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Italia sigue siendo Italia: Berlusconi y su 'vaffanculo' apuntan a un futuro difícil para Meloni
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Italia sigue siendo Italia: Berlusconi y su 'vaffanculo' apuntan a un futuro difícil para Meloni

Las tensiones dentro de la coalición derechista italiana han surgido rápidamente durante la repartición de los principales puestos en el nuevo Ejecutivo de Giorgia Meloni

Foto: Silvio Berlusconi. (EFE/Alessandro Di Meo)
Silvio Berlusconi. (EFE/Alessandro Di Meo)

Tras las elecciones, los italianos no han tenido que esperar mucho para averiguar que, gane quien gane, la política italiana sigue su curso habitual. Durante la primera sesión de la nueva legislatura italiana en el Senado, Silvio Berlusconi, ex primer ministro y líder de Forza Italia, entonó un "¡vaffanculo!" ("vete a tomar por culo") contra Ignazio La Russa, su antaño ministro de Defensa y ahora mano derecha de Giorgia Meloni, la gran ganadora de las elecciones. Esto, durante la votación en la que La Russa fue elegido nuevo presidente del Senado, pese al voto en contra del propio Berlusconi, cuyo partido es una de las tres patas en que se apoya la coalición de derecha que debe conformar el futuro Gobierno de Meloni. Unas notas en el cuaderno del exmandatario captadas por las cámaras del hemisferio rezaban lo siguiente: "Giorgia Meloni. Comportamiento 1: obstinado; 2: matón; 3: arrogante; 4: ofensivo. Sin voluntad de cambio. Ella es alguien con quien no te puedes llevar bien".

Este episodio solo es el principio. Tensiones similares están destinadas a repetirse en los próximos días, en que la coalición seguirá negociando los principales puestos en el Ejecutivo. Antonio Tajani, el segundo en el mando de Forza Italia, ha intentado matizar la pugna entre esta formación y sus socios numéricamente más relevantes, la Liga de Matteo Salvini y Hermanos de Italia de Meloni. A primera hora de este viernes, prometió que su formación ahora votará junto con sus aliados. Pero las fisuras ya son evidentes, surgidas por lo de siempre: el reparto del poder en el Gobierno italiano. Este es el escollo más duro de la misión que tiene ahora delante Meloni si quiere crear un Ejecutivo que no caiga poco después, una ocurrencia común en el país transalpino.

Foto: Giorgia Meloni. (Reuters/Guglielmo Mangiapane) Opinión

Las señales del malestar ya existían, casi desde el minuto uno. Ya el mismo 25 de septiembre, fecha de las elecciones, Berlusconi dijo que él quería ser el "director" del nuevo Gobierno, algo que irritó inmediatamente a los de Meloni. "No sé qué quiso decir [Berlusconi], sé que el nombre del presidente [del Consejo de Ministros] debe venir del partido que ha obtenido más votos, y ese es Hermanos de Italia", respondió dos días después Isabella Rauti, otra de las lugartenientes de Hermanos de Italia. Desde entonces, el enfado de Forza Italia por lo que consideran como una repartición injusta de los puestos no ha parado de crecer. Un sentimiento reforzado por la elección el viernes de Lorenzo Fontana, miembro de la Liga, como nuevo presidente de la Cámara de Diputados.

Los líos de la Liga

Pero igualmente punzante ha sido el mensaje que la Liga envió desde el comienzo. "Hermanos de Italia tiene que estar a la altura del papel que le han asignado los italianos", ha afirmado Riccardo Molinari, hombre cercano a Salvini y defensor de una Italia autonomista. Una postura, de hecho, diametralmente opuesta a lo que promueve Hermanos de Italia, que es un partido con una clara postura a favor de un sistema centralista.

La Liga se encuentra en una fase de guerra civil interna y el liderazgo de Salvini ha sido puesto en discusión por la vieja guardia del partido, la cual critica, precisamente, el modelo más soberanista y nacional del actual líder del partido, buscando en su lugar más recursos para el norte. "Yo sabría a quién elegir como nuevo líder [de la Liga], pero de momento no quiero dar nombres", ha llegado a decir Roberto Maroni, uno de los directivos del partido más veteranos. "También otra certeza es que se acabó con la Liga nacional y centralista", ha añadido Roberto Caselli, exministro y también parte de la vieja guardia. "Salvini presume de que seremos el segundo grupo en el Parlamento, pero yo, que soy un viejo liguista, me pregunto: ¿de qué sirve? No harás nada para el norte", le ha dicho.

Foto: Salvini muestra su apoyo a los desafíos independentistas que sufre Europa.

Ha regresado a la escena incluso el viejo Umberto Bossi, el fundador de la Liga y antaño promotor de la secesión de ese territorio imaginario que es la Padania. A comienzos de mes, Bossi anunció la creación de una nueva corriente interna en la formación para hacer frente a la sangría de votos que la Liga ha sufrido en el norte italiano. El nuevo sujeto político se llama Comisión Norte (Comitato Nord, en italiano), y su objetivo es "relanzar el empuje autonomista", ha explicado Bossi a la prensa italiana.

