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La retirada que nadie se esperaba: cómo hemos llegado al fin de la era Rutte en Países Bajos
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Estupor es la palabra

La retirada que nadie se esperaba: cómo hemos llegado al fin de la era Rutte en Países Bajos

La repentina retirada del primer ministro pone a trabajar a sus rivales y socios en busca de candidatos que puedan hacer sombra a 13 años de gobierno del liberal en Holanda

Foto: El primer ministro saliente holandés, Mark Rutte (d). (EFE/Remko De Waal)
El primer ministro saliente holandés, Mark Rutte (d). (EFE/Remko De Waal)

Estupor. Es la palabra que resume la situación actual de Países Bajos. La oposición neerlandesa lleva años pidiendo el fin político de Mark Rutte, pero nadie se esperaba que realmente fuera a ocurrir ni estaba preparado para la retirada del liberal más avispado del siglo. En cuestión de cinco días, el escenario político ha dado un vuelco de 180 grados: ha caído el gobierno después de solo un año y medio de legislatura; Rutte se va de la política después de 13 años como primer ministro sin dejar una alternativa a la vista, y ni siquiera la bestia negra de España, Wopke Hoekstra, se quiere presentar como líder de los democristianos. La era pos-Rutte ya está aquí y ninguno de los 17 partidos con representación parlamentaria tiene un futuro primer ministro realmente perfilado. El país del orden no tiene su escenario político en orden.

"Ha habido especulaciones en los últimos días sobre lo que me motivaría. La única respuesta es Países Bajos. Mi posición está completamente subordinada a eso", aseguró el líder de la formación Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD).

La historia juzgará sus gobiernos, como él mismo ha dicho al anunciar su marcha, pero la realidad es que ha recibido elogios por su papel de socios y rivales políticos. Incluso el líder de la extrema derecha, Geert Wilders, quien ha dedicado su escaño a presentar mociones de censura contra Rutte, ha agradecido al político "su compromiso desenfrenado" con Países Bajos, a lo que siguió el reconocimiento del resto de la Cámara.

Rutte ha tenido claro su rol desde que se sentó por primera vez en Catshuis, la residencia oficial del primer ministro de Países Bajos. Fue un negociador nato, un administrador y estratega que se ha mezclado con derechas e izquierdas, verdes y ultraderecha, y así prácticamente todo el espectro político, para hablar hasta llegar a acuerdo, para pedir disculpas cuando tocaba. Un político que ha conseguido que le voten hasta aquellos alejados de las ideas neoliberales solo por su figura, su carisma y su don de la palabra.

Rutte sirvió 13 años como primer ministro neerlandés y 17 años como líder político del VVD. Su primera formación fue con la extrema derecha, una alianza con Geert Wilders que duró dos años. En 2012, volvió a convocar elecciones y entonces llegó a un acuerdo de gobierno con los laboristas (PvdA), que pagaron cara su alianza con Rutte en las elecciones que se celebraron en 2017. Con los laboristas enviados al rincón de pensar, Rutte tuvo que buscar nuevos socios. Las negociaciones se cerraron ese año con una formación de cuatro partidos: el VVD, el social-liberal Democrats66, el demócrata cristiano CDA y el conservador ChristenUnie. Esta formación de centro derecha tuvo que dimitir en enero de 2021 por un escándalo de discriminación en las ayudas de la Agencia Tributaria. Pero en marzo volvieron a ganar las elecciones y terminaron, casi un año después, formando otra coalición de gobierno, que sobrevivió hasta el viernes, cuando dimitieron en bloque por sus diferencias sobre las políticas de asilo.

Foto: El primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte. (EFE/Robin Utrecht)

En estos 13 años se ha forjado una reputación en el país y en el extranjero como el primer ministro Teflón, con una agilidad política y unas habilidades basadas en principios naturales que le permiten gobernar con cualquier persona. Prometió ser un primer ministro para todos y siempre se fomentó esa imagen de ser un ciudadano más, con los pies en el suelo y a quien el poder no se le sube a la cabeza. Un tipo "normal", que lleva una vida sencilla, saluda a sus vecinos cada mañana, pasea como uno más sin grupos de seguridad detrás, y no se mueve por su ciudad en largas caravanas de vehículos, ni alardea de jets privados. Y con esto se ganó el voto de muchos neerlandeses. A pesar de que hay quien ha considerado esto una "estrategia de marketing", quienes lo conocen aseguran que siempre ha sido así.

