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El lugar de Vox en el bloque euroescéptico que diseña Salvini
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Elecciones europeas 2019

El lugar de Vox en el bloque euroescéptico que diseña Salvini

Mientras Matteo Salvini va dando forma al futuro bloque euroescéptico en la Eurocámara Vox ha conseguido llamar la atención de los que hasta hace poco dudaban de su potencial

Foto: Matteo Salvini, líder de la Lega, y Santiago Abascal, presidente de Vox. (EFE/Montaje: E. Villarino)
Matteo Salvini, líder de la Lega, y Santiago Abascal, presidente de Vox. (EFE/Montaje: E. Villarino)

Hace meses que grupos políticos muy diferentes se reúnen en los pasillos del Parlamento Europeo de Bruselas y en su sede de Estrasburgo. Sabiendo de sus profundas discrepancias y, en algunos casos, de su odio entre ellos, hacen el esfuerzo de ir encontrando puntos en común. ¿El objetivo? Conseguir que los euroescépticos, divididos hoy en tres grupos distintos dentro de la Eurocámara, se conviertan en un único bloque a partir de las elecciones europeas de mayo de 2019.

Como en todo, en la futura configuración del Parlamento Europeo el Brexit también tiene un impacto. Hoy hay tres grupos considerados euroescépticos en la Eurocámara: ECR, el grupo de las Naciones y la Democracia Directa (EFDD) que incluye al UKIP de Nigel Farage, y el EFN de Salvini y Le Pen. Tanto ECR como EFDD se desintegrarán con la salida del Reino Unido y los euroescépticos quedarán divididos en tres grupos pequeños con una influencia marginal.

Por eso Matteo Salvini, líder de Lega y viceprimer ministro italiano, encabeza desde hace algunos meses un trabajo por unificar a la mayoría de grandes partidos de estas tres formaciones en un solo grupo. Eso incluye conversaciones con el gobernante PiS polaco, con el FPÖ austriaco que gobierna junto al PP en Austria, la formación Alternativa para Alemania (AfD), los Demócratas Suecos (SD) y los partidos de ultraderecha en Dinamarca y Finlandia, así como la propia formación de Le Pen.

Foto: La presidenta de Agrupación Nacional, Marine Le Pen. (EFE)

Antes de verano había consenso en que resultaba muy difícil creer que fueran a ser capaces de ponerse de acuerdo. Por distintas razones: porque son partidos extremadamente diferentes y que en algunos casos lo poco que tienen en común es su mensaje contra Bruselas, porque esas mismas diferencias evitan poder encontrar una unidad, porque faltaba un líder claro y porque hay una falta de interés de estos grupos por el trabajo real en la Eurocámara que hacía que pareciera poco probable.

Sin embargo las cosas han cambiado y la campaña parece convertirse en un pulso entre proeuropeos y euroescépticos, algo que ha facilitado el mensaje unificador del viceprimer ministro italiano. Salvini ha sido aceptado por muchos como el líder carismático que requiere este bloque, hay una organización detrás de las negociaciones que tiene muy en cuenta las diferencias de cada formación, y ha habido un cambio fundamental en la estrategia de los euroescépticos: ahora sí les interesa la UE, porque lo que quieren es transformarla desde dentro en vez de dinamitarla desde fuera.

El secreto está en que la agenda de negociaciones se ha centrado en solo un par de puntos, como la migración o la recuperación de competencias para los Estados miembros, mientras ha dejado fuera asuntos que crean discrepancias entre los candidatos a conformar el grupo en el próximo Parlamento Europeo, como por ejemplo es la posible salida del Euro. "Las negociaciones avanzan más rápido de lo esperado porque la gente se está despertando por toda Europa y quieren recuperar su destino", asegura a El Confidencial Nicholas Bay, el líder de la formación francesa en la Eurocámara.

placeholder El ministro de Interior polaco, Joachim Brudzinski (d), y el viceprimer ministro italiano, Matteo Salvini (i), ofrecen una rueda de prensa conjunta en Varsovia (Polonia)
El ministro de Interior polaco, Joachim Brudzinski (d), y el viceprimer ministro italiano, Matteo Salvini (i), ofrecen una rueda de prensa conjunta en Varsovia (Polonia)

Los contactos de Salvini con otras fuerzas euroescépticas se han intensificado. La semana pasada el italiano mantuvo un encuentro con los líderes del PiS polaco, una de las reuniones más importantes, ya que la formación que controla el Gobierno en Varsovia contará con un buen número de escaños en la próxima Eurocámara. También se veía como uno de los socios más difíciles de ganar para su causa, pero Bay asegura que los resultados son "muy prometedores".

Incluso así, puede ser que las negociaciones fracasen y acaben fracturados en dos grupos. Si consiguieran acabar uniéndose, su impacto en el día a día del Parlamento Europeo sería importante, especialmente si deciden participar de verdad en la actividad parlamentaria, algo que ni EFN ni EFDD han hecho durante la actual legislatura. Si presentan mociones, participan en las comisiones y establecen una verdadera actividad coordinada se harán notar y mucho en la Eurocámara.

¿Tiene un lugar Vox?

También hace solo algunos meses Vox, el partido de extrema derecha que con sus 12 escaños ha facilitado la formación de un Gobierno en Andalucía y que ha registrado un rápido ascenso en las encuestas, era una formación ‘amateur’ para la mayoría de los euroescépticos que se sientan en la cámara. Se le prestaba atención, pero solo de reojo, sin confiar demasiado en la capacidad de que un movimiento así floreciera en España.

