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Carrera contrarreloj: ¿pueden reinventarse los 'tories' tras era Boris?
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Guerra interna en el Partido Conservador

Carrera contrarreloj: ¿pueden reinventarse los 'tories' tras era Boris?

A pesar de la confianza en algunos sectores de que es posible que los conservadores se reinventen una vez más, la forzada salida de Boris Johnson conlleva grandes riesgos ante las próximas elecciones

Foto: Boris Johnson visita el instituto Francis Crick en Londres. (Reuters)
Boris Johnson visita el instituto Francis Crick en Londres. (Reuters)
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El Partido Conservador del Reino Unido es una de las máquinas políticas más exitosas del mundo democrático. Ha estado ganando elecciones desde la década de 1830 y dominando la política británica durante la mayor parte del siglo XX y XXI. Su capacidad de regeneración y adaptación es memorable. Nada tiene que ver la formación que lideró David Cameron con la de Theresa May, por no hablar de la de Boris Johnson.

Sin embargo, a pesar de la confianza en algunos sectores de que es posible que los 'tories' se reinventen una vez más, la forzada salida del 'premier' conlleva grandes riesgos. Después de 12 años en Downing Street, los conservadores pueden acabar perdiendo el poder para pasar toda una generación en la oposición. Eso es, al fin y al cabo, lo que ocurrió en 1997. Tras el desgaste de la era de Margaret Thatcher, llegó un Tony Blair con su “Nuevo Laborismo” y arrasó.

El estilo de campaña populista de Boris y su promesa de romper el estancamiento absoluto que existía en Westminster por el Brexit ayudaron a rejuvenecer a un partido que había quedado magullado en las elecciones generales de 2017, con una Theresa May al frente que no consiguió el Gobierno “fuerte y estable” con el que soñaba. Guste o no, fue Johnson quien llevó de nuevo a los conservadores a ganar una aplastante mayoría absoluta no vista desde los tiempos de la Dama de Hierro, arrebatando a los laboristas distritos que controlaban desde la II Guerra Mundial.

Foto: Boris Johnson, desde Downing Street. (Reuters/Henry Nicholls)

Pero el Brexit ya está ejecutado. Y al frente de la oposición ya no está el impopular Jeremy Corbyn, sino un centrista Keir Starmer que, aunque puede no tratarse del tipo más carismático del mundo, da una imagen de integridad que Boris se cargó hace tiempo. Según los últimos sondeos, los laboristas sacan 15 puntos de ventaja a los conservadores (43 frente a 28).

El paso de Johnson por el número 10 ha supuesto todo un terremoto. Sus continuas mentiras, transgresión de las reglas y despreocupación por las funciones de Gobierno hacen que la reconstrucción del partido suponga un serio desafío. No solo hay que recuperar la confianza de un electorado, sino también la imagen misma de un país tremendamente cuestionado después de que su mandatario estuviera dispuesto a violar unilateralmente los tratados internacionales que firmó para el Brexit, impulsado por las tensiones internas de su partido político. Ni siquiera el divorcio con la UE, la gran herencia que ha dejado la ambición rubia, está zanjado porque, aunque los británicos han abandonado ya el bloque, Londres y Bruselas siguen inmersos en negociaciones sobre la polémica del Protocolo de Irlanda.

En este contexto, algunos observadores de Westminster ven al partido —que ya ha pasado por tres primeros ministros desde 2015— acercándose a un punto de máximo peligro. Se la juegan a todo o nada porque, si terminan eligiendo a alguien que no esté a la altura, será ya demasiado tarde para cambiar de rumbo nuevamente antes de las próximas elecciones.

Y es complicado. Con Reino Unido ya fuera de la UE, los votantes tradicionales laboristas están volviendo ahora al redil. Y los conservadores desilusionados están apostando ahora por los Liberal Demócratas, tal y como se comprobó en los últimos comicios parciales de finales de junio.

