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Poderoso caballero Jose Andrés: ¿puede un español cambiar la política exterior de EEUU?
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"Fueron atacados sistemáticamente"

Poderoso caballero Jose Andrés: ¿puede un español cambiar la política exterior de EEUU?

Aunque en España conocemos la popularidad de Jose Andrés, en EEUU es mucho más que popular: es considerado una 'powerhouse' y que, si quiere, levanta el teléfono y habla con la Casa Blanca

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden, habla con el chef José Andrés de World Central Kitchen mientras visita a los refugiados ucranianos en el Estadio Nacional PGE. (Reuters/Archivo/Evelyn Hockstein)
El presidente de EEUU, Joe Biden, habla con el chef José Andrés de World Central Kitchen mientras visita a los refugiados ucranianos en el Estadio Nacional PGE. (Reuters/Archivo/Evelyn Hockstein)
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Con su aspecto de chef asturiano bonachón, a primera vista José Andrés parece uno de esos españoles a los que les ha ido bien en Estados Unidos. Uno de los habitantes de esa nube llamada "sueño americano": foco de admiración y de envidias y material de reportajes azucarados tipo Españoles por el mundo. Pero quien piense así no está del todo actualizado. José Andrés es mucho más que un español internacionalmente famoso. Es una especie de ministro global ambulante con amigos en todas las cancillerías, empezando por la Casa Blanca. Como titula Axios, "Cuando José Andrés habla, Washington escucha". Un hecho que acaba de entender Israel.

"Fueron atacados sistemáticamente, coche por coche", declaró José Andrés, en referencia a los siete miembros de su oenegé, World Central Kitchen, matados por un bombardeo israelí mientras llevaban ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. "Y esto pasó a lo largo de 1,5 o 1,8 kilómetros. Así que no fue una situación de mala suerte, de, ups, hemos tirado una bomba en el lugar equivocado. No. Sucedió a lo largo de 1,5 o 1,8 kilómetros con un convoy de logos bien definidos en el techo de los coches (...). Está muy claro quiénes somos y qué hacemos (…). Lo que sé es que se nos atacó deliberadamente, sin parar, hasta que todos murieron. Ese no puede ser el rol de un ejército que tiene, en cualquier momento dado, cientos de drones en el aire".

No era la primera vez que los ataques israelíes mataban a cooperantes en Gaza, ni mucho menos. Según Aid Worker Security Database, que sigue la pista del trabajo humanitario en el mundo y de sus riesgos, desde el pasado octubre han muerto en la Franja de Gaza 203 cooperantes, el 80% de ellos por ataques aéreos israelíes. 168 de estos cooperantes trabajaban en la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), una organización que, pese a tratar de aliviar una catástrofe humanitaria creciente, ha visto cómo EEUU y una docena de otros países le retiraban la financiación con base en una acusación israelí. Según el Gobierno hebreo, 12 miembros de la UNRWA habían participado en los atentados de Hamás del 7 de octubre. En la UNRWA trabajan unas 13.000 personas.

El conteo de muertes seguía subiendo diariamente hasta que les tocó el turno a siete cooperantes de la oenegé de José Andrés: tres británicos que se encargaban de la seguridad, un americano-canadiense, un polaco, una australiana y un palestino. Acababan de descargar 100 toneladas de ayuda de una barcaza.

El episodio trajo una pronta condena de los países originarios de los cooperantes, de la ONU y del presidente de EEUU, Joe Biden, que dijo estar "encolerizado" y acusó a Israel de "no hacer lo suficiente para proteger a los civiles". Fuentes de la Casa Blanca citadas por la CNN dijeron que el bombardeo contra los miembros de WCK había "elevado la frustración de Biden y de otros altos cargos a un nuevo nivel". El presidente también llamó a José Andrés para expresarle sus condolencias. La noche del viernes y tras una llamada Biden-Netanyahu, Israel anunció la reapertura a la ayuda humanitaria del paso fronterizo hacia la Franja en Erez, cerrado desde el 7 de octubre pese a todas las presiones internacionales. Hasta la muerte de los trabajadores del WCK, Israel aseguraba que era imposible, por motivos de seguridad. Tras esa llamada, y por primera vez, Biden pidió un alto el fuego inmediato en Gaza.

