Es noticia
Londres como método anticonceptivo: "No usé epidural para ahorrarme un año de guardería"
  1. Mundo
30.600 millones de euros al año

Londres como método anticonceptivo: "No usé epidural para ahorrarme un año de guardería"

Los costes por cuidado infantil en el Reino Unido, entre los más altos del mundo, se reconocen por primera vez como una crisis nacional y entran en campaña electoral

Foto: Tatiana y sus hijos, junto al Támesis. (Cedida)
Tatiana y sus hijos, junto al Támesis. (Cedida)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La llegada del segundo hijo de Tatiana se retrasó varios días. En un principio, salía de cuentas el 24 de agosto, pero no se puso de parto hasta el 31. Al llegar al hospital, le ofrecieron la epidural, pero eso suponía que todo el proceso podría alargarse aún más. Por lo que decidió no ponérsela para que el niño naciera antes de las 23:30. Un minuto más tarde, habría supuesto a la economía familiar 26.897 libras anuales (30.716 euros), cantidad que están pagando ahora por la guardería de su hijo mayor, de dos años. "La verdad es que fue un gran incentivo para aguantar las contracciones".

"Cuando lo contamos, la gente se ríe, pero hay que entender cómo funcionan aquí las cosas", explica. De momento, no puede reincorporarse aún a su puesto de trabajo porque eso le generaría un déficit de más de 1.000 libras al mes. Afrontar los costes por el cuidado de un hijo es complicado. Por el cuidado ya de dos, puede resultar inviable.

En Reino Unido, el corte de edad para los cursos escolares no es por año natural. Para empezar el colegio, se han tenido que cumplir los cuatro años antes del 31 de agosto a las 23:30. Aquellos que nacen a partir de septiembre tienen que estar un año más en la guardería. Pero la situación es financieramente insostenible para cada vez un número mayor de hogares.

Foto: La tienda de Annette en Essex. (Cedida por lemonfreshuk.com)

Con uno de los costes por cuidado infantil más altos del mundo desarrollado (por encima incluso de Estados Unidos) y uno de los subsidios públicos más bajos de Europa por baja por maternidad (que puede alargarse, eso sí, durante un año), tener hijos en Reino Unido se está convirtiendo en un "artículo de lujo", tal y como planteaba el periodista de la BBC Charlie Haynes, en un tuit que se ha hecho viral.

La media que hay que pagar por la guardería es de 15.000 libras al año, según la última encuesta de la ONG Coram. El equivalente al 44% del salario promedio de los trabajadores a tiempo completo. En Londres, aunque los sueldos son mayores, los precios se disparan aún más.

Por tanto, el sistema obliga generalmente a uno de los progenitores a quedarse en casa. De los 1,75 millones de personas que aparcaron el año pasado su carrera profesional por este motivo, el 84% eran mujeres. En definitiva, Londres promueve un modelo en el que las mujeres —generalmente las que cobran menos— se quedan cada vez más aisladas.

En Londres (una urbe tremendamente cosmopolita) no existe una red de apoyo familiar porque la mayoría viene de otras ciudades o incluso de otros países. Y entre los británicos, culturalmente tampoco está muy extendido aquello de tirar de los abuelos para todo.

La crisis personal, por primera vez en la historia, se reconoce ahora como una crisis nacional. Las promesas de cambios han entrado en la batalla de cara a los próximos comicios, previstos para 2024. El Gobierno conservador —20 puntos por detrás de la oposición laborista en las encuestas— reconoce que se necesita una reforma a gran escala, entre otras cosas, porque el modelo actual está costando a la economía británica 27.000 millones de libras al año, según el reputado think tank Center for Progressive Policy.

Pagar una guardería supone más de 4.400 libras al mes, un suicidio económico

En su último presupuesto, el Ejecutivo ha anunciado una partida de 240 millones de libras para el próximo año destinada al cuidado infantil. Asimismo, se ha comprometido a ofrecer para 2025-26 horas gratuitas de guardería a la semana (de 15 a 30 horas, según los salarios de los progenitores) para los niños menores de dos años, algo que actualmente solo está disponible para los de tres y cuatro años. Las medidas, si bien más generosas de lo esperado, están muy lejos de solucionar el problema. Pero los activistas reconocen que se trata de un momento simbólicamente importante.

El caso de Tatiana

Viernes, mediodía. Las calles de Barnes, un barrio residencial en el suroeste de Londres, están llenas de madres empujando carritos de bebés. Mujeres con carritos en las cafeterías, mujeres con carritos en los playdays, mujeres con una carrera profesional que ahora se han visto obligadas a dejar apartada.

