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Dentro del caso Libor, el mayor escándalo de manipulación financiera de la historia
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Dentro del caso Libor, el mayor escándalo de manipulación financiera de la historia

Coincidiendo con el juicio en el Tribunal de Apelaciones de dos de los 37 operadores encarcelados injustamente, El Confidencial habla con el periodista que ha sacado a la luz las pruebas mantenidas en secreto

Foto: Tom Hayes, el primer exoperador de bolsa condenado por un jurado por manipular los tipos de interés de referencia Libor, posa para una foto, tras ser liberado de la prisión HM Prison Ford. (Reuters/Toby Melville)
Tom Hayes, el primer exoperador de bolsa condenado por un jurado por manipular los tipos de interés de referencia Libor, posa para una foto, tras ser liberado de la prisión HM Prison Ford. (Reuters/Toby Melville)
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Miércoles 8 de octubre de 2008. En plena crisis financiera, la más grave desde la Gran Depresión de 1929, el entonces primer ministro británico Gordon Brown anuncia una inyección de emergencia de 50.000 millones de libras para recapitalizar los bancos de Reino Unido. El mismo día, en medio de lo que The Times llama un "atasco paralizante en los mercados crediticios", seis bancos centrales, entre ellos la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, lanzan un recorte coordinado de las tasas de interés oficiales.

Es una intervención sin precedentes. Pero no funciona. El LIBOR —marcador del costo de los préstamos en efectivo entre los propios bancos— no baja. No solo se trata de un índice, tanto el LIBOR como el euríbor (para Europa) reflejan la confianza que los bancos tienen en la salud financiera. Y, en ese momento, los mercados de todo el mundo están sumidos en un pánico total. Los precios de las acciones se desploman.

Las autoridades tienen dos opciones para afrontar la situación. La primera, inundar el mercado con ofertas baratas de préstamos de los bancos centrales a tasas de interés más bajas. La segunda, menos legítima, manipular directamente en LIBOR. Y eso es lo que finalmente se hace: mentir.

placeholder Andrea Orcel, consejero delegado de UBS, se marcha tras asistir a una investigación parlamentaria británica sobre los tipos de interés LIBOR. (Reuters/Olivia Harris)
Andrea Orcel, consejero delegado de UBS, se marcha tras asistir a una investigación parlamentaria británica sobre los tipos de interés LIBOR. (Reuters/Olivia Harris)

Pero, cuando en 2012 la ira reprimida contra los bancos por la falta de rendición de cuentas estalla en los medios de comunicación, los responsables se lavan las manos y tiran al fango a los operadores, los mismos que habían denunciado las irregularidades, los mismos que habían sufrido las presiones. Y es precisamente el eslabón más débil de la cadena el que acaba en prisión.

Tom Hayes y Carlo Palombo, dos de los 37 operadores procesados injustamente, han podido recurrir ahora al Tribunal de Apelación de Reino Unido, el único país del mundo donde se sostiene que es un delito tener en cuenta consideraciones comerciales al fijar el LIBOR.

Andy Verity es el periodista de la BBC que sacó todo a la luz. "Lo que más me impactó durante la investigación es que los bancos centrales de todo el mundo vendieran injustamente a estos operadores y que, sabiendo lo que ocurrió en realidad, guardaran silencio sobre su propio papel a lo largo de todos estos años en los que se han celebrado hasta nueve juicios penales", asegura a El Confidencial. Ante la pregunta de si ha perdido toda la fe en el sistema, el periodista —que explica toda la trama en el libro Rigged (Manipulación)— asegura que su "mayor esperanza es que aún se pueda hacer justicia".

Tom Hayes, que trabajó para UBS y Citigroup, fue declarado culpable en 2015 de múltiples cargos de conspiración por fraude y cumplió cinco años y medio de prisión. Pero la Comisión de Revisión de Casos Penales dice ahora que existe una "posibilidad real" de que el Tribunal de Apelaciones anule su condena. Lo mismo ocurre con Carlo Palombo, que fue declarado culpable de manipular el euríbor y condenado a cuatro años de prisión.

Ambos han podido continuar su batalla legal gracias a que la BBC y The Times han revelado pruebas, mantenidas en secreto durante más de una década, de una manipulación —no solo de las tasas, sino de todo el sistema— liderado por los propios Estados a ambos lados del Atlántico.

