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¿Es Kinmen la 'Crimea de Taiwán'? Viaje a la primera línea del conflicto con China
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¿Es Kinmen la 'Crimea de Taiwán'? Viaje a la primera línea del conflicto con China

La isla de Kinmen se ha comparado con Crimea porque la actitud de la población de esta pequeña isla hacia China es mucho más favorable que en el resto de Taiwán

Foto: Barricadas en la playa de Kinmen, Taiwán. (Reuters/Joyce Zhou)
Barricadas en la playa de Kinmen, Taiwán. (Reuters/Joyce Zhou)

Uno podría pensar que al aterrizar en Kinmen —la isla taiwanesa a apenas cuatro kilómetros de la costa china, considerada la primera línea del conflicto en el Estrecho de Taiwán— en mitad de unas intensas y maniobras de la armada china, las tensiones estarían a flor de piel. No es así. En el aeropuerto, soldados dormitan en las salas de espera, las familias se reúnen entre risas, grupos de turistas taiwaneses siguen a sus guías. La televisión emite programas de cocina, culebrones, concursos. Un informativo en hora punta abre con una noticia sobre el Parlamento británico. Aquí, la amenaza de una invasión china parece algo muy remoto.

A finales de la semana pasada, Pekín lanzó los ejercicios militares Joint Sword-2024ª, acompañados de una intensa agresividad verbal y mediática, como respuesta a la ceremonia de inauguración del nuevo presidente taiwanés Lai Ching-te, cuyo Partido Democrático Progresista tiene como uno de sus pilares fundamentales la futura independencia de Taiwán. China ha convertido estas maniobras un ejemplo del tipo de acción militar que, de desearlo, podría llevar a cabo contra Taiwán. No tanto una invasión como el ensayo de un bloqueo total a la isla, que pondría al gobierno y a su población en serios aprietos.

Un viaje en barco alrededor del perímetro de la isla no revela demasiado. El mal tiempo no permite divisar los navíos de guerra chinos que, sin embargo, nos dice el patrón de la embarcación, están ahí. Tampoco hay cazas chinos en el aire debido a la lluvia. Pero según el Ministerio de Defensa taiwanés, casi medio centenar de aparatos tomaron parte en los ejercicios en su primera jornada, 35 de los cuales cruzaron deliberadamente alguna de las líneas invisibles establecidas por Taipei como perímetro de autoprotección.

Muchos expertos consideran que este tipo de acciones de intimidación y penetración de las áreas delimitadas por Taiwán (como la 'línea media' que divide el Estrecho, o la llamada Zona de Identificación de Defensa Aérea, o ADIZ) son operaciones de 'zona gris', agresiones militares que no llegan a cruzar cierto umbral y, por lo tanto, no provocan automáticamente una represalia del adversario, pero que, sin embargo, tienen un impacto en este.

Las violaciones de estas demarcaciones, por ejemplo, fuerzan al Ejército taiwanés a activar sus barcos o aviones para que salgan al paso de los aparatos chinos, lo que en último término supone un desgaste importante de los recursos de la isla. La frecuencia de estas penetraciones —prácticamente a diario en los últimos meses— es tal que últimamente "no siempre se moviliza a la fuerza aérea y naval taiwanesa", según Si-Fu Ou, analista principal del Instituto para la Investigación en la Defensa Nacional y la Seguridad (INDSR) de Taipei.

Cuando se comparan las relaciones de Rusia y China con sus respectivos vecinos, a menudo se suele equiparar a Kinmen con Crimea. Igual que en la península ucraniana antes de la invasión rusa, la actitud de la población de esta pequeña isla —en realidad un diminuto archipiélago compuesto en su mayor parte por islotes— hacia la China continental es mucho más favorable que en el resto de Taiwán, en gran medida debido a la existencia de estrechos lazos familiares y económicos. Varias líneas de ferry conectan Kinmen con la ciudad china de Xiamen. Además, según nos explica el vicegobernador del condado, Weng Liang Li, el 95% del agua que se consume aquí llega a través de una tubería desde territorio chino.

Cicatrices de guerra

Muchos observadores temen que si ha de producirse un incidente fatal que desencadene un enfrentamiento armado entre los ejércitos chino y taiwanés, hay muchas papeletas para que este tenga lugar en Kianmen. El pasado 14 de febrero, dos pescadores chinos que faenaban de forma ilegal en estas aguas se ahogaron cuando su barco volcó al ser perseguido por los guardacostas taiwaneses, un episodio que fue explotado por el Gobierno chino para elevar la agresividad de su retórica contra Taiwán y aumentar su presencia naval en la zona. Un mes después, un funcionario taiwanés reveló accidentalmente que EEUU mantiene un pequeño contingente de las fuerzas especiales en este lugar, lo que desató una nueva crisis diplomática.

China y Taiwán han librado cuatro batallas importantes por el control de estos peñascos, la última en 1958. En los años 1995 y 1996, China lanzó varias oleadas de misiles sobre la zona como advertencia al entonces presidente taiwanés Lee Teng-hui contra posibles veleidades separatistas. "Kinmen es único, diferente del resto de Taiwán. Este es el único lugar donde ha habido realmente combates con la China continental en casi 70 años, así que nuestra gente sabe lo crueles que son las guerras. Quizá nuestra actitud y posición son diferentes de las de Taipei por este motivo", explica Li, que acaba de regresar ese mismo día de Xiamen, donde ha mantenido una reunión con funcionarios chinos sobre la organización de un evento deportivo anual en el que atletas de ambas nacionalidades cruzan a nado entre la isla y la costa china.

