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Por qué India es la única potencia que ha cambiado de bando en el conflicto con Hamás
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"Apoya firmemente a Israel"

Por qué India es la única potencia que ha cambiado de bando en el conflicto con Hamás

Narendra Modi, el político más votado del mundo, se ha decantado por un firme apoyo al presidente Benjamin Netanyahu en el conflicto con Hamás. Pero ¿ha sido siempre así?

Foto: Miembros de la organización musulmana 'Ikkiya Muslim Munnetra Kazhagam'. (EFE/Idrees Mohammed)
Miembros de la organización musulmana 'Ikkiya Muslim Munnetra Kazhagam'. (EFE/Idrees Mohammed)
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El apoyo de India a Israel en su actual conflicto con Palestina es uno de los significativos movimientos geopolíticos colaterales de una guerra que amenaza con expandirse si deciden entrar en juego algunos terceros actores como Irán. El Gobierno nacionalista hindú de Narendra Modi se ha posicionado, tras los ataques terroristas de Hamás, sin peros con el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu.

"Agradezco al Primer Ministro Netanyahu por su llamada telefónica para actualizarme sobre la situación actual. El pueblo de la India apoya firmemente a Israel en esta hora difícil. La India condena enérgica e inequívocamente el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones", declaró Modi, líder del BJP (Partido Popular indio), en su cuenta de Twitter el pasado 10 de octubre. El mensaje tiene hasta el momento 239.000 me gusta.

Foto: Celebración del G20 en India. (Reuters/Evan Vucci)

El ministro de la Diáspora israelí, Amichai Chikli, respondía el pasado 16 de octubre a ese respaldo diciendo que "quiero decirle al pueblo de la India que compartimos los mismos valores, apreciamos la vida y creemos en los valores humanos. Quiero agradecer al líder indio y al pueblo de la India por estar con nosotros hombro con hombro en esta lucha contra los brutales yihadistas islamistas bárbaros. Esta no es solo nuestra guerra, esta es su guerra también y la ganaremos juntos con su apoyo".

Todo ese panorama en el que ambos países intercambian apoyos es una muestra de la magnífica relación que existe entre Modi y Netanyahu, y que ha dado un giro de 180 grados al tradicional apoyo que India, ahora "rebautizada" como Bharat por sus actuales dirigentes para borrar el pasado colonial, dio siempre a la causa Palestina. El nombre de Bharat proviene del sánscrito y es el término con el que la mayoría de lenguas locales, incluido el hindi, se refieren al país. El Gobierno potencia que se use ahora más ese término, recogido ya en la Constitución, y que simboliza la transición en tantas cosas de la vieja India a la nueva Bharat de Modi. Palestina es uno de esos cambios.

En 1947, cuando la Asamblea de la ONU aprobó la resolución que recomendaba la creación del estado de Israel y Palestina, la recién independizada India votó en contra por considerarlo una decisión colonial, que atacaba los derechos palestinos y que iba en contra de los sentimientos de la población musulmana de su país.

"India ha sido tradicionalmente un aliado de los palestinos. El primer mandatario de la India independiente, Nehru, fue un ferviente defensor de la causa palestina. Yasser Arafat también tenía muy buenas relaciones con líderes indios como Indira Gandhi. Si bien la India mantuvo buenas relaciones con Palestina, también reconoció y estableció formalmente relaciones diplomáticas con Israel en 1992", explica el profesor indio Ashok Swain, investigador del Departamento sobre la Paz y Conflictos de la Universidad de Uppsala, a El Confidencial.

"Tras la grave crisis económica en 1990 y la liberalización económica en 1991, India se dio cuenta de que el panorama político y de seguridad global había cambiado después del fin de La Guerra Fría y el colapso de la Unión Soviética. Esta comprensión llevó a la India a involucrarse más estrechamente con Israel, particularmente a través de la cooperación en la adquisición de armas y equipos de vigilancia. Ambos países también compartieron inteligencia", continua.

