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Tres ideas para un lustro clave para Europa: tecnología, desglobalización y China
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Tres ideas para un lustro clave para Europa: tecnología, desglobalización y China

La UE tiene muchas prioridades antes del final de la década, pero tres destacan por encima de las demás: la competitividad, la tendencia económica global y las amenazas externas

Foto: Una persona carga con una bandera europea durante la cumbre de la OTAN de Vilna en 2023. (Reuters)
Una persona carga con una bandera europea durante la cumbre de la OTAN de Vilna en 2023. (Reuters)

Las elecciones del próximo 9 de junio que conformarán el próximo Parlamento Europeo no son unos comicios cualquiera. Los cambios que afectan a la Unión Europea se producen cada vez de manera más rápida, y el lustro que comenzará en julio y que se extenderá hasta el 2029 será clave para determinar el lugar de Europa en un mundo que está evolucionando de manera drástica. En los meses previos a las elecciones, que marcarán la conformación de una nueva Comisión Europea, en Bruselas se está discutiendo cada vez más cómo afrontar este lustro clave. Organizaciones empresariales, think tanks, partidos políticos, expertos y analistas están poniendo sus ideas encima de la mesa.

Dos informes están marcando la línea del debate: por un lado el encargado al exprimer ministro italiano Enrico Letta, que ha propuesto una política industrial europea y un mercado interior más potente para evitar el declive de la Unión Europea, y por el otro Mario Draghi, también exprimer ministro de Italia y también antiguo presidente del Banco Central Europeo, cuyo informe todavía no ha visto la luz, pero en el que ya ha adelantado que pedirá un “cambio radical”.

A este debate se une, entre otros, Llorente y Cuenca, cuyo centro de inteligencia, Contexto, publica este miércoles un informe en el que cubre áreas clave para avanzar en la integración europea antes de finales de la década, y en el que han participado expertos como Miguel Gil Tertre, economista jefe de la dirección general de Energía de la Comisión Europea, el exeurodiputado Ramón Jáuregui, o Sonsoles Centeno, socia de Derecho de la Unión del bufete Pérez-Llorca. El informe ha estado coordinado por el director de Contexto, el exministro Jordi Sevilla.

placeholder Sede de la Comisión Europea en Bruselas. (EFE)
Sede de la Comisión Europea en Bruselas. (EFE)

El informe identifica tres ámbitos fundamentales, que coinciden con algunas de las prioridades que se están planteando en la capital comunitaria: por un lado un problema serio de competitividad de la economía europea, con especial énfasis en la carrera tecnológica entre Estados Unidos y China; en segundo lugar las tendencias de la economía, que tiende hacia una desglobalización que afecta especialmente a la Unión Europea; y por último las amenazas externas que representan potencias como China o Rusia.

En realidad, los tres ámbitos están estrechamente relacionados y convergen en una idea que ya ha expresado en repetidas ocasiones Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad: el mundo es cada vez más violento y está más fragmentado. El enfrentamiento entre China y Estados Unidos es el hilo conductor de los grandes retos de futuro, y la respuesta que se lleva dando desde hace ya casi una década viene siendo la misma: desarrollar la idea de la autonomía estratégica, entendida no como un proyecto autárquico para Europa, sino como un plan de acción para mantener a la Unión estable en un torrente de acontecimientos que se escapan de su control. “Estamos viviendo una guerra fría 2.0, y creo que lo piensan los dirigentes chinos y los de Estados Unidos”, explica Sevilla en una conversación con El Confidencial, añadiendo que “Europa puede ser una de las mayores perjudicadas si no hace nada”.

