Es noticia
La trinchera gasística de Europa: cómo los nórdicos responden al cierre del grifo ruso
  1. Mundo
Los planes ante el corte del gas

La trinchera gasística de Europa: cómo los nórdicos responden al cierre del grifo ruso

Las políticas energéticas han pasado a formar parte imprescindible de los planes de seguridad de los países nórdicos tras la invasión de Ucrania

Foto: Una obra de arte representando un dragón comiéndose al presidente de Rusia, Vladímir Putin, con el cartel 'Ucrania, sé fuerte' flota en un embalse en Helsinge, Dinamarca. (EFE/Claus Rasmussen)
Una obra de arte representando un dragón comiéndose al presidente de Rusia, Vladímir Putin, con el cartel 'Ucrania, sé fuerte' flota en un embalse en Helsinge, Dinamarca. (EFE/Claus Rasmussen)

Primero fue Finlandia y la semana pasada le tocó a Dinamarca. En menos de un mes, la gigante gasística rusa Gazprom ha cortado el suministro del combustible a dos países nórdicos, además de aplicar el mismo castigo a Polonia y Bulgaria y también amenazar a los Países Bajos con el cierre del grifo.

Desde el inicio de la invasión en Ucrania, las políticas energéticas han pasado a formar parte imprescindible de los planes de seguridad de los países nórdicos. Ante el cierre de los gasoductos desde Rusia, estas naciones buscan la manera de asegurarse los suministros y de aportar alternativas energéticas para la Unión Europea, que mantiene la intención de desprenderse energéticamente de Moscú. Se trata de un laboratorio de experimentación más benigno, dado que Suecia y Finlandia dependen poco de las importaciones de gas y, en condiciones habituales, Dinamarca y Noruega son países exportadores de sus propios combustibles fósiles. Pero sus resultados serán clave para la implementación de medidas a nivel continental.

“Dinamarca es un pez pequeño”

El pasado martes, la compañía danesa de energía Ørested anunciaba en un comunicado que, a partir del 1 de junio, se negaba a pagar en rublos los contratos por las importaciones de gas ruso, la maniobra que está intentando imponer Moscú a los países europeos para esquivar las sanciones internacionales. En el texto, la empresa recalcaba que, a corto plazo, no se ponía en peligro el suministro de gas en el país porque no hay un gasoducto que una directamente Rusia con Dinamarca, lo que permite al país nórdico obtenerlo de sus vecinos europeos. “Esto significa que, en mayor medida, Dinamarca deberá comprar el gas en el mercado europeo”, concluía el mensaje. Por lo pronto, se prevé que el país continúe consumiendo el combustible ruso a través de Alemania, que continúa importándolo principalmente a través del gasoducto Nord Stream 1.

Foto: Ilustración con el logo de Gazprom y la bandera rusa. (Reuters/Dado Ruvic)
TE PUEDE INTERESAR
Putin lanza su órdago del gas: ¿está la UE preparada para lo que viene?
Lucas Proto Álvaro F. Cruz Gráficos: Darío Ojeda

Que Dinamarca deje de comprar gas a Gazprom tampoco significa un gran problema para Rusia debido al tamaño del país escandinavo. Según la Agencia de Estadística danesa, no es posible calcular el valor de las importaciones de gas desde Rusia. Sin embargo, en el país hay 380.000 hogares que utilizan gas natural para la calefacción, lo que representa únicamente a 800.000 ciudadanos. En el año 2020, la proporción de este combustible del total del consumo de energía era del 13%, casi 10 puntos menos que la cuota de 2004. “Dinamarca es un pez pequeño”, asegura Trine Villumsen Berling, investigadora del Instituto Danés de Estudios Internacionales consultada por El Confidencial. “En condiciones normales, en Dinamarca somos autosuficientes en gas y petróleo”, continúa Berling, "pero desde 2019 tenemos nuestro principal yacimiento, en Thyra, con la producción parada por obras de mantenimiento". "Por esto hemos dependido del gas ruso durante un tiempo", aclara.

Según la experta, en los próximos meses el suministro de gas en Dinamarca está garantizado por las reservas, “pero más adelante tendremos que abrir una ventana de oportunidades antes de reanudar nuestra producción en 2023 o en 2024”, explica.

