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Los salvadores de Jerusalén: ¿estamos al borde de otra guerra entre Israel y Hamás?
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ENFRENTAMIENTO EN GAZA

Los salvadores de Jerusalén: ¿estamos al borde de otra guerra entre Israel y Hamás?

En las represalias israelíes contra Hamás en la franja han muerto ya, según las autoridades sanitarias palestinas, 67 personas, 17 de ellas niños

Foto: Misiles de Hamás hacia Israel interceptados.
Misiles de Hamás hacia Israel interceptados.

Después de más de un año de relativa calma, Israel y Hamás vuelven a estar a un paso de un enfrentamiento militar abierto. Los islamistas han ido escalando gradualmente, en palabras y acciones, y desde el lunes han lanzado 1.050 cohetes hacia territorio israelí, acabando con la vida de siete personas, todas por impacto de proyectil. En las represalias israelíes contra Hamás en la Franja han muerto 67 personas, 17 de ellas niños, según las autoridades sanitarias palestinas.

El Ejército israelí dice que por lo menos 15 eran operativos de Hamás. El movimiento islamista ha confirmado la muerte de uno de sus dirigentes, jefe de operaciones de las brigadas en la ciudad de Gaza y que había dirigido los ataques contra ciudades israelíes, además del fallecimiento de otros tres milicianos también de alto rango. "Es solo el comienzo", ha advertido el primer ministro en funciones, Benjamín Netanyahu. "Israel responderá" y "está respondiendo con una fuerza cada vez mayor" para "dar golpes" a las milicias "con los que ni siquiera podrían soñar". El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló este miércoles por teléfono con el líder israelí. Por esta vía, le indicó que esperaba que esperaba que la crisis concluyera "más pronto que tarde", aunque repitió el mismo mantra que la Casa Blanca pronuncia cada vez que se producen este tipo de escaladas: "Israel tiene derecho a defenderse cuando ha recibido miles de cohetes en su territorio".

Los bombardeos selectivos israelíes sobre Gaza se han seguido sucediendo durante el día, pero también han alcanzado instalaciones civiles. En la tarde del lunes, nuevos bombardeos israelíes han derribado un edificio residencial de varias plantas que acogía a varios medios -locales y extranjeros- de comunicación, que se une a una Franja en la que se acumulan los escombros.

La escalada militar se inició principalmente el lunes, cuando las milicias palestinas dieron un ultimátum a Israel para que sacara a sus tropas de Al Aqsa, donde fieles musulmanes y agentes de la policía se estaban enfrentando, dejando al menos 300 palestinos y 30 policías heridos, y del barrio de Sheik Jarrah, donde cuatro familias palestinas pueden ser desahuciadas, ambos sitios en Jerusalén. Cuando Israel no cumplió, Hamás lanzó siete proyectiles contra la ciudad. Después de esos siete, han caído cientos de cohetes en Tel Aviv, Ashkelon y otras ciudades del centro del país.

Las tropas israelíes han reforzado a las ya apostadas en la frontera con Gaza y la operación ha recibido nombre de Guardianes del Muro algo que es probablemente mala señal. Lo que Israel llama "operaciones" muchas veces se convierten en guerras. Y la última operación con nombre defensivo, Margen protector, fue en realidad la guerra de 2014, el mayor conflicto en la Franja de Gaza desde la Segunda Intifada: murieron más de 2.000 palestinos, muchos de ellos civiles según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, y 71 israelíes, 66 de los cuales eran militares.

El escalafón militar israelí propuso hace semanas un ataque contundente contra Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, después de que se hubieran lanzado más de 35 proyectiles hacia Israel, pero el Gobierno rechazó el plan. En esta ocasión, la aprobación y coordinación de las operaciones fueron inmediatas. De hecho, la patente enemistad entre el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y su socio de coalición y ministro de Defensa, Benny Gantz, no afectó a la respuesta

“No interesa una guerra abierta”

Los platós de televisión se llenan de militares y expolíticos convertidos en analistas que, en su mayoría, afirman que no está en el interés de ningún bando una guerra abierta.

