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África impulsa su propia agencia de calificación para escapar del 'limbo' de Moody's
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África impulsa su propia agencia de calificación para escapar del 'limbo' de Moody's

La ONU calcula que África ha perdido 75 mil millones en inversiones por el sesgo de unas instituciones que no pisan el continente. Ahora, los países africanos buscan revertirlo con sus propias agencias

Foto: Reunión de jefes de Estado de la Unión Africana en Nairobi. (EFE/Daniel Irungu)
Reunión de jefes de Estado de la Unión Africana en Nairobi. (EFE/Daniel Irungu)

Dante Alighieri describe el primero de sus nueve círculos del infierno como el limbo, ese lugar para personas sin bautismo a los que les falta esperanza de algo grande. Ahí mismo creyó Ken Ofori-Atta que le estaban empujando el 17 de abril de 2020. Ese día, la agencia crediticia Moody’s calificó como "negativo" el futuro económico de Ghana.

Ese año, la pandemia del covid-19 generó una recesión global, pero Ghana, aunque sufrió una desaceleración, fue de los pocos países que la evitaron, con un aumento del 0,5% del PIB. Al año siguiente, el crecimiento del país se multiplicó por diez hasta el 5,36% y aunque se las prometían felices, en febrero vino el jarro de agua fría. Moody's siguió su pronóstico y rebajó la calificación de riesgo del país a Caa1. Un bono basura. Al limbo de Dante.

La agencia de crédito norteamericana alegó la creciente dificultad del gobierno de abordar la liquidez y deuda, unido a los menores ingresos tras la pandemia y la pobre gobernanza. En un día, los bonos ghaneses se depreciaron en tres céntimos por cada dólar y la imagen del país quedó en entredicho. El gobierno ghanés apeló a una revisión, defendiendo sus reformas y recordando que el país es una de las siete naciones democráticas de África subsahariana y la única en la región occidental.

Pero nada evitó la debacle. En diciembre de 2022, los peores presagios se confirmaron: tras llegar a una inflación récord del 54,1%, sin la posibilidad de prestar dinero, con un bono degradado y una deuda que ya llegaba al 92% con respecto al PIB, Ghana entró en impago, convirtiéndose en el segundo país africano en caer tras la pandemia, solo por detrás de Zambia.

Foto: El presidente de China, Xi Jinping, en la última cumbre de los BRICS en Sudáfrica el pasado agosto. (Reuters/Pool/Alet Pretorius)

El gobierno ghanés aseguró que no podían pagar los 28,4 mil millones de dólares en deuda externa, de los cuales más de la mitad lo debe a bancos comerciales y firmas de inversión occidentales como BlackRock, Vontobel o PIMCO, entre otras. Pero el ministro de Finanzas echó balones fuera, culpando a las agencias de calificación. "Estamos gravemente preocupados por lo que parece ser un sesgo institucionalizado contra las economías africanas, ya que los analistas de calificación crediticia asumen posturas muy conservadoras y baja tolerancia al riesgo para los créditos soberanos africanos sin tener en cuenta el impacto adverso sobre el costo y el acceso al financiamiento", criticó Ofori-Atta.

Ese discurso no era único ni nuevo en África. En 2015, Zambia ya criticó la falta de comunicación con las agencias privadas de calificación. Un año después se unió Nigeria y al siguiente Namibia. Para 2019, los países africanos decidieron que había que cambiar las cosas por su propia mano. Se presentaron en la Unión Africana con una idea innovadora: ¿y si creamos una propia agencia de calificación africana, que nos juzgue sin sesgos? La institución comunitaria recogió el guante y decidió hacer un estudio de viabilidad. Cuatro años después, la agencia ha decidido que lo va a hacer: en 2024 nacerá la Agencia de Calificación de Crédito Africana (ACCA).

La idea es sencilla: una agencia comunitaria continental que haga sus propios análisis de riesgo de los países africanos con personal local y dando contexto a potenciales inversores. Pero antes de entrar a analizar si tiene sentido y podría funcionar, la pregunta es: ¿tienen razón en sus quejas?

Un sesgo negativo hacia África

En 2015, un estudio empírico descubrió que en la última década los países africanos habían pagado de media un 2,9% más en bonos que el resto del mundo debido a las primas de riesgo otorgadas por agencias como Moody’s. No es el único: en abril de este año, el Programa de Desarrollo de la ONU consideró que los países africanos se habrían ahorrado hasta 75 mil millones de dólares si las calificaciones de las agencias fuesen "menos subjetivas".

Una de las principales críticas es la falta de personal africano en las agencias, así como de valorar los datos locales. En la apelación a la rebaja de Moody’s en 2022, el gobierno ghanés apuntó sus críticas a una persona con nombre y apellidos: Lucie Villa, analista principal para Ghana de Moody’s. El ministerio de Finanzas criticó que no conocía el historial de su país y que llevaba solo un mes en el cargo, acusando a la organización directamente de negligencia. "No ha visitado el país desde que asumió el cargo y, como tal, esta rebaja en este momento crítico se basó enteramente en un ejercicio de escritorio, debates virtuales y lo que creemos que es la omisión de datos críticos proporcionados", firmaba la oficina de Ofori-Atta.

