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Dilema de la UE en Tierra Santa: ¿ha llegado la hora de castigar a los colonos israelíes?
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El archipiélago palestino

Dilema de la UE en Tierra Santa: ¿ha llegado la hora de castigar a los colonos israelíes?

Los europeos reconocen que la expansión récord de los asentamientos ilegales en Cisjordania es uno de los grandes obstáculos para la solución de los dos estados, su apuesta desde hace décadas

Foto: Colonos en el barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este. (EFE/Atef Safadi)
Colonos en el barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este. (EFE/Atef Safadi)
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La guerra en Oriente Próximo deja en la Unión Europea muchas divisiones, aunque también la certeza de que la única alternativa para garantizar la paz presente y futura será la creación de un Estado palestino que conviva puerta con puerta junto a Israel. La complejidad para consumar este escenario es mucha y variada, pero hay un obstáculo que sobresale por encima del resto: la creciente expansión de los colonos en Cisjordania, que han convertido a los territorios palestinos ocupados en archipiélagos sin continuidad geográfica sobre el mapa.

La violencia de los colonos israelíes en Cisjordania se ha hecho más punzante tras el 7 de octubre, día en el que Hamás emprendió el mayor ataque de su historia en suelo hebreo. Y es algo que preocupa cada vez más en Bruselas. Los 27 ministros de Asuntos Exteriores, reunidos este lunes en Bruselas, han dado el pistoletazo de salida al debate para tomar alguna medida de represalia contra los colonos violentos. Una puerta que abrió la semana pasada Estados Unidos anunciando prohibiciones de entrada a ciertos individuos. En el seno europeo, Bélgica, Francia o España han apoyado públicamente esta medida —y Alemania también estaría dispuesta—, pero todavía no hay consenso entre los Veintisiete.

“Ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos. Decir que estamos preocupados, que lo estamos; que condenamos, que lo hacemos; pero hay que pasar a las medidas sobre los actos de violencia contra las poblaciones palestinas en Cisjordania. Ya son demasiados actos de violencia y demasiados muertos, sobre todo después el 7-O. Lo hemos discutido hoy. No puedo decir que haya habido unanimidad”, ha reconocido Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, en la rueda de prensa final al encuentro. Ahora, el Servicio Europeo de Acción Exterior que lidera el español preparará una lista negra para sancionar a los colonos responsables de la violencia dentro del régimen europeo sobre violaciones de derechos humanos.

Donde sí hay más consenso entre los países de la UE es en cercar las finanzas de Hamás. Ningún país se ha opuesto a la iniciativa presentada por Italia, Alemania y Francia para cortar el rastro de dinero a esta organización, considerada como terrorista por la UE desde 2003. A falta de los trabajos técnicos pendientes, todo hace prever que esta medida saldrá adelante con más facilidad que la ristra punitiva contra los colonos.

Foto: Un soldado de las Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, brazo armado del movimiento islamista palestino Hamás. (EFE/Mohammed Saber)

Amenaza para los dos Estados

Los europeos asumen que su capacidad de acción e influencia en la guerra que se libra desde hace más de dos meses es limitada. Por ello, la maquinaria diplomática se está centrando en preparar el día de mañana. Borrell está moviendo todos los contactos con la región, especialmente con los países árabes, para abonar el camino hacia la paz futura con el núcleo en la viabilidad de una Gaza bajo supervisión y control de la Autoridad Palestina, que debería asumir las riendas de un futuro Estado palestino.

Junto al estatus de Jerusalén, el estatus de los refugiados palestinos o las delimitaciones fronterizas, la cuestión de los colonos es uno de los grandes escollos para consumar la solución de los dos estados, que es la única alternativa defendida por la Unión Europea desde hace décadas. La expansión y la violencia de los colonos se ha endurecido en la guerra actual, pero no es exclusiva de ella. “Los dos estados están en peligro porque los asentamientos cortan la continuidad territorial de Palestina. Lo hemos dicho continuamente. Son ilegales. Otra cosa es la violencia extremista, que debería ser gestionada por el sistema judicial, el Ejército y el Gobierno israelí. Si ellos no toman acciones, miraremos cómo podemos dar algún paso por nuestra parte”, explicaban antes de la cita altas fuentes europeas.

