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'Rastreadores de covid': ¿Por qué ahora mueren menos contagiados?
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'Rastreadores de covid': ¿Por qué ahora mueren menos contagiados?

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Foto: Imagen: Pablo López Learte.
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No todo son malas noticias. El peor de los indicadores va mejor en el comienzo de esta segunda ola. El motivo es tan huidizo como el virus. Se comparten datos demográficos y se establecen hipótesis, se formulan teorías y se pone el énfasis en los avances conseguidos. Sin embargo, falta el consenso científico. La letalidad viene oscilando desde el minuto uno y nadie está seguro de hacia dónde va. Los expertos coinciden en que el adversario no ha perdido fuerza. Consideran que vamos hacia un invierno muy duro. Y fijan el riesgo en el colapso hospitalario. El peor de los escenarios ya parece cercano en algún lugar. Quedan, a pesar de todo, razones para la esperanza. Vamos.

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El punto de consenso. 'Der Spiegel'. El Instituto Robert Koch —RKI— ha informado de un descenso significativo en la proporción de muertes comparada con la primavera. Hay distintas explicaciones, pero no consenso en los motivos. Solo hay un punto de acuerdo: nadie asume que el covid-19 se esté volviendo inofensivo. Se considera improbable que se haya producido en el virus un cambio que haga menos leve la enfermedad.

Foto: Foto: EFE/Ángel Medina G.

Los científicos del RKI consideran que la menor tasa de letalidad se debe al mayor volumen de contagio entre las personas jóvenes, con síntomas predominantemente leves. Y estiman que la curva de muertes aumentará con el tiempo.

En Alemania, el 85% del total de fallecidos por coronavirus se localiza entre mayores de 70 años. El número de pacientes en unidades de cuidados intensivos está aumentando de nuevo con cifras ya superiores a las de junio.

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Hipótesis y teorías. ¿Carga viral? 'Washington Post'. La tasa de letalidad es más baja en todos los focos víricos del mundo, también donde las infecciones se han disparado. Los científicos piensan que el cambio es real, pero las razones y la duración del cambio están siendo materia de debates intensos. No se sabe si es tendencia o 'diente de sierra', la letalidad ha estado fluctuando desde que surgió la enfermedad.

Además del cambio en la edad del contagio y del mayor número de test que se están llevando a cabo, se están barajando diferentes hipótesis y teorías. La opción de que haya cambiado algo importante en nuestro ambiente. O la posibilidad, todavía no demostrada, pero sugerida en un estudio temprano, de que “no se haya calculado bien la susceptibilidad humana al virus, y que exista una parte de la población que pueda ser parcialmente inmune, quizá por una exposición previa al coronavirus del resfriado común, por las vacunas infantiles o por algún otro motivo”.

Foto: EC.

Desde Detroit e Italia, ponen el énfasis en la carga viral. Plantean que las medidas de higiene y distanciamiento social están reduciendo la exposición al virus de la gente, generando impactos menos severos en los contagiados.

¿Es posible que las medidas que se están tomando funcionen para evitar contagios y para mitigar los efectos del virus? En la Universidad de California, sostienen que si la dosis inicial del virus —conocida como 'inoculum'— fuese menor, resultaría teóricamente posible que el cuerpo humano pudiese combatir con más fuerza la enfermedad.

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Más grande y menos letal, por ahora. “La vuelta de la pandemia es menos mortal ahora mismo que durante los primeros meses, cuando las muertes se contaban por miles. El riesgo está en que los números de contagio que ya están alcanzando niveles de récord en muchos países lleven a los hospitales hasta el colapso”. Bloomberg. “El repunte otoñal en Estados Unidos y Europa podría provocar que los meses más fríos resulten todavía más desalentadores de lo que habían anticipado los dirigentes (...). El vigoroso regreso del virus se está produciendo con temperaturas templadas en el hemisferio norte. Los expertos llevan mucho tiempo avisando de que el covid-19 crecerá a medida que vaya llegando el frío”.

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El riesgo de colapso. El escenario que apunta el artículo anterior de Bloomberg ya es real en Reino Unido, así lo refleja esta noticia del 'Financial Times'. Mensaje del director médico del NHS —Sistema de Salud Británico—: “Tenemos ahora más pacientes con covid-19 que antes de las restricciones del 23 de marzo”. Y ha añadido, con un lenguaje que no puede ser más directo: “El número de muertos de este invierno será insoportablemente alto”.

Por este motivo, ante la evolución prevista durante las próximas semanas, ha ordenado que se preparen tres de los siete hospitales temporales que se montaron en la primera ola: Mánchester, Sunderland y Harrogate. Los tres en el norte.

Foto: Un miembro del Samur en Madrid. (Reuters)

En este momento, en Mánchester y su periferia, “el 30% de las camas de cuidados intensivos está ocupado por pacientes de covid, lo que ya está dañando el servicio que prestamos a los demás pacientes”.

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¿Esperanza? Este artículo del director del Wellcome Trust en 'The Guardian' señala: “Ahora que entramos en un invierno crítico, debemos hacer balance de los numerosos avances. El personal médico tiene ahora experiencia frente a la enfermedad: saben cómo colocar a los pacientes, cómo usar los líquidos, cómo detener la coagulación y cuándo usar los ventiladores. Ese conocimiento será valiosísimo a medida que más personas vayan llegando a los hospitales. Por sí solos, los tratamientos y medidas mencionados no son la fórmula mágica. Pero juntos y en combinación con las vacunas de primera generación y con las medidas de salud pública que reduzcan la transmisión, nos brindan todas las razones para tener esperanza. En un futuro cercano, el covid-19 será una enfermedad prevenible y tratable”.

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No todo son malas noticias. El peor de los indicadores va mejor en el comienzo de esta segunda ola. El motivo es tan huidizo como el virus. Se comparten datos demográficos y se establecen hipótesis, se formulan teorías y se pone el énfasis en los avances conseguidos. Sin embargo, falta el consenso científico. La letalidad viene oscilando desde el minuto uno y nadie está seguro de hacia dónde va. Los expertos coinciden en que el adversario no ha perdido fuerza. Consideran que vamos hacia un invierno muy duro. Y fijan el riesgo en el colapso hospitalario. El peor de los escenarios ya parece cercano en algún lugar. Quedan, a pesar de todo, razones para la esperanza. Vamos.

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