Es el caso de Tatiana, 37 años. Tiene dos títulos universitarios y trabaja en el mundo de las finanzas. Pero económicamente no puede reincorporarse a su puesto. Al menos de momento, porque eso le supondría un déficit a la economía familiar de más de 1.000 libras al mes. "Mi hijo mayor tiene dos años y 10 meses. El pequeño tiene seis meses. Pagar por los dos una guardería supondría más de 4.400 libras al mes, una cantidad que excede mi sueldo. Incorporarme ahora sería un suicidio económico", añade.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí.

Sus planes, por tanto, son esperar hasta septiembre. "El mayor ya habrá cumplido los tres años, por lo que tenemos derecho a algunas horas gratuitas a la semana. Aun así, incorporarme a la oficina me sigue costando dinero. No supone un gran incentivo. Pero no puedo permitirme quedarme descolgada laboralmente", matiza.

La logística para el próximo curso escolar será la siguiente: Tatiana se levantará a las 6:20 para poder estar saliendo de casa a las 7:00 y llegar a las 8:00 a la oficina (los desplazamientos de una hora son lo normal en Londres). Su marido se encargará de llevar los niños a la guardería. Y ella se encargará luego de recogerlos a partir de las 18:00. "La guardería tiene que estar cerca de casa, porque si no logísticamente es imposible", argumenta.

El estrés para los progenitores de llegar a tiempo es descomunal, porque si se pasan de la hora que tienen contratada, comienza el contador. En algunos casos, se pueden llegar a cobrar hasta 10 libras por cada minuto extra.

Foto:
TE PUEDE INTERESAR
Por qué encontrar guardería sigue siendo una jungla si cada vez nacen menos niños
Héctor G. Barnés Antonio Villarreal Gráficos: Marta Ley

"Si lo piensas fríamente, este sistema lo que te incentiva es a no tener hijos, a no ser que te encuentres en una situación económica privilegiada. Y es muy triste tener que decirlo. Estamos hablando de que Londres, todo un referente a nivel europeo, tiene un sistema que aísla a la mujer porque generalmente es la que menos cobra y es la que acaba quedándose en casa. Si quieres tener más de un hijo y te ves obligada a parar durante cuatro o cinco años, ¿qué empresa luego va a contratarte? La población envejece cada vez más. Si no se tienen niños, ¿quién va a soportar la economía de un país? Es un asunto muy importante", relata a este diario.

Aguantar el bache hasta que el niño cumple los tres años resulta todo un reto financiero para los hogares. Al empezar luego el colegio, es cuando económicamente "se empieza a ver un poco la luz". La aspiración de los padres es poder acceder a un buen centro público, porque la tarifa promedio de la escuela privada es de 4.980 libras por trimestre. Pero los colegios públicos buenos están en los barrios residenciales buenos, donde los alquileres e hipotecas son mayores. Por lo que es la pescadilla que se muerde la cola. No hay mucho margen de maniobra para abaratar costes.

Un camino tortuoso

Durante las primeras seis semanas de la baja por maternidad, el subsidio público que reciben las mujeres en Reino Unido representa el 90% de su salario, pero eso se reduce a las 140 libras por semana (o continúa al 90% del salario si la cifra es más baja) durante las 33 semanas siguientes. A eso hay que deducir los impuestos. Las empresas están obligadas a guardar los puestos de trabajo por el periodo de un año. Aunque pasadas las 39 semanas no hay más subvenciones, a menos que las compañías (y la mayoría de ellas lo hacen) ofrezcan planes aparte para sus empleados para garantizarles un porcentaje del salario a lo largo del año.

Foto: Una manifestante protesta contra el Brexit y la situación de los comunitarios residentes en Reino Unido. (Reuters)

Al incorporarse de nuevo al puesto, muchas personas optan por coger jornada reducida. Es el caso de Ammy Smith, una abogada de 40 años, madre de dos niños de cinco y dos años. Vive en Walthamstow, al noreste de Londres. "Yo trabajo cuatro días a la semana y mi marido también cuatro días a la semana, así que solo llevamos al pequeño a la guardería tres días a la semana. Reduce bastante los costes. Estamos pagando alrededor de 900 libras al mes", explica.

placeholder Tatiana con sus hijos. (Cedida)
Tatiana con sus hijos. (Cedida)

Es una opción que les permite estar más tiempo con los niños. Pero se consideran unos "afortunados" en ese sentido, porque son conscientes de que no todo el mundo puede permitirse una reducción de salario. "Tenemos un sistema que no refleja la sociedad moderna, en que los dos progenitores trabajan. Quedarse en casa para cuidar a tus hijos debería ser una opción, no una imposición", cuenta.

