La OTAN cierra los últimos flecos para la reelección de Jens Stoltenberg

La OTAN tiene prácticamente cerrada la prórroga del mandato del secretario general Jens Stoltenberg otro año más. La decisión, adelantada por la agencia AFP esta tarde y por otros medios como Politico, confirman los rumores que llevaban algunas semanas corriendo por los pasillos del cuartel general de la Alianza Atlántica en Bruselas, donde fuentes diplomáticas avisaban de que la posibilidad de prorrogar el mandato de Stoltenberg era un escenario muy contemplado ante la ausencia de un candidato claramente favorito para reemplazar al noruego —que debe ser por consenso entre los miembros de la Alianza— que había provocado un bloqueo en la sucesión. El propio presidente estadounidense, Joe Biden, habría pedido a Stoltenberg que alargara su salida del puesto.Pero de los rumores faltaba pasar al plano formal y la OTAN ya avanza hacia la prórroga, a falta de las últimas formalidades que se completarán la semana que viene.

Durante los últimos meses se ha especulado con distintos nombres para su sucesión. Fuentes aliadas han señalado que Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos, ha rechazado en varias ocasiones la invitación a presentarse al cargo, y ha habido otros nombres en la lista, como el de Kaja Kallas, primera ministra de Estonia, considerada por muchos como demasiado dura respecto a Moscú, o la primera ministra danesa Mette Frederiksen, que ha sido la que más ha sonado. De hecho, muchos aliados siguieron de cerca la visita de Frederiksen a la Casa Blanca en mayo, esperando a ver si Washington emitía alguna nueva opinión tras el encuentro entre la danesa y el presidente americano Joe Biden.

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Porque la OTAN funciona así: todo el mundo mira a Estados Unidos y las decisiones las toma Washington, que para eso es la líder indiscutible de la Alianza. Y el Gobierno americano no tenía apetito por una persona como Kallas, que encarna el ala dura de los aliados del este de Europa, los más duros con Moscú. Frederiksen parecía una buena candidata que convence en muchas capitales, incluso aunque el antecesor de Stoltenberg, Anders Rasmussen, fuera danés.

El secretario general había insistido en que deseaba dejar el cargo el 30 de septiembre, después de nueve años y tres extensiones. Pero el objetivo de la OTAN de elegir al próximo secretario general en la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza, que se celebra en Vilna los próximos 11 y 12 de julio, era claramente inviable. Algunas fuentes hablaron durante algún tiempo de una posible extensión corta.

Pero ante la todavía inestable situación en el frente ucraniano, muchos socios atlánticos se inclinaban desde el principio por la estabilidad del noruego, que ya había aceptado seguir un año más en la cumbre de Madrid de 2022 tras el estallido de la guerra. "Está hecho", dijo una fuente estadounidense a Politico. "Se formalizará la próxima semana", dijo otra fuente diplomática europea. También la agencia AFP informó que varias fuentes confirmaban la ampliación del mandato.

Estados Unidos se siente muy cómoda con Stoltenberg, una figura tranquila y paciente que ha demostrado dirigir la Alianza Atlántica en tiempos difíciles, como durante los años de Donald Trump en la Casa Blanca o en el primer año de la guerra en Ucrania. El noruego llegó a la institución en 2014 y su mandato fue renovado en 2017 hasta 2020, teniendo en cuenta que nadie como él sabía manejar a Trump. En 2019 los líderes decidieron prorrogar una vez más su mandato hasta septiembre de 2022.

El plan era, por tanto, abandonar la organización entonces. Pocos días después de anunciarse que Stoltenberg sería el nuevo gobernador del banco central de Noruega, Rusia lanzó una invasión a gran escala de Ucrania y todos los planes cambiaron. Los líderes decidieron que no era el momento de que la OTAN viviera una transición y apostaron por la continuidad de un Stoltenberg que se encontró a los mandos de una institución que llevaba décadas en el segundo plano político y que ahora se encontraba de nuevo bajo todos los focos.

Algunos analistas apuntan a la cumbre de Washington de julio de 2024, cuando se celebra el 75º aniversario de la organización, como una fecha razonable y simbólica para el relevo en la jefatura de la Alianza. Es una fecha también mencionada por fuentes diplomáticas. Eso daría un tiempo suficiente para mantener el actual statu quo mientras se despeja la niebla de la guerra en Ucrania, justo cuando las fuerzas de Kiev están iniciando su esperada contraofensiva.