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Así se colaron los fondos de inversión en el corazón más 'top' de la educación francesa
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Así se colaron los fondos de inversión en el corazón más 'top' de la educación francesa

Mientras en España los fondos de inversión empezaron a entrar con fuerza en el mercado educativo en 2019, con ya casi todo el proceso aprendido, en el país vecino llevan ya más de dos décadas aprendiendo a crecer paso a paso

Foto: Estudiantes en la universidad de Nanterre. (EFE)
Estudiantes en la universidad de Nanterre. (EFE)

La educación se ha convertido en una oportunidad de oro para los fondos de inversión privados. En los últimos años, fondo de capital riesgo están entrando en el mercado educativo de España con voracidad: ven mucho margen de crecimiento y expectativas de beneficio. Y su crecimiento en los próximos años se promete vertiginoso: entran, de hecho, con mucho del camino ya aprendido en el campo de pruebas que fue, en Europa, la vecina Francia.

En 2021, el informe anual de la OCDE Education at a glance advertía del fenómeno de la privatización de la educación en el mundo. Especialmente visible en la educación infantil y, creciente, en la terciaria o universitaria. Aunque la diferencia es muy amplia entre países: mientras que en el norte de Europa, con los usuales referentes de la educación en Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia (o Luxemburgo), la financiación privada apenas constituye el 5% o menos de la inversión total en instituciones educativas; en otros países, representa casi un tercio de la inversión en educación, como es el caso de Reino Unido, Países Bajos y también España.

Sin embargo, no toda esa financiación privada viene de fondos de capital riesgo. En España, por ejemplo, suele estar ligada a instituciones religiosas, mientras que en Reino Unido (y Estados Unidos) participan fundaciones. Pero la participación de este tipo de fondos está creciendo: en algunos países, muy por debajo del radar… Hasta que ya es demasiado tarde y ya se han hecho con un gran pedazo del pastel.

Francia es, de hecho, un caso especial. Mientras en España los fondos de inversión empezaron a entrar con fuerza en el mercado educativo en 2019, con ya casi todo el proceso aprendido, en el país vecino llevan ya más de dos décadas aprendiendo a crecer paso a paso, y han convertido en uno de los países donde la educación superior privada está más desarrollada, cubriendo ámbitos desde escuelas de negocios, de diseño, de periodismo, profesiones digitales, escuelas de ingenierías y en el sector salud.

Foto: Comedor escolar de St Dunstan's College, en Londres, en 2020. (Reuters/Simon Dawson)

"En Estados Unidos, por ejemplo, muchas universidades son financiadas por fundaciones, como Harvard, por ejemplo, sin tanto aspecto especulativo. Lo mismo ocurre con las universidades inglesas: las imaginamos privadas porque son caras, pero en realidad detrás está el Estado", afirmaba Aurélien Casta, sociólogo-economista de la Universidad de Lille y autor de una tesis doctoral al respecto, en una entrevista al diario Libération.

Un mercado jugoso

Para los fondos, la inversión en educación es especialmente jugosa por una combinación de factores. "Se trata de una demanda dinámica y resiliente, con una importante visibilidad sobre los ingresos futuros, altos niveles de rentabilidad, así como un importante potencial de sinergia e importantes necesidades de inversión", afirmaban los expertos de la consultora L.E.K. en un informe hecho público y bajo el título Le marché de l’éducation en France – une opportunité pour les fonds de Private Equity.

En román paladino: "resiliencia" es que incluso en tiempos de crisis, los padres no suelen escatimar en esfuerzos en la educación de sus hijos, considerándola un escalón a un futuro mejor. Por tanto, la inversión se mantiene, añadiendo además un plus de "visibilidad", es fácil anticipar los años de estudio y, con ellos, de los ingresos. También es "sostenible", una vez invertido el primer año, no es muy habitual cancelar la inversión en el segundo y tercer año, por lo que los alumnos son cautivos a un hipotético aumento de precios.

