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¿Va el terremoto de Marruecos a causar una crisis de pateras en Canarias? Respuesta corta: no
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"He nacido aquí y aquí también quiero morir"

¿Va el terremoto de Marruecos a causar una crisis de pateras en Canarias? Respuesta corta: no

Según los últimos datos, se han repartido tiendas para los 28 de los 40 municipios de la provincia afectada y alrededor de 100.000 personas tienen cobijo en Al-Haouz

Foto: Unas tiendas de campaña en un campamento en el Gran Atlas. (Francisco Sarrió Volpi)
Unas tiendas de campaña en un campamento en el Gran Atlas. (Francisco Sarrió Volpi)

Hadija barre la tierra movida por el temblor que sacudió el sur de Marruecos el 8 de septiembre y ha dejado 3.000 muertos. La arena todavía permanece a las puertas de su casa. Una nube de polvo se levanta en el ambiente y ensucia la tienda de campaña amarilla que, desde hace casi dos semanas y hasta nuevo aviso, será su hogar.

Dentro, una cocina improvisada y un fuego calienta constantemente una tetera llena de hierbabuena y azúcar. En otro de los humildes rincones de este campamento improvisado, se alza una montaña de mantas y colchones. Aquí viven siete personas, pero antes eran nueve. "Tuvimos que escarbar nosotros mismos para sacar a mi nuera y mi nieta. Estaban dormidas cuando llegó el terremoto", cuenta. En el último habitáculo de su antigua casa, dos palos de madera aguantan unas paredes de escombros. Allí murieron mientras soñaban.

Foto: Muralla de Agadir. (Francisco Sarrio Volpi)

Hadija, que ronda los 80 años, confiesa no poder dormir por las noches. "Tengo miedo a que alguien venga y nos robe lo poco que nos queda", revela. Aunque ahora su vida se acopia entre cuatro lonas calientes durante el día y frías en las altas horas de la madrugada, la anciana insiste en que Tafeghaghte es su sitio. "He nacido aquí y aquí también quiero morir", sentencia mientras acomoda una silla de plástico a las puertas de su casa. Allí pasa las horas sentada.

"He nacido aquí y aquí también quiero morir"

En este punto, uno de los más afectados en el Gran Atlas tras el terremoto, decenas de personas esperan la reconstrucción de sus casas. Unos kilómetros más al sur, en Asni, uno de los mayores centros de operaciones para las fuerzas y equipos de rescate, hay desplegadas entre 50 y 60 tiendas de campaña. Un mar de plásticos color azul y amarillo perfilan el nuevo rostro de esta ciudad. Según los últimos datos oficiales, se han repartido tiendas para los 28 de los 40 municipios de la provincia afectados por el seísmo y alrededor de 100.000 personas tienen cobijo en Al-Haouz.

Con miles de afectados a los que el temblor arrebató de la noche a la mañana su sustento, medio de vida y hogar, algunas voces dentro de España temieron que se produjera una crisis de pateras hacia Canarias o el sur de España. Los expertos, en cambio, no lo ven tan claro. Y los afectados, tampoco.

Arraigo cultural sobre la migración

"Las llegadas de migrantes desde el norte de África hacia Europa se van a seguir produciendo, independientemente de este terremoto", cuenta para este medio Laura Palatini, jefa de Misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, por sus siglas en inglés) en Marruecos. La representante del organismo de Naciones Unidas apunta que, por el momento y por lo que también adelanta la historia, no hay una relación entre las movilizaciones causadas por catástrofes naturales en Marruecos y la intensificación de los movimientos migratorios. "En Agadir, a pesar de que el terremoto de 1960 destrozó prácticamente toda la ciudad, nadie abandonó su hogar", cuenta. Según la representante, este es un ejemplo claro de que existe un fuerte arraigo cultural entre los marroquíes y su territorio.