Las agencias de calificación no cubren todo el continente y trabajan solo desde un país. Moody’s solo tiene una oficina en Sudáfrica, desde donde analiza 28 de los 55 países de África, mientras que S&P tiene tres oficinas en el continente, todas también en Sudáfrica, y valora a 19 países. Fitch no tiene oficinas en África ni califica a ningún país del continente.

Foto: El presidente de China, Xi Jinping, en la última cumbre de los BRICS en Sudáfrica el pasado agosto. (Reuters/Pool/Alet Pretorius)

"A las agencias de calificación les falta presencia local en los países africanos que están evaluando, y datos producidos localmente para informar su análisis", afirma Jade Scarfe, analista en la consultora africana Development Reimagined. Scarfe considera que estas agencias de calificación "ven la deuda como un producto negativo" y no se paran a analizar a qué va destinado ese dinero prestado y si tiene un impacto positivo. "Una deuda buena puede significar que la inversión en infraestructura contribuya al crecimiento económico, ya sea creando empleo, reduciendo el coste del comercio o desarrollando la cadena de suministros", asegura la analista.

Sin embargo, el problema no viene solo de las agencias de calificación, sino del Análisis de Sostenibilidad de la Deuda del que parten como base que realizan el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Las dos instituciones multilaterales analizan el total de deuda y el porcentaje que es externa y dan su baremo sobre la dificultad para pagar o no. En 2019 analizaron a 64 países de todo el mundo con una deuda superior al 60% del PIB, pero tan solo 12 eran considerados como en dificultades: todos, africanos. Tras el covid, se analizaron a 70, más de la mitad africanos. De los 26 países que consideraban "de alto riesgo", la mitad eran africanos, y ocho de los diez países clasificados como en dificultad para pagar la deuda eran del continente.

"Hay un serio sesgo en el análisis", asegura Scarfe. "El Análisis de Sostenibilidad de la Deuda no logra contextualizar la historia del desarrollo del continente y sus fundamentos coloniales". La analista asegura que el problema es que los países africanos no han contado con capacidades para generar ingresos propios y la capacidad de préstamos no ha sido alta, por lo que han tenido que recurrir a financiación privada con altas tasas de interés para poder desarrollarse, aumentando la deuda.

Foto: Semillas de cacao en una plantación. (EFE/Jorge Torres)

Esa diferencia se pone en relieve al comparar la deuda con países desarrollados. En 2023, los países de la zona euro tienen una deuda respecto al PIB del 91,2% y Estados Unidos se sitúa en 123%, mientras que la media de deuda en África subsahariana está en 57,7% del PIB. La falta de un buen prospecto para la economía ayuda a incrementar el riesgo de deuda, pero el Fondo Monetario Internacional sitúa el crecimiento africano por encima de la media mundial. Seis de los diez países que más crecerán en 2024 son africanos, pero, aun así, cinco de ellos están categorizados como con riesgo moderado o alto de impago. "Si los países africanos están creciendo más rápido que el resto del mundo, ¿por qué reciben evaluaciones de deuda desfavorables que luego influyen en las agencias de calificación? Claramente, hay un desajuste", argumenta la analista de Development Reimagined.

Una agencia propia para cambiar las percepciones

La ACRA tiene previsto estrenarse en 2024 y de momento se conocen pocos detalles de cómo se configurará y qué formato tendrá. El líder del equipo de expertos en agencias de calificación de la Unión Africana, Mischeck Mutize, menciona que una opción factible es que se financie como un pago por servicio, con cada país que emita deuda pagando a la agencia para calificar su entidad y productos.

Una de las principales dudas es la falta de imparcialidad de una institución africana para calificar a sus países miembros, máxime si el pago para hacer el trabajo de esa calificación viene de esos mismos gobiernos. Sin embargo, Scarfe cree que una agencia africana no sería imparcial, sino que es necesaria, ya que contaría con personal local que aportaría el conocimiento necesario de los sistemas financieros, así como los datos económicos relevantes para hacer juicios de valor.

Foto: Bola Tinubu, presidente de Nigeria, durante la cumbre para un nuevo pacto financiero mundial. (Reuters/Lewis Joly Pool)

La Comisión Económica para África de la ONU (UNECA) ha apoyado la iniciativa porque considera que "proporcionará opiniones equilibradas y completas sobre los instrumentos de crédito africanos para apoyar el acceso asequible al capital y el desarrollo de los mercados financieros nacionales". Según Mutize, líder del equipo de expertos en agencias de rating de la Unión Africana, esta cuenta también con el visto bueno del sector privado.

El objetivo final no es reemplazar la labor de las agencias de calificación, sino complementar su labor. Con la agencia africana se busca, por lo tanto, aportar información más precisa e incluir en el sistema de calificaciones a hasta 22 países que no se cubren en la actualidad. "Esperamos que pueda cambiar la perspectiva de los países africanos como destinos de riesgo para invertir", concluye Scarfe.

Dante Alighieri describe el primero de sus nueve círculos del infierno como el limbo, ese lugar para personas sin bautismo a los que les falta esperanza de algo grande. Ahí mismo creyó Ken Ofori-Atta que le estaban empujando el 17 de abril de 2020. Ese día, la agencia crediticia Moody’s calificó como "negativo" el futuro económico de Ghana.

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