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De cohetes a ciberdefensa: la ayuda de Irán a los milicianos palestinos va mucho más allá de lo que calculó Israel
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Irán dio el OK a la operación

De cohetes a ciberdefensa: la ayuda de Irán a los milicianos palestinos va mucho más allá de lo que calculó Israel

La ofensiva auspiciada por Teherán lanza un torpedo a la línea de flotación de todos los países árabes que normalizaron relaciones con Israel

Foto: Un grupo de hombres muestra su solidaridad con los palestinos en una aldea al sur de Líbano, en la frontera con Israel. (Reuters/Aziz Taher)
Un grupo de hombres muestra su solidaridad con los palestinos en una aldea al sur de Líbano, en la frontera con Israel. (Reuters/Aziz Taher)
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Nada de lo que está sucediendo entre Israel y Palestina desde el sábado pasado habría sido posible sin Irán. Hay entre los palestinos una rabia creciente contra una ocupación que no ceja y que se afianza aún más si cabe desde que Benjamín Netanyahu encabeza, hace ya nueve meses, un Gobierno con ministros de extrema derecha. La ira es mayor en Gaza, una franja asfixiada que más de un visitante ha descrito como el infierno en la Tierra.

Ahora bien, nada de lo que han emprendido Hamás, el movimiento que controla Gaza, y su socio de la Yihad Islámica Palestina hubiese sido posible sin la ayuda de Irán, el único Estado de peso, junto con Argelia, que sigue respaldando a los radicales palestinos. Los otros países que los secundan, Siria y Yemen, tienen opciones muy limitadas. Sí reviste importancia el poderoso movimiento chií Hezbolá en El Líbano y que posee también estrechos vínculos con Teherán.

Foto: Una niña palestina camina sobre los escombros de edificios destruidos tras los ataques aéreos israelíes contra el campamento de refugiados de Shati. (Europa Press/DPA/M. Talatene)

Desde que empezó la ofensiva de Hamás, políticos conservadores, militares jubilados e investigadores de think tanks se turnan ante las cámaras de televisión de medio mundo resaltando los lazos del movimiento palestino con Irán. No desvelan nada nuevo. Los dirigentes de Gaza estuvieron el pasado junio en Teherán, se hicieron fotos con el líder supremo, Ali Jamenei, con el presidente, Ebrahim Raisi, etcétera. Ziad Al-Nakhaleh, secretario general de Yihad Islámica, les agradeció incluso públicamente su ayuda.

Irán habría ayudado a planificar el ataque sorpresa de Hamás, además de dar la luz verde final, según informa el diario estadounidense The Wall Street Journal, citando a altos miembros de Hamás y Hezbolá. Funcionarios del aparato de seguridad iraní —la Guardia Revolucionaria— se habrían reunido en varias ocasiones con representantes de Hamás en Beirut desde el pasado agosto para idear las incursiones aéreas, terrestres y marítimas que pillaron a Israel con la guardia baja el sábado. La última reunión fue el lunes pasado, cuando se dio el ok a la operación. Sin embargo, las fuentes israelíes no ven, por ahora, una participación de Irán a esa escala en el conflicto.

Por si aún quedaba alguna duda, Abou Obeidah, portavoz de Hamás, declaró el domingo: "Damos las gracias a la República Islámica de Irán, que nos ha proporcionado armas, dinero y otros materiales". "Nos dio misiles para destruir las fortalezas sionistas", añadió. El presidente Raisi llamó además por teléfono a Ismail Haniyeh, líder de Hamás, y a Ziad Al-Nakhaleh, para felicitarles. La víspera, los diputados del Parlamento iraní cantaron al unísono "Muerte a Israel" y "Palestina vencerá".

Entre esos "otros materiales" recibidos a los que aludió el portavoz de Hamás debe figurar la ciberseguridad. Irán, que libra desde hace años una ciberguerra soterrada con Israel, debió ayudar a los palestinos a blindar sus comunicaciones. Solo así se explica que una operación militar de gran envergadura, preparada desde hace meses y en la que participan miles de hombres, haya pillado por sorpresa al Ejército de una potencia cuyas empresas fabricaron el programa malicioso Pegasus y otros muchos más.