Foto: Producción de paneles fotovoltaicos en China. (EFE/Shepherd Zhou)

En el informe Gil Terte subraya que la autonomía estratégica y la nueva estrategia de seguridad económica que está empezando a aplicar la Comisión Europea, con investigaciones contra subsidios extranjeros de China en sectores clave, serán dos ejes fundamentales para la próxima Comisión Europea. Para el economista jefe de la dirección general de Energía del Ejecutivo comunitario será fundamental en los próximos años lograr equilibrar la protección de los intereses estratégicos de Europa con la necesidad que tiene la Unión de mantener su acceso a mercados globales abiertos, por lo que propone una fórmula de delicado equilibrio: “La UE debe defender el libre comercio pero no debería ignorar las amenazas de la coerción económica; también puede defender sus intereses económicos vitales sin volverse proteccionista”.

Por su parte, Alicia Coronil Jónsson, economista jefe de Singular Bank y asesora del Círculo de Empresarios, da con “cinco D” que marcan el futuro de la economía europea, y que también se ven atravesados por la rivalidad entre Estados Unidos y China como principal elemento: descarbonización, digitalización, desglobalización, desconfiguración del orden mundial y demografía.

placeholder Líderes europeos charlan con Letta durante la presentación de su informe ante el Consejo Europeo. (Reuters)
Líderes europeos charlan con Letta durante la presentación de su informe ante el Consejo Europeo. (Reuters)

Más integración o no

Gran parte del informe, como todos los debates que se están teniendo en Bruselas desde hace meses, se despliega alrededor de una cuestión: más integración europea, mayor cooperación intergubernamental o parálisis. Si Europa quiere ser relevante necesita apostar por una de las dos primeras vías y avanzar decididamente en ella. El precio a pagar ante la parálisis es demasiado alto, y esto lo entienden la inmensa mayoría de líderes. En el informe de LLYC la mayoría de los analistas apuestan por una mayor integración en todos los sentidos que permita profundizar el mercado interior, desarrollar una unión de mercados de capitales y, en general, un entorno más propicio para “escalar”, una de las palabras clave en todos los debates sobre la competitividad europea: cómo lograr que las empresas competitivas en sectores críticos.

Pero como apunta el propio informe, las elecciones europeas van a arrojar un Parlamento Europeo en el que las formaciones de extrema derecha van a aumentar sus escaños de forma significativa, lo que es un reflejo de tendencias políticas que se llevan produciendo desde hace tiempo en los Estados miembros. En el Consejo es difícil alcanzar consensos que permitan grandes avances, a pesar de que los diagnósticos y las recetas de la mayoría de analistas apuntan en una misma dirección: Europa necesita más integración y decisiones radicales para mantenerse competitiva y autónoma.

Foto: Foto de archivo de la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo. (EFE/Patrick Seeger) Opinión
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La Eurocámara que salga de las urnas del 9 de junio va a ser la que legisle junto con la Comisión Europea y el Consejo, que representa a los Estados miembros, durante cinco años que serán fundamentales. Ante los cambios tectónicos que se están produciendo a gran velocidad, los siguientes cinco años pondrán las bases de dinámicas que van a marcar buena parte del siglo XXI.

Sevilla apunta que hay una “contradicción” en el momento que se vive: los diagnósticos que se están haciendo apuntan a la necesidad de profundizar la integración, en dar un salto adelante como Unión Europea, pero la Eurocámara del próximo lustro será probablemente el menos proeuropeo y profederalización. “Me preocupa el que nos veamos en una situación en la que hay que tomar las decisiones que van a marcar el futuro de Europa en el momento en el que a menos representantes políticos les preocupa ese futuro”, explica.

Las elecciones del próximo 9 de junio que conformarán el próximo Parlamento Europeo no son unos comicios cualquiera. Los cambios que afectan a la Unión Europea se producen cada vez de manera más rápida, y el lustro que comenzará en julio y que se extenderá hasta el 2029 será clave para determinar el lugar de Europa en un mundo que está evolucionando de manera drástica. En los meses previos a las elecciones, que marcarán la conformación de una nueva Comisión Europea, en Bruselas se está discutiendo cada vez más cómo afrontar este lustro clave. Organizaciones empresariales, think tanks, partidos políticos, expertos y analistas están poniendo sus ideas encima de la mesa.

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