Es noticia
Transnistria ha pedido ayuda a Rusia. ¿Anexión? No, está buscando llamar tu atención
  1. Mundo
Aumentan las tensiones con Moldavia

Transnistria ha pedido ayuda a Rusia. ¿Anexión? No, está buscando llamar tu atención

El Parlamento de la región separatista moldava de Transnistria pidió este miércoles ayuda a Moscú por el "aumento de las presiones" de Chisináu y evitar así una escalada

Foto: Vadim Krasnoselski, presidente de Transnistira, el 28 de febrero. (Reuters/Vladislav Bachev)
Vadim Krasnoselski, presidente de Transnistira, el 28 de febrero. (Reuters/Vladislav Bachev)

El 17 de septiembre de 2006, algo cambió en Transnistria. Ese día, los funcionarios de la región separatista de Moldavia recorrieron las calles con altavoces para alentar a la gente a votar en un referéndum. En las papeletas, se planteaban dos escenarios: uno, en contra de la independencia de Moldavia; el otro, a favor de una futura integración con Rusia. Según las autoridades, el 98% de la población local votó a favor de formar parte de la Federación rusa. Esta semana, el fantasma de esta hipotética anexión estuvo más vivo que nunca.

Al menos, lo estuvo durante unos días. El Parlamento de Transnistria anunció que celebraría una sesión extraordinaria en la que los diputados se dirigirían a Rusia para pedirle que acojan a la región en su territorio. Eran solamente rumores esparcidos por Ghenadie Ciorba, un político disidente transnistrio. Para el Gobierno de Moldavia, un acto propagandístico que no llegó a culminarse. En la esperada reunión, los diputados de la región separatista no han pedido al Kremlin formar parte del país, pero sí han aprovechado la ocasión para poner en los focos sus tensiones con Chisináu.

"Solicitamos al Consejo de la Federación y a la Duma Estatal rusas implementar medidas para defender a Transnistria en medio del aumento de las presiones de Moldavia", dijo la resolución de la sesión. Además, se dirigió a varias organizaciones internacionales para que eviten una escalada de las tensiones en la zona.

La ayuda que pide Tiraspol, donde cerca de la mitad de la población es rusa, es principalmente de tipo económico. Más allá de las históricas tensiones con Moldavia, los funcionarios han denunciado las nuevas regulaciones aduaneras de Chisináu por las que pierden privilegios fiscales que habían obtenido como parte de una estrategia de acercamiento entre los dos gobiernos. La medida "empeora la situación socioeconómica de los habitantes de Transnistria", según Vadim Krasnoselski, el presidente de Transnistria.

Foto: Protesta contra el Gobierno moldavo en Chisináu. (EFE/Dumitru Doru)

Además, el Parlamento de la autodenominada República Moldava de Pridnestrovia convirtió el conflicto económico en una cruzada contra sus ciudadanos y afirmó que luchará por su propia identidad, los derechos y los intereses de su pueblo. "No renunciará a su protección, a pesar de cualquier forma de chantaje y presión externa", proclamó, en referencia al apoyo de Moscú. "Se aplica una política de genocidio contra Transnistria", zanjó Krasnoselski.

Con este llamamiento a Rusia, el Gobierno transnistrio ha dejado de lado, por ahora, una presunta intención de pedir una anexión a Moscú, pero el escenario ha servido para poner sus problemas políticos sobre la mesa. "Transnistria quiere mejorar el status quo, no su desmantelamiento. Es un claro acto de equilibrio del régimen en la región que intenta sobrevivir", apunta Denis Cenusa, analista político y experto asociado del Centro de Estudios sobre Europa del Este y de Expert-Grup en Moldavia.

Foto: Vista del busto de Lenin en frente de la Casa de los Sóviet en Tiráspol, capital de la autoproclamada República de Transnistria, Moldavia. (EFE/Ignacio Ortega)

Además de apelar a Rusia, las autoridades de Tiraspol también se dirigieron al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, para que detenga la "violación por parte de la vecina Moldavia de los derechos y libertades de los ciudadanos de Transnistria y para prevenir provocaciones que conduzcan a una escalada de tensión".

Además, pidieron a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para que "influya en los dirigentes de Moldavia a fin de que retornen a un diálogo racional en el marco del proceso de negociación internacional y crear condiciones para una solución civilizada del conflicto".

Desde que empezó la invasión rusa a gran escala en Ucrania, Tiraspol ha apostado por evitar formar parte activa del conflicto y por preservar la paz. Cenusa sostiene que el Gobierno sabe que una anexión por parte de Rusia sería perjudicial para mantener la estabilidad y propone dos posibles escenarios. El primero, en el que la región ceda poco a poco a las nuevas normas aduaneras de Moldavia. El segundo, en el que no da su brazo a torcer e intenta escalar las tensiones, "pero solo hasta el punto de involucrar a la OSCE y a otros actores internacionales para obtener concesiones", apunta el experto.

Foto: Ningún lugar conserva la esencia de la URSS como la moldava región de Transnistria. (EFE/Ignacio Ortega)
TE PUEDE INTERESAR
Arsenal kamikaze en la frontera de Ucrania: un recordatorio de los imponderables de la guerra
Ó. Hernández K.A.Pretel Mapas: Rocío Márquez

"Los representantes del régimen separatista dirigieron su mensaje principalmente a Rusia y luego a la comunidad internacional. Moscú no puede hacer mucho para ayudar a la región, pero la petición de Transnistria invita a Rusia a reaccionar diplomáticamente utilizando el lenguaje de la intimidación. Es probable que esto último sea visto como útil para que el régimen separatista presione a Moldavia para que reduzca la presión económica, lo cual es legítimo dado el interés de Chisináu en reintegrar su territorio", afirma a El Confidencial.

