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El cada vez más "Viejo" Continente: cómo abordar el gran reto demográfico de Europa
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Las claves de Sustainwell

El cada vez más "Viejo" Continente: cómo abordar el gran reto demográfico de Europa

Un proyecto multidisciplinar coordinado desde España analiza el impacto socioeconómico del envejecimiento de la población considerando el rol del mercado, del Estado y de la familia

Foto: Las pensiones contributiDos personas ancianas caminando por un parque, a 29 de noviembre de 2023, en Madrid (España). EUROPA PRESSvas subirán un 3,8% en 2024
Las pensiones contributiDos personas ancianas caminando por un parque, a 29 de noviembre de 2023, en Madrid (España). EUROPA PRESSvas subirán un 3,8% en 2024

Europa envejece y el Viejo Continente empieza a padecer más su apodo que a enorgullecerse de él. Tasas de nacimientos a la baja, reducción vertiginosa de la población activa, padres que no pueden conciliar, escasez récord de trabajadores cualificados, fuga de cerebros y despoblación. Europa vive un cambio crucial de su demografía gracias al progreso. Pero este éxito, en cambio, entraña uno de los mayores retos de su historia.

Los avances sociales, económicos y sanitarios han transformado la esperanza de vida. Las proyecciones de Eurostat pronostican que, para 2050, la población mayor de 65 años habrá aumentado más de un 25% respecto a 2019. Mientras tanto, se prevé que la población en edad de trabajar, personas entre 20 y 64 años, disminuya. Esto tiene un impacto drástico sobre el estado del bienestar que ha definido el devenir de Europa.

El aumento de la esperanza de vida, unido a la disminución de la población activa, aumenta de forma crítica la tasa de dependencia. Es decir, el ratio que surge al dividir el número de personas de 65 años o más entre la población en edad de trabajar. Como consecuencia, la mayoría de los países europeos tendrán menos de dos personas en edad de trabajar por cada persona mayor. Una olla a presión para la hucha de las pensiones.

Este fenómeno amenaza las arcas públicas, el crecimiento económico y la productividad en Europa. Por este motivo, desde la Unión Europea se desarrollan diferentes estrategias y modelos que ayuden a abordar el impacto socioeconómico del envejecimiento de la población. Es el caso del proyecto Sustainwell, iniciativa que cuenta con unos 2,5 millones de euros procedentes de fondos europeos y con un equipo multidisciplinar que abarca desde la economía y la sociología, hasta las ciencias políticas y la neurociencia.

El papel del mercado, estado y familia en la sostenibilidad del bienestar

Sustainable Welfare: Rethinking the roles of Family, Market and State (Bienestar sostenible: repensar los papeles de la familia, el mercado y el estado) estudia las repercusiones del envejecimiento de la población en la redistribución de la renta, tanto a medio como a largo plazo. Para ello, mide el papel del mercado, el gobierno y la familia en la provisión de bienestar a lo largo del ciclo vital, combinando conjuntos de datos europeos comparables e integrándolos en una proyección dinámica de microsimulación.

"Hasta ahora, nunca se habían medido las transferencias familiares en conjunto", explica Concepció Patxot, coordinadora de Sustainwell y experta en estudios sobre demografía, economía y políticas públicas. "Lo ha hecho el National Transfer Accounts, y lo estamos extendiendo a nivel más individualizado". La profesora de la Universidad de Barcelona se refiere a la metodología de economía intergeneracional diseñada para estimar los impactos económicos del cambio demográfico, considerando variables económicas como la producción de mercado, el consumo o las transferencias públicas y privadas dadas y recibidas.

Para este proyecto, el equipo de Concepció se ha servido de microWELT, una herramienta surgida de una iniciativa previa también financiada con fondos europeos. Este es un modelo de microsimulación dinámica comparativa que reproduce las proyecciones de población de Eurostat, añadiendo detalles como educación, transmisión intergeneracional de la educación, la fecundidad por educación, los patrones de asociación y los diferenciales de mortalidad por educación; y que está diseñado para investigar tanto las cuestiones de sostenibilidad como la redistribución de la renta a nivel intra e intergeneracional a lo largo del ciclo vital.