“Cada alarma que ululaba anoche me hacía pensar ‘cuánto van a sufrir los niños de Gaza cuando los bombardee el Ejército mañana’, mientras abrazaba a mis dos hijos que estaban aterrorizados y les decía que esto se iba a terminar”, explicaba Yael Cohen durante la noche de este martes, cuando más de 130 misiles cayeron sobre Tel Aviv y ciudades adyacentes. “Porque si Hamás no quiere guerra, no lo parece desde ningún punto de vista, y su población es la que más sufre, mucho más que nosotros. Anoche todo me parecía, de nuevo, como en 2014, una enorme estupidez que ninguna tierra ni ninguna religión puede justificar”.

Además de las dos novedosas acciones de Hamás, el foco incendiario en esta ocasión comenzó en los segmentos de población más jóvenes: los islamistas pro-Hamás, muy presentes en los enfrentamientos en Jerusalén de los últimos días, y los extremistas judíos del movimiento Yotsmá Yehudit (poderío judío, en hebreo) que ahora tienen representante parlamentario. Su líder, Itamar Ben Gvir, es un conocido abogado de terroristas judíos, con un discurso antiárabe, homófobo, racista y nacionalista. También es el promotor de una organización llamada Lehavá (la llama, en hebreo) que reúne a violentos jóvenes que se oponen vehementemente a la asimilación en el país e irrumpen en bodas entre judíos y musulmanes.

placeholder Coches calcinados en Israel tras el lanzamiento de misiles de Hamás. (Reuters)
Coches calcinados en Israel tras el lanzamiento de misiles de Hamás. (Reuters)

El domingo, Ben Gvir encabezó rodeado de adolescentes la conflictiva Marcha de la Bandera que se celebra desde 1980 en el Día de Jerusalén, recordando la victoria israelí sobre Jordania en la guerra de los Seis Días, cuando recuperaron el lado oriental de Jerusalén. Los miles de jóvenes nacionalistas judíos reunidos el lunes marcharon, como cada año, hasta llegar a su destino final celebratorio, el Muro de las Lamentaciones, en el lado oriental de la Ciudad vieja. La marcha, en términos generales, suele ser vista por los palestinos como una provocación.

Mientras la marcha judía continuaba su camino, miles de palestinos coreaban cánticos pro-Hamás y se enfrentaban a la policía en la explanada de la mezquita de Al Aqsa, que comparte recinto con el Muro de las Lamentaciones (todo ello en un recinto que los judíos llaman Monte del Templo, los musulmanes Haram esh Sharif y los españoles Explanada de las Mezquitas). Ambos grupos, en la misma parte de la ciudad, se asemejaban a dos trenes a punto de chocarse de frente.

Por otro lado, la errática actuación policial no ayudó en los momentos previos: la policía decidió no alterar la ruta de la marcha por orden del ministro de Seguridad, Amir Ohana, a pesar de las muchas voces en contra de Gantz y miembros del servicio de seguridad interior Shin Bet. Justo antes de que se estrellaran los trenes, la intervención de Netanyahu obligó a cambiar la ruta.

“Parecía de pronto que Bibi y su Gobierno eran los moderados, frente a la nada delicada policía, a los 'hooligans' de Ben Gvir, a los palestinos de Hamás en Al Aqsa y en Gaza”, dijo Amit Marom, de Jerusalén.

“Salvar a Jerusalén”

Durante la celebración del Día de Jerusalén los jóvenes, entre saltos y bailes frente al Muro de las Lamentaciones, cantaban: “Quien cree no teme (…) nosotros tenemos al rey del universo que nos protege de todo el resto (…). El pueblo de Israel nunca se rendirá”. También había cánticos contra los árabes. En Al Aqsa por su parte cantaban: “Todos somos Hamás”, “Allau Akbar” y “Al Aqsa 'forever”.