A esto hay que añadir el factor demográfico, que hace que sea un mercado muy amplio y en crecimiento. En la Unión Europea hay más de 90 millones de estudiantes matriculados en las distintas etapas educativas, de educación infantil al posgrado universitario, y 18,5 millones de estudiantes en educación superior, de los cuales el 59% cursaba estudiaban un grado universitario, según datos de Eurostat. Francia cuenta con el mayor porcentaje de población estudiante en Europa, seguido de cerca de Alemania y España. A lo que se une, según los autores de L.E.K., "un número cada vez mayor de estudiantes internacionales".

En Francia, como consecuencia del baby boom de los años 2000, el número de estudiantes se disparó… Sin que el gasto público en universidades lograra mantener el ritmo, dejando una enorme brecha de estudiantes necesitados de plataforma educativa perfecta para oportunidades — "necesidad", que decían en L.E.K.— de inversión.

Foto: Un profesor guía a los niños de una escuela de Helsinki. (EFE/Kimmo Brandt)

En Francia, los primeros fondos de inversión de capital riesgo llegaron hace una década y ya han escalado puestos. El gran terremoto público se produjo en 2022: si hasta entonces solo dos escuelas gestionadas por fondos de inversión (de las miles que proliferan en el país) había logrado colarse entre la Conférence des Grandes Écoles certificadas, ese septiembre el grupo Galileo Global Education logró meter a EM Lyon como una de las 5 mejores escuelas de gestión el país.

Lo que empezó como un campo abierto y fragmentado comenzó a estructurarse en la década de los 2000, y desde entonces solo ha escalado. El porcentaje de presencia de los fondos de inversión en adquisiciones en educación en Francia alcanzó el 59% en el periodo reciente 2013-2018, según el informe de L.E.K.. Hoy día, el sector de la educación privada sigue en ebullición, pero con cuatro grupos que dominan el mercado: Galileo Global Education, Omnes, Eureka e Ionis. El último sigue siendo familiar, pero los tres primeros están gestionados por fondos de inversión internacionales y capital extranjero.

La cierta desregulación francesa al respecto ayudó. La constitución gala permite la formación privada, en una medida inicialmente pensada para los institutos católicos o asociaciones sin ánimo de lucro. En la década de los 80 empezaron a surgir escuelas familiares privadas. En aquel entonces, el sector privado representaba apenas el 10% de los estudiantes, frente al casi 25% actual.

Foto: Uno de los edificios del campus de La Berzosa de la universidad Antonio de Nebrija

Una de las razones que también dan lustre a la educación como presa de los fondos de inversión es su alta rentabilidad: se reducen los gastos —como campus gigantescos y aulas fijas, gran claustro— apostando por la educación online. Una reforma profesional francesa de 2018 facilitó el acceso de este tipo de instituciones a nuevas y amplias fuentes de financiación, ya que no solo ofrecían también formación profesional pero sobre todo, una metodología flexible que permitía estudiar y trabajar al mismo tiempo… Justo lo que quería el Gobierno de Emmanuel Macron.

La epidemia de coronavirus solo fue la guinda. Miles de estudiantes se abrieron por fin a la educación online a distancia. Fue “un propulsor. Es como si hubiéramos acelerado diez años. El covid ha evangelizado a los usuarios, están listos para estudiar de forma remota, frente a sus pantallas”, afirmaba Pierre Charvet, fundador de Studi, una filial de Galileo que ofrece formación 100% en línea, a Libération en un artículo titulado Educación superior: buzones expendedores de diplomas y máquinas tragamonedas.

En esta línea de la educación a distancia, en Francia en 2017, nació Educapital, un fondo de capital riesgo dedicado a empresas emergentes y que, desde su lanzamiento, recaudó más de 200 millones de euros, según datos del diario Le Figaro en un artículo titulado La educación, un auténtico El Dorado para los fondos de inversión y ha invertido en una variedad de empresas, desde Lunii, dedicada a los cuentos infantiles, a Preply, una plataforma para el aprendizaje digital de idiomas.