Las próximas generales están previstas para 2024. En cualquier caso, hay muchas posibilidades de que se adelanten cuando el nuevo líder conservador se mude automáticamente a Downing Street para legitimar de alguna manera su mandato y demostrar que no está al frente del Gobierno solo porque tenga solo el apoyo de los 200.000 afiliados de la formación (menos del 1% de la población británica), sino porque ha conseguido la confianza del electorado.

Graham Brady, presidente del llamado Comité 1922, que agrupa a los conservadores sin cartera, ya ha anunciado el calendario de las primarias. Este martes será el único día para presentar candidaturas. Para poder postularse se necesita el apoyo de al menos 20 diputados conservadores, en lugar de los ocho que estaba antes estipulado. La primera votación entre las filas será el miércoles y la segunda, previsiblemente, el jueves. Para la próxima semana, se espera la última votación a fin de tener, antes del 21 de julio —que es cuando termina la actividad en Westminster antes del receso de verano—, a los dos finalistas que se presentarán ante los alrededor de 200.000 afiliados del partido, quienes deberán votar al nuevo líder. El ganador se anunciará el 5 de septiembre.

Foto: Boris Johnson, rodeado de posibles candidatos a sustituirle. (Reuters)

Nada se puede dar por hecho. El que fuera ministro del Tesoro, Rishi Sunak, uno de los pocos que no quiere bajar los impuestos a fin de controlar una inflación disparada que se espera que supere el 11%, se presentaba inicialmente como el candidato con mayor posibilidad de éxito. Pero, según la última encuesta publicada por la web Conservative Home, biblia para los 'tories', Penny Mordaunt, exministra de Defensa, reservista de la Royal Navy y representante de los 'brexiteers moderados', es la favorita entre los afiliados. En segunda posición está Olukemi Badenoch, secretaria de Estado de Igualdad y una de las caras más desconocidas para el electorado. En tercer lugar, está Sunak.

Con más de una decena de postulantes, la batalla se prevé intensa y sucia. Y esto no ayuda, precisamente, a lavar una imagen ya desgastada tras 12 años en el poder. De momento, un aliado de Priti Patel —ministra del Interior y representante del ala dura— ha admitido haber compartido un expediente en los grupos 'tories' de WhatsApp que califican a Sunak como un mentiroso en el que no se puede confiar en materia de impuestos. Por su parte, Suella Braverman —fiscal general del Estado y representante de los euroescépticos más radicales— ha acusado a Penny Mordaunt de hacer que su embarazo fuera “innecesariamente” estresante al permitir que los activistas protrans "se apropiaran" de la legislación sobre maternidad.

Mordaunt ha tenido también que cambiar su vídeo de presentación apenas unas horas después de ver la luz después de que el atleta paralímpico Jonnie Peacock haya demandado quitar una escena en la que se le veía saludando tras una carrera a Oscar Pistorius, quien fue luego condenado por asesinato de su novia Reeva Steenkamp. “Cualquier cosa menos azul”, ha dicho en sus redes el deportista, en referencia al color del Partido Conservador.

Una de las grandes preocupaciones del núcleo duro de la formación es que, con tantos representantes de este sector presentándose a la carrera por el liderazgo, el voto se divida y acaben dos conservadores moderados como finalistas. De momento, los partidarios del Brexit se están uniendo en torno a Braverman en ausencia de alguien más en quien puedan confiar. No se descarta, por tanto, que en el último momento Patel se sume a la batalla. También es posible que lo haga el propio Jacob Rees-Mogg, actual ministro para las Oportunidades del Brexit y uno de los diputados más excéntricos de Westminster. El político, que parece sacado del siglo XVIII, sería el candidato de la continuidad con la era Boris.

En cualquier caso, al resolver el problema del Brexit —al menos, las partes que no incluyen el Protocolo de Irlanda del Norte—, los 'tories' han conseguido resolver una cuestión espinosa que se ha cernido sobre las contiendas por el liderazgo durante años. Es la economía, con una inflación que podría superar el 11%, la que centra ahora el debate.

