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Assange gana una batalla, pero no la guerra: logra evitar la extradición a EEUU (de momento)
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DIFUSIÓN DE DOCUMENTOS SECRETOS

Assange gana una batalla, pero no la guerra: logra evitar la extradición a EEUU (de momento)

El tribunal le ha concedido permiso para poder apelar su extradición a los Estados Unidos, donde le acusan de espionaje y podría enfrentarse a 175 años de prisión

Foto: Assange con su abogada en Londres. (EFE/EPA/Neil Hall)
Assange con su abogada en Londres. (EFE/EPA/Neil Hall)

Julian Assange, fundador de WikiLeaks, ha conseguido este lunes una más que significativa victoria en su larga batalla legal contra su extradición a Estados Unidos donde le acusan de espionaje y podría enfrentarse a 175 años de prisión tras revelar cientos de miles de documentos secretos, entre ellos, 92.000 informes sobre la Guerra de Afganistán.

El Tribunal Superior de Londres le ha concedido permiso para poder apelar su extradición. Tras la sentencia, sus abogados se han abrazado y los seguidores del ex hacker que se concentraban frente a la puerta han entrado en euforia. Había gran expectación, ya que se trataba del último recurso que tenía el australiano ante la justicia británica para evitar su traslado al otro lado del Atlántico.

Los magistrados tenían que evaluar los argumentos presentados por las partes en dos vistas judiciales el pasado febrero a fin de decidir si apoyaban o revocaban el fallo emitido el 6 de junio de 2023 por el juez Jonathan Swift, quien denegó a Assange la posibilidad de seguir recurriendo en Reino Unido y dio su aprobación a su entrega a Estados Unidos, firmada en junio de 2022 por la entonces ministra británica de Interior Priti Patel.

El pasado mes de marzo, tras varias semanas evaluando argumentos de ambas partes, los jueces Victoria Sharp y Adam Johnson dieron a Estados Unidos un plazo para ofrecer más garantías de que, en caso de ser extraditado, el ex hacker tendría un juicio justo. Se tenía que demostrar que se podía confiar en la aplicación de la Primera Enmienda de la Constitución Estadounidense (que protege la libertad de expresión), de que no sufriría perjuicios en el juicio o sentencia en razón de su nacionalidad australiana; y de que tampoco sería condenado a muerte si fuera declarado culpable de los cargos de espionaje que le acusan por la publicación en 2010 de miles de documentos clasificados.

Foto: Una mujer sujetando un cartel en apoyo a Assange. (Reuters/Toby Melville)

El argumento legal de este lunes se centró en la cuestión de si a Assange se le permitirían protecciones de la primera enmienda y los magistrados han determinado finalmente que puede apelar.

El equipo de Assange defiende que Estados Unidos solo había emitido “una nota diplomática que no respondía a la solicitud del tribunal”. Aseguran que eran “simplemente unas palabras escritas en un papel que lo único que dicen es que Assange tendría capacidad de plantear y tratar de basarse en la Primera Enmienda”, pero eso, argumentan “no son garantías de nada”.

El parlamento australiano y el primer ministro australiano, Anthony Albanese, han pedido que se retiren los cargos contra Assange y que se le permita regresar a Australia. El presidente estadounidense Joe Biden señaló el pasado mes de abril que su administración estaba “considerando” la solicitud. Pero no ha habido avances desde entonces.

Su mujer, Stella, asegura que debería haber sido liberado desde el día uno de la administración de Biden. “Fue la administración de Donald Trump la que le acusó. Estamos hablando de Trump, quien considera a la prensa que no es afín, enemigo. Este caso siempre fue para silenciar a la prensa, una manera de hacer bullying. Una llamada de atención para callar a todos los que revelan corrupciones de gobiernos. Una manera de silenciar la verdad. Assange es un periodista y es perseguido porque expuso el verdadero coste de la guerra en vidas humanas. Este es un juicio político contra la libertad de prensa”, recalca.

Foto: Una pancarta en favor de Assange (Reuters)

Assange siempre ha sido una figura controvertida. Saltó a la fama en 2010 después de revelar, a través de WikiLeaks, cientos de miles de documentos secretos de Estados Unidos que hicieron temblar los despachos presidenciales a ambos lados del Atlántico. Para unos es un ídolo de masas y un abanderado del periodismo de investigación. Para otros, un megalómano sin escrúpulos. Pero son pocos los que se atreven a desentrañar su personalidad.

Los fiscales estadounidenses alegan que el exhacker alentó y ayudó a la analista de inteligencia del ejército estadounidense Chelsea Manning a robar cables diplomáticos y archivos militares que WikiLeaks publicó, poniendo vidas en riesgo.

El australiano lleva desde abril de 2019 encarcelado en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, en el sureste de Londres, donde está completamente aislado. Su mujer dice que su “salud física y mental cada vez es más débil”. “Tiene acceso limitado a salir de la celda. Y cuando puede es para estar en un pequeño patio de cemento donde no ve directamente el cielo. Tiene poco acceso al mundo exterior. No tiene internet. Puede llamarme solo en unas horas limitadas. Y yo no puedo llamarle. Así que digamos que está luchando por sobrevivir. Si es extraditado, las circunstancias en las cárceles de Estados Unidos serán más extremas porque es un asunto de seguridad nacional. Todos los informes psiquiátricos hablan de la posibilidad de suicidio”, matiza.

La batalla del australiano es una maraña legal sumamente compleja. En 2006, fundó el sitio web Wikileaks y publicó una gran cantidad de documentos que exponían escándalos como la corrupción en Kenia, los disturbios tibetanos en China y los ataques con aviones no tripulados en Yemen. Cuatro años después, publicó más de 250.000 documentos clasificados del Departamento de Estado estadounidense en relación con el asesinato de civiles en Afganistán e Irak.

Tras ser detenido inicialmente en 2010 por un caso instigado por Suecia de supuesto acoso sexual, buscó refugio en la embajada de Ecuador en Londres, donde estuvo encerrado de 2012 a 2019. Pero cuando este caso fue archivado, fue arrestado de nuevo en abril de 2019 a instancias de Estados Unidos, donde le acusan de espionaje.

Julian Assange, fundador de WikiLeaks, ha conseguido este lunes una más que significativa victoria en su larga batalla legal contra su extradición a Estados Unidos donde le acusan de espionaje y podría enfrentarse a 175 años de prisión tras revelar cientos de miles de documentos secretos, entre ellos, 92.000 informes sobre la Guerra de Afganistán.

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