Si en Francia los fondos tuvieron que ir aprendiendo del proceso, en España será más rápido, entrando ya después del coronavirus y con todo el know-how (el cómo) aprendido. En 2019, el fondo Permira adquirió la Universidad Europea, con tres centros de enseñanza en España y dos en Portugal, para pasar a manos del fondo EQT este abril. Ese mismo año, la entidad británica de capital riesgo CVC Capital Partners adquirió la Universidad Alfonso X El Sabio y en 2020, el fondo de capital riesgo estadounidense KKR se hizo con la empresa aragonesa Master a Distancia (MasterD). En España, Magnum Capital a su vez cuenta con ISDE, ISDI y Digital Talent en el campo de Formación Profesional y ProA Capital con IsEazy (e-learning).

Ni Francia ni España son únicos en un fenómeno en auge. En Italia, hasta el momento no está claro cuántos –y qué– grupos de capital riesgo han puesto sus ojos en los centros universitarios. Sin embargo, sí se ha manifestado un interés de grupos de capital privado por los polos educativos en un sentido más amplio. El objetivo por lo general es adquirir acciones en universidades y centros de secundaria que forman parte de grupos más amplios, especialmente cuando se ocupan de módulos de educación profesional de gran reputación y lucrativos.

Entre los casos más recientes se encuentra la operación que permitió al grupo de capital privado CVC Capital Partner hacerse con la totalidad de la propiedad del grupo Multiversity: el holding que controla las dos universidades en línea Università Pegaso y Università Mercatorum. La operación se registró en 2021, completando la compra del primer tramo del 50% en 2019. Egaso, fundada en 2006, es la universidad en línea más grande de Italia y ofrece cursos a unos 80.000 estudiantes universitarios de grado y posgrado. CVC ya había adquirido un 50% en 2019. El mismo grupo CVC había manifestado interés en la escuela de negocios de la universidad privada italiana Luiss, compitiendo con Nextalia y el fondo Palamon.

... Entonces, estalla

El crecimiento de estas instituciones educativas hijas de fondos de inversión empezó en Francia bajo el radar, casi sin sustos… y sin debate social. Las escuelas aparecen y florecen sin que el gran público sea capaz de ver la fotografía común de que la educación se ha convertido en un mercado económico como cualquier otro.

Hasta que ya es demasiado evidente. El papel de los fondos de inversión en la educación francesa empezó a aparecer en los medios entre 2022-2023, con investigaciones exhaustivas (y muy críticas) en medios como Libération o France 24, y generando un cierto revulsivo.

El pasado 10 de abril se publicaron las conclusiones de una comisión parlamentaria para evaluar el alcance del fenómeno. En su informe, las diputadas Béatrice Descamps (Unión de los Demócratas e Independientes, centroderecha) y Estelle Folest (Modem, centroderecha liberal) hablan de problemas de "legibilidad y transparencia", "de control de la calidad de la educación" y "desviaciones preocupantes que atestiguan la falta de regulación del lucrativo sector privado y protección insuficiente del estudiante-consumidor".

Esto sienta especialmente mal porque estas instituciones, que innegablemente suplen un hueco que no llena la educación pública francesa son financiadas en parte con fondos públicos. El fondo soberano francés, creado bajo la presidencia de François Hollande, invierte fuertemente en estos grupos educativos privados. Es, incluso, el mayor inversor en Francia, según datos de Libération.

La educación se ha convertido en una oportunidad de oro para los fondos de inversión privados. En los últimos años, fondo de capital riesgo están entrando en el mercado educativo de España con voracidad: ven mucho margen de crecimiento y expectativas de beneficio. Y su crecimiento en los próximos años se promete vertiginoso: entran, de hecho, con mucho del camino ya aprendido en el campo de pruebas que fue, en Europa, la vecina Francia.

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