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Apagones, cortes de gas… y, ahora, de agua: ni siquiera Reino Unido se libra de la sequía
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Adiós al lluvioso Londres

Apagones, cortes de gas… y, ahora, de agua: ni siquiera Reino Unido se libra de la sequía

Reino Unido se prepara para las restricciones en el uso del agua y la posible prohibición de las mangueras en medio de una sequía histórica y una nueva ola de calor

Foto: Rieno Unido afronta una dura sequía y aplicará restricciones de agua en las próximas semanas. (Andy Rain/EFE)
Rieno Unido afronta una dura sequía y aplicará restricciones de agua en las próximas semanas. (Andy Rain/EFE)

El país de la lluvia, lo llamaban. Reino Unido es famoso por sus largos días con el cielo encapotado, pero ni ellos se han librado de la sequía y de sus consecuencias. La empresa suministradora de agua británica Thames Water ha anunciado que aplicará restricciones en el uso de agua en las próximas semanas por la ola de calor. Más cortes, después de que el Gobierno reconociera que prevé varios de días de apagones organizados para la industria e incluso en los hogares por la crisis energética que azota Europa. No es un plan confirmado, pero sí un "escenario razonable" durante los meses de invierno.

Las restricciones en el agua afectarán a unas 15 millones de personas del sur de Inglaterra, entre ellas a los habitantes de Londres, y el objetivo es que se eviten prácticas como regar el jardín o lavar el coche durante los días en los que se apliquen las restricciones. En uno de los países de Europa donde la lluvia es casi un fenómeno constante, no están acostumbrados a estas medidas. Deberían empezar a hacerlo. "Necesitamos prepararnos para más sequías y más inundaciones. (...) Es probable que esta situación sea más frecuente porque la naturaleza será más extrema en un futuro", apunta Alastair Chisholm, director de políticas de la Institución Colegiada de Gestión Ambiental y del Agua (CIWEM, por sus siglas en inglés), a El Confidencial.

Foto: Gasoducto que alimenta una central térmica. (iStock)

En Reino Unido, los veranos son cada vez más cálidos y secos. Por lo tanto, continúa Chisholm, es necesario asegurar que se pueda almacenar el agua suficiente para evitar problemas de suministro en un futuro. "El reto viene cuando nos llega un invierno seco y no conseguimos la recarga de recursos. Todavía no sabemos qué tan fiables son estas medidas contra el cambio climático, pero esperamos que lo sean", comenta, en referencia a las restricciones de Thames Water. La empresa es una de las 32 que gestiona los servicios de agua y alcantarillado, un servicio que fue privatizado en 1989.

Los efectos del cambio climático se notan cada vez más en lugares donde el calor extremo es un fenómeno aislado, como Reino Unido. Ahora, se están acostumbrando a lidiar con temperaturas que se espera que lleguen a los 35 grados en algunas zonas del sur. En las olas de calor, el consumo aumenta porque la gente usa más agua para refrescarse. "A mediados de julio, cuando llegamos a 40 grados, el suministro de agua de algunas personas no fue posible, no porque se agotara el agua en los embalses y acuíferos, sino porque las compañías de agua no pudieron bombear suficiente agua a través de la red de distribución para satisfacer la demanda récord de los clientes", lamenta Alastair Chisholm.

Los medios locales apuntan a que algunas compañías de agua han esperado al último minuto para poner en práctica las restricciones de agua para evitar las reacciones negativas de los clientes. Antes de Thames Water, otras dos empresas, Southern Water y South East Water, anunciaron la prohibición de utilizar mangueras por la sequía. La decisión es inminente desde el viernes, cuando el Gobierno británico ha declarado el estado de sequía en algunas zonas del suroeste, sur, centro y este. Con este anuncio, hecho por el ministerio británico de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, las compañías suministradoras de agua potable pueden empezar a imponer restricciones sobre el uso del agua a fin de conservar reservas.

Foto: Científicos belgas detectaron que hasta el 30% del déficit de lluvia puede ser autoproducido por el mismo fenómeno. (EFE/Brais Lorenzo)

Thames Water ha querido evitar tomar la decisión, pero al final ha sido inevitable restringir el servicio, aunque no ha dado detalles sobre la fecha de inicio ni la duración. "El momento [de inicio] no está confirmado debido a una serie de requisitos de procedimiento legal y operativo, pero actualizaremos a nuestros clientes, socios, reguladores y partes interesadas lo antes posible para garantizar un enfoque coordinado", asegura un portavoz de la empresa a El Confidencial.

La compañía asegura que su objetivo es garantizar que los clientes tengan agua suficiente, independientemente del clima. Para ello, afirma haberse estado preparando para este verano desde el invierno pasado, "haciendo un buen uso de las extracciones a principios de año para llenar nuestros embalses en Londres". Asimismo, llevaron a cabo otras medidas como lanzar la primera fase de la campaña de concienciación para instar a los clientes que usen el agua de manera eficiente. Sin embargo, las restricciones de agua, aseveran, siguen siendo necesarias.

El verano más seco desde 1976

En total, seis ríos están en niveles récord de bajo caudal y el pronóstico no es esperanzador. El último informe hidrológico de Reino Unido, publicado el martes, predice que los flujos de los ríos serán excepcionalmente bajos en agosto en el sur y en el este del país y que esta situación se mantendrá hasta octubre. "Reino Unido tiene la precipitación más alta de Europa, sin embargo, tiene una alta densidad de población en la parte más seca del país: el sureste. Esto ejerce presión sobre los recursos hídricos", aclara Alastair Chisholm.

