Es noticia
De la factura al apoyo social: cinco datos sobre una futura ampliación europea en ¿2030?
  1. Mundo
Radiografía de la economía

De la factura al apoyo social: cinco datos sobre una futura ampliación europea en ¿2030?

La UE mira a la próxima década con la ambición de ampliar la familia. Y ya se enzarza en un debate de fondo sobre cuándo, quién y cómo

Foto: Banderas de la UE ondean frente a la sede de la Comisión Europea en Bruselas. (Reuters / Yves Herman)
Banderas de la UE ondean frente a la sede de la Comisión Europea en Bruselas. (Reuters / Yves Herman)

La guerra en Ucrania ha provocado un cambio tectónico en la arquitectura de seguridad europea. Una de sus muchas consecuencias ha sido acelerar el camino a Bruselas de Ucrania, Georgia y Moldavia y reanimar el de los Balcanes Occidentales, que se mantenía vivo hasta hace nada con respiración asistida. El de la adhesión está llamado a ser uno de los grandes debates en la agenda comunitaria en lo que resta de año y uno de los temas más influyentes para el devenir del proyecto europeo. Aquí cinco datos sobre su punto de partida.

La factura: 256.000 millones de euros

La Unión Europea estima que la entrada de Ucrania supondría un coste de 186.000 millones de euros durante los próximos siete años. En total, la incorporación de los ocho países candidatos —Turquía, Serbia, Montenegro, Albania, Macedonia del Norte, Bosnia-Herzegovina, Ucrania y Moldavia— ascendería a 256.000 millones de euros, según recogió una exclusiva de Financial Times publicada hace unas semanas. Si se cumple la meta marcada por algunos líderes de incorporar a nuevos miembros en 2030, el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP), previsto para 2028-2034, ya debería de tenerlo en cuenta. En este nuevo cambio de cromos, algunos países como España pasarían de ser beneficiarios netos a pagadores.

El grueso de la partida ucraniana se lo llevaría la partida de la Política Agraria Común (PAC), que sumaría cerca de 100.000 millones en los presupuestos comunitarios, lo que se traduciría en un recorte para los agricultores de los actuales Estados miembros de aproximadamente un 20%. El aspecto agrícola no es baladí. Ucrania es el granero de Europa. El 14% de su población vive de la agricultora, lo que le situaría en el mayor beneficiario europeo de la PAC a costa de otros países como Polonia o España.

Foto: European Focus

El mundo rural atraviesa un momento complicado. El salto hacia la transición ecológica está tensando la relación con el sector primario. Y todo ello ha tenido un impacto directo en la política. El Movimiento Campesiono-Ciudadano agitó el tablero electoral de Países Bajos tras convertirse en la primera fuerza en los comicios provinciales del pasado marzo. En paralelo, la crisis del grano ha llevado a Polonia y otros cuatro Estados miembros a un choque diplomático con Ucrania. Los países del Este suman meses vetando la entrada de cereales ucranianos por miedo a que colapsen su industria y posicionen a sus agricultores y ganaderos en desventaja. Mientras que el Partido Popular Europeo intentó hace unas semanas en la Eurocámara bloquear la Ley de Restauración de la Naturaleza, uno de los pilares del Pacto Verde, esgrimiendo que pondría en riesgo la supervivencia del mundo rural.

Pero además de la arista económica, el otro gran obstáculo de la UE para aceptar a más países tiene que ver con el proceso de toma de decisiones. Los europeos necesitan unanimidad para llevar a cabo cualquier decisión en materia fiscal, de sanciones o de política exterior. A nivel 27 es en muchas ocasiones una misión casi imposible. El último Consejo Europeo dio cuenta de ello: las capitales se pelearon durante seis horas para encontrar el vocabulario correcto que pidiese alguna tregua humanitaria en Gaza. Una sola 'S' entre tregua y treguas desató un choque importante entre Alemania y Austria, por un lado, y España e Irlanda, por el otro. Ampliar la familia se traduce también en amplificar estas dificultades a la hora de lograr consensos. Por ello, uno de los grandes debates que se abren es si ha llegado el momento de reformas los Tratados para adaptarse a la nueva absorción.

Balcanes: menos de 1% del PIB europeo

Uno de los caramelos más jugosos para la entrada de países a la UE es el incentivo económico. El Producto Interior Bruto (PIB) de Croacia, la última incorporación, ha aumentado en su primera década como Estado miembro un 75%. Entretanto, sus seis vecinos de los Balcanes Occidentales se han quedado atrás en desarrollo económico, de conectividad o de salarios medios. Los Seis —Kosovo, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte, Montenegro y Albania— cuentan con un PIB de 144.000 millones de euros, lo que representa menos de un 1% del Producto Interior Bruto de la UE, según recoge un estudio del Atlantic Council.

lo que representa menos de un 1% del Producto Interior Bruto de la UE

La Unión Europeo es el principal socio comercial de los seis países de los Balcanes Occidentales, que cuentan con acuerdos de asociación para facilitar los intercambios comerciales y el acceso al mercado interior. Pero los beneficios están siendo tímidos. "Para alcanzar las aspiraciones de 2030, la UE debería redoblar sus esfuerzos para preparar a estos países para la adhesión. Un incremento de la inversión europea en los Balcanes Occidentales es necesario para impulsar la industria y promover mejores estándares económicos", concluye el citado think tank.

Opinión pública: sube en Ucrania; baja en Serbia

La guerra en Ucrania ha redoblado el entusiasmo social y político de los ucranianos para formar parte del bloque comunitario. De hecho, la petición de una adhesión exprés fue una de las primeras medidas del presidente ucraniano Volodímir Zelenski tras la invasión rusa, hace ya más de 20 meses. El país solicitó la adhesión a la UE en febrero de 2022 y le fue concedido el estatus de candidato menos de cuatro meses después.