Había conversaciones con Vox, pero eran discretas, siempre sujetas a la posibilidad, remota, de que obtuviera escaños en el próximo Parlamento Europeo. Un viejo eurófobo explicaba antes de verano que en España no podía surgir un movimiento de extrema derecha que pudiera coincidir con el mensaje euroescéptico porque el país mediterráneo tiene un “complejo de inferioridad” y “se siente agradecido a la UE”.

Esa actitud ciertamente distante tenía una excepción: el partido de Marine Le Pen. Los de Frente Nacional, ahora llamado Reagrupamiento Nacional, han mantenido un contacto continuo con los de Santiago Abascal desde hace dos años, como explica a este periódico Bay.

Al francés le parece "providencial" el avance de Vox, y se alegra especialmente del resultado del partido en Andalucía por motivos históricos: "Es allí donde terminó la reconquista del país después de varios siglos de ocupación extranjera". Y también porque, asegura, es una garantía tener a Vox "en primera línea de las llegadas masivas y anárquicas de inmigrantes ilegales".

placeholder El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante un mitin en Córdoba con motivo de las elecciones andaluzas. EFE Rafa Alcaide
El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante un mitin en Córdoba con motivo de las elecciones andaluzas. EFE Rafa Alcaide

El eurodiputado de Le Pen achaca la tardanza en la aparición de Vox a un motivo distinto al "complejo de inferioridad". "La transición fue suave y ha habido una caza de brujas contra aquellos a los que se cree que les gusta demasiado su país", asegura Bay, que señala que el PP "a fuerza de renuncia y traición" ha dejado el espacio político que ha usado "el carismático líder de Vox" para "ganarse los corazones de un número creciente de compatriotas".

Para Bay es una garantía tener a Vox "en primera línea de las llegadas masivas y anárquicas de inmigrantes ilegales".

Sin embargo Le Pen ya no encabeza el bloque euroescéptico. Matteo Salvini es el nuevo princeps de los eurófobos. Y ha sido solo en esta última etapa en la que Vox ha llamado la atención de los salvinistas. Antes de las elecciones andaluzas algunos eurodiputados italianos dejaban ver sus dudas sobre si finalmente la formación de extrema derecha entraría en la Eurocámara. Ahora Marco Zanni, eurodiputado de la Lega, señala a este periódico que hay “contactos entre representantes de nuestro grupo, la Europa de las Naciones y la Libertad (EFN por sus siglas en inglés, donde también están los eurodiputados de Le Pen) y Vox para poder explorar oportunidades para futuras colaboraciones”.

El lugar de Vox en el actual Parlamento Europeo estaría en el grupo de los Conservadores (ECR), creado en 2014 por David Cameron para separar a los tories del Partido Popular Europeo. Este bloque está conformado por partidos más a la derecha de los democristianos, en muchos casos con visiones euroescépticas y de extrema derecha, como son los Demócratas Suecos o el Ley y Justicia (PiS) polaco. Pero con la previsible desaparición de este grupo cuando el Partido Conservador británico abandone la cámara a los de Abascal le quedan ya pocas opciones.

¿Encaja realmente Vox?

Un eurodiputado de las formaciones tradicionales considera que Vox no tiene un mensaje abiertamente euroescéptico, no tanto como el que defiende Matteo Salvini. Es, más bien, un discurso de derecha dura, pero no eurófobo, argumenta. Sin embargo, cree que no hay otra posibilidad para el partido de Santiago Abacal: no encontará hueco en el Partido Popular Europeo (PPE), y ya no existen formaciones más a la derecha que no defiendan un discurso euroescéptico, por lo que el único lugar en el que encajaría sería en ese nuevo bloque.

Otro eurodiputado señala que la UE no está entre las prioridades de Vox, pero que si el partido de Abascal se decide a hablar sobre Europa lo hará en la línea que ha demostrado en el pasado y que sigue la tendencia de Salvini: acusar a Bruselas de ser un núcleo de "burócratas" que quitan la soberanía de las manos de los Estados nación.

La decisión que por lo tanto afronta Vox es elegir entre no encontrar grupo y quedar como no inscritos, y con ello perder toda posible visibilidad, o unirse al nuevo grupo euroescéptico (en caso de que consigan unificarse), en cuyo caso no tendrá una especial relevancia por el número reducido de escaños que obtendrá según las encuestas, pero mucha más que quedándose en tierra de nadie.

En Bruselas, donde el 'efecto Vox' ha llegado mucho menos de lo que se cree, nadie tiene dudas de que el partido de Abascal seguirá la línea de los últimos años e irá de la mano de lo que haga el grupo de Le Pen. Si finalmente los franceses participan de la unificación de los distintos partidos euroescépticos en la cámara, los eurodiputados de Vox también lo harán. Y nadie de los que hace algunos meses dudaban sobre la capacidad de la formación de Abascal para entrar en el Parlamento hace ascos a la idea de unir unos cuantos asientos más en lo que es el nuevo objetivo de los euroescépticos: intentar unirse y ganar tantos escaños como sean posibles para mostrar su pulso a la Unión Europea.

Hace meses que grupos políticos muy diferentes se reúnen en los pasillos del Parlamento Europeo de Bruselas y en su sede de Estrasburgo. Sabiendo de sus profundas discrepancias y, en algunos casos, de su odio entre ellos, hacen el esfuerzo de ir encontrando puntos en común. ¿El objetivo? Conseguir que los euroescépticos, divididos hoy en tres grupos distintos dentro de la Eurocámara, se conviertan en un único bloque a partir de las elecciones europeas de mayo de 2019.

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