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"El daño de Trump a la posición internacional de EEUU no es irreversible"
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Entrevista a Jeremy Konyndyk, CGDEV

"El daño de Trump a la posición internacional de EEUU no es irreversible"

Jeremy Konyndyk, exdirector de respuesta a desastres de Usaid y asesor de la OMS, explica cómo el excepcionalismo americano, espoleado por el 'America First', ha hecho que EEUU haya respondido tan mal a la pandemia

Foto: Jeremy Konyndyk. (Centre for Global Development)
Jeremy Konyndyk. (Centre for Global Development)

En 2014, Jeremy Konyndyk se tuvo que enfrentar al ébola. Entonces, durante la Administración Obama, tuvo que coordinar la respuesta de la Agencia de Desarrollo Internacional de EEUU, Usaid, en el oeste de África. "Una buena gestión de crisis debe continuamente reexaminar lo que da por seguro", afirma, recordando ese periodo. Su experiencia en gestión de desastres y de salud global es larga: ha sido director de respuesta a desastres de la Usaid (2013-2017), liderando la asistencia estadounidense en las crisis del ébola, el terremoto de Nepal o el tifón Haiayn en Filipinas. Ahora es analista del Centro por el Desarrollo Global (CGDEV) y asesor en la Organización Mundial de la Salud, organización de la que precisamente Donald Trump ha comenzado ya el proceso de salida, y a la que ha culpado por el alcance de la pandemia de coronavirus. Una pandemia que Konyndyk vive desde casa con horror.

Konyndyk, con esa experiencia en organizaciones multilaterales, gestión de desastres y la posición de liderazgo de EEUU en el mundo global, habla también sobre uno de los errores clave detrás de que EEUU sea ahora uno de los países más afectados por la pandemia: el excepcionalismo americano. Un sentimiento cultural que ha llevado durante décadas a Estados Unidos a buscar el liderazgo global, pero que ahora, con el 'America First', lo aparta de esa posición de líder.

Foto: Neil Melvin. (Cedida)

PREGUNTA. En un reciente artículo, mencionaba que el excepcionalismo estadounidense está costando vidas en EEUU por la pandemia de coronavirus. ¿A qué se refería exactamente?

RESPUESTA. Todos los países del mundo se están enfrentando al virus. Y esto significa que hay muchas lecciones de distintos países en la forma de gestionar la pandemia, en qué se puede hacer para contener el virus. Por desgracia, en EEUU, el Gobierno estadounidense y también buena parte de la sociedad han ignorado estos ejemplos de buen hacer. Y esa actitud tiene sus raíces en una cierta combinación en la mentalidad del excepcionalismo americano [‘american exceptionalism’], la noción de que Estados Unidos es único entre las naciones y que el estilo estadounidense es invariablemente el mejor, junto con esta mentalidad de ‘America First’ [primero EEUU], que en cierto modo hace creer que nosotros los estadounidenses solo necesitamos hacer las cosas por nosotros mismos, que no necesitamos escuchar, o la ayuda del resto del mundo… Y esta mentalidad realmente ha dejado a EEUU totalmente ignorante de lo que se ha hecho en otros sitios con el coronavirus y que está funcionando. Podríamos estar aplicando lecciones de éxito de otros países, pero no lo hacemos porque no estamos acostumbrados a pensar que hay otros países que son mejores que nosotros en algo; que en lugar de que EEUU sea un ejemplo para el resto del mundo, necesitamos mirar al resto de países como ejemplo. Pero eso es algo culturalmente complejo para EEUU en general, pero particularmente bajo el Gobierno de este presidente.

placeholder Partidarios de Donald Trump se manifiestan frente al hospital donde está ingresado por coronavirus. (Reuters)
Partidarios de Donald Trump se manifiestan frente al hospital donde está ingresado por coronavirus. (Reuters)

P. ¿Qué lecciones, por ejemplo?

R. Hay muchos ejemplos de enfoques diferentes de otros países que han funcionado con el coronavirus: algunos países han tomado un enfoque que estaba muy centrado alrededor de una estrategia de mucho testeo muy apoyada y potenciada por el Gobierno central; aquí en Estados Unidos todavía no estamos para nada cerca de las ratios de otros países que han controlado el virus, y aun así tenemos al Gobierno federal en espera y haciendo muy poquito para ampliar el testeo. Simplemente, se ignora lo que ha funcionado en otros sitios. El Gobierno federal, por ejemplo, ha aplicado un enfoque muy agresivo en la búsqueda y el rápido desarrollo de la vacuna, pero despreciando la estrategia de test y rastreos aplicada en otros países. Y eso ignora lo que hemos visto que funciona en otros países. Una estrategia diferente, más acorde con las lecciones que pueden dar otros países del mundo, habría permitido tanto la supresión del virus como una recuperación económica más rápida.

P. Ha mencionado el 'America First', lema de la primera campaña de Trump. ¿Se ha exacerbado el excepcionalismo americano con Trump, o es algo que ya estaba?