El país afronta situaciones meteorológicas extremas y este año se ha descrito como el más seco desde 1976. Más allá de los problemas climáticos, el consumo es otro gran desafío. Los ingleses gastan más agua per cápita que cualquier otro país de Europa y medidas como la concienciación sobre el gasto de agua es una de las prioridades de las empresas suministradoras. La fama de Reino Unido como país húmedo puede ser una condena si la población no es consciente de la grave sequía en el país.

El otro gran problema son las fugas de agua que, según los datos de la Oficina Nacional de Auditoría (NAO), alcanzan los casi tres mil millones de litros por día, el 20% más del agua que se suministra. A pesar de que las fugas cayeron un 36% entre 1994 y 2000, el índice sigue siendo de los más altos de Europa, principalmente porque más de 300.000 kilómetros de tuberías de agua datan del siglo XIX. Poco a poco, se van reemplazando con instalaciones nuevas, pero no lo suficientemente rápido como para que se reduzcan las fugas de manera significativa.

La contaminación y sus consecuencias ahondan todavía más los desafíos de la infraestructura. Barnaby Dobson, experto en recursos hidráulicos e investigador asociado del Imperial College London, ha concluido en un estudio que, si las emisiones de carbono continúan con su trayectoria actual, la probabilidad de que las mangueras se prohíban en el país se duplicará para 2050.

placeholder Las reservas de agua están en mínimos históricos en ciudades como Londres. (Tolga Akmen/EFE)
Las reservas de agua están en mínimos históricos en ciudades como Londres. (Tolga Akmen/EFE)

El Gobierno podría responder a esta situación de varias maneras. En primer lugar, podría desarrollar una nueva infraestructura. "Es controvertido, ya que el público del Reino Unido generalmente está en contra de cualquier infraestructura nueva de cualquier tipo", dice el experto a El Confidencial. Mejorarla en lugar de construirla de cero podría no ser suficiente porque hay un límite estricto en la cantidad de agua que puede proporcionar. También tiende a ser muy costoso y aumentaría las facturas de los clientes. Por último, Dobson propone que se aumenten las restricciones de uso de agua de una manera más frecuente.

"Por supuesto, lo mejor que podrían hacer sería una solución geopolítica para seguir abogando por recortes de emisiones más estrictos y liderar el camino para llegar a la neutralidad de carbono. Creo que el Gobierno del Reino Unido podría hacerlo mejor", concluye el investigador.

Por su parte, Geoff Fowler, gerente de laboratorio de la sección de Ingeniería Ambiental y de Recursos Hídricos de Imperial College London, propone, además, que se implementen medidas para cambiar la percepción pública en lo que respecta a los sistemas de agua circular. "La tecnología existe y se usa en diferentes escenarios para convertir aguas grises [residuales] en agua potable, pero este es un concepto difícil de vender al público. La ciencia es difícil de explicar y es muy probable que la prensa local presente la idea de beber agua derivada de 'aguas residuales' como algo malo para la salud, cuando en realidad no lo es", afirma Fowler a este periódico. Este tipo de procesamiento se realiza en otras partes del mundo como Singapur, pero todavía no se ha convertido en proceso a gran escala.

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Geoff Fowler subraya que la ola de calor no tiene precedentes en Reino Unido y que las acciones que pueden llevarse a cabo pueden ayudar a gestionar el problema, pero no arreglarlo. El enfoque debe ser multifacético, continúa. "Reparación de fugas, uso más eficiente del agua [electrodomésticos con poca agua, inodoros con descarga baja], duchas con bajo consumo de agua, medidores para empujar a la población a reducir su uso, construir más capacidad de almacenamiento de agua y reciclar agua", concluye.

El problema que nos faltaba

La crisis del agua se suma al contexto energético como consecuencia de la guerra de Ucrania. El Gobierno ha reconocido los apagones como un escenario probable y como una medida de emergencia para conservar el gas. También se plantea una subida de los precios en las facturas de los consumidores en medio de una inflación que también afecta al país y que es motivo de un gran descontento entre la población por el aumento de los precios.

Foto: El ministro de Finanzas británico, Rishi Sunak, y Akshata Murthy, su esposa, en una recepción. (Reuters/Tristan Fewings)

Mientras tanto, el Partido Conservador está centrado en elegir al que será el futuro primer ministro. Liz Truss y Rishi Sunak están en plena ronda de conversaciones con los miembros de la formación que escogerá a la persona que tomará las riendas del país tras la salida de Boris Johnson. Convencer a las filas conservadoras parece ser la única preocupación de los candidatos, o esa es la sensación que tienen muchos críticos con el Gobierno ante un verano con cortes de agua y un invierno con apagones. "No podemos permitirnos un verano de inactividad del Gobierno mientras se desarrolla la competencia por el liderazgo", dijo Tony Danker, del grupo empresarial Confederación de la Industria Británica, según la agencia AP.

El Parlamento está en receso por vacaciones y, ante el cambio en el Ejecutivo, las grandes medidas políticas están en pausa. Mientras tanto, la inflación afecta cada vez más a las facturas energéticas de los británicos. El Banco de Inglaterra pronostica una recesión a finales de este año junto con una inflación del 13%. Lo que faltaba era una ola de calor histórica y una sequía que suma otra pequeña crisis al periodo de inestabilidad actual.

El país de la lluvia, lo llamaban. Reino Unido es famoso por sus largos días con el cielo encapotado, pero ni ellos se han librado de la sequía y de sus consecuencias. La empresa suministradora de agua británica Thames Water ha anunciado que aplicará restricciones en el uso de agua en las próximas semanas por la ola de calor. Más cortes, después de que el Gobierno reconociera que prevé varios de días de apagones organizados para la industria e incluso en los hogares por la crisis energética que azota Europa. No es un plan confirmado, pero sí un "escenario razonable" durante los meses de invierno.

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