Según una encuesta de Rating Group Ukraine, el apoyo de la entrada de Kiev a la Unión Europea se ha disparado tras el inicio de la guerra en torno al 90%, muy por encima del 60% que se registraba en 2015. Y también por encima del 76% que aplaude la adhesión a la OTAN, un escenario que está mucho más paralizado y que es mucho menos factible en el corto plazo. En paralelo, según el Eurobarómetro, el 74% de los europeos respaldan las medidas de apoyo a Ucrania para defenderse de la agresión rusa.

En contrapartida, la fotografía devuelve una imagen inversa en Serbia, uno de los países balcánicos más avanzados en el proceso de adhesión y, a la vez, el más próximo a Rusia. Poco después del estallido de la guerra en Ucrania, una encuesta llevada a cabo por Ipsos reveló que, por primera vez en dos décadas, había más serbios en contra de la idea de pertenecer a la Unión Europea que a favor. El 44% se mostró a favor de ser parte del proyecto europeo, mientras que un 35% dijo apoyar el proceso.

Objetivo 2030

La UE sumó a su último miembro hace diez años. Croacia en 2013. Y perdió al primero a inicios de esta década. Reino Unido en 2020. Tras años de turbulencias y de nulo apetito para ampliar la familia, esa tendencia está cambiando. El asunto de la ampliación ya traspasa los debates filosóficos y se ha convertido en una prioridad en Bruselas. Uno de los grandes interrogantes que suscita es el cuándo. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, fue el primero en ponerle fecha: 2030. En el seno europeo hay diferentes posiciones sobre el quién, el cómo y el cuándo. No solo por el enorme camino de reformas que los países candidatos deben emprender y consumar en materia de fortalecimiento democrático o de lucha contra la corrupción y el crimen organizado, sino por la metamorfosis que el propio proyecto europeo debe llevar a cabo para adaptarse a la nueva absorción del Este.

Foto: Charles Michael. (Reuters/Johanna Geron)

Por lo pronto, la primera fecha clave será el 8 de noviembre, jornada en la que la Comisión Europea presentará su informe sobre ampliación. La sensación en la capital comunitaria y en Kiev es que el análisis será positivo y Bruselas recomendará la apertura de negociaciones de adhesión con Ucrania a cambio de varias condiciones. Según un primer análisis de la Comisión Europea, este verano el país habría cumplido dos de los siete requisitos exigidos. Ucrania, uno de los países del continente con la corrupción más extendida, tiene por delante un largo camino de transformación. Pero la población parece avalarlo. Una encuesta del New Europe Center certifica que el 73% de los ciudadanos apoyan las reformas que pide la UE.

"Creo que vendrán noticias positivas. Este será otro momento histórico. Y nosotros estamos avanzando para conseguir este objetivo", avanza Dimitro Kuleba, ministro de Exteriores ucraniano, citado por las agencias locales. De confirmarse este escenario, el testigo pasará a los 27 líderes de Estado y de Gobierno que deberán decirlo por unanimidad en la cumbre del 14 de diciembre, momento en el que la UE también podría otorgar a Kosovo el estatus de país candidato.

Nueva ruta de la seda china: 32.000 millones

La guerra en Ucrania ha sido el gran detonante para que los europeos desempolven el proceso de ampliación. Con un vecindario cada vez más encendido —desde Armenia hasta Ucrania, pasando por Israel o el Sahel—, la UE se ha visto obligada a revertir sus prioridades geoestrategias. Especialmente en un momento en el que colea de fondo la presencia creciente de Rusia y China en regiones de vital importancia para la UE como América Latina, el Sahel o los Balcanes Occidentales.

China se ha proyectado como un inversor estratégico que no interviene en los asuntos de política interna

El gigante asiático ha aprovechado estos años de ausencia europea en su vecindad para reivindicarse con fuerza en la región. Según un estudio que recoge el Parlamento Europeo, Pekín ha invertido hasta 32.000 millones de euros en los Balcanes Occidentales entre 2009 y 2021. Solo en Serbia, la bazuca financiera supera los 10.000 millones de euros. "China se ha proyectado como un inversor estratégico que no interviene en los asuntos de política interna y que está dispuesto a cerrar los ojos ante aspectos como las ayudas de Estado, la corrupción o las legislaciones laborales", advierten desde la Eurocámara. Los europeos creen que este despliegue está envenenado y lleno de peros en materia de derechos humanos o medioambiental. Para hacer frente a la nueva ruta de la seda china, Bruselas propuso en 2018 una macroinversión en la región de hasta 28.000 millones de euros. Pero los países de los Balcanes Occidentales piden algo más que cheques y palabras. Tras años de abandono y frustración, el bautizado como patio trasero de Europa, exige a Bruselas hechos certidumbre y una perspectiva de entrada clara y definida.

* Este artículo forma parte de Este año, votas la Europa de 2030, un proyecto editorial de El Confidencial cofinanciado por el Parlamento Europeo.

La guerra en Ucrania ha provocado un cambio tectónico en la arquitectura de seguridad europea. Una de sus muchas consecuencias ha sido acelerar el camino a Bruselas de Ucrania, Georgia y Moldavia y reanimar el de los Balcanes Occidentales, que se mantenía vivo hasta hace nada con respiración asistida. El de la adhesión está llamado a ser uno de los grandes debates en la agenda comunitaria en lo que resta de año y uno de los temas más influyentes para el devenir del proyecto europeo. Aquí cinco datos sobre su punto de partida.

Unión Europea Proyecto Parlamento Europeo
El redactor recomienda