Finlandia, el eslabón más débil

El caso de Finlandia es muy distinto. A pesar de que el gas natural en Finlandia solo representa el 5% del total del consumo energético, el país carece de fuentes propias de combustibles fósiles y necesita importar grandes cantidades de petróleo, gas y otros recursos energéticos como el uranio para producir energía nuclear. Según la Agencia de Estadística y el Instituto de Recursos Naturales finlandés, durante 2021 el país importó el 35% del total del suministro energético desde Rusia, entre ellos, el 80% de su crudo. Antes de que Moscú decidiera cerrar el grifo gasístico, el ministro de Economía, Mika Lintila, aseguró que gran parte de la industria finlandesa depende de ello: “Sería un golpe muy duro para la industria, estamos hablando de miles de trabajos”. Sin embargo, en abril, la primera ministra, Sanna Marín, expresaba su deseo de “deshacerse de todos los combustibles fósiles rusos”.

“Hasta ahora, en Finlandia no habían considerado la dependencia energética de Rusia como un problema, a diferencia de los demás países bálticos”, asegura Berling. Por ejemplo, la empresa estatal finlandesa Fortum hasta hace poco estaba asociada junto a la rusa Rosatom en un proyecto para construir una central nuclear. Finalmente, la iniciativa se desestimó el pasado 2 de mayo. A pesar de la dependencia, desde el Gobierno finlandés se ha asegurado que estaban preparados para hacer frente al corte de gas ruso, de momento importando gas licuado y gracias a una nueva conexión gasística desde Lituania.

El corte de suministro de gas en Finlandia llegó como represalia el día después de que el país confirmara su petición de entrada en la OTAN. Por su parte, Suecia, el otro país que pronto prevé formar parte de la Alianza, no teme que desde Moscú se tomen medidas de presión similares. "Suecia depende muy poco del gas y de la importación de energía rusos", explica Berling. “El país tiene unos recursos enormes para producir electricidad a partir de la energía hidroeléctrica y la energía nuclear. Además, están muy preparados para hacer la transición a la energía verde”, concluye la experta.

Planes para fuentes de energía alternativas

Ante las amenazas y acciones de cortes energéticos de Rusia, los países europeos debaten ahora qué alternativas podrían tener para remplazar el gas ruso, que representa casi el 40% del consumido en el continente. En este sentido, los países nórdicos pueden tener un papel relevante. Por el momento, en octubre se inaugurará el Baltic Pipe, un ducto que exportará gas desde Noruega hasta Alemania y Polonia, pasando por Dinamarca. Aunque la capacidad de suministro de Oslo es limitada, Berling indica que, “a largo plazo, la solución propuesta por los nórdicos no es sustituir el gas ruso por otro gas, sino encontrar fuentes alternativas de energía”.

Foto: Tuberías de gas en Polonia. (Reuters/Wojciech Kardas)

Hace dos semanas, se reunieron en el puerto industrial danés de Esbjerg la primera ministra danesa y sus homólogos alemán, belga y holandés, junto con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El motivo era la presentación de lo que representa hasta hoy el proyecto de infraestructura más caro y ambicioso que nunca se ha planteado Dinamarca. La iniciativa prevé construir miles de turbinas eólicas gigantes a lo largo de la costa del mar del Norte, desde el norte de Dinamarca hasta Bélgica, levantadas sobre islas artificiales. El país nórdico es líder en el mundo en la construcción de turbinas eólicas y está previsto que en el proyecto inviertan las dos principales empresas energéticas del país, Vestas y Ørsted.

El potencial de la infraestructura, que prevé que podría generar 150 gigavatios, es enorme, aunque los expertos señalan que los retos que afronta el proyecto son ingentes. Aun así, la experta del DIIS certifica: “Antes de las tensiones con Rusia, este ya era un proyecto importante, pero ahora ha pasado a ser una absoluta prioridad para Dinamarca”.

Primero fue Finlandia y la semana pasada le tocó a Dinamarca. En menos de un mes, la gigante gasística rusa Gazprom ha cortado el suministro del combustible a dos países nórdicos, además de aplicar el mismo castigo a Polonia y Bulgaria y también amenazar a los Países Bajos con el cierre del grifo.

Finlandia Gas natural Noruega Combustibles fósiles
El redactor recomienda