La oposición está tan feliz como perdida con la retirada política de Rutte

A Rutte le gusta circular en bicicleta por La Haya, para ir a Catshuis o para ir a despachar con el rey Guillermo Alejandro. El sábado acudió a presentar su última dimisión al monarca conduciendo su viejo Saab 9-3, un coche destartalado, con reproductor de CD y obvias manchas de excrementos de pájaros. Había estado usando un Nokia viejo hasta el año pasado, cuando, en un viaje a Nueva York, no logró usar el 4G y tuvo que comprar un smartphone. Fue centro de un escándalo en el país cuando se conoció que tenía que borrar mensajes de texto en su antiguo teléfono por falta de espacio de almacenamiento, cuando está obligado a conservar la correspondencia relacionada con su puesto como primer ministro.

Dice que no sabe lo que hará a partir de ahora. Lo primero será llevar el Gobierno interino hasta que se forme un nuevo Gobierno, y después "quizás" aumente los días en los que da clase en la escuela de La Haya donde ya ha estado enseñando estos años una vez a la semana. Rutte, de 56 años, promete no tener interés en un puesto de alto nivel en la OTAN, a pesar de que su nombre haya sonado fuerte estos últimos meses.

Foto: Mark Rutte abandona el Palacio Real, en la Haya, tras anunciar su dimisión el pasado 15 de enero. (Foto: Reuters)

Si en casa es un político cercano, que trata de mostrar que mantiene los pies en el suelo, esta no fue la cara del político con el que se ha tenido que pelear Bruselas. En la UE, Rutte ha logrado construir una imagen de halcón, prepotente, directo, rígido, tacaño, villano, el “capitán” de los cuatro austeros, el “perro guardián” de la UE. A Rutte se le conoció como el Mr. Nee, nee, nee, por su negativa a los fondos comunes de recuperación poscovid, que en aquel momento tenían a Italia y España como principales beneficiarios.

Confusión entre oposición y aliados

"Increíble cantidad de respeto y aprecio por todo lo que Mark Rutte ha significado para nuestro país. Años de compromiso incansable con los asuntos públicos, por lo que Países Bajos puede estar muy agradecido", ha dicho Hoekstra sobre su primer ministro interino. "La era Rutte ha hecho mucho daño a los Países Bajos. Si miramos el sector público, la salud y la educación, un millón de personas corren el riesgo de caer en la pobreza, en lo que se supone que es el país más rico del mundo", opinó la líder del Partido Socialista, Lilian Marijnissen. Los verdes han hablado de "un momento histórico" y la extrema derecha de "una decisión valiente". Rutte dice tener "sentimientos encontrados", pero también estar aliviado con haber tomado ya la decisión. Rutte "quería lo mejor para Holanda", según Wilders.

Foto: El primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte. (Reuters) Opinión

La oposición está tan feliz como perdida con la retirada política de Rutte. Y sus socios están perplejos, porque no estaban preparados para unas elecciones, ni para una retirada tan repentina de Rutte. Muchos no tienen ni posibles cabezas de lista aún.

El propio VVD, de Rutte, es ahora centro de las críticas, porque se le acusa de "haber creado un problema ficticio usando a personas vulnerables" como los refugiados, le dijeron desde el Partido de los Animales. "Lo llevaste deliberadamente a un punto crítico y eso es una política fea", acusaron a la presidenta del VVD, Sophie Hermans. Esta se defendió, aunque fue ella la que comunicó el mensaje del ala más dura del partido a Rutte sobre la inmigración: "Resuelve esto ya". El presidente de D66, Jan Paternotte, destacó que ya había un paquete de medidas migratorias, pero que de repente el VVD decidió limitar la reunificación familiar para los refugiados. "Y mira dónde estamos ahora. El Gobierno ha caído. ¿Ha valido la pena todo eso?", preguntó.

Estupor. Es la palabra que resume la situación actual de Países Bajos. La oposición neerlandesa lleva años pidiendo el fin político de Mark Rutte, pero nadie se esperaba que realmente fuera a ocurrir ni estaba preparado para la retirada del liberal más avispado del siglo. En cuestión de cinco días, el escenario político ha dado un vuelco de 180 grados: ha caído el gobierno después de solo un año y medio de legislatura; Rutte se va de la política después de 13 años como primer ministro sin dejar una alternativa a la vista, y ni siquiera la bestia negra de España, Wopke Hoekstra, se quiere presentar como líder de los democristianos. La era pos-Rutte ya está aquí y ninguno de los 17 partidos con representación parlamentaria tiene un futuro primer ministro realmente perfilado. El país del orden no tiene su escenario político en orden.

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