Esta simulación abarca cuatro países —Austria, Finlandia, Reino Unido y España— que representan los modelos de Estado del bienestar en Europa: el conservador (continental); el socialdemócrata o universal (nórdico); el liberal (anglosajón); y el régimen de Estado de bienestar mediterráneo que tiene un papel más extendido de la familia; respectivamente. Así, el modelo contabiliza todas las reasignaciones de recursos a lo largo del ciclo vital: a través del Estado del bienestar, del ámbito privado, o del mercado.

"Además de estas mediciones, estamos intentando definir un estado de bienestar que tenga en cuenta todo el ciclo vital. Por lo que haremos varios eventos con especialistas en política educativa, del mercado laboral, familiar y la jubilación", explica Concepció, quien ya ha colaborado como asesora de la Comisión Europea en materia de políticas de pensiones, salud y dependencia. "Estas políticas están muy estudiadas, pero nadie ha hecho una propuesta que incluya cómo diseñamos el sistema que incentive a hacer lo que hay que hacer para que la economía sea sostenible, desde incentivos para educar y trabajar, hasta el trabajo en el hogar".

El complejo ámbito de la transición demográfica

"La transición demográfica es una transición de la longevidad", sentencia Juan Martín. El coordinador del Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE) subraya la importancia de la salud preventiva para el envejecimiento saludable. "Esto requiere un sistema sanitario que trascienda los pilares convencionales de la atención primaria y la atención hospitalaria. Necesitamos un nuevo pilar: la atención preventiva".

Desde el CENIE insisten en el aspecto de la prevención y en la importancia de considerar esto como una inversión en vez de un gasto. "Esta es una de las cuestiones más interesantes sobre las que trabajar a la hora de replantearnos el estado del bienestar", señala Irene Lebrusán, coordinadora del Área de calidad de vida y sociedades longevas del CENIE. La experta en sociología también alude al modelo de cuidados que vertebra el bienestar social, considerado fuera del sistema productivo.

"Los cuidados siempre se han basado en el amor. Y como el amor no tiene precio, por eso se paga mal. Pero nada es sostenible si no tenemos cuidados. Tampoco el sistema productivo", explica Lebrusán. Además, sostiene que las esferas del cuidado no solo son difíciles de cuantificar, lo que también piensa Concepció Patxot, sino que incluso cuando están mediadas por el mercado o por el estado del bienestar son precarias, sin formación, ni prevención de riesgos, ni derechos. En este sentido, el CENIE está desarrollando un nuevo proyecto sobre cuidados en el hogar en el que se le intenta dar valor económico e integrarlo en el PIB.

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En el ámbito del reto demográfico, señala Irene, hay problemas conceptuales de inicio. Por un lado, explica, se mezcla el cambio de la población con la distribución territorial de esta. Por el otro, se intenta responder a cuestiones equivocadas. La experta pone como ejemplo el tema de la fecundidad. España está en el momento más bajo de su historia, muy por debajo del índice de reemplazo generacional que garantiza la renovación de una población y su supervivencia. "Pero el problema que tiene España no es si se tienen o no más o menos hijos, sino cómo se está respondiendo al número de hijos que quieren tener las mujeres", resume.

La experta coincide en el diagnóstico consensuado de que es importante no disminuir la fecundidad. Pero no porque haya que controlar a la población, sino por la relación entre la fecundidad y el bienestar. "Puede que nos estemos haciendo la pregunta al revés: la reducción en el estado del bienestar y del bienestar psicosocial son las que producen la disminución tan acusada de la fecundidad", explica la experta, antes de enumerar los múltiples factores que influyen en esto, que van desde la situación de la vivienda, hasta la precariedad laboral.

Europa envejece y el Viejo Continente empieza a padecer más su apodo que a enorgullecerse de él. Tasas de nacimientos a la baja, reducción vertiginosa de la población activa, padres que no pueden conciliar, escasez récord de trabajadores cualificados, fuga de cerebros y despoblación. Europa vive un cambio crucial de su demografía gracias al progreso. Pero este éxito, en cambio, entraña uno de los mayores retos de su historia.

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