R. Creo que la Administración Trump ha hecho esta situación considerablemente peor, convirtiendo el excepcionalismo americano en parte de la estrategia de aislacionismo del escenario global. El excepcionalismo americano es la idea de que Estados Unidos es un país único y deberíamos liderar con el ejemplo en el mundo. El lado negativo de esto es que puede significar que, si somos únicos y somos excepcionales, no necesitamos mirar al resto del mundo. Y la Administración Trump realmente ha abrazado este aspecto y lo ha hecho peor. La combinación del excepcionalismo americano tradicional con la visión trumpista de 'America First' ha sido muy tóxica para la capacidad de EEUU de conseguir lo que han conseguido otros países. Esta pandemia no es una crisis que Estados Unidos pueda resolver por sí solo, y requiere una respuesta estadounidense comprometida a nivel mundial, con la que Trump parece incapaz de cumplir. A medida que el brote en Estados Unidos se ha extendido, la Casa Blanca ha reaccionado prendiendo fuego a los puentes con otros socios internacionales. La Administración ha intensificado las luchas contraproducentes con China, se retirará de la OMS, se ha negado a participar en esfuerzos internacionales cooperativos para desarrollar una vacuna...

A medida que el brote en EEUU se ha extendido, la Casa Blanca ha reaccionado prendiendo fuego a los puentes con otros socios internacionales

P. Siendo un proceso que viene ya de antes, pero que ahora con el aislacionismo de Trump, y especialmente la gestión de la pandemia... ¿El mundo está perdiendo la fe en EEUU y en el liderazgo estadounidense en tiempos difíciles?

R. EEUU ni siquiera se está molestando en intentar mostrar un liderazgo global. La Administración Trump ha estado desconectada de prácticamente todos los procesos internacionales significativos. Y esto no tiene precedentes. Ni siquiera es una cosa de republicanos: administraciones republicanas y demócratas anteriores habrían intentado liderar el mundo en una crisis global de esta importancia como la del coronavirus. Y la Administración Trump ni siquiera se ha molestado en intentarlo. Pero creo que EEUU debe estar liderando ese esfuerzo global. Porque es mucho más difícil para la comunidad internacional que funcione cuando Estados Unidos no está. Creo que ha habido un aumento en la falta de confianza sobre que EEUU lidere [el escenario internacional], y eso es negativo porque no creo que pueda haber una acción global significativa en este tipo de desafíos sin EEUU participando y liderando. China no es un sustituto para Estados Unidos en ese rol. Y sí, la pandemia también lo exacerba: el hecho de que tenemos el peor brote en el mundo daña la percepción de la competencia estadounidense.

P. ¿Cree que la pandemia de coronavirus va a acelerar el fin de la hegemonía de EEUU y la subida definitiva de China?

R. Creo que mucho de eso dependerá de lo que pase en los próximos años, y quién sea el presidente entonces, Biden o Trump. EEUU no quiere dejar su lugar como líder en el escenario global, ni nuestra influencia global. Si el próximo presidente toma de nuevo un rol de liderazgo internacional, esa estrategia puede revertir los daños que se han hecho a la hegemonía y reputación estadounidenses. El daño de la estrategia de la Administración Trump es reversible, ahora mismo el daño no es permanente. Pero dependerá de lo que hagamos en los próximos años, estamos en un momento clave. En última instancia, EEUU no tendrá una influencia global si no estamos comprometigos globalmente, también en las organizaciones internacionales. A nivel internacional, la próxima Administración debería trabajar para defender y mejorar las instituciones multilaterales, y Estados Unidos debería liderar ese esfuerzo para fortalecer estas instituciones.

Foto: Donald Trump y Joe Biden. (Reuters)

La Administración Trump tiene una visión del liderazgo estadounidense que es básicamente que EEUU hace lo que quiere mientras le dice al resto del mundo qué hacer. Y eso no es liderazgo. Liderazgo es trabajar con otros para una visión compartida. La Administración Trump no busca esa visión compartida. Liderazgo es desarrollar y defender esa visión compartida. No es buscar tus propios intereses y decirles a los demás qué hacer. No hay razón para que la Administración Trump no vaya en esa línea, pero requeriría cambiar todo lo que estamos viendo hasta ahora [de las políticas de Trump].

P. Volviendo a la pandemia. En muchos escenarios y modelos de preparación de futuras pandemias, EEUU figuraba como "el más preparado" o, al menos, el que tenía las mejores capacidades para hacer frente a una pandemia. ¿Qué ha pasado para convertirse en uno de los países más afectados?