Foto: El 31 de diciembre, el líbor pasará a ser historia. (iStock)

Los 37 operarios afectados por el escándalo son de Reino Unido, Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos, Marruecos, Senegal y Japón. En nueve juicios celebrados entre 2015 y 2019 (siete en Reino Unido y dos en Estados Unidos), 19 acusados fueron declarados culpables y sentenciados. 18 fueron absueltos, pero, aun así, perdieron sus carreras y, en la gran parte de los casos, su salud física y mental.

Entre los condenados, nueve recibieron sentencias suspendidas y nueve fueron a prisión, incluido el exoperador estrella del Deutsche Bank Christian Bittar. Otro acusado, Philippe Moryoussef, se convirtió en fugitivo en Francia después de perder cualquier esperanza de tener un juicio justo. Fue declarado culpable y sentenciado a ocho años por rebeldía. Los tribunales franceses, al no considerar su conducta ilegal en Francia, se negaron en 2020 a ejecutar una orden de detención europea.

"El proceso ahora en el Tribunal de Apelaciones para los casos de Tom Hayes y Carlo Palombo es tremendamente importante, ya que, si la sentencia es a su favor, podría revertir las condenas de las nueve personas condenadas en Reino Unido por manipulación de tipos de interés", asegura Verity. Las vistas comenzaron el 14 de marzo y se espera que el veredicto llegue en las próximas seis u ocho semanas. Aunque también se podría decidir llevar los casos al Tribunal Supremo.

Los bancos pagaron casi 9.000 millones de dólares en multas. Las grabaciones de audio, las transcripciones telefónicas y los datos de mercado que presentó la investigación periodística implican no solo al Gobierno de Reino Unido y al Banco de Inglaterra, sino también al Banco Central Europeo, al Banco de Francia, el Banco de Italia y el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Sin embargo, a día de hoy, ningún banquero de alto rango, banco central, funcionario gubernamental o ministro ha sido procesado.

placeholder Vista del distrito financiero de la City de Londres. (EFE/Neil Hall)
Vista del distrito financiero de la City de Londres. (EFE/Neil Hall)

"Los fiscales consiguieron que los bancos, los supuestos objetivos de su investigación, hicieran la mayor parte de la investigación por ellos, empleando abogados externos. Sorpresa, sorpresa, cuando le pides al ladrón que busque sus propias huellas dactilares, no se implica", explica Verity.

El periodista recalca que todos deberían ser tratados como iguales ante la ley. "Ser un banquero de alto nivel, un abogado bancario de primer nivel, un funcionario público o un ministro no debería significar un trato diferente al de aquellos que se encuentran más abajo en la jerarquía financiera", apunta. "Este principio está consagrado en la ley, pero en el escándalo del LIBOR/euríbor se respetó más en su incumplimiento que en su observancia", añade.

Los operadores aseguran que, lejos de ser criminales, son víctimas, chivos expiatorios, encarcelados para desviar la ira pública hacia los bancos por el daño causado por la crisis financiera.

En 2014, Peter Johnson se convirtió en el primer banquero en denunciar la situación. Acabó luego declarándose culpable de manipular los tipos de interés. Pero lo hizo solo tras las presiones recibidas que le hacían sentir que "no tenía otra opción". Barclays, donde estuvo trabajando más de 30 años, le había retirado cualquier tipo de apoyo financiero para sus gastos legales. Debido al elevadísimo coste de su defensa, temía perder su casa, sus ahorros y, por tanto, su capacidad para mantener a sus hijos y nietos, incluso si era declarado inocente.

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Cuando fue despedido por el Barclays en 2012, cayó en depresión y evitó ser visto en las calles cercanas a su casa o informar a su familia sobre su situación. Se enfrentó al riesgo de ser procesado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, lo que supondría hasta 30 años en una prisión estadounidense. Tal era la presión psicológica a la que estaba sometido que, cuando fue acusado de un delito en Reino Unido, y no en Estados Unidos, fue un alivio. "Fue ridículo. Me sentí aliviado porque me iban a acusar de un delito. Solo demuestra la locura en la que vivía en ese momento", recalcó en una entrevista a Verity emitida por la BBC.