"En el caso de que se desplacen y tengan que abandonar sus hogares, lo más probable es que sea dentro del territorio nacional", añade. Aun así, Palatini insiste en que harán todo lo posible para quedarse donde están. "Para cualquier ser humano en todo el mundo, la pertenencia a un lugar y el hogar es fundamental", explica. La representante de Naciones Unidas también apunta que, más allá del sentimiento de pertenencia, también hay motivaciones económicas, laborales o familiares que provocan el retorno de los marroquíes que han vuelto al reino alauí después de pasar un tiempo en el extranjero. "Durante un encuentro en Agadir conocí a varios arquitectos que habían decidido volver aquí porque querían contribuir con el desarrollo económico de su país", añade.

placeholder Tiendas de campaña en el Gran Atlas. (Francisco Sarrió Volpi)
Tiendas de campaña en el Gran Atlas. (Francisco Sarrió Volpi)

Por otro lado, Beatriz Mesa, autora del libro Los grupos armados del Sahel e investigadora del Centro de Estudios Globales de la Universidad Internacional de Rabat, también insiste en la inconexión entre el fenómeno migratorio y el terremoto, pero sí apunta a otros factores inherentes a los lugares más afectados de la tragedia. "Esas zonas agrícolas y ganaderas están expuestas a flujos migratorios desde los años 70, especialmente desde que empezó a instalarse la burocracia en el norte de África a través de la administración que impedía la libre movilidad", apunta Mesa. Además, la investigadora también insiste en que los datos que iremos viendo en los próximos meses son propios de los movimientos clásicos y tradicionales desde Marruecos hasta el Mediterráneo Occidental y, concretamente, hacia España. "A pesar de que los flujos son constantes, sí que han aumentado durante profundas y prolongadas crisis como la pandemia sanitaria de covid", añade.

Años mortales

En 2022, la Unión Europea registró alrededor de 330.000 intentos de entrada de migrantes a través de las diferentes fronteras de la organización supranacional. Según Frontex, esta era la cifra más alta desde 2016, sin incluir a los 13 millones de refugiados ucranianos con la invasión de Rusia. Hace casi dos años, la ruta más popular era la de la región de los Balcanes, concretamente conformaba el 47% de los ingresos al bloque, y de personas procedentes sobre todo de Siria, Afganistán o Túnez. En la región del Mediterráneo, hubo más de 100.000 intentos de entrada, aproximadamente un 50% más que en 2021, y, también ese año, se batió el récord en cinco años de llegadas desde Libia, el principal punto de salida desde el norte de África.

Foto: Trabajadores de emergencia en Amizmiz. (Reuters/Nacho Doce)

2023 trae peores números. Hasta mediados de año, las llegadas por el Mediterráneo Central, que desemboca en Italia, han crecido casi un 300%. Frontex, que lleva recopilando estos datos desde 2009, ya ha apuntado que la de 2023 será la cifra más alta de la historia y que el final de año podría terminar con una cifra récord de llegadas. Actualmente, la ruta del Mediterráneo Central ha desbancado a la de los Balcanes Occidentales.

En el caso de España, más de 21.000 migrantes han llegado en patera desde el continente africano y concretamente hasta las costas de las islas Canarias. Solamente entre los meses de julio y agosto de 2023, 9.000 personas arriesgaron su vida en el mar. "La mayoría de las personas migrantes son hombres jóvenes o mujeres con niños que llegan desde varios países de África occidental", anota Palatini. Las cifras suben después de unos datos en abril que dejaban entrever los esfuerzos en la cooperación en materia migratoria entre España y Marruecos.

Hadija barre la tierra movida por el temblor que sacudió el sur de Marruecos el 8 de septiembre y ha dejado 3.000 muertos. La arena todavía permanece a las puertas de su casa. Una nube de polvo se levanta en el ambiente y ensucia la tienda de campaña amarilla que, desde hace casi dos semanas y hasta nuevo aviso, será su hogar.

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