Es noticia
EEUU, cerrado por covid: ¿por qué no podemos viajar si ellos tienen peores cifras?
  1. Mundo
Presión de la UE a Biden

EEUU, cerrado por covid: ¿por qué no podemos viajar si ellos tienen peores cifras?

Estados Unidos actúa como si fuese una isla esterilizada que no quisiera contagiarse del resto del mundo, pese a que sus cifras de covid son peores que las de la UE

Foto: Aeropuerto de Los Ángeles. (EFE)
Aeropuerto de Los Ángeles. (EFE)

Los lazos personales que unen Estados Unidos y la Unión Europea llevan un año y medio casi cercenados. En la primavera de 2020, una causa de fuerza mayor hizo que las restricciones mutuas partieran por la mitad innumerables planes de boda, reuniones familiares, incorporación a nuevos empleos o simples vacaciones turísticas. Pero, cuando parecía que la pandemia de covid entraba en su recta final, con hasta cuatro millones de vacunaciones diarias en EEUU en abril, Bruselas se entregó al entusiasmo y recomendó a los 26 socios que levantasen las restricciones de viaje desde Norteamérica. Esto sucedió en junio. Dos meses después, nadie entiende muy bien por qué Washington aún no ha devuelto el gesto a sus contrapartes europeas.

"Con la variante delta, mantendremos las actuales restricciones de viaje por algunas razones", declaró la portavoz de la Casa Blanca, Jan Psaki, a finales de julio. "La más contagiosa variante delta se está extendiendo aquí y por todo el mundo". Psaki añadió que el Gobierno se limitaba a seguir las recomendaciones de sus expertos médicos y del Centro de Control y Prevención de Enfermedades.

Foto: Un hombre cruza una calle en Melbourne durante el confinamiento impuesto a principios de este mes. (EFE)

Estados Unidos actúa como si fuese una isla esterilizada que no quisiera contagiarse del resto del mundo, pese a que sus cifras de covid resultan ser, en general, peores que las de la Unión Europea. Los contagios se han multiplicado por 10 en apenas dos meses, hasta superar los 100.000 casos diarios. Números que no se veían desde febrero. Las muertes también están subiendo. El 10 de agosto fallecieron mil personas de covid en EEUU.

Ahora mismo, Luisiana presenta una ratio de infecciones por habitante mayor que ningún otro país de la Tierra. En Luisiana enferman, cada día, 89 de cada 100.000 personas. Lo mismo se puede decir de Arkansas y de Florida. Si fueran países, estarían a la cabeza de todas las listas de contagios de covid. Según la contabilidad del 'New York Times', vemos que en Norteamérica, en total, los casos de covid por habitante son casi el doble que los casos por habitante que en Europa: 30 por cada 100.000 contra 16 por cada 100.000. A finales de julio estaban casi a la par.

Una de las posibles explicaciones, además de la relajación de las restricciones en estados como Florida o Texas, que han llegado a impedir expresamente que los negocios o escuelas obliguen a llevar mascarilla en sus espacios cerrados, es el índice de vacunación. Estados Unidos partió en invierno con una gran ventaja. Cuando España o Francia empezaban a vacunar a los ancianos, en Estados Unidos ya se estaba inmunizando a los treintañeros.

Foto: Un agente de la Policía Nacional recibe una dosis de la vacuna contra el covid-19 en el Hospital Son Espases, en Mallorca. (EFE)

El tirón inicial fue masivo. Un día de abril se llegaron a vacunar más de cuatro millones de personas. Hoy, pese a que poco más de la mitad de la población ha recibido la pauta completa, las vacunaciones diarias han descendido a las 400.000. Diez veces menos que hace unos meses. Como consecuencia, el índice de vacunados por habitante en la Unión Europea superó en julio al de Estados Unidos, pese a la enorme ventaja con la que partieron los norteamericanos. Así que, a la vista de todas estas cifras y de su evolución, la Unión Europea tendría más razones para bloquear los viajes desde EEUU que viceversa. Pero se da el caso contrario.

Los europeos que tienen familia aquí, o negocios, o proyectos, o clases que dar en las universidades, continúan separados por una barrera de baches burocráticos. Ahora mismo solo pueden entrar en EEUU los europeos que tengan doble nacionalidad, o permiso de residencia, o sean esposos o padres de estadounidenses, o hayan conseguido una excepción respecto a su visa particular. Una excepción que requiere su consabido papeleo y sus consabidas semanas de espera, como saben las personas que siguen esperando en el "viejo mundo" sus permisos de entrada.

