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Una megalópolis financiada por Pekín: Camboya, el caballo de Troya de China
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Dos billones de dólares

Una megalópolis financiada por Pekín: Camboya, el caballo de Troya de China

Una autopista de 187 kilómetros, pagada con capital chino, que conecta la capital de Camboya, Nom Pen, con la ciudad de Sihanoukville. Una ciudad muy importante en la nueva ruta de la seda

Foto: Un hombre ondea una bandera camboyana junto al MS Westerdam. (Reuters/Soe Zeya Tun)
Un hombre ondea una bandera camboyana junto al MS Westerdam. (Reuters/Soe Zeya Tun)

En octubre pasado se inauguraba una autopista de 187 kilómetros, pagada con capital chino, que conecta la capital de Camboya, Nom Pen, con la ciudad de Sihanoukville. El Gobierno de Pekín ha invertido 2.000 millones de dólares en construir una infraestructura con la que impulsar su gran proyecto comercial de la Ruta de la Seda. La obra la ha llevado a cabo la China Road and Bridge Corporation.

Sihanoukville es una extraña ciudad en la que los casinos emergieron en las calles como hongos tras las lluvias. Ocurrió cuando se instalaron allí las empresas de construcción chinas y su troupe de miles de trabajadores. Luego, llegaron y llegan miles de turistas, especialmente chinos, que encuentran allí un paraíso barato a la carta en el que jugar a las tragaperras y hacer negocios. Los mochileros occidentales de los 90 han sido sustituidos por los llegados de la superpotencia vecina, que están más interesados en el neón, ruleta y mujeres que en fumar marihuana en las playas cercanas. Y con ellos, inevitablemente, han llegado también las mafias que controlan el juego y las denuncias de tráfico de personas y prostitución forzosa.

Foto: Foto: EFE/Luong Thai Linh

Un video de julio de 2022, en el que decenas de trabajadores vietnamitas huían en estampida de un casino y se lanzaban al río mientras los guardas les perseguían con barras de metal, destapó con imágenes el problema de estas mafias chinas que secuestran a muchos de sus trabajadores en los casinos. Gobiernos y policías de Malasia, Indonesia o Tailandia han reportado denuncias de connacionales que han sido obligados a trabajar allí a la fuerza.

Pero eso es solo una parte de la realidad preocupante de una Sihanoukville, similar en todo caso a otras ciudades del juego de otros lugares del globo, donde los letreros con inscripciones en mandarín están por todas partes y el yuan chino es moneda común en la ciudad junto al riel camboyano y el dólar estadounidense. Pekín quiere desbancar al dólar como moneda no oficial de uso en el país, pero la puja es dura: en los cajeros automáticos todavía solo se ofrece sacar dinero en rieles o dólares. "La gente prefiere el dólar, pero cada vez es más común ver algunos pagos con yuan que antes no se veían. China está trayendo mucha riqueza y también está apoyando un Gobierno que recorta todas las libertades", explica J, un activista que como todos en el país debe ocultar su nombre y el de su organización para no ser sancionado por las autoridades, en un moderno café de Nom Pen, la capital.

La urbe, con grúas por todas partes, ve como se levantan también allí barrios chinos en las afueras. La carretera que comunica el aeropuerto con el centro es un reguero de empresas de la superpotencia asiática. China es el mayor socio comercial de Camboya. El comercio bilateral entre ambos países supera los 16.000 millones de dólares. Pekín construye en el país, además de las instalaciones ya mencionadas, hospitales, carreteras rurales, puentes, proyectos hidráulicos… "China ha dado mucha esperanza a nuestro pueblo", ha resumido el primer ministro, Hun Sen.

Todo eso ha convertido a Camboya en un gran aliado chino en el entorno del sudeste asiático. El primer país desde el que cimentar su gran proyecto comercial de la Ruta de la Seda hacia el oeste. ¿Pero por qué China tiene tanto interés en una pequeña ciudad costera camboyana? Porque allí se ultima la que se llamó base naval secreta de China en Camboya que está dejando, al menos, de ser secreta. Imágenes recientes de satélite muestran que las obras han avanzado a un gran ritmo este año. El tamaño de los muelles y calado, según los expertos militares, hace pensar que allí podrán atracar grandes barcos de la armada. También se están construyendo barracas militares e instalaciones de radar y defensa aérea alrededor. ¿Es o no es Ream una futura base militar china en suelo camboyano?

En 2019, el Wall Street Journal reveló un acuerdo oculto para que Pekín usara la base naval de Ream, a 40 kilómetros de Sihanoukville. Pekín y Nom Pen negaron y niegan que ese puerto, reconstruido con dinero chino, vaya a ser usado por el Ejército Popular de Liberación. "Nuestra Constitución impide que tropas de otros países se instalen en el país", ha dicho el Gobierno de Camboya. "La reconstrucción de la base está dirigida a fortalecer la habilidad de la Armada de Camboya para mantener la integridad territorial y combatir el crimen marítimo", aseguró en 2022 el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijan, quien acusó a Washington de realizar "su típico acoso" a los países en la zona.

