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Los recursos energéticos de Noruega ya no se pueden exprimir más para salvar a la UE
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Al límite de sus capacidades

Los recursos energéticos de Noruega ya no se pueden exprimir más para salvar a la UE

El país escandinavo ha anunciado planes para limitar las exportaciones de electricidad y afirma no poder aumentar el suministro de gas natural a Europa

Foto: Plataforma petrolífera cerca de Stavanger, Noruega. (Reuters/Nerijus Adomaitis)
Plataforma petrolífera cerca de Stavanger, Noruega. (Reuters/Nerijus Adomaitis)

Noruega, el país considerado la batería verde de Europa, se encuentra muy cerca de su límite para proveer más energía a los países del continente. El país escandinavo ha anunciado recientemente que se prepara para restringir las exportaciones de energía eléctrica hacia sus vecinos. Esta noticia agrava aún más la crisis por la escasez energética y la subida de los precios en países como Alemania, Reino Unido, Dinamarca o Países Bajos, que en los últimos años han aumentado su dependencia de la electricidad renovable y 'low cost' de Noruega.

Además, a principios de mes, en el marco de la visita del canciller alemán, Olaf Scholz, a Oslo, Alemania se ha llevado un educado pero claro no a sus peticiones para aumentar el abastecimiento de gas natural noruego. “De momento, Noruega no puede expandir más el suministro de gas natural a Alemania y Europa”, dijo el primer ministro, Jonas Gar Stere, que aclaró: “Noruega ya está ofreciendo el máximo de lo que puede disponer”. Con Noruega al límite de sus capacidades de exportación energética y con países como Alemania o Dinamarca anunciando posibles medidas de ahorro energético para hacer frente a la crisis de suministro, se augura un invierno frío y oscuro en el norte del continente.

Foto: Una obra de arte representando un dragón comiéndose al presidente de Rusia, Vladímir Putin, con el cartel 'Ucrania, sé fuerte' flota en un embalse en Helsinge, Dinamarca. (EFE/Claus Rasmussen)

Capacidad de exportación limitada

Noruega representa uno de los mayores exportadores de electricidad hacia el resto de Europa, a pesar de que su producción es pequeña en comparación a la totalidad del mercado europeo. En los últimos años, el país se ha beneficiado de vender su considerable superávit de producción eléctrica a precios económicos, una electricidad que se produce casi al 90% con fuentes hidroeléctricas. Según Statics Norway, en 2021 se alcanzó un pico de exportación récord gracias a la construcción de nuevos cables que conectan directamente el país con el mercado alemán y el británico.

Sin embargo, un invierno con menos nieve de lo habitual y una primavera sin lluvias han dejado las reservas de agua solamente a la mitad de su capacidad, cuando lo habitual es que sobrepasen el 75% tras el deshielo. El ministro de Energía, Terje Aasland, anunció que de ahora en adelante la prioridad será volver a rellenar los embalses en vez de producir más electricidad, una medida que pretende prevenir la escasez de suministro eléctrico interno durante el invierno. “En la práctica, esto implicará establecer mecanismos de control que limiten la posibilidad de exportar en caso de que los embalses se encuentren vacíos”, añadía Aasland.

Foto: El ministro de Economía alemán, Robert Habeck, hablando sobre el gas natural licuado en Berlín. (Reuters/Lisi Niesner)

A diferencia de otros países nórdicos, los sistemas de calefacción en los hogares noruegos son eléctricos. Además, la industria del país ha basado su competitividad y su modelo de descarbonización en la producción con energía eléctrica barata y proveniente de fuentes renovables. La medida de limitar las exportaciones eléctricas también se ha anunciado después de que el Gobierno se viera presionado a raíz del malestar social por el aumento del precio de la electricidad en las regiones de Oslo, Bergen y el sur del país. “Los noruegos estábamos acostumbrados a tener uno de los precios de electricidad más baratos en Europa”, explica el investigador del Fridtjof Nansens Institutt Ove Eikeland. “No obstante, desde que estamos conectados al mercado europeo y debido a la sequía, ya no es así”, apunta. Eikeland añade que “hay un riesgo de que, si las precipitaciones de lluvia no llegan, Noruega se pueda encontrar sin suficiente electricidad para el invierno e incluso con cortes de suministro”.

