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El sureste asiático se resiste a ser el peón de la nueva Guerra Fría entre EEUU y China
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10 países forman la ASEAN

El sureste asiático se resiste a ser el peón de la nueva Guerra Fría entre EEUU y China

Afectado directamente por el pulso entre las dos potencias mundiales, el sureste asiático no quiere escoger bando, pese al cortejo por parte de ambos países

Foto: Foro regional de la Asean, este 12 de septiembre. (EFE)
Foro regional de la Asean, este 12 de septiembre. (EFE)

En medio de las tensiones entre EEUU y China se encuentran 10 naciones que se resisten a tomar partido. Sin embargo, la Asean (Asociación de Naciones del Sureste Asiático), cuyo desarrollo y coexistencia pacífica ha dependido en gran medida de sus vínculos con ambos países en las pasadas décadas, tiene cada vez más difícil mantener la equidistancia. Aunque las desavenencias entre Washington y Pekín y la creciente militarización del mar de China Meridional complican el escenario, el grupo no cede: mientras espera que se encuentren consensos, busca alternativas y puntos de unión para protegerse del sismo que surja de la colisión entre los dos gigantes.

“No queremos quedarnos estancados en la competición entre potencias, ya que eso afectaría a la paz y estabilidad de la región”, enfatizó el viceprimer ministro de Vietnam, Pham Binh Minh, en una rueda de prensa el pasado sábado. Sus medidas palabras reflejaban el quebradero de cabeza que había supuesto para los ministros de Exteriores de la Asean (formada por Vietnam, Camboya, Laos, Tailandia, Myanmar, Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur y Brunéi) consensuar un comunicado final tras cuatro días de foro digital marcados por las tensiones comerciales y diplomáticas entre China y EEUU. La mayor preocupación compartida: que las discrepancias deriven en un conflicto en el mar de China Meridional, uno de los puntos calientes del escenario geopolítico mundial.

Foto: Charles Michel, presidente del Consejo Europeo. (EFE)

Con casi veinticuatro horas de retraso, el bloque prácticamente reiteraba el mensaje del año anterior. Que no acepta las reclamaciones marítimas de China en el mar del Sur —que reivindica casi en su totalidad bajo la controvertida “línea de los nueve puntos”—, pero que a la vez está dispuesto a no ser antagónico a Pekín, tras desbancar a la Unión Europea como primer socio comercial de la potencia asiática a comienzos de año por los efectos de la pandemia. Las diez naciones prefirieron pues no elevar el tono contra China, que mantiene disputas por territorios en esas aguas con cuatro naciones del grupo: Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunéi.

Un punto muy delicado del mundo

Los intereses económicos primaron frente al miedo suscitado por el aumento de la militarización del mar de China Meridional, que se cree que alberga importantes recursos energéticos y por donde pasa cerca del 30% del comercio mundial. La segunda economía mundial ha acelerado este año el ritmo de sus ejercicios navales en esa parte del Pacífico, en los que ha puesto a prueba cuatro misiles balísticos anti-barco de alcance medio, protagonizando también escenas de acoso contra pesqueros de países del sureste asiático. Estados Unidos, por su parte, ha incrementado sus operaciones destinadas a la “libertad de navegación” en aguas reclamadas por China, además de desplegar dos portaaviones en la zona, algo que no hacía desde 2014.

Unas operaciones que son en general bienvenidas por los países de la Asean. “El papel más apropiado para EEUU en el mar de China Meridional ahora es ser el guardián de la legalidad en la región. China está intentando reformular las leyes marítimas, empezando por el mar de China Meridional, para eventualmente transformar el 'statu quo' legal regional, menoscabando la paz y la seguridad de la zona. La Asean no se puede defender sola contra China, necesita la ayuda de EEUU”, considera Trang Pham Ngoc Minh, docente de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Vietnam.

El papel más apropiado para EEUU en el mar de China Meridional ahora es ser el guardián de la legalidad en la región

Mientras la Asean hace malabares para proteger sus relaciones comerciales con China sin perder el amparo que EEUU ofrece en materia de seguridad desde hace décadas, las dos potencias tratan de hacer méritos para ganar aliados en la zona. Sus dos máximos representantes diplomáticos, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, y el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, que participaron en sesiones del citado foro regional, se acusaron mutuamente de ser culpables de la militarización del mar del Sur. En paralelo y entre bambalinas, sus equipos aprovechaban para renovar sus promesas y ofertas de cooperación a sus socios asiáticos.

Stephen Biegun, número dos de Pompeo, anunciaba el pasado viernes un paquete de ayuda de 153 millones de dólares a la región tras un encuentro con los países atravesados por el río Mekong: Camboya, Laos, Myanmar, Tailandia y Vietnam. La ayuda surge cuando Pekín intenta progresivamente controlar el Mekong, el río más largo del sureste asiático, que nace en el sur de China y recorre 4.000 kilómetros a través de dichos cinco países hasta desembocar en el mar de China Meridional. Sin quedarse atrás, Wang Yi aseguró en una reunión con los ministros de Exteriores que Pekín está dispuesto a cooperar con la Asean en la lucha contra el coronavirus y la recuperación económica. A su vez, el ministro de Defensa, Wei Fenghe, hacía un tour por Filipinas, Malasia, Indonesia y Brunéi buscando fortalecer los lazos militares bilaterales.

placeholder Xi Jinping y Donald Trump. (Reuters)
Xi Jinping y Donald Trump. (Reuters)

Pero ni los anuncios ni las circunstancias actuales alentaron lo suficiente al bloque asiático como para decantarse por uno u otro. “Es evidente que, al contrario de lo que ocurría durante la Guerra Fría, los países del sureste asiático tienen capacidad de organización y salvaguardan su autonomía estratégica. Así que no van a permitirse tomar partido por nadie, excepto en las áreas en las que sus intereses nacionales se vean afectados”, resume Collin Koh Swee Lean, coordinador del Programa de EEUU de la Escuela Rajaratnam de Singapur.