El mercado británico es más flexible que el español, especialmente tras la pandemia. Y aunque bien es cierto que la baja por maternidad de un año y la reducción luego de jornada están más que aceptadas, en muchos casos, siguen teniendo luego un peaje.

Foto: La escritora canadiense Rachel Cusk (EFE)
TE PUEDE INTERESAR
¡Otra maldita novela sobre la maternidad!
Alberto Olmos

Reece Jacobs, 37 años, trabaja en marketing, el mismo sector que su mujer. Antes de tener a su hijo, él ganaba un 20% más. Ahora la diferencia es de un 80%. En estos últimos tres años no han tenido las mismas promociones. "Ella trabaja ahora cuatro días a la semana. Barajamos la opción de reducir yo la jornada. Pero no podemos permitirnos una reducción del 25% de mi salario. Es más, aunque nos gustaría, ahora no podemos ni siquiera permitirnos tener un segundo hijo", explica. Para ampliar la familia, no descartan volver a Sudáfrica —su país natal— o mudarse a otro país europeo.

Ahora viven en Peckham, sureste de Londres. Por cuatro días a la semana, la guardería les cuesta 1.432 libras mensuales. "Cuando el niño cumple los tres años, puedes acceder a unas horas gratuitas a la semana. Pero en nuestro caso, la guardería nos dice que con eso no puede cubrir los servicios que nos presta, por lo que prácticamente tenemos que pagar lo mismo", apunta. "Y tampoco tienes mucho margen para cambiar, porque conseguir plaza es ya toda una hazaña. Siempre hay lista de espera", añade.

Otras alternativas

La falta de medios ha provocado el cierre de miles de centros, en un mercado donde la demanda ya supera con creces la oferta y los cuidadores —por lo general muy mal pagados— están abandonando el sector en masa. Actualmente, hay un cuidador por cada cuatro niños, aunque los planes —tremendamente impopulares— son ampliar a cinco niños para abaratar costes. Entre abril y diciembre de 2022, los cierres de guarderías aumentaron un 87% en comparación con el mismo periodo del año pasado, según una encuesta de la Asociación Nacional de Guarderías. Casi un tercio se produjo en las zonas más desfavorecidas de Reino Unido.

La presión se siente en otras partes del sector. Más de 10.000 childminders —personas con formación y certificado especial para cuidar a un grupo reducido de niños en su propia casa— también han cerrado en los últimos cinco años, según Ofsted. En general, hay unas 26.000 plazas menos para cuidado infantil en Inglaterra en comparación con 2018.

Entre los servicios disponibles, también están los babysitters, los que van a cuidar a tu hijo a casa, pero en Londres pueden suponer un coste de 3.000 libras al mes (incluyendo el alta a la seguridad social). Lo más económico, por tanto, podrían resultar los au pairs, aquellos que vienen de otros países y que viven con la familia. Aunque, por contrato, deben tener unas horas disponibles al día para poder ir a clases de inglés.

Esta fue la opción por la que optó por un tiempo Theresa Evans, 37 años, madre de tres hijos y empleada de banca. "Por un lado, puede parecer la más económica [los precios en Londres rondan las 1.200 libras al mes]. Pero hay que tener en cuenta que les tienes que pagar la comida y sobre todo dar una habitación propia. Los alquileres o hipotecas en esta ciudad varían mucho si son para dos habitaciones o a partir de tres. Por lo tanto, lo que te ahorras por un lado lo pagas por otro. Y la convivencia además puede resultar difícil, porque no tienes intimidad familiar", dice.

Con el nacimiento de su tercer hijo optaron, por tanto, por guardería. El coste en Eltham, al este de Londres, por cinco días a la semana ronda las 1.200 libras al mes. Esta ha sido la primera vez que Theresa ha pedido reducción de jornada. En su caso, nunca ha supuesto un peaje en su carrera. Es más, su última promoción la recibió estando de baja por maternidad. "Si tu empresa tiene un buen programa que te permite cobrar gran parte de tu sueldo durante todo un año, me parece un privilegio. Eso sí, en general, tienes que pensártelo dos veces para tener aquí un hijo, porque todo es excesivamente caro", señala.

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (Reuters/Sergei Karpukhin )

La tasa de natalidad de Reino Unido ha caído a 1,61 niños, en comparación con 1,94 hace una década. Según una encuesta de YouGov de 2020, la cuestión económica es una de las mayores razones que llevan a la gente a no tener hijos. Uno de cada cuatro padres dice que los costes representan el 75% de su salario neto. Uno de cada 10 alcanza el punto de equilibrio o termina con pérdidas. No obstante, la tasa de natalidad está todavía por encima de la española (1,19).