Tras el ataque a los miembros de WCK, las críticas a la política pro-israelí de la Administración Biden arreciaron desde las filas demócratas. "Estados Unidos sigue suministrando bombas de 1.000 kilos y munición para apoyar la política de Israel", tuiteó Ben Rhodes, que había llevado las comunicaciones estratégicas de Barack Obama, en referencia al término "encolerizado" usado por Biden. "Hasta que no haya consecuencias sustanciales, esta escolarización no hace nada. A Bibi [Benjamín Netanyahu] obviamente no le importa lo que dice EEUU, sino lo que hace". En términos similares, se expresó otro miembro del equipo Obama, Jon Favreau, para quien Joe Biden "no recibe ningún crédito por decir que se enfada en privado".

En términos sencillos, el secreto del peso de José Andrés en Estados Unidos emana de tres fuentes. La primera, el éxito de sus negocios culinarios, que empezó a fraguarse en los restaurantes en los que trabajaba en Nueva York y después en Washington, y que se ha ido ramificando por una treintena de localizaciones a lo largo y ancho del país de las que José Andrés es copropietario, más una decena de libros de cocina, programas de televisión, profesorados en Harvard y en la Universidad de George Washington, y una enérgica presencia en los saraos reales y digitales, como se puede ver en X, donde tiene más de un millón de seguidores.

Foto: Imágenes tras el ataque contra el convoy de World Central Kitchen. (Reuters/Ahmed Zakot)

La segunda fuente de poder son los lazos cultivados con la Administración Obama. Durante años, José Andrés estuvo varias veces a los fogones de la Casa Blanca y Barack y Michelle Obama cenaban a menudo en alguno de sus restaurantes de la capital. En 2016, el presidente afroamericano concedió a José Andrés la Medalla Nacional de Humanidades por "introducir nuevos y vibrantes ingredientes" en la cocina de EEUU. Dicho de otra manera: por mejorar la dieta de sus élites.

Pero es la tercera fuente de poder lo que seguramente le ha convertido en un actor internacional: su labor al frente de World Central Kitchen, una fundación caritativa fundada en 2010 para socorrer a las víctimas del terremoto de Haití, y convertida, desde entonces, en una organización capaz de rivalizar con los departamentos más grandes y ambiciosos de Naciones Unidas.

Según The New York Times, la naturaleza de las operaciones de World Central Kitchen se definió en las postrimerías del Huracán Harvey, que dejó un reguero de destrucción en varias zonas de Texas y Luisiana en el verano de 2017. Sus operaciones consisten en coordinar esfuerzos con productores de alimentos, restaurantes locales y gobiernos para alimentar al mayor número de personas de la manera más sencilla y eficiente posible: tanto con la distribución de comida como con el establecimiento de cocinas que puedan comenzar a funcionar rápido. Otra innovación de World Central Kitchen era que la comida no era una cosa foránea, sino que se basaba en platos locales y acentuaba la calidad de los ingredientes.

Foto: Chef José Andrés. (EFE)

Las actividades de World Central Kitchen se han desplegado por los peores desastres humanitarios del mundo, donde habría distribuido más de 300 millones de comidas en 45 países. Los periodistas que han estado en Ucrania o en las zonas afectadas por el terremoto de Turquía dan testimonio de la rapidez y las conexiones con las que se mueve José Andrés, cuyo convoy fue el primero en entrar en el barrio kievita de Bucha, nada más ser liberado de la ocupación rusa en marzo de 2022. El presidente Volodímir Zelenski galardonó a José Andrés con la Orden del Mérito de Ucrania.

Todo esto solo sería posible gracias, más allá de la capacidad de trabajo y organización, a la fama de José Andrés entre las clases políticas y pudientes de Estados Unidos, que le ha permitido recaudar cifras que más quisieran muchas oenegés mucho más viejas y conocidas. En 2022, World Central Kitchen sumó más de 500 millones de dólares en donaciones, cuatro veces más que el año anterior.

Pero el Ejército israelí ha matado a siete miembros la organización y World Central Kitchen ha tenido que suspender las operaciones en esta zona de la muerte. En los últimos meses, había logrado establecer 68 "cocinas comunitarias" y distribuir 1.700 toneladas de ayuda en la Franja de Gaza.

Con su aspecto de chef asturiano bonachón, a primera vista José Andrés parece uno de esos españoles a los que les ha ido bien en Estados Unidos. Uno de los habitantes de esa nube llamada "sueño americano": foco de admiración y de envidias y material de reportajes azucarados tipo Españoles por el mundo. Pero quien piense así no está del todo actualizado. José Andrés es mucho más que un español internacionalmente famoso. Es una especie de ministro global ambulante con amigos en todas las cancillerías, empezando por la Casa Blanca. Como titula Axios, "Cuando José Andrés habla, Washington escucha". Un hecho que acaba de entender Israel.

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