A la vista de todas las cifras, la UE tendría más razones para bloquear los viajes desde EEUU que viceversa

Si la necesidad de venir es acuciante, algunos europeos recurren a la opción de pasar dos semanas en un país que no esté en la lista de las restricciones norteamericanas. Tal es el caso de Turquía, Costa Rica o México. Desde allí, si uno ha pasado esa cuarentena técnica de 14 días, se puede viajar sin problemas a EEUU.

La Administración Biden está siendo presionada desde distintos frentes para que revise estos límites, que su antecesor, Donald Trump, había retirado en los días finales de su mandato y que Biden restableció nada más jurar el puesto. La canciller alemana, Angela Merkel, de visita reciente en la Casa Blanca, pidió al presidente que fuese recíproco de cara a la Unión Europea. Lo mismo han solicitado Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, a principios de mes, y los representantes estadounidenses de las industrias turísticos y de viajes.

Foto: Foto: Reuters

"Dadas las altas ratios de vacunación en ambos lados del Atlántico, es posible empezar a dar la bienvenida de manera segura a los visitantes vacunados desde estos mercados cruciales", dijo Tori Emerson Barnes, vicepresidente ejecutivo de asuntos públicos de U.S. Travel Association, en un comunicado. "Urgimos respetuosamente a la Administración Biden que revise su decisión en el muy corto plazo y empiece a reabrir los viajes internacionales a los individuos vacunados, empezando por corredores aéreos entre EEUU y naciones con ratios de vacunación similares".

Una ciudad como Nueva York recibía anualmente más de 13 millones de visitantes extranjeros. Una cifra que el virus redujo de forma dramática, y que continúa lejos de los niveles prepandémicos. Sus hoteles, por ejemplo, permanecían en julio a una capacidad del 65% respecto a niveles de 2019, gracias a los turistas nacionales.

Mientras tanto, la postura de Washington al respecto de las restricciones con Europa sigue siendo opaca. Varias informaciones indican que la maquinaria de sus consejeros, agencias y expertos médicos están dándole vueltas a una relajación que podría darse por fases. Pero es pronto para establecer un calendario. Y Bruselas se impacienta. Sus representantes han barajado recientemente limitar de nuevo los viajes de norteamericanos al Espacio Schengen.

El principal desafío sanitario de la administración estadounidense es elevar los índices de vacunación estancados

El principal desafío sanitario de la administración es elevar esos índices de vacunación estancados. Desde finales de julio, tanto las autoridades demócratas como las grandes corporaciones están tratando de persuadir a los reticentes de que se vacunen. La Ciudad de Nueva York pagará 100 dólares por el primer pinchazo, una medida que Biden ha recomendado tomar en otras ciudades. Las empresas también están dando incentivos. Amazon sorteará, entre sus trabajadores de primera línea, dos millones de dólares en premios para quienes se vacunen. Les pueden tocar coches, unas vacaciones o premios de 100.000 dólares contantes y sonantes.

Pero se trata de una tenaza: por un lado los incentivos, por otro la mano dura. Nueva York y California mandarán a los empleados públicos que se vacunen o que se hagan un PCR semanal a partir de septiembre. Lo mismo ha anunciado el Gobierno federal para sus 2,8 millones de funcionarios y los 1,4 millones de miembros activos de las Fuerzas Armadas. Empresas como Delta y United Airlines, Tyson Foods, Walmart, Facebook, Microsoft, Netflix, Anthem, Ford, Goldman Sachs o The NY Times han hecho la vacuna obligatoria para la mayoría de sus empleados y Biden ha pedido a las demás compañías que sigan su ejemplo.

Los lazos personales que unen Estados Unidos y la Unión Europea llevan un año y medio casi cercenados. En la primavera de 2020, una causa de fuerza mayor hizo que las restricciones mutuas partieran por la mitad innumerables planes de boda, reuniones familiares, incorporación a nuevos empleos o simples vacaciones turísticas. Pero, cuando parecía que la pandemia de covid entraba en su recta final, con hasta cuatro millones de vacunaciones diarias en EEUU en abril, Bruselas se entregó al entusiasmo y recomendó a los 26 socios que levantasen las restricciones de viaje desde Norteamérica. Esto sucedió en junio. Dos meses después, nadie entiende muy bien por qué Washington aún no ha devuelto el gesto a sus contrapartes europeas.

Unión Europea Aerolíneas
El redactor recomienda