R. Puedes tener un Ferrari, pero si está conducido por un niño ciego de cinco años, no sirve de gran cosa. En EEUU, tenemos un Gobierno que ha cogido uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo y lo ha desperdiciado, sin darle el uso que podría haber tenido. Puedes tener una institución de salud de talla mundial, como el CDC [Centro de Control y Prevención de Enfermedades, por sus siglas en inglés], pero si luego no les dejas hablar al público, si no apoyas su labor, si los marginas y los politizas… Una de las lecciones de la experiencia estadounidense [frente a la pandemia] es que tu nivel de preparación no sirve de nada si no lo pones a trabajar adecuadamente. Cuando tienes un presidente que no respeta la ciencia y a los científicos y solo lo ve todo en función de su propio beneficio [electoral], realmente no importa lo mucho que estés preparado.

La respuesta catastrófica de Estados Unidos al covid-19 no es principalmente el resultado de deficiencias científicas o médicas, sino también, como decía antes, el producto de una 'insularidad' en la política y la cultura estadounidenses, ese excepcionalismo, que ha cegado a los líderes del país (y a muchos de sus ciudadanos). Esa mentalidad ahora está costando vidas.

En EEUU, tenemos un Gobierno que ha cogido uno de los mejores sistemas sanitarios en el mundo y lo ha desperdiciado

La idea de que tenemos más de 200.000 muertos en apenas nueve meses es un 'shock'. Y no lo que hubieras esperado en un país como EEUU. No había absolutamente ninguna razón para que pasara algo así, mucho hubiera sido evitable si no hubiéramos tenido este tipo de gestión de la crisis. Así que sí, es un fallo de liderazgo de proporciones increíbles, uno de los mayores fracasos de gobernanza básica de los últimos tiempos. El coronavirus no está siendo como un desastre natural súbito, como un terremoto. Lo que estamos viendo en la Administración Trump es que en lugar de luchar contra el coronavirus están intentando vivir con el coronavirus. Es frustrante, porque podríamos haberlo hecho mucho mejor.

P. Viendo todo esto, ¿cambiará con la pandemia esa percepción en la sociedad estadounidense del excepcionalismo americano?

R. Parte del excepcionalismo americano es que funciona como un punto de referencia interno. En la mayoría del público estadounidense no se entiende lo mal que lo estamos gestionando comparados con otros países, especialmente como un país rico. Si el estadounidense estándar entendiera cómo otros países han gestionado el brote mejor [que EEUU] y han limitado el daño económico, habría más enfado. ¡Y hay enfado! Pero no percibir esta realidad de que EEUU lo está haciendo peor es parte de la mentalidad del excepcionalismo americano. "Somos diferentes, únicos, por tanto, otros ejemplos no se pueden aplicar aquí y no necesitamos ni mirarlos". Espero que cambie, pero no creo que lo vaya a hacer.

placeholder Trump, en una imagen desde el centro médico militar donde está ingresado por coronavirus. (EFE)
Trump, en una imagen desde el centro médico militar donde está ingresado por coronavirus. (EFE)

P. ¿Cree que esta gestión de la pandemia pasará factura a Trump en las elecciones?

R. Lo veremos en menos de un mes. Sí que se está viendo que, al menos en cuanto a los 'rankings' de aprobación presidencial, su gestión de la pandemia no parece haberle afectado demasiado. Creo que refleja que sus partidarios 'hardcore' creen lo que [Trump] dice. Trump ha intentado dibujar que lo que ha pasado no ha sido culpa suya, todo eso del virus chino y demás, y que está haciendo un muy buen trabajo. Es difícil de decir si la gestión de la pandemia afectará a las elecciones.

P. ¿Se pueden convertir estas elecciones en un punto de inflexión del populismo global? Es decir, si pierde Trump, ¿se disolverá el espejismo del éxito de estos líderes 'outsiders' carismáticos, y si gana significará que la política tradicional ha muerto?

R. Ya ha habido líderes populistas antes que Trump, una combinación de 'flamboyant' y populismo... Es cierto que la victoria y la presidencia de Trump han ampliado ese tipo de líderes, y que si pierde este noviembre de manera convincente... Pero la idea de que el populismo está viviendo un creciente e imparable 'momentum' global depende mucho de la percepción, y esa percepción sí que depende mucho de los resultados de estas elecciones de Trump.

En 2014, Jeremy Konyndyk se tuvo que enfrentar al ébola. Entonces, durante la Administración Obama, tuvo que coordinar la respuesta de la Agencia de Desarrollo Internacional de EEUU, Usaid, en el oeste de África. "Una buena gestión de crisis debe continuamente reexaminar lo que da por seguro", afirma, recordando ese periodo. Su experiencia en gestión de desastres y de salud global es larga: ha sido director de respuesta a desastres de la Usaid (2013-2017), liderando la asistencia estadounidense en las crisis del ébola, el terremoto de Nepal o el tifón Haiayn en Filipinas. Ahora es analista del Centro por el Desarrollo Global (CGDEV) y asesor en la Organización Mundial de la Salud, organización de la que precisamente Donald Trump ha comenzado ya el proceso de salida, y a la que ha culpado por el alcance de la pandemia de coronavirus. Una pandemia que Konyndyk vive desde casa con horror.

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