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Rabat usa la excusa de Ghali para que España apoye su plan para el Sáhara
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la inmigración será una de sus bazas

Rabat usa la excusa de Ghali para que España apoye su plan para el Sáhara

Rabat ahonda la crisis con Madrid, tensa la cuerda con Alemania, sopesa adueñarse de parte del territorio mauritano y formula reproches a Biden. Sólo Francia, que apoya su plan para el territorio, se salva

Foto: El ministro marroquí de Exteriores, Nasar Burita. (EFE)
El ministro marroquí de Exteriores, Nasar Burita. (EFE)

Marruecos amenaza a España. En su primer comunicado, el domingo 25 de abril, Rabat deploró la actitud del Gobierno español y formuló preguntas sobre las circunstancias en las que entró en España el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, ingresado con covid-19 en un hospital de Logroño. En su segundo comunicado, en la madrugada del sábado 8 de mayo, Rabat amenaza ya a su vecino español.

“(…) Marruecos toma nota”, señala el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí. “Sacará todas las consecuencias”, recalca. La acogida del “jefe de las milicias del “polisario” (…) es un acto premeditado, una opción voluntaria y una decisión soberana de España”, añade. Es “un acto grave y contrario al espíritu de asociación y de buena vecindad”.

Arancha González Laya, la ministra de Asuntos Exteriores, el único miembro del Gobierno español que se ha pronunciado sobre este asunto, ha reiterado hasta la saciedad que Ghali, de 72 años, fue acogido “por razones estrictamente humanitarias” al tiempo que ensalzaba la relación hispano-marroquí.

Foto: Foto de archivo de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario. (Reuters)

“Las consideraciones humanitarias no justifican las maniobras urdidas a espaldas de un socio y vecino” como Marruecos, le responde Rabat. “(…)No explican que se sea cómplice de una usurpación de identidad y falsificación de un pasaporte para eludir la ley”, añade. Ghali entró en España el 18 de abril, a través del aeropuerto de Zaragoza, en un avión gubernamental argelino y con un auténtico pasaporte diplomático argelino, en el que figuraba un nombre que no era el suyo.

En su comunicado la diplomacia marroquí trata además de presionar a la Audiencia Nacional que ya en 2016 citó a Ghali como investigado después de que fuese denunciado por una asociación saharaui con sede en España, pero afín a las autoridades marroquíes. Rabat critica “la inacción de la Justicia española”, pese a que el juez Santiago Pedraz ha citado a Ghali como imputado el 1 de junio, según la agencia Europa Press. “(…)Las consideraciones humanitarias no pueden anular las legítimas reivindicaciones de las víctimas de violación, tortura y de violaciones masivas de los derechos humanos perpetradas por el jefe de la milicia” en los campamentos de refugiados de Tinduf, afirma el comunicado.

En 2014, Rabat ya suspendió la colaboración con España en materia de lucha contra la inmigración irregular y antiterrorista

Horas después del Ministerio de Exteriores fueron los nueve principales partidos políticos de Marruecos los que, a su vez, difundieron un comunicado en el que “denuncian la complacencia y connivencia de las autoridades españolas al recibir a una persona hostil al Reino de Marruecos (…) sin tener en cuenta los intereses vitales de su vecino y socio”. Recuerdan que “España sufre el fenómeno de la secesión”, pero ningún partido marroquí la apoya. Comparan así Cataluña con el Sáhara Occidental que a ojos de la ONU es un territorio pendiente de descolonización.

¿En qué se pueden plasmar las amenazas de Marruecos? En el verano de 2014 Rabat ya suspendió la colaboración con España en materia de lucha contra la inmigración irregular y antiterrorista después de que la Guardia Civil interceptase por error, el 7 de agosto en aguas de Ceuta, la lancha de recreo en la que navegaba el rey Mohamed VI. El Gobierno de Mariano Rajoy tuvo que pedir disculpas y trasladar a Sevilla al jefe de la comandancia de la Guardia Civil de la ciudad para que se restableciese la cooperación. Acoger a Ghali no fue, sin embargo, una metedura de pata sino una decisión meditada y tomada al más alto nivel del Ejecutivo por lo que España no pedirá disculpas.

