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La agenda verde choca con las 'manifas' de tractores: la cuadratura del círculo de la UE
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El campo, en guerra

La agenda verde choca con las 'manifas' de tractores: la cuadratura del círculo de la UE

La forma en que la transición ecológica y el sector primario convivan mano a mano en el futuro con sostenibilidad, viabilidad y justicia es uno de los grandes interrogantes del futuro europeo y de su agenda verde

Foto: Un manifestante sobre un tractor durante una protesta contra las políticas agrícolas europeas. (Reuters/Claudia Greco)
Un manifestante sobre un tractor durante una protesta contra las políticas agrícolas europeas. (Reuters/Claudia Greco)
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Desde Bélgica hasta Italia, pasando por Francia, los tractores rugen en buena parte de Europa. El campo ha declarado la guerra en las calles por unas condiciones cada vez más asfixiantes. A cuatro meses de que se celebren las elecciones al Parlamento Europeo —convocadas entre el 6 y el 9 de junio—, las políticas verdes y los objetivos climáticos fijados por la UE se erigen en uno de los grandes movilizadores para los más de 400 millones de votantes llamados a las urnas.

Con el paso de los años, las medidas en torno a la agenda verde han ido ganando terreno en campaña electoral a las políticas de inmigración o a la división tradicional entre euroescépticos y federalistas. En las últimas elecciones en Polonia, la protección de sus agricultores y ganaderos fue una promesa clave en la campaña. Tanto el Partido Ley y Justicia (PiS) como la oposición liberal de Donald Tusk defendieron vetar los cereales ucranianos. Unos meses antes, el partido de los campesinos dio la campanada con una victoria sorpresa en las elecciones municipales de Países Bajos. Todo ello es un aviso a navegantes para los próximos comicios europeos. Una encuesta reciente promovida por el Consejo Europeo para las Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés) vaticinaba que la inmigración y el clima serán los grandes movilizadores de voto para las europeas.

La política climática no solo ha sido protagonista en las capitales: en los últimos meses ha generado enormes divisiones en el hemiciclo. Las fisuras van más allá del tradicional choque entre fuerzas negacionistas, postulados defendidos principalmente por las fuerzas de extrema derecha, y ecologistas, bandera de los progresistas. La agenda verde también ha sacudido el centro parlamentario y ha hecho tambalear la coalición que mantienen el Partido Popular Europeo, Socialdemócratas, Verdes y Liberales. Especialmente convulso fue el intento de los populares de frenar la Ley de la Restauración de la Naturaleza, uno de los pilares del Pacto Verde Europeo.

Foto: La plaza de la Constitución de Bucarest, el 21 de enero, cuando solo un tractor y un coche acudieron a la manifestación autorizada para hasta 5.000 personas, alegando que la extrema derecha está instrumentalizando su causa. (Lola García-Ajofrín)
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"Las fuerzas de la derecha y la extrema derecha han apuntado a las políticas climáticas como el enemigo de la gente común", afea la eurodiputada sueca Malin Björk, de La Izquierda. "El Partido Popular Europeo está a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático. Fuimos responsables de muchas leyes en el marco del paquete de medidas del Objetivo 55 y logramos adoptar una legislación que nos llevará incluso por encima del 55% con el tiempo. Sin embargo, nos oponemos a la política de Frans Timmermans, que se centraba en el control en lugar de la innovación y de la neutralidad tecnológica. Aparte de eso, nos opusimos a pocas legislaciones, como la de los productos fitosanitarios o una política química aún más estricta, que no forman parte de la agenda climática e incluso podrían obstaculizarla", defiende en conversación con El Confidencial Peter Liese, eurodiputado democristiano alemán.

"La UE tiene una boca muy grande cuando se trata de liderar el camino en la escena mundial. La cuestión es que ser competitivo en el contexto global significa perseguir continuamente la ilusión de un crecimiento sin fin en un planeta finito. La ilusión del crecimiento verde se ha mantenido hasta ahora como una ilusión. No tenemos indicios de que esto sea posible. ¿Cuál es la alternativa? No puedo decirlo con certeza, pero déjame decirte esto: no hay negocio en un planeta muerto. No hay comida sin naturaleza. No hay futuro para nuestros hijos si priorizamos los beneficios por encima de las personas", rebate la danesa Margrete Auken, del grupo Los Verdes. "Necesitamos productos químicos, por ejemplo, para producir hidrógeno. Si a los agricultores no se les permite utilizar productos fitosanitarios, tendrán que trabajar de forma mecánica en sus tierras, lo que genera más consumo de diésel y emisiones de CO₂", rebate Liese.