Foto: Periódicos en Downing Street. (Reuters/Henry Nicholls)

Entre tanto, la oposición laborista debe decidir si presenta moción de confianza al Gobierno para que Johnson salga del número 10 y sea otro quien se quede las próximas semanas como primer ministro en funciones. Este lunes, en su primera aparición pública tras su dimisión como líder conservador, Johnson se mostró “determinado” a cumplir con el mandato que se le encomendó en los pasados comicios generales de 2019 en sus últimas semanas al frente del Ejecutivo. En cualquier caso, admite ya su papel secundario.

“Estoy determinado a continuar y ejecutar el mandato que se nos encomendó, pero mi trabajo realmente es simplemente supervisar el proceso en las próximas semanas. Estoy seguro de que el resultado será bueno”, afirmó durante una visita al Instituto de investigación Francis Crick, donde prefirió no hablar de ningún candidato. “Después de todo lo que ha pasado, no me gustaría dañar las posibilidades de nadie ofreciendo mi apoyo”, sentenció.

Este martes por la tarde, tan sólo ocho candidatos obtuvieron el respaldo de al menos 20 diputados para poder postularse en la carrera. La lista incluye nombres ya esperados y conocidos para el electorado como Sunak (ex Tesoro), Suella Braverman (Fiscal General Estado), Jeremy Hunt (Ex Sanidad y finalista en las primarias de 2019), Penny Mordaunt (ex Defensa), Liz Truss (Exteriores) y Nadhim Zahawi (Tesoro). Quizá menos conocido sea Tom Tugendhat, responsable del Comité de Exteriores.

Foto: Boris Johnson. (EFE/ Facundo Arrizabalaga)

Aunque la gran sorpresa la ha dado Kemi Badenoch. La diputada de 42 años y de color, que ocupaba la secretaría de Estado para Igualdad, ha sido un nombre que se ha colado en última hora, pero que despierta a partes iguales admiración y curiosidad. Su rostro no es de los más conocidos para el público. Y, sin embargo, los analistas aseguran que puede tener un largo recorrido. Entre los que apoyan su candidatura está Michael Gove, uno de los pesos pesados de la formación.

Por su parte, aunque había gran interés por parte del ala dura del partido para que la titular de Interior, Priti Patel, se presentara a la carrera por el liderazgo, finalmente ésta no quiso dar el paso. Y el que lo había dado, pero finalmente se quedó ayer fuera fue Sajid Javid, quien precisamente marcó el inicio del motín que acabó con Johnson presentando antes que nadie su dimisión el pasado martes como ministro de Sanidad. Había sido uno de los más críticos en los últimos días con Johnson.

Por otro lado, el aún primer ministro británico ha tomado la decisión, sin precedente alguno, de impedir que la Cámara de los Comunes vote la moción de censura presentada por la oposición laborista para sacarle inmediatamente de Downing Street, lo que podría haber desencadenado elecciones anticipadas. Según Erskine May, la biblia del procedimiento parlamentario, el Gobierno “debe encontrar tiempo para debatir sin demora” este tipo de procedimiento. Pero, una vez más, Johnson se salta las reglas. “Todos los candidatos al liderazgo tory deberían denunciar este flagrante abuso de poder para proteger a un primer ministro desacreditado”, señaló un portavoz de la oposición laborista.

El Partido Conservador del Reino Unido es una de las máquinas políticas más exitosas del mundo democrático. Ha estado ganando elecciones desde la década de 1830 y dominando la política británica durante la mayor parte del siglo XX y XXI. Su capacidad de regeneración y adaptación es memorable. Nada tiene que ver la formación que lideró David Cameron con la de Theresa May, por no hablar de la de Boris Johnson.

Partido Conservador Británico Boris Johnson