La partida de 240 millones de libras anunciada en su último presupuesto por el Ejecutivo para el cuidado infantil es muy inferior a los 1.800 millones de libras que se necesitan para mejorar las cosas, según los expertos. Asimismo, los 4.200 millones de libras prometidos para las nuevas horas gratuitas para menores de tres años no alcanzarían el costo estimado de 9.400 millones de libras necesario para cubrir los planes anunciados para 2025-26.

No obstante, el anuncio ha sido recibido como un gran paso adelante por los activistas. Joeli Brearley, fundadora del influyente grupo Pregnant Then Screwed (Embaraza, por lo tanto jodida) asegura que la pandemia "lo cambió todo" y luego la inflación disparada —llegó a principios de año a las cotas más altas de los últimos 40 años— supuso la puntilla.

Foto: Un niño en una escuela infantil de Madrid. (EFE/David Fernández)

La frustración de las familias, que había estado creciendo durante años, estalló. En octubre del año pasado, más de 15.000 progenitores —en su mayoría mujeres— salieron a protestar en manifestaciones organizadas en diferentes puntos del país. "Uno puede escribir informes, señalar los datos y dar todos los argumentos económicos del mundo. Pero hasta que la gente no exige un cambio, este nunca sucederá", aseguraba recientemente Brearley en The Guardian.

La activista recalca que las propuestas del Gobierno son "imperfectas" y se deberá seguir presionando para obtener más ayudas. Pero reconoce que este es un "momento trascendental". "Lo prometido es lo mínimo. No podemos retroceder, solo podemos seguir adelante", apunta.

Mucho han cambiado las cosas desde que la diputada laborista Harriet Harman, quien empezó su carrera en la Cámara de los Comunes embarazada de siete meses en 1982 (cuando solo el 3% de los parlamentarios eran mujeres) y denunció públicamente las carencias del sistema. Su primera pregunta a Margaret Thatcher sobre la falta de ayudas al cuidado infantil fue recibida con gritos de burla. "Los hombres consiguen lo que quieren. Las mujeres solo obtienen cosas si pueden argumentar que funcionan para la economía", aseguró.

Foto: Estudiantes gritan durante una marcha antes de 'gaokao' en un instituto de Anyang, en la provincia china de Henan. (Reuters)

En julio del año pasado, el Grupo de Presupuesto de Mujeres reunió 30 organizaciones que representan a padres, niños, sindicatos, proveedores, políticos y empresas, con el mantra: "Sin egos, todos trabajando juntos por un futuro mejor para los primeros años".

Junto a parlamentarios conservadores como Siobhan Bailey, la coalición se centró en transmitir el mensaje, no nuevo, no revolucionario, de que el cuidado de los niños era vital para la economía, por lo que se necesitaba con urgencia una reforma. La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, en inglés) —que supervisa de manera independiente las cuentas públicas— informó al Gobierno de que los cambios introducidos al respecto en el último presupuesto tendrían un mayor impacto en el producto interior bruto en el futuro que cualquier otra medida de política fiscal desde 2010. Se estima que se crearán 110.000 nuevos puestos de trabajo.

En Inglaterra, todos los niños de tres y cuatro años tienen derecho a 15 horas de cuidado infantil gratuito por semana durante el periodo lectivo o 38 semanas al año. 

Si los progenitores cobran menos de 100.000 libras brutas anuales, tienen derecho a 30 horas gratuitas. 

No todas las guarderías ofrecen horas gratuitas y algunas cobran a los padres por extras, como pañales o comida. 

En el último presupuesto, el Gobierno ha prometido extender horas gratuitas a los niños menores de tres años por etapas. 

Abril de 2024: los niños de dos años elegibles obtendrán 15 horas gratuitas por semana.

Septiembre de 2024: los niños elegibles entre nueve meses y dos años obtendrán 15 horas.

Septiembre de 2025: los niños elegibles entre nueve meses y tres años obtendrán 30 horas.

La llegada del segundo hijo de Tatiana se retrasó varios días. En un principio, salía de cuentas el 24 de agosto, pero no se puso de parto hasta el 31. Al llegar al hospital, le ofrecieron la epidural, pero eso suponía que todo el proceso podría alargarse aún más. Por lo que decidió no ponérsela para que el niño naciera antes de las 23:30. Un minuto más tarde, habría supuesto a la economía familiar 26.897 libras anuales (30.716 euros), cantidad que están pagando ahora por la guardería de su hijo mayor, de dos años. "La verdad es que fue un gran incentivo para aguantar las contracciones".

Reino Unido Londres Embarazo Lo mejor de EC
El redactor recomienda