Entre 2007 y 2009, Johnson alertó en repetidas ocasiones al Banco Central de Estados Unidos y al Banco de Inglaterra de que otros bancos publicaban estimaciones falsas —y bajas— de los tipos de interés que tendrían que pagar para pedir prestados cientos de millones de dólares, lo que se conoce como 'lowballing'.

Johnson intentó publicar estimaciones más altas, pero seguía recibiendo instrucciones "desde arriba" de no ser más honesto que cualquier otro banco. Las grabaciones de audio filtradas indican que las presiones para que Johnson mintiera procedían primero del consejo de administración de Barclays, luego del Banco de Inglaterra y, por último, del propio Gobierno británico.

Las pruebas reveladas en Rigged —el libro de Verity— indican que el entonces jefe de política del primer ministro Gordon Brown, el difunto Jeremy Heywood, era una de las figuras de alto rango de Whitehall (donde están los ministerios) que quería que Barclays rebajara sus estimaciones LIBOR. "Pensé que estaban equivocados", asegura Johnson. "Pero no tuve más remedio que seguirles la corriente. El Gobierno británico y la máxima autoridad financiera del país te piden que hagas algo. Es muy muy difícil decir no", señala.

El 27 de junio de 2012, la ira reprimida contra los bancos por la falta de rendición de cuentas estalla en los medios de comunicación. Barclays fue multado con la cifra récord de 290 millones de libras por los reguladores estadounidenses y británicos por amañar los tipos de interés. Tanto los diputados laboristas como los conservadores condenaron a 14 operadores anónimos, entre los que se encontraba Johnson. La opinión pública estaba indignada por lo que consideraba excesos del sector bancario. Había que encontrar cabezas de turco. Y Johnson se convirtió en una de ellas.

Las autoridades penales de ambos lados del Atlántico, en cooperación con los abogados que trabajaban para Barclays, lo enjuiciaron. No fue procesado por lowballing, sino por manipular los tipos de interés por petición de operadores entre 2005 y 2007.

Su primera cárcel fue HMP Wandsworth, que describe como "bastante básica, bastante horrible". "Había escasez de funcionarios de prisiones… y había veces que no nos dejaban salir de nuestras celdas, aparte de los 10 minutos para comer, durante 54 horas seguidas". Más tarde fue trasladado a la prisión abierta de Ford, donde decidió mejorar su forma física recorriendo a pie el perímetro de la prisión, acumulando 6.000 millas y recaudando 3.000 libras para obras benéficas. Fue puesto en libertad en 2018 tras cumplir la mitad de su condena.

En los Estados Unidos, las 19 condenas por manipulación de tipos de interés han sido anuladas. En 2022, después de que el tribunal de apelaciones determinara que el Departamento de Justicia no había logrado probar el elemento clave de un fraude, el Departamento de Justicia de Estados Unidos tiró la toalla. Ahora acepta que se equivocó durante 10 años (2012-2022): lejos de ser ilegal, lo que hicieron los operadores ni siquiera iba en contra de ninguna norma.

Reino Unido es ahora el único país en el que hacer o aceptar estas solicitudes se considera un delito. Altos funcionarios del Banco de Inglaterra y de Barclays testificaron ante el comité selecto del Tesoro de la Cámara de los Comunes sobre el escándalo del LIBOR en julio de 2012. Algunos, como Paul Tucker, entonces vicegobernador del Banco de Inglaterra, fueron interrogados sobre si habían pedido a entidades como Barclays que tergiversaran intencionalmente las tasas para ocultar la pérdida de confianza del mercado en ellas. Tucker rechazó las acusaciones y dijo que el banco creía que las cifras representaban "un mercado que funciona mal, no un mercado deshonesto".

Miércoles 8 de octubre de 2008. En plena crisis financiera, la más grave desde la Gran Depresión de 1929, el entonces primer ministro británico Gordon Brown anuncia una inyección de emergencia de 50.000 millones de libras para recapitalizar los bancos de Reino Unido. El mismo día, en medio de lo que The Times llama un "atasco paralizante en los mercados crediticios", seis bancos centrales, entre ellos la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, lanzan un recorte coordinado de las tasas de interés oficiales.

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