En lo concerniente a la inmigración irregular los datos ya son malos, sobre todo en Canarias. En los cuatro primeros meses del año, que suele ser el periodo con flujos menos intensos, llegaron al archipiélago 4.111 “sin papeles”, un 134% más que durante el mismo periodo del año pasado. Ahora la mayoría no son marroquíes, son subsaharianos, pero siguen zarpando principalmente del Sáhara Occidental, un territorio militarizado y controlado por Marruecos.

placeholder El líder del Polisario, Brahim Ghali. (Reuters)
El líder del Polisario, Brahim Ghali. (Reuters)

La embestida marroquí contra España probablemente trascienda el caso Brahim Ghali, según indican fuentes diplomáticas. Empezó el 10 de diciembre pasado cuando, a petición de Rabat, quedó cancelada la cumbre entre los dos gobiernos prevista para una semana después. Desde entonces no se ha vuelto a convocar.

El ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, dejó claro cuál era su objetivo con relación a España el 15 de enero al concluir una conferencia virtual en Rabat sobre el Sáhara. Animó a los europeos, y especialmente a los “más cercanos” a Marruecos, a seguir los pasos del presidente Donald Trump que un mes antes reconoció la soberanía de Marruecos sobre esa antigua colonia española. Fue el primer país occidental que dio ese paso.

Bourita sabe que España no puede tomar tal iniciativa, pero confía en que por lo menos siga abiertamente el ejemplo de Francia que apoya la propuesta formulada por Rabat en 2007 de resolver el conflicto del Sáhara otorgando una autonomía limitada a ese territorio que permanecería bajo la soberanía de Marruecos.

Al margen de su tradicional enfrentamiento con Argelia, Marruecos estaría a punto de enfrentarse también con Mauritania

A la diplomacia marroquí le disgustaron las declaraciones que hizo González Laya al enterarse, el 10 de diciembre, de la decisión de Trump. La ministra no la criticó, pero se desmarcó de ella al insistir en el necesario “respeto de las resoluciones de la ONU para buscar una vía de solución”, un camino alejado del seguido por el entonces presidente de EE UU.

En Europa fue, probablemente, la diplomacia alemana la que se mostró más reservada ante Trump. Su embajador ante Naciones Unidas, Christoph Heusgen, y su secretario de Estado de Exteriores, Niels Annen, expresaron públicamente su rechazo de la iniciativa estadounidense. Por eso Nasser Bourita ordenó, el 1 de marzo, a cortar todos los contactos entre instituciones marroquíes y alemanas. Como Alemania reaccionó a ese primer aldabonazo, Bourita llamó el 6 de mayo a consultas a su embajadora en Berlín.

“Eso es lo que probablemente pasará con España si” el Gobierno de Pedro Sánchez “hace odios sordos” al segundo comunicado de Rabat, vaticina una fuente marroquí conocedora de la política exterior de su país. Marruecos retirará a su embajadora, Karima Benyaich, de Madrid, algo que hizo por última vez en 2007 cuando se anunció la visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla.

Foto: La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. (EFE)

Al margen de su tradicional enfrentamiento con Argelia y de las crisis que ha desatado con Alemania y España, Marruecos estaría a punto de enfrentarse también con Mauritania, su vecino del sur. Este país, al que España cedió un tercio del Sáhara Occidental en 1975, solo controla hoy en día la población deshabitada de La Güera. Rabat baraja desalojar al Ejército mauritano y construir allí un pequeño puerto. Esta sería su réplica al anuncio, en abril, de la apertura de una línea marítima regular entre Argel y Nuakchot.

Desde que Trump echó ese gran capote a Marruecos en el Sáhara, las autoridades de Rabat están envalentonadas. Por boca Mohamed Salah Tamek, su más alto cargo de origen saharaui, han arremetido incluso contra la actuación de Linda Thomas-Greenfield, la embajadora del presidente Joe Biden en Naciones Unidas, en el último Consejo de Seguridad dedicado al Sáhara Occidental.

Tamek reprocha a EEUU “su silencio ante las acciones que emprenden el Polisario y Argelia y que ponen en peligro la paz en la región” en un artículo publicado el 24 de abril y reproducido por la agencia de prensa oficial marroquí (MAP), prueba de que cuenta con el visto bueno de Bourita. “¿Cómo puede adoptar tal actitud después del reconocimiento por la Administración Trump de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara?”, se pregunta antes de concluir que la posición de Biden es “decepcionante”.

Marruecos amenaza a España. En su primer comunicado, el domingo 25 de abril, Rabat deploró la actitud del Gobierno español y formuló preguntas sobre las circunstancias en las que entró en España el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, ingresado con covid-19 en un hospital de Logroño. En su segundo comunicado, en la madrugada del sábado 8 de mayo, Rabat amenaza ya a su vecino español.

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