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'Matanza' de salmones en los fiordos: ¿qué le pasa a la gallina de los huevos de oro de Noruega?
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'Matanza' de salmones en los fiordos: ¿qué le pasa a la gallina de los huevos de oro de Noruega?

Vendido como un producto sano y de calidad, la industria del salmón en Noruega atraviesa una crisis de reputación por el bienestar animal, tras la muerte de millones de peces

Foto: Salmones muertos en, Grovfjord, Noruega. (Reuters/Elisabeth Balteskard)
Salmones muertos en, Grovfjord, Noruega. (Reuters/Elisabeth Balteskard)
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Le han llamado el "oro rosa" de Noruega. Aquel que nada por las frías aguas del Atlántico. De este océano se extraen fuentes de riqueza como el gas y el petróleo, pero es en su pez de agua dulce y salada por excelencia donde están puestos todos los ojos. En los últimos años, el valor de las exportaciones de los salmones batió nuevos récords y se convirtió en una gallina de los huevos de oro para el país nórdico. La pesca, y en concreto la exportación de salmón noruego, generaron en el año pasado un valor de 122.000 millones de coronas, unos 10.482 millones de euros. Esta cifra tiene una fácil explicación: más de la mitad del salmón criado en granjas que se consume en el mundo proviene de Noruega.

El salmón, valorado generalmente como un pescado bueno para la salud por sus micronutrientes y ser rico en omega-3, se cría en cautividad en las aguas frías y limpias de los fiordos de Noruega, y se vende al mundo como un producto premium de calidad. Durante años, el lema de la industria salmonera en Noruega ha sido "el origen importa", otorgando una reputación de alta calidad al producto, igual que el whisky escocés o el chocolate belga.

Pero tanto va el cántaro a la fuente, que se rompe. En los últimos meses, la muerte desproporcionada de ejemplares de salmón noruego en piscifactorías amenaza con acabar en una de las peores crisis de reputación del sector, que cada año produce 1,2 millones de toneladas de salmón y representa un importante 2,3% del PIB del país.

Pese a que las exportaciones siguen haciendo récord, hasta el año pasado nunca antes se habían muerto tantos ejemplares en las granjas. Según un informe del Instituto Noruego de Veterinaria, 62,8 millones de salmones mueren antes de ser capturados, lo que representa que uno de cada seis ejemplares (el 16%).

Foto: La catedral de Helsinki. (Reuters/Lehtikuva)

En algunas de las granjas, hasta se llegó a registrar una mortalidad prematura del 25%. "Son unas cifras demasiado altas y una perdida enorme para la industria", explica Edgar Brun, director del Departamento de Salud y bienestar de los peces del Instituto Noruego de Veterinaria. "Lo más preocupante es que esta tendencia de mortalidad va en aumento", añade.

El problema ha sido tan radical que por primera vez, los veterinarios noruegos han investigado las razones que provocan una mortalidad tan alta en la cría intensiva de salmón y han descubierto que las enfermedades infecciosas provocadas por bacterias que producen llagas en los peces representan el 38% de las muertes. Los salmones también sufren de traumatismos, "pero el mayor problema son los parásitos, como los piojos de mar, que viven de forma natural en el agua salada, pero que a la vez se sienten atraídos por las grandes concentraciones de salmones que hay en las granjas", sostiene Brun. En las costas de Noruega hay 450 millones de salmones criándose en jaulas, lo que se convierte también en un cultivo inmenso de parásitos.

Foto: El chef Mario Sandoval. (Seafood from Norway)

La normativa noruega es estricta acerca de cuantos parásitos puede tener cada ejemplar, y cuando se sobrepasa el límite deben ser eliminados. "Antes se utilizaban medicamentos, pero ahora los piojos han desarrollado una resistencia a los tratamientos químicos, por lo que se deben de eliminar de forma mecánica", dice Edgar Brun. Uno de los métodos es enjuagando los salmones o sumergiéndolos en agua a 34 grados (teniendo en cuenta que los salmones no toleran el agua a temperaturas mayores de los 20 grados). "Estos procesos crean estrés a los peces, además de heridas que terminaran infectándose y provocando la muerte prematura", subraya el experto.

