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"La sociedad ucraniana no va a aceptar una neutralidad impuesta por Moscú"
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"La sociedad ucraniana no va a aceptar una neutralidad impuesta por Moscú"

El Confidencial entrevista a Alina Frolova, exviceministra de Defensa de Ucrania (2019-2020) y experta en guerras híbridas, sobre las negociaciones de paz y los escenarios de conflicto

Foto: Alina Forlova, ex viceministra de Defensa de Ucrania. (Centre for Defence Strategies)
Alina Forlova, ex viceministra de Defensa de Ucrania. (Centre for Defence Strategies)
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Casi cuatro semanas después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, el Kremlin no ha conseguido sus objetivos iniciales. Las operaciones 'relámpago' aerotransportadas y mecanizadas para hacerse con Kiev, Járkov, Odesa y otras importantes ciudades del país para forzar un cambio de gobierno fracasaron. Salvo en el sangriento frente del enclave portuario de Mariúpol, cuyo destino pende de un hilo tras una abrasiva campaña de bombardeos y combates urbanos en el centro de la ciudad, todo apunta a que la ofensiva rusa entrará ahora en una fase de estancamiento terrestre. Un férreo cerco militar acompañado de una renovada estrategia de 'terror' con ataques indiscriminados rusos para intentar torcer el brazo de Kiev.

La eventual caída de Mariúpol sería un terrible golpe para los ucranianos, que perdería su acceso al mar de Azov y permitiría a los rusos establecer un corredor terrestre entre Crimea y el Donbás. Pero, por el momento, la lentitud del avance ruso en los otros frentes sobre el terreno y la —para muchos— sorprendente resistencia del Ejército ucraniano son el marco en el que se producen los primeros contactos para abordar un alto el fuego entre ambos países y una salida al conflicto. Rusia, que ya ha filtrado algunas de sus demandas, se niega a hacer remitir su campaña de bombardeos; mientras que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, insiste en mantener conversaciones "significativas" de paz —incluyendo algún tipo de esquema de neutralidad para su país— pero sin intención de claudicar.

Foto: Restos de un avión militar derribado en Kiev. (EFE/Sergey Dolzhenko)

Pese a los gestos en el entorno de los equipos de Kiev y Moscú, hay pocos indicios de que las negociaciones vayan a fructificar, tanto por la agresiva actitud rusa, como por la propia posición de la sociedad ucraniana, horrorizada ante los bombardeos que, día sí día también, se cobran decenas de vidas civiles. Entre los escépticos está Alina Frolova, exviceministra del Ministerio de Defensa de Ucrania (2019-2020) y ahora analista del Centre for Defence Strategies. Experta en guerra híbrida y exasesora en varios ministerios, desgrana en una entrevista con El Confidencial desde Kiev las líneas rojas ucranianas en las conversaciones con Moscú y los posibles escenarios de la ofensiva militar que marcarán cualquier contacto entre las partes. Sus pronósticos no son optimistas y advierte del peligro de entrar en 'la zona gris', un punto muerto en los avances rusos que irá haciéndose cada vez más sangriento cuando más se prolongue en el tiempo.

PREGUNTA. Estos días estamos viendo ciertos progresos en las negociaciones hacia un posible acuerdo que incluiría, según publicó el 'Financial Times', un alto el fuego y retirada de tropas rusas a cambio de la ‘neutralidad’ de Ucrania y alejarse de la OTAN, manteniendo un Ejército propio pero sin acoger bases militares extranjeras. ¿Es esto algo que Ucrania podría aceptar?

RESPUESTA. De hecho, Ucrania ha sido neutral toda su vida, un estatus garantizado por muchos países, pero nada funcionó [para evitar la invasión de Rusia]. Por eso no creo que la neutralidad en sí misma sea la intención real de Rusia. Nadie entiende en realidad qué es exactamente lo que quieren. Toda esa información viene del lado ruso, lo que sabemos de momento de los negociadores ucranianos es que se puede negociar cierta neutralidad, pero que también tiene que haber parte de otros países que nos puedan dar garantías de seguridad. Eso es, digámoslo, la parte formal de la historia. La parte informal es que la sociedad ucraniana, en la situación que está sufriendo ahora, y con la amenaza de una nueva potencial guerra años más tarde, esté lista para aceptar un estatus de neutralidad. La neutralidad no es realmente el problema, sino la idea de que alguien nos dicte lo que nosotros, como nación, tenemos que hacer.

