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2021, la vuelta de los 'felices años veinte': el rebote económico que viene en EEUU
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Viento en popa para Biden

2021, la vuelta de los 'felices años veinte': el rebote económico que viene en EEUU

Con la vacunación, algunos observadores aventuran un renacimiento, como el que hubo tras la peste negra en Europa. Puede que no de la misma magnitud, pero sí un destacado rebote

Foto: El presidente electo de EEUU, Joe Biden. (Reuters)
El presidente electo de EEUU, Joe Biden. (Reuters)
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En el que año que acaba de terminar, hemos hablado mucho de las plagas, quizá para buscar consuelo por comparación (la peste negra pudo haber matado a un tercio o más de la población europea) o por un simple ejercicio de curiosidad: para maravillarnos con lo similares que fueron los confinamientos pasados o la reacción de sus gobiernos. Ahora, con la vacunación en marcha, algunos observadores aventuran también un renacimiento; puede que no de la magnitud del que eclosionó en Italia y dio forma al mundo actual, pero sí un destacado rebote. Una primavera que germine imparable por el tejido económico de Estados Unidos.

La economía norteamericana, igual que otras, presenta un cuadro complejo: no todos los sectores ni todas las clases sociales han sufrido por igual. Como apunta Julia Pollak, economista laboral de ZipRecruiter, esta ha sido la primera crisis liderada por el sector servicios. Solo en la pasada primavera, cuatro de cada 10 empleos con salarios inferiores a 40.000 dólares anuales fueron destruidos. El zarpazo del encierro afectó, sobre todo, a los trabajadores precarios de la hostelería o el sector minorista, integrados mayoritariamente por mujeres, latinos y afroamericanos. Las grandes empresas, en cambio, han encajado mejor el golpe.

Foto: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters)

La recuperación también está siendo desigual: el virus aún obliga a limitar todo tipo de negocios con afluencia de público, desde las cafeterías a las tiendas de ropa, las peluquerías y los sectores del ocio y los espectáculos. Los agotados hospitales aún están en los más duro de la lucha y el Gobierno federal y los de los estados han batido todos sus récords de gasto. Pero, si bien el paisaje sigue siendo duro e irregular, hay razones para esperar ese rápido rebote.

Desde el pasado febrero, según datos de la Reserva Federal, los estadounidenses han acumulado en torno a dos billones de dólares en ahorros nuevos. No se veía un nivel de ahorro semejante desde que Richard Nixon era presidente. El estar en casa ha permitido a mucha gente llenar los cofres, lo cual hace pensar en una posible ola de gasto en cuanto las cosas vuelvan a la normalidad. Dinero mezclado con ganas de salir a recuperar el tiempo y los placeres perdidos.

No se veía un nivel de ahorro semejante desde que Richard Nixon era presidente

Los sabios de la industria aérea, por ejemplo, así lo esperan. El especialista de 'Forbes' en la industria aeroespacial y de defensa, Richard Aboulafia, calcula que para 2022 veremos de nuevo los niveles de tráfico aéreo de 2019. Quien haya pasado por un aeropuerto estas Navidades lo puede sospechar: las colas en los controles aduaneros no tenían nada que envidiar a las de un año normal.

Este optimismo también se nota en el emprendimiento. En el tercer trimestre de 2020, ha habido en torno a 1,6 millones de postulaciones para crear empresas, casi el doble que en el mismo periodo del año anterior. Una constante este año es que las predicciones económicas, al principio funestas, han ido luego suavizándose. El banco Goldman Sachs, por ejemplo, acaba de elevar su predicción de crecimiento del PIB estadounidense del 3% al 5% en el primer trimestre de 2021.

Lección aprendida de la Gran Recesión

Esta crisis, además, ha estallado apenas unos pocos años después de la Gran Recesión y las autoridades financieras venían con la lección aprendida. La Reserva Federal ha desplegado esta vez una serie de herramientas para mantener a flote la actividad y la confianza económicas. La punta de lanza han sido préstamos por valor de 2,3 billones de dólares a los hogares, empresas y administraciones estatales y locales. La Casa Blanca y el Congreso también reaccionaron rápido en marzo, y están limando 'in extremis' los detalles de un segundo plan de estímulo.