El inicio de aquellas relaciones diplomáticas se ha profundizado, según Swain, por la sintonía ideológica actual de sus líderes. "Las relaciones entre India e Israel experimentaron un repunte significativo después de que Modi se convirtiera en Primer Ministro de la India en 2014. Modi y Netanyahu se consideran aliados porque ambos son populistas de derecha y ambos sufren de islamofobia. Además, el movimiento nacionalista hindú de la India, del que procede Modi, comparte una fuerte similitud ideológica con el movimiento sionista, ya que ambos buscan establecer estados religiosos fuertes".

Sin embargo, Modi ha querido puntualizar que apoya la lucha contra el terrorismo de Hamás y apoya, a la vez, al Gobierno palestino de Mahmoud Abbas. Un difícil equilibrio diplomático, compartido por parte del bloque occidental, en el que se respalda el derecho de Israel a responder al ataque de Hamás y se lamenta la pérdida de vidas civiles. "Hablé con el Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas. Transmití mi más sentido pésame por la pérdida de vidas civiles en el hospital Al Ahli de Gaza. Continuaremos enviando asistencia humanitaria para el pueblo palestino. Compartimos nuestra profunda preocupación por el terrorismo, la violencia y el deterioro de la situación de seguridad en la región. Reiteré la prolongada posición de principios de la India sobre la cuestión Israel-Palestina", declaró el primer ministro indio el 19 de octubre.

Foto: El primer ministro indio, Narendra Modi, recibe su segunda dosis de la vacuna contra el covid. (Reuters)

India está en el medio de una posición complicada interna y externamente. Geográficamente, está rodeada de países musulmanes como Pakistán, con el que mantiene una constante disputa. Delhi ha acusado reiteradamente a sus vecinos de Islamabad de apoyar el terrorismo islamista que golpea India y que ha dado lugar a atentados como el de Bombay de 2008, que recuerda al efectuado ahora por Hamás. El terrorismo es, por tanto, un tema sensible en el país. "Internamente, la estrategia política de Modi implica demonizar a los musulmanes, y el ataque terrorista de Hamás brindó una oportunidad para que su partido presentara a los musulmanes como amenazas a la seguridad de los países no musulmanes, reforzando la idea de que el Islam es una religión violenta. Esto, a su vez, legitima las acciones de su gobierno contra la población musulmana de la India", asegura Swain.

Legitimidad que, en todo caso, le dan las urnas y encuestas al popular Modi. El que ha sido reconocido en los últimos años como el mandatario con más apoyo interno del mundo, tiene también un fortísimo respaldo, según una encuesta de Pew Research, entre la diáspora india. La encuesta, de agosto pasado y hecha en 23 países, arroja que un 79% de los expatriados indios tiene una visión favorable o muy favorable del mandatario. A nivel interno, pese a un desgaste tras casi 10 años de Gobierno, el periódico India Today habla de un 63% de indios que cree que Modi está haciendo un buen trabajo.

Foto: Un simpatizante del Partido del Hombre Común. (Reuters)

Eso pese a que en los últimos años, especialmente desde la llegada al poder en 2014 del nacionalista BJP, han aumentado los ataques de los ultranacionalistas hindús contra la "minoría" musulmana y otros credos como los cristianos. Apelativo de minoría que solo se recibiría dentro de un país de 1500 millones de habitantes. La cifra de musulmanes que viven en India es alrededor 200 millones, lo que le convierte en el tercer país, tras Indonesia y Pakistán, con más población musulmana del mundo. "La población musulmana de la India, que supera los 200 millones, apoya abrumadoramente la causa palestina. Sin embargo, este apoyo no se limita únicamente a los musulmanes. Los partidarios del principal partido de oposición, el Congreso Nacional Indio, así como los activistas de izquierda, también respaldan a Palestina, considerándola una lucha contra la ocupación colonial. En contraste, los grupos supremacistas hindúes de la India son los principales partidarios de Israel dentro del país", señala Swain.

Efectivamente, el principal rival político del popular Modi en las próximas elecciones de 2024, el Congreso Nacional Indio, que lidera Rahul Gandhi, ha manifestado que condena "los brutales ataques de Hamás", pero reitera su apoyo a la causa Palestina y su "derecho a tener una tierra y gobierno propio en la que vivir con dignidad y respeto".