P. Rusia está mencionando opciones de estatus de neutralidad como Austria (obligada a la neutralidad por su Constitución y con un Ejército propio pero limitado) o Suecia…

R. No, eso obviamente no funcionará para Ucrania. Rusia ha sido un vecino siempre agresivo, no solo ahora. Putin dijo claramente, antes de iniciar esta invasión, que consideraba Ucrania un error que tiene que arreglar; es decir, que eliminaría el país tal y como es. Si ahora acordamos una especie de periodo ‘gris’, significará una nueva guerra para nosotros [más adelante]. No podemos deshacernos de las capacidades militares, tenemos que tener una capacidad militar suficiente para mantenerlos fuera de nuestro territorio y alianzas suficientes para apoyarnos en caso de esta amenaza. Porque ya vimos por ejemplo Georgia, que tenía un Ejército bastante modernizado en 2008 pero no pudo lidiar con Rusia porque es demasiado pequeño, y sin las armas no pudo protegerse. Ucrania es mucho más grande y nuestro Ejército también, pero aun así, en cuanto a presupuesto, o efectivos y tropas, no podemos compararnos con Rusia. Sería muy difícil protegernos sin una buena asociación y alianzas. Porque, ¿qué significa demilitarización? Que alguien nos está diciendo que no podemos tener Ejército. ¿Por qué? No estamos hablando de límites a misiles ofensivos, de su alcance o de no tener armas nucleares. Es directamente no tener armas.

Foto: El ex primer ministro finlandés Alexander Stubb. (Reuters/Vincent Kessier)

P. El propio presidente Volodímir Zelenski parece haber renunciado ya a la OTAN definitivamente. Ya desde antes de la invasión rusa, Ucrania había estado explorando otro tipo de acuerdos de seguridad regionales, más pequeños, con países como los bálticos, incluso Turquía. ¿Es esa la solución para Ucrania?

R. El camino a la OTAN no es de un día. De hecho, antes de la invasión, nadie en la OTAN hablaba seriamente, con un calendario, de la entrada de Ucrania. Eso es una narrativa utilizada por Rusia, que Ucrania estaba 'ya casi' en la OTAN. Sí, hemos buscado y seguimos buscando algún tipo de formatos de seguridad y cooperación regional, porque entendemos claramente la amenaza que viene de Rusia, y entendemos que para tener algún tipo de espacio para el desarrollo normal del país tenemos que cooperar con grandes potencias o unir los poderes regionales para tener la habilidad de protegernos a nosotros mismos. Es por eso que la OTAN era un formato claro para ese tipo de cooperación.

Al mismo tiempo, Ucrania estaba buscando alianzas regionales que aumentaran el nivel de seguridad no solo de Ucrania, sino de Rumanía, Bulgaria… Tenemos un problema y tenemos que buscar soluciones. Si no hay una solución obvia y realista, buscaremos otras. Las alianzas regionales de seguridad y la cooperación con países aliados son capacidades militares para la defensa y seguridad. Pero a nivel regional, Ucrania es el mayor en términos de tamaño [del Ejército], Turquía tiene una posición separada, así que de cualquier manera nuestra mejor opción es la OTAN. Sin embargo, si no es posible, en los próximos años deberíamos crear otras alianzas que equilibren la situación en la región y Ucrania.

Foto: Foto: EFE/EPA/Parlamento Reino Unido/Jessica Taylor.

P. Con las negociaciones en marcha, ¿cree que estamos en un momento especialmente peligroso si Rusia las utiliza para reagruparse y lanzar un nuevo ataque contra Ucrania?