¿Peligro de aislacionismo energético?

Trine Villumsen, investigadora del Instituto Danés de Estudios Internacionales (DIIS), define la situación energética en Europa como una “tormenta perfecta”. "Europa ya se encuentra presionada energéticamente en todos los frentes, pero Noruega está actuando como lo haría cualquier otro Estado, tratando de proteger el suministro de energía a sus propios ciudadanos", argumenta.

Foto: Válvulas de control en un gasoducto ruso. (Reuters/L. Balogh)

A pesar de que Noruega no forma parte de la Unión Europea, el país nórdico está fuertemente integrado en el mercado único de energía y sus reglas establecen que no se pueden frenar los flujos de energía a los países vecinos durante periodos de tiempo prolongados. En este caso, el Gobierno noruego alegaría estar bajo una situación de emergencia debido a la sequía para que las posibles restricciones de electricidad estuvieran bajo las reglas del mercado único de la UE. Pero Villumsen se muestra preocupada en caso de que el anuncio signifique “una señal de que vamos hacia un periodo en el que veremos un inicio de aislacionismo energético, lo que realmente sería una mala noticia para la UE”.

El experto Ove Eikeland también se pregunta: “La cuestión es ¿cómo afectarán las restricciones de exportación a los países interconectados como Alemania o el Reino Unido? ¿Se verá realmente afectado el abastecimiento o solo repercutirá en los precios? Esto está aún por ver”.

Los yacimientos petrolíferos ya no dan para más

Después de años de construcción y algunos de demora, a finales de este año está prevista la puesta en funcionamiento del Baltic Pipe, el proyecto de gasoducto en el mar del Norte que unirá Noruega con Polonia, pasando por Dinamarca, con una capacidad para transmitir 10.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año. De momento, existen cinco gasoductos que conectan Noruega con el mercado gasístico de la UE y dos que conectan con el Reino Unido. En total, Noruega es el segundo mayor proveedor de gas a Europa, con un total del 25% del consumo del continente, solo por detrás de Rusia.

Foto: mar-del-norte-energia-eolica-ue-rusia-gas-petroleo

A raíz de la voluntad de los países europeos de dejar de depender del gas ruso, Noruega y los países de la UE han reiterado su voluntad de aumentar la cooperación energética y las exportaciones de gas. “A pesar del aumento de la demanda, Noruega continuará siendo un socio fiable para la exportación de gas a los países del bloque comunitario”, asegura Jon Hovi, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Oslo. El problema, asegura Jovi, “es que Noruega ya está al límite de su capacidad de extracción”.

Noruega es el mayor productor de petróleo de Europa Occidental y, en el último año, el país ha aumentado alrededor de un 10% las exportaciones de gas, tal y como le recordó el primer ministro, Gar Stere, al canciller alemán en su última visita en Oslo. Sin embargo, la exploración de nuevos yacimientos petrolíferos es un tema que divide la sociedad noruega y a sus políticos, ya que contradice a las políticas climáticas desarrolladas por el Gobierno y va en contra de las restricciones de emisiones firmadas por Noruega en el Acuerdo de París. La experta del DIIS concluye: “La UE puede negociar contratos gasísticos mejores y más largos con Noruega y podemos confiar con seguridad en que el país nórdico es un buen socio, pero no hay mucho más que puedan hacer en este momento”.

Noruega, el país considerado la batería verde de Europa, se encuentra muy cerca de su límite para proveer más energía a los países del continente. El país escandinavo ha anunciado recientemente que se prepara para restringir las exportaciones de energía eléctrica hacia sus vecinos. Esta noticia agrava aún más la crisis por la escasez energética y la subida de los precios en países como Alemania, Reino Unido, Dinamarca o Países Bajos, que en los últimos años han aumentado su dependencia de la electricidad renovable y 'low cost' de Noruega.

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