El pasado 19 de octubre, Gandhi era contundente en criticar la respuesta de Israel: "La matanza en Gaza de miles de civiles inocentes, incluidos niños, y el castigo colectivo de millones de personas cortándoles el acceso a alimentos, agua y electricidad son crímenes contra la humanidad. El asesinato de israelíes inocentes y la toma de rehenes por parte de Hamás es un crimen y también debe ser condenado. Es necesario poner fin al ciclo de violencia entre Israel y Palestina".

La posición del Gobierno de India se enmarca también en el contexto geopolítico internacional. Delhi está en medio de un significativo acercamiento a Washington.
"Externamente, Modi desea mantener buenas relaciones con la administración Biden. En este contexto, su postura sobre la cuestión palestina se alinea con las preferencias de Estados Unidos. Para él, Palestina no es Rusia, por lo que no necesita ir en contra de la posición de Estados Unidos, como se vio obligado a hacerlo en la cuestión de Ucrania. Además, el deterioro de las relaciones de la India con Canadá ha hecho que Modi se sienta aprensivo y busque el apoyo de Estados Unidos o, al menos, que no se coloque fuertemente del lado de Canadá", concluye Swain.

placeholder Netanyahu con Modi, durante una visita a India en 2018. (Reuters/Amit Dave)
Netanyahu con Modi, durante una visita a India en 2018. (Reuters/Amit Dave)

El siglo XXI está dando un giro profundo a muchas alianzas internacionales generadas en el siglo XX. India es uno de los actores que se está reposicionando ante el empuje de China y la siempre amenaza de Pakistán. Bharat parece necesitar el apoyo de Washington si quiere sacudirse la larga sombra de Pekín. En el aspecto interno, el país enfrenta problemas terroristas o independentistas con los musulmanes de Cachemira, el movimiento sij del Punjab, revueltas y enfrentamientos en Manipur entre cristianos y supremacistas hindús…

Sobre Cachemira hay movimientos islamistas que comparan la causa palestina con su lucha. En 2019, en Ankara, Turquía, se desarrollaba un encuentro bajo el significativo título: "Una conversación sobre Cachemira y Palestina y la lucha por la libertad". Sardar M Khan, presidente de Azad Cachemira, la parte de la región gobernada por Pakistán, decía entonces: "El estado israelí está haciendo a los palestinos lo mismo que hicieron los nazis en los años 30 e India está copiando las políticas israelíes [...] Está adoptando las llamadas leyes de Nuremberg en la Cachemira ocupada por la India, que tienen como objetivo forzar a la gente a emigrar".

Esa analogía, que niega absolutamente el Gobierno de Delhi, molesta a la India, que al igual que todas las naciones del mundo no está dispuesta a ceder territorio ante movimientos independentistas o terroristas. Eso ha ido alimentando además a los nacionalistas hindús a alejarse de la causa Palestina. Las redes sociales del país más poblado del mundo se han llenado de mensajes de apoyo a Israel por parte de simpatizantes y miembros destacados del gubernamental BJP, como su responsable de redes sociales, Apurva Singh.

La celebrada victoria de India sobre Pakistán el 14 de octubre en la Copa del Mundo de criquet, evento que paraliza ambos países, ha sido incluso dedicada en Twitter por algunos usuarios a Israel. El ruido de las redes sociales no representa del todo la realidad, pero permite descubrir tendencias extremas y produce situaciones absurdas, como ver a ultranacionalistas indios del movimiento Hindutva, admiradores de los nazis, apoyando al estado judío.

El apoyo de India a Israel en su actual conflicto con Palestina es uno de los significativos movimientos geopolíticos colaterales de una guerra que amenaza con expandirse si deciden entrar en juego algunos terceros actores como Irán. El Gobierno nacionalista hindú de Narendra Modi se ha posicionado, tras los ataques terroristas de Hamás, sin peros con el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu.

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