Foto: Foto de la joven Shani Louk en sus redes sociales. (Instagram)

A la vista del alcance de la ofensiva palestina, las cantidades manejadas en público por el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, sobre la financiación iraní parecen irrisorias. El pasado junio, Gallant hablaba de 100 millones de dólares anuales entregados a Hamás y varias decenas de millones para la Yihad Islámica.

Con este apoyo militar y diplomático a los movimientos armados de Gaza, Irán busca presentarse como el guardián de las esencias de la lucha palestina a la que muchos países islámicos habrían dado la espalda, empezando por los que firmaron los llamados acuerdos de Abraham de normalización con Israel, como Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos.

Hasta la Autoridad Palestina, que ejerce cierto control sobre Cisjordania, habría traicionado su propia causa. Por eso, el líder iraní Ali Jamenei insistió ante sus huéspedes palestinos en la necesidad de introducir más armas en Cisjordania y "desarrollar allí la resistencia", según explicó Ziad Al Nakhaleh en junio.

Foto: Hamás lanza más de 5.000 cohetes desde la franja de Gaza. (EFE/Mohammed Saber)
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La ofensiva de Hamás y la Yihad galvaniza a sectores de la opinión pública de un buen número de países árabes, aunque no siempre los dictadores que los gobiernan les permiten echarse a la calle para expresar sus sentimientos. Los vuelcan en las redes sociales, en las que se palpa un cierto orgullo por la derrota inicial infligida al enemigo. La reacción de muchos regímenes árabes ante el ataque a Israel, del saudí al marroquí, pone, en cambio, de relieve su incomodidad.

El más fastidiado es, probablemente, el saudí, que se disponía a normalizar relaciones con Israel siguiendo el ejemplo de dos de sus vecinos, Emiratos Árabes Unidos y Baréin, que se adhirieron a los acuerdos de Abraham. Mohamed bin Salam, príncipe heredero saudí, declaró el mes pasado en la televisión Fox News a propósito de las relaciones con Israel: "Cada día estamos más cerca".

Desde Líbano, Hezbolá dejó claro, en un comunicado, que Arabia Saudí era un objetivo indirecto de la ofensiva palestina: "Es un mensaje al mundo árabe y musulmán y, en especial, a todos aquellos que buscan normalizar sus relaciones" con el enemigo israelí. Después, el domingo a primera hora, lanzó unos cohetes sobre la zona de las granjas de Chebaa, en manos de Israel, que no tardó en responderle.

Foto: El ataque sorprendió al Ejército israelí. (EFE/Wael Hamzeh)

Gracias a sus aliados palestinos y libaneses, Irán ha demostrado desde el sábado que, pese a su aislamiento diplomático, es una potencia capaz de poner patas arriba el orden establecido en Oriente Próximo. Ha puesto en serios apuros a Israel y, al resucitar la lucha palestina, perturba, sin llegar a desestabilizar, a unos cuantos países árabes. Irán lanzó un torpedo a la línea de flotación de todos los países que establecieron relaciones con Israel.

Está ahora por ver si la guerra será solo palestino-israelí o si, porque así se decide en Teherán y en Jerusalén, se extiende geográficamente. Por ahora, Hezbolá solo ha manifestado un respaldo simbólico a Hamás, pero podría desenterrar el hacha de guerra contra el vecino israelí, como ya hizo en 2006.

Por su parte, un Netanyahu al que no tardarán en pedirle responsabilidades políticas por la humillante derrota inicial podría tener la tentación, acompañado por sus ministros ultras, de practicar la huida hacia adelante. Daría la orden de atacar Irán y destruir sus infraestructuras nucleares con las que, se supone, está poniendo a punto la bomba que lo convertirá en una potencia nuclear como Israel.

Nada de lo que está sucediendo entre Israel y Palestina desde el sábado pasado habría sido posible sin Irán. Hay entre los palestinos una rabia creciente contra una ocupación que no ceja y que se afianza aún más si cabe desde que Benjamín Netanyahu encabeza, hace ya nueve meses, un Gobierno con ministros de extrema derecha. La ira es mayor en Gaza, una franja asfixiada que más de un visitante ha descrito como el infierno en la Tierra.

Israel Conflicto árabe-israelí
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