El último Gobierno de Benjamín Netanyahu consolidó la línea más dura la ocupación hebrea. Bibi nunca ha apoyado la solución de los dos estados y su objetivo de reconquistar territorio palestino emana de sus alegaciones históricas y bíblicas. El líder ultranacionalista se erigió recientemente ante los diputados del Likud como el “único que podía prevenir la construcción de un Estado palestino”. Sobre los hechos también dejó patente cuál es su línea de acción. La semana pasada, dio luz verde a la aprobación de nuevas viviendas en Jerusalén Este. “Es una provocación”, afirmó una alta fuente europea preguntada por ello. “Estamos alarmados por el hecho de que el Gobierno israelí haya aprobado la construcción de otras 1.700 viviendas en Jerusalén Este para expandir los asentamientos, que son ilegales bajo el derecho internacional”, ha afirmado Borrell.

Hace unos días, los colonos destruyeron una escuela en Cisjordania financiada por fondos europeos. “Todos los niños tienen el derecho a la educación. Es intolerable y una violación del derecho internacional humanitario”, reaccionó Janez Lenarčič, comisario de Ayuda Humanitaria. Desde 1967, la ONU ha reiterado en numerosas ocasiones que la ocupación israelí es una vulneración al derecho internacional. La UE ha recogido esta posición, pero no ha ido más allá de comunicados que expresan su “profunda preocupación”.

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Según la Oficina de Estadísticas de Israel, hay alrededor de 230.000 israelíes que viven en 14 asentamientos construidos en Jerusalén Este. Entre 1967 y hoy, las nuevas construcciones han beneficiado al 99% de israelíes y al 1% de los palestinos que viven la ciudad santa. La expansión supone una gran amenaza a la viabilidad de los dos estados, a la estabilidad de Cisjordania y a la continuidad territorial de una futura Palestina. Hace 30 años había 270.000 colonos en Cisjordania. Hoy, hay más de 700.000. “El territorio palestino se ha dividido en un archipiélago de zonas inconexas, lo que hace mucho más difícil aplicar la solución de dos Estados que la comunidad internacional lleva 76 años reclamando”, afirmaba recientemente Borrell en una editorial difundida por Le Grand Continent.

Las alarmas ya comenzaron a sonar en la capital comunitaria. “El aumento de los planes de las autoridades israelíes sobre la expansión de asentamientos ha ido acompañado de una tendencia preocupante de violencia creciente de los colonos en los territorios palestinos ocupados”, recoge un estudio del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), que certifica que en 2022 el número de nuevas viviendas ilegales en Cisjordania y Jerusalén Este aumentó un 30% con respecto al año anterior. La expansión fue especialmente notable en Jerusalén Este, que fue testigo del avance de 23.586 viviendas frente a las 4.427 de Cisjordania. “El Gobierno impulsó una serie de planes que son especialmente limitantes para el desarrollo palestino y la contigüidad de un Estado palestino y, por lo tanto, la solución de dos Estados y las posibilidades de llegar a un acuerdo político”, reza el documento del SEAE, que incide en que, entre 2005 y 2022, el 93% de las investigaciones sobre los ataques de los colonos a los palestinos concluyeron sin ninguna condena.

“Las incursiones militares, los cierres, los ataques de colonos con el apoyo del Estado, las demoliciones de viviendas y la destrucción de bienes, todas ellas son manifestaciones del sistema de apartheid de Israel”, denunciaba el año pasado Heba Morayef, directora regional de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África. Poco antes, el relator especial de la ONU Michael Lynk pidió a la comunidad internacional calificar la creación de asentamientos israelíes como crimen de guerra en virtud del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.

La guerra en Oriente Próximo deja en la Unión Europea muchas divisiones, aunque también la certeza de que la única alternativa para garantizar la paz presente y futura será la creación de un Estado palestino que conviva puerta con puerta junto a Israel. La complejidad para consumar este escenario es mucha y variada, pero hay un obstáculo que sobresale por encima del resto: la creciente expansión de los colonos en Cisjordania, que han convertido a los territorios palestinos ocupados en archipiélagos sin continuidad geográfica sobre el mapa.

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