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Drones en Moscú: el largo brazo de Kiev lleva la guerra al Kremlin, y a los radicales rusos les parece bien
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Ataques cada vez más profundos

Drones en Moscú: el largo brazo de Kiev lleva la guerra al Kremlin, y a los radicales rusos les parece bien

En los últimos ocho meses, se han reportado y confirmado al menos nueve ataques o misiones de reconocimiento tentativas de drones ucranianos a más de 200 kilómetros de distancia de la frontera ucraniana, algunos incluso a más de 500

Foto: Uno de los edificios residenciales ligeramente dañados por el ataque con drones en Moscú, tras un cartel de reclutamiento militar. (EFE/Maxim Shipenkov)
Uno de los edificios residenciales ligeramente dañados por el ataque con drones en Moscú, tras un cartel de reclutamiento militar. (EFE/Maxim Shipenkov)
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Este martes, ocho drones presuntamente comandados por Ucrania intentaron atacar barrios residenciales de Moscú. Según las autoridades rusas, al menos tres de los drones lograron esquivar las defensas antiaéreas de la ciudad, causando algunos daños contra edificios, rompiendo alguna ventana e hiriendo de levedad a un residente. Hasta el momento, el ataque no ha dejado víctimas mortales. Se trata del segundo ataque similar contra la capital rusa; el 3 de mayo, dos drones fueron interceptados y explotaron sobre las mismísimas cúpulas del Kremlin. Los daños han sido mínimos, pero la oleada de drones sobre los cielos de Moscú cumple dos funciones: traer la guerra hasta las puertas de los civiles rusos alejados del frente que han preferido cerrar los ojos al conflicto, así como demostrar que, si quiere, Kiev puede atacar mucho más lejos de lo que se le esperaba.

Desde hace meses, Ucrania ha estado aguijoneando distintos objetivos en las provincias rusas limítrofes a su frontera, zonas ocupadas del Donbás o Crimea. Los ataques han sido contra objetivos militares, desde depósitos de combustible a puntos logísticos o vías de tren. Pero estos dos últimos incidentes en Moscú responden a un patrón distinto: ataques con drones cientos de kilómetros Rusia adentro.

Foto: Incendio de un depósito de combustible en Sebastopol, Crimea, este 29 de abril. (EFE)
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Alicia Alamillos. Donbás (Ucrania) Lucas Proto

En los últimos ocho meses, se han reportado y confirmado al menos nueve ataques o misiones de reconocimiento tentativas de drones ucranianos a más de 200 kilómetros de distancia desde la frontera ucraniana, algunos incluso a más de 500 (Moscú está a 450 km de la frontera ucraniana más cercana). No todos fueron exitosos: algunos han sido detectados más tarde por los restos de los drones —presuntamente ucranianos— encontrados en la zona. Pero lo que sí demuestran es un plan deliberado de Kiev por el que, a lo largo del último año, ha ido probando y ampliando su rango de acción con los aviones no tripulados más allá del usual corto trayecto.

Seguramente, veamos más ataques [de este tipo, a cientos de kilómetros de la frontera]”, sostiene Samuel Bendett, analista del Center for a New American Security y experto en sistemas de aviación no tripulados, en entrevista con El Confidencial. “Ucrania ha demostrado que mantiene una paridad tecnológica con Moscú cuando se trata de producir drones de largo alcance que pueden volar cientos de kilómetros, sin importar desde dónde fueron lanzados”, completa.

El objetivo de Ucrania es múltiple. Tras el último ataque en Moscú, "Ucrania ha demostrado que es capaz de atacar el corazón del Estado ruso. Aunque el daño ha sido mínimo, porque muchos de los drones no parecían llevar mucha carga explosiva, ha demostrado al Kremlin que tiene la capacidad de, potencialmente, causar más daños, que Moscú también es vulnerable a este tipo de ataques y que la defensa aérea/EW no es absoluta", añade el experto.

Foto: Un soldado del regimiento 1129 de misiles antiaéreos del Ejército ucraniano sobre su OSA. (Alicia Alamillos)

Aunque no hay confirmación posible oficial, drones similares a los que habrían sido utilizados en el ataque del martes habrían sido avistados en febrero y marzo en la zona de Kolomna, a unos 100 kilómetros al sur de la capital. Estos son de los que no llegaron a su objetivo —han sido fuentes rusas las que informaron de los hallazgos—, sino que podrían responder a vuelos de aproximación y testeo, pero que adquirieron gran simbolismo: era la primera vez que se acercaban tanto a la capital. Los restos encontrados de estos drones han permitido detectar que Ucrania estaría utilizando drones de modelos UJ producidos en Ucrania, armados por una ojiva explosiva de entre 20 y 50 kilos.

