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Atentado contra una sinagoga en Jerusalén: ¿factor Netanyahu en la escalada de violencia?
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Nueva espiral de violencia

Atentado contra una sinagoga en Jerusalén: ¿factor Netanyahu en la escalada de violencia?

La vuelta de Netanyahu y la menguante autoridad de la ANP frente a nuevas facciones palestinas, como la Yihad Islámica, auguran días negros en Cisjordania y la Franja de Gaza

Foto: Imágenes del atentado en la sinagoga de Jerusalén. (EFE/Atef Safadi)
Imágenes del atentado en la sinagoga de Jerusalén. (EFE/Atef Safadi)

Israel y Palestina se precipitan estos días hacia una nueva espiral de violencia que parece no tener fin ni vías de solución. El pasado jueves, una incursión militar israelí en la ciudad cisjordana de Jenin se saldó con nueve palestinos muertos, la mayoría de ellos milicianos de la Yihad Islámica Palestina. La madrugada siguiente, el grupo respondió lanzando diversos cohetes desde Gaza contra el sur de Israel, y el ejército contestó bombardeando objetivos de Hamás en la Franja.

Al día siguiente, el viernes por la noche, un joven palestino de 21 años abrió fuego cerca de una sinagoga del barrio de Neve Ya'akov, en Jerusalén, matando a siete personas y dejando varios heridos. La policía lo abatió y detuvo, sin distinción, a cuarenta palestinos que vivían en la misma casa que el terrorista. Este mismo sábado, otro palestino ha disparado contra ciudadanos israelíes cerca de la ciudad antigua de Jerusalén, hiriendo a dos. El atacante ha sido "neutralizado", según fuentes policiales. Y, así, un día más de violencia en este año que, además de siete israelíes, ya se ha cobrado la vida de 33 palestinos. Más de uno al día.

Foto: El lugar donde ha ocurrido el ataque, en Jerusalén. (EFE/Atef Safadi)

¿A qué responde esta escalada de la violencia? ¿Tiene algo que ver con el nuevo gobierno de Benjamin Netanyahu, formado por partidos conservadores, religiosos y de extrema derecha, hace apenas un mes? ¿Ha cambiado la estrategia israelí frente al conflicto palestino, con el nuevo ejecutivo? ¿Qué papel juegan Hamás y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en la creciente tensión?

Para el activista Jafar Farah, la respuesta es evidente: "Hay un cambio claro de estrategia entre el gobierno anterior y el de Netanyahu: Bennett y Lapid intentaron controlar a los palestinos y mantener la ocupación, pero el nuevo gobierno pretende anexionar Cisjordania, aumentar las incursiones y poner más asentamientos. Creen que pueden ganar si mantienen la escalada", explica a El Confidencial el director del Mossawa Center, organización dedicada a defender los derechos de los ciudadanos árabes en Israel, Farah opina que las pretensiones y propuestas políticas del nuevo gobierno están directamente vinculadas con el aumento de la violencia. "Quieren evitar una solución y hacernos retroceder veinte años", asegura.

Foto: Un cortejo fúnebre de la YIP en las calles de Gaza. (EFE/Mohammed Saber)
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No obstante, para el analista Hugh Lovatt, investigador del European Council on Foreign Relations (ECFR) especializado en Israel y Palestina, la respuesta no es tan sencilla. "El nuevo gobierno es un factor para lo que vendrá, pero no específicamente para lo que ha pasado en los últimos días", afirma. Lovatt recuerda que el año pasado, durante el mandato del gobierno de coalición, también se produjeron sangrientos ataques contra ciudadanos israelíes, y las incursiones en territorio ocupado eran el pan de cada día. De hecho, el 2022 fue el año más mortífero para los palestinos en casi dos décadas, con 146 fallecidos.

Los ataques palestinos, por su parte, se cobraron la vida de 29 israelíes, entre civiles y militares. "Lo que ha alimentado esta ira palestina no es la posibilidad de anexionar Cisjordania, si no las microagresiones y ataques diarios que hace tiempo que suceden. Y esto es lo que hay que afrontar. Y no se soluciona de la noche a la mañana", dice Lovatt.

Lo que ha alimentado esta ira no es la anexión Cisjordania, si no las microagresiones y ataques diarios que hace tiempo que suceden

En la misma línea, Avi Melamed, antiguo miembro de la inteligencia israelí y ex-asesor principal de asuntos árabes de dos alcaldes de Jerusalén, opina que, aunque "el gobierno actual no ayuda a estabilizar la situación", la actual escalada de violencia "no es directamente atribuible al nuevo gobierno". Melamed reconoce que provocaciones de miembros del Gobierno actual —como la visita del ministro de seguridad, el extremista Itamar Ben-Gvir, a la Explanada de las Mezquitas—, así como los planes de futuro del ejecutivo, han colaborado a elevar la tensión.

Pero también atribuye la escalada de la violencia a la debilidad de la ANP y a los esfuerzos de Hamás por desestabilizar Cisjordania, con el objetivo de destronar al presidente Mahmud Abaás e implantar su programa ofensivo contra la ocupación. "Hamás quiere fomentar la violencia y la inestabilidad dentro de las áreas de Cisjordania controladas por la ANP y, al mismo tiempo, dejar sus propios dominios en la Franja de Gaza fuera del círculo de la escalada", afirma el experto. "Pero esta estrategia ya ha supuesto un tiro por la culata para Hamás en Gaza, porque en la Franja también está la Yihad Islámica Palestina, y ellos van por libre", añade.