R. Estas son de hecho las tácticas que normalmente utiliza Rusia. Las negociaciones pueden ser exitosas en dos casos: cuando un lado presiona al otro lado para aceptar algún acuerdo, que no es el caso aquí —en esta guerra, estamos perdiendo infraestructura, gente… pero militarmente estamos teniendo éxitos—. El otro caso es buscar una situación en la que todos puedan ganar y realmente resolver el asunto. No es el caso tampoco, porque Rusia no está buscando una solución. Ellos se inventaron la razón para la guerra, y ahora quieren tener garantías de que esta historia falsa que crearon sea solventada. Esto no es una posición negociadora en el mundo real. Es por eso que no creo que estas negociaciones traigan resultados. Es el mismo enfoque que con los acuerdos de Minsk, utilizados por Rusia como una manipulación constante para obtener sus propios objetivos.

Y sobre el alto el fuego. Hemos visto en los últimos ocho años múltiples —20 o 30— acuerdos de alto el fuego, y los rusos no respetaron ninguno. La semana pasada vimos varios acuerdos para corredores humanitarios que los rusos cumplieron apenas un 80%, disparando a los civiles.

Foto: Miembros de las Fuerzas de Defensa Territorial en un control en Kiev. (EFE/Roman Pilipey)

P. En la perspectiva militar, si las negociaciones de un alto el fuego no fructifican a corto plazo, ¿qué cree que podemos esperar en las próximas semanas?

R. La situación es complicada. Hemos conseguido prevalecer en tierra y aire, algo bastante sorprendente, gracias a nuestra motivación, preparación y mejor calidad de las habilidades de las fuerzas que tenemos. Sin embargo, los rusos tienen todavía un número muy superior de misiles. Así que están eligiendo las tácticas de destrucción masiva, ya que no tienen tantos recursos para el avance terrestre. Algo que desde una perspectiva militar de ocupación no tiene mucho sentido; pero es que ya no hay lógica detrás de muchas cosas que hacen, ahora es ya algo personal o emocional [por parte de Putin].

Rusia está eligiendo tácticas de destrucción masiva, lo que desde una perspectiva militar de ocupación no tiene mucho sentido​

Nadie cree ya en una guerra corta de una semana. Nadie tampoco cree que se vaya a conseguir un buen acuerdo. Y probablemente el escenario más plausible es que las tropas rusas se reagruparán y reenfocarán sus esfuerzos en el sur de Ucrania para intentar conseguir la costa del mar Negro, conectar Crimea con las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Luhansk —lo que les daría el control total sobre el mar Negro—, aumentando su tamaño… Lo suficiente para poder declararlo como victoria. No considero, sin embargo, que este escenario sea 100% realista, porque nuestro Ejército está también preparado para él y no tiene intención de abandonar la operación del mar Negro.

Foto: Mural de Putin y Zelenski del artista LKN. (EFE/Villar López)

Así que es posible que acabemos con algún tipo de guerra más localizada, que más tarde se convierta en una zona gris no solo en el sur, sino también a lo largo del este, que podría continuar en el tiempo con grupos subversivos que Rusia utilice de algún modo para propagar inestabilidad en toda Ucrania. Este escenario no es bueno para Ucrania, porque no nos permitirá un desarrollo normal como un país normal. Y, por supuesto, acabará llevando a algún tipo de escalada, y una nueva guerra.

El escenario optimista es que, probablemente con muchas pérdidas, Ucrania restaure su integridad territorial. Pero cómo, en qué momento y cuánto tardará es difícil de pronosticar. Las únicas ciudades [grandes] que han conseguido ocupar son Jersón y Melitópol. No están consiguiendo entrar en Mariúpol ni en Járkov. Así que creo que estamos en una situación en la que podemos perder algunas batallas, pero estoy absolutamente segura de que ganaremos la guerra.

Y no creo que tengan tampoco ningún éxito sustancial en influencia política. Antes de la guerra, tendríamos un 10-15% de políticos o población que todavía creían en algún tipo de amistad con Rusia. Ahora, como mucho, un grupo muy marginal de 2-5%. Políticamente, esta guerra nos ha sacado completamente de la esfera de influencia rusa.