Según Koh y otros expertos, esta postura se mantendrá incluso si empeoran las tensiones entre China y EEUU. La Asean, surgida en 1967 del acuerdo de cinco de los actuales 10 países que la integran, unidos por el miedo al comunismo, fue expandiéndose con los años y adquirió independencia política con el fin de la Guerra Fría. Un lento camino que no parece estar dispuesta a desandar, previendo un escenario similar en la región gane quien gane las elecciones de EEUU en noviembre.

“Bajo la Administración de Trump, la política de EEUU hacia el mar de China Meridional se ha endurecido. Esto no va a cambiar aunque Biden sea elegido. Hay consenso político en EEUU sobre la necesidad de combatir la agresión china”, abunda Ian Storey, docente de ISEAS-Yusof Ishak Institute en Singapur. El pasado julio, Estados Unidos declaró “ilegales” las reivindicaciones territoriales en el mar del Sur de China, que en respuesta acusó a Washington de incitar la confrontación en la región.

Foto: Montaje: iStock/EC.

No obstante, que los países de la Asean estén de acuerdo en preservar su neutralidad no significa que vayan a formar un frente unido contra las reclamaciones de China. La organización está no solo formada por países de peso económico e internacional dispar —desde un miembro del G20 como Indonesia o una isla próspera como Singapur a naciones de precario desarrollo como Myanmar, Laos o Camboya, más dependientes económicamente de Pekín—, sino que la mayoría de sus miembros no están involucrados en disputas territoriales con China.

Por el contrario, los países más asertivos han sido los que sí lo están: desde diciembre del pasado año, Vietnam, Filipinas e Indonesia (que no se disputa territorios con Pekín, pero ha criticado la incursión de barcos chinos en aguas cercanas a sus islas Natuna) han denunciado frente la ONU las “reclamaciones históricas” de China en el mar del Sur. Estas naciones citaron como apoyo el laudo que el Tribunal de la Haya falló contra Pekín en 2016 con motivo de su disputa por Filipinas por las Spratly, un dictamen que irrita a la segunda economía mundial y que la mayoría de países de la Asean prefieren eludir.

Las tensiones internas y la asimetría de fuerzas entre China y la ASEAN llevan a estos países a delegar sus reclamaciones en la ley internacional

Generalmente, la organización opta por referirse a leyes internacionales, incluyendo la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (Unclos), como marco para dirimir sus disputas con Pekín en el mar del Sur. “Estamos lejos de dar con una postura común de la Asean hacia el mar de China Meridional, lo que también afecta a la lentitud de las negociaciones sobre un código de conducta con Pekín [uno de los puntos de discusión principales del reciente foro]”, lamenta el experto de la Escuela Rajaratnam.

Otro escollo fundamental para encontrar esa “postura común” hacia China son las disputas intramuros del bloque; por ejemplo, las que enfrentan a Malasia y Vietnam por asuntos de pesca, o a Indonesia y Vietnam por la delimitación de zonas económicas especiales en el mar del Sur. Estas tensiones internas y la asimetría de fuerzas entre China y la Asean llevan a estos países a delegar sus reclamaciones en la ley internacional y en foros multilaterales, conscientes de que no pueden enfrentarse a China militarmente.

Una tercera vía

Pero puede haber una tercera vía, saliendo de la pretendida neutralidad y evitando adherirse a un bando. Los gobiernos del sureste asiático han estado promoviendo fortalecer lazos con países como Australia, India, Japón, Corea del Sur y Rusia, además de naciones europeas como Francia y Reino Unido. “El espacio estratégico de la Asean no es tan estrecho o constreñido como algunos creen, y tienen alternativas para lograr más libertad para maniobrar, en contraste con los años de la Guerra Fría”, advierte Collin Koh Swee Lean.

O como dijo durante el foro Retno Marsudi, la ministra de Exteriores de Indonesia, en lo que pareció un eco renovado del impulso por parte del archipiélago asiático del movimiento de países no alineados de los 60. “Asean, Indonesia, quieren mostrar a todos que estamos listos para ser sus socios. No queremos estar atrapados por esta rivalidad (entre China y EEUU)”.

En medio de las tensiones entre EEUU y China se encuentran 10 naciones que se resisten a tomar partido. Sin embargo, la Asean (Asociación de Naciones del Sureste Asiático), cuyo desarrollo y coexistencia pacífica ha dependido en gran medida de sus vínculos con ambos países en las pasadas décadas, tiene cada vez más difícil mantener la equidistancia. Aunque las desavenencias entre Washington y Pekín y la creciente militarización del mar de China Meridional complican el escenario, el grupo no cede: mientras espera que se encuentren consensos, busca alternativas y puntos de unión para protegerse del sismo que surja de la colisión entre los dos gigantes.

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