Pero los ataques a gran distancia no se han centrado en Moscú (un objetivo en cualquier caso simbólico), sino en objetivos militares incluso a más distancia, como sendos ataques contra la base aérea de Engels (595 km de la frontera más cercana) y Dyagilevo (460 km). Según reconstrucciones del New York Times, estos ataques habrían necesitado la ayuda de equipos de fuerzas especiales ucranianas sobre el terreno en Rusia. Aunque Ucrania no se ha atribuido oficialmente responsabilidad por ninguno de los ataques, el jefe de la Inteligencia Militar de Kiev, el general Kirilo Budanov, ya predijo en enero que las operaciones en Rusia “alcanzarían objetivos más y más profundos”.

Agujeros en la defensa rusa

Según vídeos publicados en redes sociales y testimonios de civiles, en el ataque con drones de este martes contra varios barrios residenciales de Moscú (entre ellos, el distrito Odintosvsky, donde se localiza una de las residencias de Putin y acoge a la élite rusa) habrían llegado a participar hasta 32 aviones no tripulados, pese a que las autoridades locales solo han admitido ocho. “Hay otro detalle clave aquí —asevera Bendett—, si bien Moscú dice que todos fueron neutralizados por los sistemas de defensa aérea, se ha demostrado que hay agujeros que Ucrania puede utilizar. Parece que muchas de esas defensas fueron retiradas de otras áreas para proteger Moscú, dejando posibles brechas que pueden ser explotadas por drones ucranianos”.

Foto: Mapa aéreo de Kozinka, localidad fronteriza de Rusia. (Google Earth)

Uno de los principales asesores presidenciales ucranianos, Mykhailo Podolyak, negó que Kiev estuviera directamente involucrado en el ataque contra Moscú, pero aseguró que Ucrania “se alegra” de verlos, en sintonía con la respuesta oficial ucraniana a los ataques anteriores en territorio ruso. “Nos complace ver y predecir un aumento en el número de ataques. Pero, por supuesto, no tenemos nada que ver directamente”, aseguró Podolyak, en declaraciones recogidas por Reuters.

El ataque en Moscú se ha producido precisamente un día después de un “ataque masivo” con drones Shahed iraníes contra Kiev y que ha generado nuevas escenas de pánico en la capital ucraniana. Un pánico que ahora llama a las puertas de los civiles rusos. El presidente ruso, Vladímir Putin, respondió el martes que el ataque ucraniano es un intento de “asustar y provocar a Rusia”.

No hay mal que por bien no venga

Pero los que más han aprovechado este incidente ha sido el ala más dura de los comentaristas rusos, los que llevan pidiendo al Kremlin que desate toda la maquinaria militar contra Ucrania, declare el estado de guerra y organice una auténtica movilización que arranque a los hombres que todavía se resisten en sus casas y los ponga en el frente.

En uno de los programas talk show políticos favoritos de la cadena Rossiya 1, líder en audiencia, un analista militar ruso, Konstantin Sivkov, ha defendido que estos ataques son “muy positivos” porque ayudarían a movilizar a la sociedad rusa contra el enemigo ucraniano. "La gente entenderá que nuestro enemigo es muy serio, que puede hacer explotar nuestro coche, la entrada de nuestro apartamento". En la misma línea se ha declarado Vladímir Solovyov, una de las grandes caras de la televisión rusa, asegurando que, cuanto antes los ciudadanos rusos reconozcan que están “luchando contra la OTAN”, antes ganará Rusia.

Foto: El bloguero militar ruso Vladen Tatarsky, en abril de 2023. (Reuters/Telegram/@Vladlentatarskybook)

El debate ha llegado hasta la Duma (Parlamento ruso), donde las facciones más nacionalistas han insistido en la actual incapacidad del Gobierno ruso para preparar a la población para un conflicto que ya ha cruzado la frontera. En una situación como esta, claro, la respuesta es otorgar poderes aún mayores a las agencias militares y de seguridad. "El sabotaje y los ataques terroristas de Ucrania solo aumentarán", ha defendido Alexander Khinshtein, del bloque gobernante Rusia Unida. "Es necesario fortalecer de manera radical las medidas de defensa y seguridad mediante las leyes que sean necesarias".

Este martes, ocho drones presuntamente comandados por Ucrania intentaron atacar barrios residenciales de Moscú. Según las autoridades rusas, al menos tres de los drones lograron esquivar las defensas antiaéreas de la ciudad, causando algunos daños contra edificios, rompiendo alguna ventana e hiriendo de levedad a un residente. Hasta el momento, el ataque no ha dejado víctimas mortales. Se trata del segundo ataque similar contra la capital rusa; el 3 de mayo, dos drones fueron interceptados y explotaron sobre las mismísimas cúpulas del Kremlin. Los daños han sido mínimos, pero la oleada de drones sobre los cielos de Moscú cumple dos funciones: traer la guerra hasta las puertas de los civiles rusos alejados del frente que han preferido cerrar los ojos al conflicto, así como demostrar que, si quiere, Kiev puede atacar mucho más lejos de lo que se le esperaba.

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