Rusia, con Transnistria en la distancia

Rusia, por su parte, no se ha pronunciado sobre la petición de Transnistria. El país mantiene tropas desplegadas en el territorio después de mediar entre la región y Moldavia, que tuvieron enfrentamientos armados en 1992. Desde ese momento, cerca de 1.500 soldados rusos están en la zona para custodiar un armamento de la época soviética. A pesar de la implicación de Moscú en el conflicto territorial, el Kremlin no ha reconocido a Transnistria como un estado. Tampoco reconoció el referéndum de 2006.

A nivel militar y operativo, prácticamente el único apoyo que podría dar Rusia a Tiraspol es económico. Las tropas del Kremlin no podrían acceder a este territorio sin conseguir antes tomar el control de la ciudad ucraniana de Odesa.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí.

La semana pasada, las tropas ucranianas se retiraron de la estratégica ciudad de Avdíivka, uno de los logros más importantes para Rusia desde la toma de Bajmut en junio pasado. El presidente Vladímir Putin dijo poco después que sus soldados seguirían avanzando en el territorio, unas declaraciones que Dmitri Medvédev llevó a otro nivel. El subdirector del Consejo de Seguridad del país afirmó que Odesa era una ciudad rusa por su idioma, historia y gente. "Odesa, vuelve a casa", dijo.

A pesar de que no descartó otros objetivos militares como Kiev, el camino hacia lugares estratégicos como la conocida Perla del Mar Negro está lejos de ser un frente sencillo porque antes debería tomar ciudades como Jersón y Mikolaiv. Odesa es el centro de las exportaciones de cereales y trigo de Ucrania y, de conseguir tomar la ciudad, daría a Moscú un mayor control sobre los suministros de alimentos. Daría también un cruce directo hacia Transnistria.

Mientras tanto, el Gobierno de Maia Sandu en Moldavia ha seguido de cerca la sesión extraordinaria del Parlamento de Transnistria, pero ha negado cualquier escalada en el país. Los rumores de una petición para anexionarse a Rusia "es otra campaña que intenta histerizar a la sociedad en torno a este supuesto evento en Tiraspol. Se trata de un acontecimiento planeado" por actores como Moscú, sostiene un comunicado del Ejecutivo.

Foto: Manifestación a favor de la adhesión de Moldavia a la UE, en Chisináu. (EFE/Dumitru Doru)

El acto, definido como una estrategia de propaganda, no es el primero que se organiza para desestabilizar la situación en la región separatista, y puede ser especialmente peligroso en momentos de tensión como la guerra de Ucrania. "Esta propaganda proyecta a las autoridades constitucionales centrales como el enemigo, un mensaje del que también se hacen eco las fuerzas con simpatías prorrusas en Chisináu", advierte Denis Cenusa.

Moldavia, contra las cuerdas rusas

Este no es el único desafío del Gobierno, que se prepara para unas elecciones presidenciales y un referéndum sobre la pertenencia a la UE en 2024. A pesar de que el país no forma parte ni del bloque europeo ni de la OTAN, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, visitó el año pasado la capital moldava e hizo referencia a los avances en el proceso de adhesión.

El acercamiento de Moldavia a las instituciones europeas y su apoyo a Ucrania ha marcado uno de los capítulos más inestables del país por la respuesta de Rusia. El año pasado, Volodímir Zelenski advirtió a su homóloga moldava que el Kremlin estaba intentando acabar con el Gobierno de Chisináu y establecer el control sobre la región. La revelación de los presuntos planes del Kremlin llegaron en un punto especialmente crítico para Moldavia, que vivió varias jornadas de protestas por la inflación y la crisis energética provocada por la guerra.

Rusia ha negado cualquier intención de desestabilizar la ex república soviética y afirmó que era Ucrania la que estaba planeando un asalto en Transnistria. El señalamiento hizo saltar de nuevo las alarmas, porque este podría ser un pretexto de Putin para iniciar una ofensiva en Moldavia. La estrategia, al menos, es muy parecida a la que utilizó el presidente ruso sobre los supuestos ataques a los rusos en el Donbás para lanzar su invasión el 24 de febrero de 2022, como una cuestión de legítima defensa.

Algunos analistas apuntan que los rumores de la anexión de Transnistria a Rusia forma parte de esta estrategia para aumentar la inestabilidad. Esta presunta petición por parte de Tirasol persigue llamar la atención sobre las dificultades que enfrenta la región, así como desacreditar al gobierno moldavo tanto como fuera posible. Otro de los objetivos puede pasar por jugar a favor de una ambigüedad en materia de seguridad en la que la estabilidad y la paz dependían de Rusia, por un lado, y responsabilizar a Occidente por influir en Chisináu para evitar una escalada incontrolada, por el otro. "Por último, pero no menos importante, el régimen separatista está en modo de supervivencia, y para evitar el fracaso del contrato social y el eventual levantamiento social contra el régimen, tuvo que victimizarse y dirigir acusaciones a Moldavia ante los ojos tanto de la población de la región como para la comunidad internacional", concluye Denis Cenusa a este periódico.

El 17 de septiembre de 2006, algo cambió en Transnistria. Ese día, los funcionarios de la región separatista de Moldavia recorrieron las calles con altavoces para alentar a la gente a votar en un referéndum. En las papeletas, se planteaban dos escenarios: uno, en contra de la independencia de Moldavia; el otro, a favor de una futura integración con Rusia. Según las autoridades, el 98% de la población local votó a favor de formar parte de la Federación rusa. Esta semana, el fantasma de esta hipotética anexión estuvo más vivo que nunca.

Noticias de Rusia Conflicto de Ucrania
El redactor recomienda