Foto: Huelga nacional de agricultores alemanes. (EFE/EPA/Christopher Neundorf)

La UE se ha marcado el objetivo de reducir los gases de efecto invernadero hasta el 55% en 2030 y descarbonizar la economía a mitad de siglo para convertir Europa en el primer continente neutralmente climático del mundo. "Somos la única gran economía del mundo que supera el objetivo climático al que nos comprometimos a nivel internacional. Sin embargo, no basta con tener el objetivo escrito en la legislación. Tenemos que permitir que los ciudadanos y la industria lleguen realmente a ello", celebra el alemán.

"Varios informes mostraron que, desde el punto de vista científico y político, el objetivo para 2030 debería haber sido de al menos el 65% de las reducciones absolutas si nos mantuviéramos dentro de nuestro compromiso con el Acuerdo de París, pero en su lugar obtuvimos un objetivo neto del 55%, que está muy lejos de esto (...) Es nuestra adicción a la carne y los productos lácteos baratos y a los coches fósiles privados lo que bloquea el camino", afea la danesa, que considera los umbrales acordados poco ambiciosos.

¿Más o menos regulación para los agricultores?

El informe Brusco giro a la derecha: una previsión para las elecciones al Parlamento Europeo de 2024, publicado por el ECFR, pronostica que las urnas dejarán un gran ascenso de las fuerzas de derecha radical. El escenario base que proyecta es que los comicios darán paso a una coalición "contraria a la acción climática". "Las mayores repercusiones serán probablemente para la política medioambiental", recoge el texto.

"Lo que está en juego es existencial. Nada menos. Si los resultados de las elecciones se asemejan a la imagen que pintan las encuestas en este momento, los impactos negativos en las políticas climáticas y ambientales serán desastrosos. Los ciudadanos europeos tendrán que definir sus prioridades y ser honestos consigo mismos: un voto de centroderecha o de extrema derecha es un voto en contra de un futuro habitable. Es así de simple", anticipa Auken. "Si no conseguimos suficientes miembros que se tomen en serio el cambio climático, puede poner en peligro una gran parte de la legislación que ya hemos puesto en marcha y que estamos a punto de poner en marcha. Al final, corremos el riesgo de tener una Europa muy mal preparada para el cambio climático cuyos terribles efectos ya estamos experimentando", coincide Björk.

Todo ello llega con los tractores paralizando varias ciudades europeas. La forma en que la transición ecológica y el sector primario sobrevivirán mano a mano en el futuro con un equilibrio de sostenibilidad, viabilidad y justicia es uno de los grandes interrogantes de la agenda verde. "Solo podemos tener éxito si trabajamos junto con los agricultores. El actual Gobierno alemán hizo lo contrario. Provocaron las protestas al no discutir con los agricultores y presentar planes para aumentar los impuestos sin tiempo para la preparación y sin ninguna alternativa. En Europa, actualmente lo estamos haciendo mejor porque el Parlamento ha rechazado algunas leyes que habrían provocado a los agricultores, como la prohibición de los productos fitosanitarios", analiza Liese.

"Las protestas de los agricultores son una imagen clara de nuestra paradoja: se sienten abandonados y excesivamente regulados, mientras que, en realidad, están masivamente infrarregulados, lo que es uno de los mayores problemas para el clima y la naturaleza de la UE. En ningún otro sector se paga al que contamina por contaminar, siempre es al revés: el principio de quien contamina paga es fundamental en la política medioambiental de la UE. Dicho esto, hay que enfatizar que esto no es culpa de la mayoría de los agricultores (aunque sus supuestos representantes en Bruselas, como el Copa-Cogeca, tienen gran parte de la responsabilidad). Muchos agricultores son víctimas de un sistema económico perverso en el que tienen poca o ninguna influencia", estima Auken.

Como hoja de ruta para garantizar esta convivencia y que nadie se quede atrás, Liese pide que los ingresos obtenidos en el nuevo régimen de comercio de derechos de emisión para el transporte y la calefacción se redirijan a los ciudadanos. Auken aboga por abordar estos retos en el marco de la futura política agraria común (PAC). Pero no es optimista: "Por desgracia, demasiadas personas se aferran a sus privilegios o tienen miedo al cambio: esto es lo que hemos visto una y otra vez".

Desde Bélgica hasta Italia, pasando por Francia, los tractores rugen en buena parte de Europa. El campo ha declarado la guerra en las calles por unas condiciones cada vez más asfixiantes. A cuatro meses de que se celebren las elecciones al Parlamento Europeo —convocadas entre el 6 y el 9 de junio—, las políticas verdes y los objetivos climáticos fijados por la UE se erigen en uno de los grandes movilizadores para los más de 400 millones de votantes llamados a las urnas.

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