Netanyahu, Abbas y Hamás

Consecuencia o no de las acciones del actual gobierno, lo que todos los analistas coinciden en afirmar es que las pretensiones del ejecutivo de Benjamin Netanyahu —anexión de Cisjordania, aumento de colonias, prohibición de la bandera palestina…— no colaborarán a rebajar la violencia y la tensión. Es el primer factor que apunta a una larga escalada y un empeoramiento de la situación. Segundo factor: tampoco ayuda la debilidad y corrupción de la ANP, que no celebra elecciones desde el 2006, ni el débil estado de salud del presidente Abaás, que no tiene un relevo claro en el poder.

"La ANP sufre de una gran falta de legitimidad, especialmente en ciudades como Jenin y Nablus", explica Lovatt, que recuerda que es en estas ciudades donde han nacido los grupos armados independientes que se han convertido en el enemigo público número uno de Israel y en un auténtico dolor de cabeza para la ANP. Y ahí está el tercer factor: Hamás. El grupo yihadista, apoyado por Irán y con Gaza como bastión, actúa en Cisjordania a través de estos grupos, asestando golpes tanto a Israel como a la misma ANP.

Foto: El Iron Dome, en acción nocturna interceptando los cohetes de Hamás. (Reuters)

De momento, ninguno de los anteriores actores —Netanyahu, Abaás y Hamás— parecen beneficiarse de la actual escalada y, de hecho, se han mantenido en un segundo plano, dejando las reacciones a terceros. Tras la muerte de los nueve palestinos, por ejemplo, el primer ministro Benjamin Netanuyahu, dejó claro que Israel no buscaba una escalada, pero ordenó a las fuerzas de seguridad que se prepararan para cualquier escenario y aseguró que "allá donde la ANP no cumpla con su autoridad, Israel se verá obligada a entrar y frustrar los ataques terroristas".

Al mismo tiempo, miembros de su gobierno celebraron la muerte de los palestinos —el parlamentario de extrema derecha Almog Cohen pidió al ejército: "seguid matándolos a todos"— y las fuerzas de seguridad actuaron con contundencia contra el entorno del terrorista que perpetró el atentado del viernes: detuvieron a más de cuarenta familiares, amigos y vecinos, y está previsto que demuelan su casa.

"No creo que en la ANP hayan llorado mucho porque mueran milicianos de la Yihad Islámica Palestina"

En cuanto a Abbas, su gobierno condenó enérgicamente el ataque israelí en Jenin y decretó tres días de duelo. El primer ministro palestino, Mohamed Shtayyeh, instó a la ONU y a las organizaciones de derechos humanos a proporcionar protección urgente a los palestinos y detener "el derramamiento de sangre de niños, jóvenes y mujeres" y el gobierno anunció que rompía el acuerdo de cooperación en seguridad con Israel, según el cual la ANP y las fuerzas israelíes colaboran para evitar atentados y la proliferación de grupos armados. "Abbas acabará volviendo al acuerdo, porque no tiene otra opción. Romperlo fue un acto de caras a fuera. Además, no creo que en la ANP hayan llorado mucho porque mueran milicianos de la Yihad Islámica Palestina, que se oponen a su política. Así que no creo que esta actitud sea algo definitivo", opina Avi Melamed.

Por su parte, Hamás, aunque ha prometido venganza por las muertes de Jenin y ha celebrado el atentado en Jerusalén, no ha atacado Israel y se ha mantenido al margen de las represalias. Saleh el Arourin, uno de los líderes de Hamás, advirtió el jueves que Israel "pagará por la masacre de Jenin" y que la respuesta "llegará pronto", pero no lanzó cohetes contra territorio israelí (como sí lo hizo la Yihad Islámica).

Foto: El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en un asentamiento israelí en Cisjordania. (Reuters)

Tampoco ha reivindicado como propio el atentado de Jerusalén, cuyo autor no está afiliado aparentemente a ningún grupo armado. El grupo terrorista, que gobierna desde 2006 en Gaza y está oficialmente expulsado de Cisjordania, tampoco reaccionó a los bombardeos israelíes, que se centraron en una supuesta fábrica de explosivos de la organización en la Franja. Aunque sí que difundió vídeos en los que se veía a sus militantes disparar contra los bombarderos israelíes que sobrevolaban su territorio.

En medio de esta situación, el Departamento de Estado norteamericano anunció el jueves que el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, viajará la semana que viene a Israel y Palestina para "reducir las tensiones" entre ambos bandos. Hugh Lovatt duda que la presencia de Blinken cambie mucho las cosas y explica que la mala relación de la administración Biden con Netanyahu, más que atemperar las posturas del primer ministro israelí, dejará la situación como está.

"Los norteamericanos tampoco ven esto como una prioridad", afirma el experto, que opina que la Casa Blanca "ni puede ni quiere" hacer cambiar de planes al Ejecutivo israelí. Por su parte, Avi Melamed considera que es necesario instaurar una mesa de diálogo en la que participe tanto la ANP como el gobierno israelí, con la presencia de Estados Unidos, Jordania, Egipto y otros países árabes. También apunta a la necesidad de reducir las acciones militares en territorio ocupado, ya que sólo colaboran a echar más leña al fuego. "Israel tiene que calcular mucho la necesidad de cada acción militar. Y si no es estrictamente necesaria, para detener un atentado, no llevarla a cabo", afirma.

Israel y Palestina se precipitan estos días hacia una nueva espiral de violencia que parece no tener fin ni vías de solución. El pasado jueves, una incursión militar israelí en la ciudad cisjordana de Jenin se saldó con nueve palestinos muertos, la mayoría de ellos milicianos de la Yihad Islámica Palestina. La madrugada siguiente, el grupo respondió lanzando diversos cohetes desde Gaza contra el sur de Israel, y el ejército contestó bombardeando objetivos de Hamás en la Franja.

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