Salmones superiores

La normativa también establece que los salmones que mueren en las aguas de las piscifactorías solamente se pueden destinar para la producción de pienso o de biocombustibles. De hecho, tan solo se puede destinar para el consumo humano aquellos ejemplares que estén etiquetados como "salmón superior" lo que significa que se trata de ejemplares sanos y aptos para la exportación.

Pero en los últimos meses, la Autoridad Noruega de Seguridad Alimentaria encontró anomalías muy graves en la mitad de las granjas de salmones inspeccionadas en el año pasado. Este órgano señaló que, en algunos casos, se había exportado pescado herido o enfermo como "salmón superior", violando así las regulaciones noruegas. "He visto pescado destinado a la venta que yo misma no comería", revelaba a la cadena pública NRK una ex jefa de control de calidad en una de las granjas de salmón más importantes del país.

placeholder Salmones muertos en una granja de Lofoten, Noruega. (Reuters)
Salmones muertos en una granja de Lofoten, Noruega. (Reuters)

Según los expertos, consumir salmón enfermo no representa un riesgo para las personas, "ya que no pueden transmitir las enfermedades a los humanos", explica Edgar Brun. Aun así, estos casos están dañando seriamente la reputación de la industria.

Uno de estos casos más graves y que ha causado mucho revuelo en el país es el que descubrió la Autoridad de Seguridad Alimentaria de Noruega en el pasado mes de setiembre. En una inspección sin aviso previo, se descubrió que miles de salmones flotaban sin vida en las jaulas de la empresa Lerøy Seafood, una de las compañías pesqueras mayores en el mundo, que cotiza en bolsa, y que tiene más de 6.000 trabajadores en el país.

Desde la empresa se justificaron diciendo que durante el otoño tuvieron problemas con los parásitos de los salmones. La cadena NRK tuvo acceso a mensajes enviados en el año 2022 entre la Autoridad de Seguridad Alimentaria Noruega y las autoridades de Israel por unos lotes de salmón congelado exportados que tenían "regusto, olían mal, y eran amarillentos". En este caso, el salmón se había etiquetado como de "baja calidad" pero, aun así, terminó en las neveras de los supermercados israelís.

Crisis de reputación

Desde la Asociación Noruega de Productos del Mar, una organización que representa a los pequeños productores de salmones, su director, Robert Eriksson explicó a la agencia AFP que "estas irregularidades son totalmente inaceptables". "Vivimos de la confianza", afirmó Eriksson, que cree que los productores "quedan castigados por el mercado, y el impacto económico es mucho mayor que los pocos kilos extra de salmón que vendiste".

El investigador Edgar Brun, apunta que la cría de los salmones se ha vuelto altamente industrializada y tecnológica, "por lo que hay un desequilibrio, queremos que los peces crezcan rápido para crear más beneficios, pero eso estresa a los salmones de forma innecesaria". Para remediarlo, desde la Asociación Noruega de Productos del Mar se ha puesto el objetivo de reducir la tasa de mortalidad en las granjas de salmones a la mitad antes del año 2030, por lo que empresas como SalMar han decidido destinar 45 millones de dólares para solucionar el problema.

Aun así, el daño de reputación a la industria ya está hecho. Hace unos meses, la cantante islandesa Björk lanzó una canción y un video junto con Rosalía en el que condenaban la industria del salmón por ser "extraordinariamente cruel" y se señalaba particularmente a las empresas noruegas Mowi y SalMar. A la vez, la chef con reconocimiento Michelin, Heidi Bjerkan, anunció que se negaba a volver a servir salmón noruego criado en granjas en su aclamado restaurante Credo, en Oslo.

Le han llamado el "oro rosa" de Noruega. Aquel que nada por las frías aguas del Atlántico. De este océano se extraen fuentes de riqueza como el gas y el petróleo, pero es en su pez de agua dulce y salada por excelencia donde están puestos todos los ojos. En los últimos años, el valor de las exportaciones de los salmones batió nuevos récords y se convirtió en una gallina de los huevos de oro para el país nórdico. La pesca, y en concreto la exportación de salmón noruego, generaron en el año pasado un valor de 122.000 millones de coronas, unos 10.482 millones de euros. Esta cifra tiene una fácil explicación: más de la mitad del salmón criado en granjas que se consume en el mundo proviene de Noruega.

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