El problema que tiene Meloni es que las grietas que se pueden abrir son infinitas, porque ella no puede prescindir de sus socios de Forza Italia o la Liga. Y si bien en Italia no supone ninguna novedad el que surjan problemas para el vencedor poco después de las elecciones, en el caso de Meloni esto evidencia también la dificultad de la toma de poder por parte de una fuerza que no ha liderado nunca una coalición que aspira a gobernar a nivel nacional.

Presiones externas

La presión sobre Meloni también procede de fuera de la política. Los empresarios del norte, que han votado a Hermanos de Italia abandonando a la Liga, ya le han hecho llegar el mensaje. "Esperemos que se produzca un verdadero cambio, porque Italia tiene enormes recursos, pero hasta ahora la clase política ha sido deficiente", ha sintetizado Walter Fontana, un empresario de la Italia septentrional.

De aquí viene el que se hayan escrito ríos de tinta en la prensa italiana sobre quién podría ocupar el puesto de próximo ministro de Economía del país. Un ruido amplificado por el hecho de que aún no hay pistas sobre la figura que podría responsabilizarse de esta importante cartera y cuáles son en verdad los nombres que Meloni tiene sobre la mesa. El nuevo titular de este ministerio contará con un papel de especial relevancia, dado que será el encargado de negociar con Bruselas para que Italia siga obteniendo los fondos y préstamos del plan de recuperación pospandémica.

En una maniobra de clara presión política, el pasado miércoles, la Liga ha asegurado que esta formación desearía encargarse, además de Economía, de gestionar las políticas del nuevo Gobierno en materia de Seguridad, Obras Públicas y Autonomías. "Sabemos cómo hacerlo y con quién", dijeron en un mensaje enviado a los periodistas a través de WhatsApp. Con ello, Salvini ha intensificado sus reuniones con Giancarlo Giorgetti, quien solía ser su número dos, pero en los últimos años ha sido más un intermediario en el diálogo con el ala más moderada de la formación. Su nombre también se ha citado como uno de los posibles candidatos como nuevo ministro de Economía.

Hasta la Iglesia católica ha mostrado su inquietud tras los comicios. Es necesaria "una sociedad inclusiva y justa", ha advertido el cardenal Matteo Zuppi, exarzobispo de Bolonia y cercano al papa Francisco. Por eso, "la Iglesia católica seguirá, con severidad, de ser necesario, (…) defendiendo los derechos inviolables de las personas y de las comunidades", ha dicho el también presidente de los obispos italianos.

En estas circunstancias, Meloni ha optado hasta ahora por hablar poco o nada de las negociaciones que está llevando adelante. El único mensaje que ha repetido es que su intención es crear un Gobierno "de alto perfil".

Foto: Antonio Tajani, junto al presidente del PPE, el alemán Manfred Weber. (EFE/EPA/Fabio Cimaglia)

La política de Maquiavelo

Las sorpresas están destinadas a llegar en los próximos días y podrían ser muchas. Algunos senadores de la oposición (en la que están el progresista Partido Democrático, el Movimiento 5 Estrellas y los centristas) respaldaron el jueves pasado la elección de La Russa. Quiénes fueron los llamados ‘francotiradores’ es el misterio de la semana, pues todos los partidos de la oposición han negado que ese apoyo haya venido de sus filas.

Lo cierto es que han sido ellos quienes han permitido que La Russa saliera elegido sin los votos de Forza Italia. El misterio, dicen algunos analistas, tal vez se aclarará cuando haya que elegir a los parlamentarios que ocuparán las comisiones de la televisión pública RAI y de la vigilancia de los servicios secretos, ya que ambas, por ley, le corresponden a la oposición. Nicolás Maquiavelo, el famoso filósofo autor de la máxima de que el fin justifica los medios, ha vuelto a reaparecer una vez más en los corrillos del poder italiano.

El camino, en todo caso, también se irá despejando gracias a los tiempos protocolarios del ritual democrático italiano. Después de la elección de los presidentes de las dos cámaras, el siguiente paso es que empiecen las consultas con el presidente de la República, Sergio Mattarella. Es él quien debe formalmente dar el encargo a Giorgia Meloni y analizar su lista de ministros propuestos. Y no es descartable que Mattarella tenga alguna perplejidad u objeción.

Tras las elecciones, los italianos no han tenido que esperar mucho para averiguar que, gane quien gane, la política italiana sigue su curso habitual. Durante la primera sesión de la nueva legislatura italiana en el Senado, Silvio Berlusconi, ex primer ministro y líder de Forza Italia, entonó un "¡vaffanculo!" ("vete a tomar por culo") contra Ignazio La Russa, su antaño ministro de Defensa y ahora mano derecha de Giorgia Meloni, la gran ganadora de las elecciones. Esto, durante la votación en la que La Russa fue elegido nuevo presidente del Senado, pese al voto en contra del propio Berlusconi, cuyo partido es una de las tres patas en que se apoya la coalición de derecha que debe conformar el futuro Gobierno de Meloni. Unas notas en el cuaderno del exmandatario captadas por las cámaras del hemisferio rezaban lo siguiente: "Giorgia Meloni. Comportamiento 1: obstinado; 2: matón; 3: arrogante; 4: ofensivo. Sin voluntad de cambio. Ella es alguien con quien no te puedes llevar bien".

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