Los cambios en la rutina laboral que ha generado la pandemia también pueden ser, en conjunto, beneficiosos. Las distancias han obligado a desarrollar multitud de servicios y aplicaciones por internet y han cuestionado la necesidad de depender de las oficinas. En Estados Unidos, en torno a un 40% de la población puede trabajar desde casa. Un estudio de Future Forum Research refleja que, de las decenas de millones de personas que tuvieron que dejar la oficina, solo un 12% quiere volver a la vieja rutina. El 72% apuesta por un híbrido de trabajo presencial y a distancia. Esto podría reducir la congestión de las carreteras y del transporte público, y generar una cultura laboral más sostenible, menos dependiente del hormigón y el cemento.

Foto: El edificio del 'New York Times', en Manhattan. (Reuters) Opinión

En Estados Unidos, la desigualdad no solo funciona entre las clases sociales o entre las razas: otro eje es el que divide las grandes ciudades, que es donde se concentra la riqueza, de muchas de las regiones del interior. El trabajo desde casa podría equilibrar esto. Desde marzo, hemos visto un éxodo desde ciudades como Nueva York a las regiones de las afueras. Solo de la Gran Manzana, según los cambios de dirección registrados en Correos, se han marchado unos 300.000 hogares. La marcha, junto al teletrabajo, puede descentralizar geográficamente los recursos.

“Ahora que el trabajo remoto está más ampliamente aceptado, muchos empleados no tendrán que estar atados a los centros urbanos de alto coste que han tenido el monopolio de ciertos tipos de empleo”, escribe Julia Pollak. “Podrán mudarse a lugares donde uno puede realmente construir casas y criar cómodamente una familia”.

Flexibilidad estatal

También puede haber cambiado la relación que teníamos con el Estado. La vieja concepción de verlo como una entidad separada del sector privado, como dice Diane Coyle, del Brenner Institute de la Universidad de Cambridge, está evolucionando. Su flexibilidad estos meses a la hora de apoyar a sectores enteros, distribuir comida a millones de ciudadanos cada día o innovar en la manera en que se responde a una crisis puede actualizar su rol y adaptarlo a las posibilidades digitales.

El optimismo está generalizado entre los economistas. El 73% de los expertos consultados, en diciembre, por la National Association for Business Economics, cree que los indicadores económicos volverán a finales de este año a como estaban antes de la pandemia. Una proporción mayor que la recogida en la misma encuesta dos meses antes.

Al frente de un país dividido y sin una mayoría parlamentaria clara, Biden necesitará todo el apoyo posible de las circunstancias

Los mercados financieros parecen estar en sintonía. Después de sufrir un descalabro del 35%, la Bolsa de Wall Street solo tardó 126 días en volver a los niveles que tenía en marzo. La recuperación más rápida de la historia. Desde el pasado mes de agosto, no deja de batir nuevos récords. Al final, el índice S&P 500 ha cerrado el año con un aumento del 15% respecto a principios de 2020.

La recuperación tendrá también una lectura política. Los fantásticos números alcanzados bajo la Administración Trump, con el paro en el entorno del 3%, los salarios subiendo después de años estancados y la desigualdad perdiendo terreno fueron trastocados por la pandemia. Ahora, la previsible recuperación se dará bajo el mandato de Joe Biden. El presidente demócrata jurará su cargo el 20 de enero. Al frente de un país dividido y sin una mayoría parlamentaria clara, Biden necesitará todo el apoyo posible de las circunstancias. Es probable que al menos la economía acabe respaldando su Administración como un ligero viento de popa.

En el que año que acaba de terminar, hemos hablado mucho de las plagas, quizá para buscar consuelo por comparación (la peste negra pudo haber matado a un tercio o más de la población europea) o por un simple ejercicio de curiosidad: para maravillarnos con lo similares que fueron los confinamientos pasados o la reacción de sus gobiernos. Ahora, con la vacunación en marcha, algunos observadores aventuran también un renacimiento; puede que no de la magnitud del que eclosionó en Italia y dio forma al mundo actual, pero sí un destacado rebote. Una primavera que germine imparable por el tejido económico de Estados Unidos.

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