No parecía que hubiera ningún adulto responsable en ninguno de esos dos puntos en ebullición. Tampoco en el barrio jerosolimitano de Sheik Jarrah, donde cuatro familias palestinas se enfrentan, desde hace años, a un posible desahucio porque nacionalistas judíos argumentan que sus casas fueron construidas sobre terreno perteneciente a judíos. De esta forma, se acogen a una controvertida ley israelí que dictamina que los propietarios que hubieran escapado del país en 1948 —cuando se creó Israel— a territorio enemigo no podrán recuperar lo abandonado.

Foto: Ignacio García-Valdecasas.

En un reciente paseo por el barrio junto a Ben Gvir, Bezalel Smotrich, líder del partido proasentamientos Sionismo Religioso, acusó de la violencia actual a los políticos israelíes que negocian con un partido árabe, Raam, para obtener apoyo indirecto y una mayoría parlamentaria que permita la formación de un nuevo Gobierno: “Cada vez que Israel intenta negociar con los árabes que niegan nuestro derecho a existir el terrorismo se vuelve salvaje”, dijo Smotrich a la radio pública Kan.

“Hamás quiere también salvar Jerusalén", explica Arieh Kacowicz, profesor de ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén. "Ahora está en competencia con Mahmud Abás, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, para ver quién hace más por salvar Jerusalén”.

El componente emocional de todo este amor por Jerusalén es muy patente en las calles y en las redes. Los carteles palestinos difundidos por medios sociales dicen cosas como: “Tendrás que matarme antes de profanar mi mezquita”, con una foto de un musculoso joven palestino sin camisa frente a Al Aqsa, por ejemplo, pero otros, como la vicealcaldesa de Jerusalén, Fleur Hassan, consideran que, tras la violencia en Jerusalén oriental, los ataques terroristas de la última semana en Cisjordania y los proyectiles desde Gaza hay una política muy calculada: “Hamás tiene mucho poder e influencia, no solo en Gaza, sino también en los demás territorios palestinos, y esta escalada ha sido planeada y lleva a cabo meticulosamente por ellos”, dijo Hassan.

Kacowicz es de la opinión de que, en esta demostración de fuerza, el ultimátum de Hamás a Israel y el lanzamiento de misiles tanto a Jerusalén como al resto del país “es una apuesta peligrosa, que con facilidad se les puede ir de las manos, sin embargo, ha logrado una enorme popularidad entre los palestinos por su atrevimiento”.

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Benjamin Netanyahu. (Reuters)

El gran problema político, según el profesor, es “la completa falta de visión estratégica por parte de Israel de qué hacer con Hamás. Hace años Israel fortaleció a Hamás por no querer conversar más con Al Fatah, pero no pensó qué hacer más allá, al parecer”. Además, añade: “Hamás en realidad le está haciendo un gran favor a Netanyahu con esta escalada, no sé si intencional o no”. Y de pronto tenemos a otro elemento en la salvación de Jerusalén: el primer ministro Netanyahu.

De momento, ninguno de los bandos implicados parece dar un paso atrás. "Hemos alcanzado la victoria en la batalla por Jerusalén, en la defensa de Jerusalén”, dijo este martes el líder de Hamás, Ismail Haniyeh. “Hamás y la Yihad Islámica han pagado, os lo digo, y continuarán pagando un alto precio por su agresión (…), su sangre está sobre sus cabezas", respondió por su parte Netanyahu.

"Si los palestinos sienten que Al Aqsa concentra su identidad palestina y los judíos que el Muro de los Lamentos cumple ese papel, porque así los han educado, los lugares cobran emociones y se genera un vínculo identitario muy peligroso", explica la socióloga Esther Mizrahi. "Cuando la política y las emociones se juntan, de modo sincero o de modo utilitarista, el lenguaje se pervierte y llegan los problemas".

Después de más de un año de relativa calma, Israel y Hamás vuelven a estar a un paso de un enfrentamiento militar abierto. Los islamistas han ido escalando gradualmente, en palabras y acciones, y desde el lunes han lanzado 1.050 cohetes hacia territorio israelí, acabando con la vida de siete personas, todas por impacto de proyectil. En las represalias israelíes contra Hamás en la Franja han muerto 67 personas, 17 de ellas niños, según las autoridades sanitarias palestinas.

Gaza Benjamin Netanyahu
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