Pero la realidad es que Camboya carece de una Armada que justifique semejante obra y que las excelentes relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Xi Jinping, presidente chino, y Hun Sen, primer ministro de Camboya, han convertido a este país anclado en el estratégico golfo de Tailandia en una especie de caballo de Troya de Pekín en la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático).

Estados Unidos, Australia, India y algunos miembros de ASEAN han mostrado preocupación por esta instalación militar y por las estrechas relaciones que Nom Pen tiene con Pekín. La misma preocupación que China tiene ante los acuerdos militares de Washington con Filipinas, Taiwán, Corea del Sur y Japón. Las dos superpotencias van colocando sus fichas en el tablero.

Foto: El ejército de Taiwan durante unas maniobras. (Reuters/Ann Wang)

Los movimientos son constantes en todas las direcciones. China acaba de firmar un controvertido acuerdo de seguridad con las Islas Salomón, lo que ha generado especial malestar en el Gobierno de Australia, que ve tropas chinas instaladas en su zona de influencia.

India también mueve sus fichas y aprovecha el miedo de algunos países de la zona al expansionismo de Pekín para estrechar relaciones bilaterales. Acaba de firmar importantes acuerdos armamentísticos con Vietnam y Filipinas, más un acuerdo de cooperación de defensa con Indonesia.

Estados Unidos, por su parte, mantiene una frenética actividad diplomática en ASEAN que le ha llevado a acercarse a países como Filipinas, Vietnam e Indonesia. Y en medio de eso, intenta también acercarse a Camboya. Pero ese país, con Laos y Myanmar, parecen socios estables e incondicionales de Pekín en la zona, pese a que algunos juegan la baza de una cierta neutralidad.

Foto: El ministro de Exteriores chino, Qin Gang. (EFE/Mark R. Cristino)

El ataque de Washington a cualquier acercamiento de un país de ASEAN a Pekín es analizado con cierto estupor por los propios protagonistas. "Camboya acepta las críticas, pero cuando les explicamos que es importante desarrollar nuestro sector militar para prevenir delitos y proteger nuestra soberanía, se niegan a aceptarlo", dijo Hun Sen sobre las preocupaciones americanas.

Le guste o no le guste a EEUU, la dependencia de Camboya de China es muy alta, aunque el Gobierno de Hun Sen ha apostado, especialmente en los dos últimos años, por no poner todos los huevos en la cesta de Pekín. Casi un 50% de la inversión extranjera viene de China, pero se están firmando importantes acuerdos de libre comercio con países como Corea del Sur y no se ha dado un portazo a Washington. El resultado es que el que fuera uno de los países menos desarrollado de la zona durante décadas ha pasado en 10 años de un 33% a un 17,8% de pobreza, según datos del Banco Mundial. El covid invirtió ese ascenso, pero este último año la mejora es evidente. En 2022, la economía de Camboya creció un 5,3%.

Algunos residentes empiezan a quejarse de esa colonización china que los está expulsando de sus tierras y negocios

China es parte esencial de todo eso. Como lo es en la controvertida Sihanoukville. Algunos residentes empiezan a quejarse de esa colonización china que los está expulsando de sus tierras y negocios. Otros ven un florecimiento económico más allá de la vieja receta de hostales baratos y tumbonas. La elección de Camboya parece mientras clara: quiere llevarse bien con todos, pero su pareja de baile es Pekín. "Camboya apoya firmemente a China en la salvaguardia de la soberanía nacional, la seguridad y los intereses de desarrollo y se opone firmemente a cualquier fuerza externa que interfiera en los asuntos internos de China en cuestiones relacionadas con Hong Kong, Xinjiang y el Tíbet", dijo el pasado 13 de febrero Hun Sen en un comunicado oficial tras un encuentro con Xi Jinping.

No mencionó el primer ministro ahí a Taiwán, que resonaba de fondo, pero ya lo había hecho antes en alguna ocasión, como en 2019, cuando dijo "Taiwán es solo una provincia de China… Permitimos que las empresas taiwanesas hagan negocios en Camboya, pero aquí nunca ondeará una bandera taiwanesa".

Todo eso genera ciertos recelos en EEUU y algunos países del sudeste asiático con los que China tiene graves problemas por el mar Meridional. Se ve con preocupación que Pekín pueda tener una operativa base militar a la entrada del golfo de Tailandia y un socio leal en las reuniones de ASEAN en las que se discute, entre otras cosas, sobre ese conflicto territorial.

En octubre pasado se inauguraba una autopista de 187 kilómetros, pagada con capital chino, que conecta la capital de Camboya, Nom Pen, con la ciudad de Sihanoukville. El Gobierno de Pekín ha invertido 2.000 millones de dólares en construir una infraestructura con la que impulsar su gran proyecto comercial de la Ruta de la Seda. La obra la ha llevado a cabo la China Road and Bridge Corporation.

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