Foto: Único encuentro entre los ministros de Exteriores de Rusia y Ucrania desde el comienzo de la guerra en Turquía. (Reuters)

P. ¿Cuál es su análisis de la situación en Kiev, es posible un asalto en los próximos días?

R. No, no creemos que puedan ocupar Kiev en ningún caso. Es una ciudad muy grande, con mucha gente, dos millones de personas, y que ahora parece una fortaleza: muchos ‘check points’ y muchísimos reclutas de las fuerzas de defensa territorial armadas. No es posible. Necesitarían un sustancial número de fuerzas para mantenerla [bajo control], al menos 500.000, incluso para rodearla, porque las carreteras alrededor de Kiev son más de 100 kilómetros, si mides el círculo total. Así que para controlar y prevalecer, en un terreno tan grande, no tienen fuerzas suficientes. Es verdad que esta variable fue considerada al principio [de la invasión], porque nadie entendía claramente la capacidad real de las fuerzas rusas. No están siendo ni capaces de mantener [bajo control] ciudades pequeñas, se están enfrentando a manifestaciones de la población local.

Y hay que tener otro elemento en cuenta. Ya en 2014, durante unos meses el país estuvo operando sin un Gobierno centralizado [tras la revolución del Maidán y la huida del entonces presidente, Víktor Yanukóvich] cuando desaparecieron todo el Gobierno y el presidente. Tenemos un sistema que puede funcionar descentralizado en la toma de decisiones. Así que para nosotros, digamos que teóricamente, incluso si perdiéramos el Gobierno central por un tiempo porque no pueda actuar con normalidad, no es un desastre como sería para los rusos.

Foto: Imágenes de satélite del convoy militar ruso de más de 60 km hacia Kiev. (Getty/Maxar)

P. Se ha hablado mucho de que el Ejército ucraniano de 2022 no es el de 2014, cuando se vio totalmente sobrepasado. Pero aun así, y habiendo pasado por el Ministerio de Defensa de Ucrania, ¿qué elementos siguen siendo puntos débiles?

R. Ciertamente tenemos muchos huecos que están siendo activamente aprovechados por los rusos. Es imposible cubrir todos los huecos [que tenía el Ejército ucraniano en 2014] inmediatamente, porque todas las capacidades militares cuestan mucho, especialmente algún tipo de sistema integral de defensa aérea. Creo que políticamente tampoco le dimos tanta atención al desarrollo de nuestro Ejército, aunque fue una gran transformación, con asistencia de asesores de nuestros aliados. Desde mi punto de vista, ha habido muchos retrasos en la estrategia y planeamiento de la Fuerza Aérea, que todavía no tenemos. Adoptamos la estrategia y planeamiento de la Marina solo hace dos años. Y hemos tenido muchos problemas con la implementación sostenida de la estrategia [de defensa]. Nuestro ambiente político, muy cambiante, lo ha dificultado, en lo militar tienes que pensar a 10 años vista.

Foto: Un submarino ruso atraviesa el Bósforo con dirección al mar Negro. (EFE/Erdem Sahin)

También es importante concentrarse en la estrategia contemporánea [sobre la guerra]; no necesitamos siempre competir con los mismos sistemas, si ellos tienen misiles, nosotros tenemos misiles… Ucrania no se puede permitir eso porque somos más pequeños y con menor presupuesto y financiación. Sin embargo, si nos centramos en medios y enfoque más contemporáneos, funciona mejor. Por ejemplo, los Bayraktar [drones turcos] están funcionando muy bien, y con unas fuerzas aéreas mucho menos desarrolladas estamos todavía manteniéndonos en el aire. De esta guerra deberíamos también aprender que tenemos que ser más flexibles, movernos más rápido y ser más precisos en elegir una prioridad.

Casi cuatro semanas después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, el Kremlin no ha conseguido sus objetivos iniciales. Las operaciones 'relámpago' aerotransportadas y mecanizadas para hacerse con Kiev, Járkov, Odesa y otras importantes ciudades del país para forzar un cambio de gobierno fracasaron. Salvo en el sangriento frente del enclave portuario de Mariúpol, cuyo destino pende de un hilo tras una abrasiva campaña de bombardeos y combates urbanos en el centro de la ciudad, todo apunta a que la ofensiva rusa entrará ahora en una fase de estancamiento terrestre. Un férreo cerco militar acompañado de una renovada estrategia de 'terror' con ataques indiscriminados rusos para intentar torcer el brazo de Kiev.

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