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Sánchez, el 'primero' de muchos: una visita a Pekín normal pero envenenada
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Otros líderes visitarán también China

Sánchez, el 'primero' de muchos: una visita a Pekín normal pero envenenada

El presidente del Gobierno ha informado a sus homólogos europeos de un viaje a China que es normal y que no levanta suspicacias, pero que llega en un momento delicado

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)

Se trata de una visita importante, especialmente para España, pero relativamente normal dentro del circuito internacional. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, viaja la semana que viene a Pekín, donde se verá con el presidente Xi Jinping, algo a lo que ya se comprometieron durante un encuentro del G20 en Bali y que servirá para marcar el 50 aniversario de unas relaciones diplomáticas importantes entre ambos países.

El problema no es ir a Pekín. Porque, de hecho, muy pronto otros líderes visitarán también la capital china, como el francés Emmanuel Macron a principios de abril. La italiana Giorgia Meloni también tiene una invitación para reunirse allí con Xi. El problema, relativamente, porque nadie cree que sea tampoco demasiado relevante, es el momento. Sánchez será el primer líder de la Unión Europea y de la Alianza Atlántica en viajar a Pekín después de que Xi haya hecho una visita de varios días a Moscú que ha dado aire a Vladímir Putin, presidente ruso, y que ha sido vista como una muestra de acercamiento entre ambos países en un momento crítico del conflicto.

Foto: Pedro Sánchez y Xi Jinping en el Palacio de la Moncloa durante una visita del líder chino a España en 2018. (Getty/Pablo Blázquez Domínguez)

Además, China ha presentado un plan de paz con el que pretende posicionarse como mediadora en el conflicto, algo que no convence ni en los cuarteles generales de la Alianza Atlántica ni tampoco en las instituciones europeas. Hace pocos días, Josep Borrell, alto representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, aseguró que era necesario un “esfuerzo intelectual” muy importante para considerarlo un plan de paz.

Todo se hace algo más complicado porque el Gobierno ha intentado transmitir un mensaje doméstico de triunfo diplomático sin querer llamar la atención fuera de casa, precisamente por ser un momento delicado. Por un lado, el propio presidente y algunos de sus ministros han querido hacer hincapié en la importancia de que haya sido España la invitada en un momento tan importante. Lo hacen porque saben que el prestigio internacional es una carta electoral poderosa para Sánchez.

Foto: Xi Jinping (i) y Vladímir Putin brindan en el Kremlin. (EFE/Sputnik/Pool/Pavel Byrkin) Opinión

Pero, al mismo tiempo, hay algunos países que cada vez ven con más desconfianza el papel que juega China en el conflicto, que hay mucha divergencia de opiniones y que el momento en el que llega la visita puede leerse como un desmarque español como país más cercano a Pekín. Este mismo jueves, minutos después de que Sánchez explicara su próxima visita a la capital china, el Financial Times, uno de los periódicos más relevantes a nivel global, escribía que la visita del presidente del Gobierno “añade impulso” al plan.

Normalidad

Pero el viaje se toma con normalidad. “Con China, hay que tener relaciones. Y tener relaciones implica hablar. No tengo nada en contra de que los líderes vayan”, ha explicado Alexander de Croo, primer ministro belga, en declaraciones a la prensa. El mensaje de Sánchez ante los medios se ha mantenido muy ajustado a las posiciones comunes de la Unión. "Es importante conocer de primera mano su posición sobre la paz en Ucrania y trasladarle que serán los ucranianos los que establezcan las condiciones para el inicio de esa paz, cuando llegue", ha asegurado.

Fuentes comunitarias recordaban que no se trata de la primera visita de un líder europeo a Pekín desde que comenzó la guerra. El primero en viajar fue Olaf Scholz, canciller alemán, que lo hizo justo después de la reelección de Xi y tras algunas tensiones por la autorización de la compra de un sector del puerto de Hamburgo por parte de la naviera china Cosco. El viaje de Scholz sí que fue criticado, por considerarse que el alemán se había adelantado al resto de líderes y había hecho un viaje enfocado en sus intereses comerciales, mientras que Macron abogó por una visita conjunta más tarde. En diciembre, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, hizo también una visita de un día a Pekín. Y los contactos con China continúan también en cumbres, habiéndose celebrado la última poco después del inicio del conflicto en Ucrania, aunque fue por teleconferencia.

Se trata de una visita importante, especialmente para España, pero relativamente normal dentro del circuito internacional. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, viaja la semana que viene a Pekín, donde se verá con el presidente Xi Jinping, algo a lo que ya se comprometieron durante un encuentro del G20 en Bali y que servirá para marcar el 50 aniversario de unas relaciones diplomáticas importantes entre ambos países.

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