preferida de alemanes y austríacos. Viena por convicción y Merkel para sacarse de encima a la línea dura de la CSU. El portavoz del Gobierno austríaco, Peter Launsky-Tieffenthal, ha dicho que ya han comenzado las conversaciones. El diputado alemán Johann Wadephul ha calificado la propuesta de interesante, y el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, conservador italiano, ha nombrado Albania y Macedonia como candidatos. El comisario de Migración, Avramopoulos, no ha confirmado ni desmentido.

Para alemanes y austríacos es interesante además porque Albania, como país extremadamente montañoso, impide el establecimiento de rutas migratorias hacia Europa occidental, la obsesión de los políticos conservadores en ambos países.

placeholder Refugiados e inmigrantes saltan de un bote al llegar a la isla griega de Lesbos. (Reuters)
Refugiados e inmigrantes saltan de un bote al llegar a la isla griega de Lesbos. (Reuters)


Albania puede implosionar sin contrapartidas

La mayoría de los países de la UE está a favor de que Albania inicie las negociaciones de adhesión a la Unión Europea, aunque algunos sostienen que es demasiado pronto. Tirana está en proceso de implementar una reforma judicial que debería limpiar de corrupción y clientelismo los tribunales, aunque sigue muy atrasada en otros estamentos, como el policial. El tráfico de drogas y las bandas criminales siguen gozando de bastante margen de acción, y esto desanima a otros países europeos, como Francia, Holanda y Grecia.

A pesar de ello, está claro que otros estados, incluidos varios de los más poderosos, están dispuestos a cerrar los ojos para quitarse el problema migratorio de encima. Es precisamente con lo que ha jugado el astuto Gobierno albanés. Edi Rama y su ministro del Interior, Fatmir Xhafaj, ya se han ofrecido en varias ocasiones, según han confirmado altos cargos alemanes, con la esperanza de ganar prestigio aunque las reformas internas no marchen como se esperaba.

Foto: Miembros de la policía especial albanesa vigilan las carreteras durante una operación antidroga en Lazarat, el 16 de junio de 2014. (Reuters)

La oposición del Partido Democrático, por su parte, agita el espantajo del terrorismo, y afirma que el Gobierno negocia a escondidas un acuerdo con la UE, mientras planea “aceptar 600.000 antiguos miembros sirios del ISIS”. Ante esta perspectiva Rama podría utilizar un poco de ayuda de la UE en forma de favor político, acceso a las negociaciones… y dinero.

La 'lesboización' del problema migratorio

La experiencia de las pasadas soluciones de la Unión Europea nos enseña que casi nunca son completas y dejan cabos sueltos, como pasa en las islas del Egeo. Las imágenes y testimonios que llegan de Moria, en Lesbos, donde el número de alojados dobla la capacidad del campo, son estremecedores, a pesar de que la sociedad está ya hasta cierto punto anestesiada. Los problemas de seguridad y salubridad se podrían reproducir en otros campos nuevos si no hay un plan claro. Y, últimamente, Bruselas parece haberse especializado en parches más que en verdaderas soluciones.

Los países europeos están divididos por la inmigración, de eso no hay duda. Pero hasta ahora la respuesta más dura contra los migrantes venía de países del interior del continente que se niegan a cumplir las cuotas de refugiados, como Hungría -cuyo ministro de Exteriores, Peter Szijjarto, ha declarado que su país se define como "antiinmigración"- o Polonia. La UE podía seguir haciéndose la remolona porque España, Italia y Grecia seguían acogiendo, a su pesar, a quienes se lanzaban al peligroso viaje hacia 'la tierra prometida' a través del Mediterráneo.

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