"Tenemos intercambios comerciales [con China], comunicaciones… Estos métodos para construir una confianza mutua se han vuelto incluso más importantes. Y uno de los papeles que juega el condado de Kinmen es mantenerlos", dice Li. "Las relaciones internacionales y las cuestiones militares, eso son asuntos de Taipei. Pero a veces sucede algo aquí a nivel local que se convierte en nacional. Así que cuando se dice que Taiwán está atrapada entre las luchas geopolíticas de EEUU y China, nosotros somos también un Taiwán a pequeña escala", añade.

Foto: Qué son las maniobras "de castigo" con las que China ha rodeado la isla de Taiwán (EFE/Ritchie B. Tongo)

En 2001, Kinmen se convirtió en la zona piloto en la que poner en marcha el llamado proyecto de los 'Tres Vínculos' (transporte directo, correo y comunicaciones), una vieja idea del Partico Comunista chino para la reunificación pacífica de Taiwán con la China continental, y que el ejecutivo taiwanés aceptó como una forma de ir normalizando las relaciones con su vecino. Y hoy muchos locales, de hecho, están a favor de la construcción de un puente que uniría Kinmen con la costa china, lo que permitiría ampliar esos contactos. Hace medio año, la propuesta de celebrar un referéndum en la región sobre la edificación de este puente fue enterrada por el gobierno central, ante el temor de que esa infraestructura se convirtiese en un riesgo para la seguridad nacional al facilitar la posibilidad de una invasión terrestre de este territorio considerado estratégico.

"El salto en capacidades militares entre China y Kinmen es tan grande que si realmente quisieran tomarlo por la fuerza, podrían hacerlo de cualquier modo. Así que lo que queremos es usar el diálogo en lugar de la confrontación", apunta Li, quien lamenta que la política esté obstruyendo lo que podría ser un importante motor de desarrollo local. "Entendemos que hay tensiones entre Pekín y Taipei, lo que hace nuestras comunicaciones incluso más preciosas", dice este funcionario. "Si me preguntas, por supuesto que estoy preocupado. Pero no debemos eliminar nuestros canales de comunicación porque estemos preocupados. Me reconforta que al menos la China continental no ha roto esos canales", señala, aunque admite que la atmósfera en su última reunión con funcionarios chinos fue mucho más tensa que en otras ocasiones.

Identidad compleja

"La identidad de la gente de Kinmen ha sido durante mucho tiempo un tema de preocupación, no solo en Taiwán sino también internacionalmente. Hemos acogido muchas delegaciones de políticos extranjeros, y también muchos periodistas. El motivo es que algunos lo comparan con Crimea. De hecho, la gente aquí vive muy próxima a China, tiene relaciones muy importantes allí. Pero en términos de cultura e identidad, hay muchísimas diferencias", afirma Rui Hsin-Kao, decano de la Universidad Nacional de Quemoy (el nombre original de la isla) y profesor de gestión de océanos y fronteras.

Foto: Banderas taiwanesas en el Ministerio de Defensa Nacional, en Taipéi. (Reuters/Ann Wang)

"Aquí la gente siente que puede ir a la China continental, hacer dinero allí, pero en términos de libertad de expresión y de propiedad privada no puede aceptar lo que la República Popular China ofrece. Llevo 12 años trabajando aquí como investigador, y puedo decir que aquí la gente se siente china en términos de identidad cultural, pero respecto a su identidad política se inclinan más hacia la República de China", dice, utilizando el que, pese a la posible confusión, es el nombre oficial de Taiwán, por razones que se explican muy bien aquí.

Durante la guerra civil entre los comunistas de Mao Tse-tung y los nacionalistas del Kuomingtan, liderados por Chiang Kai-shek, estos últimos fueron derrotados y se refugiaron en Taiwán. Ambas facciones, sin embargo, aspiraban a la reunificación y creían en la idea de "una sola China", que las dos afirmaban representar. De este modo, los dos estados, la República de China y la República Popular de China, se fueron desarrollando en paralelo. Pero mientras Taiwán ha renunciado a cualquier reivindicación territorial sobre la China continental, la RPC mantiene la absorción de Taiwán como uno de sus objetivos irrenunciables. Y a medida que la identidad taiwanesa se consolida más y más y la idea de una reintegración pacífica parece cada vez más lejana, la idea de una invasión violenta parece cada vez menos remota.

Kinmen es el territorio de Taiwán más amistoso hacia China, que ha estado promoviendo un desarrollo inclusivo e integrado

Por ese motivo, algunas playas de Kinmen aparecen sembradas con estructuras metálicas para prevenir un desembarco enemigo. La isla también posee estructuras subterráneas en las que las tropas taiwanesas podrían resistir un asalto durante algún tiempo. "Es muy difícil invadir esta isla. Esa es una de las razones por las que Chiang Kai-shek decidió mantenerla", explica Riu. Pero sus habitantes creen que la principal defensa de la isla es el modus vivendi que han logrado alcanzar con sus vecinos. "Kinmen tiene un vínculo muy importante con la China continental. Si China lo tomase, estaría rompiendo este vínculo y empujando a Taiwán aún más hacia la independencia. Es importante entender este contexto. Kinmen es el territorio de Taiwán más amistoso hacia China, que ha estado promoviendo un desarrollo inclusivo e integrado. Así que lo que esperamos es que los dos gobiernos puedan sentarse y tener un diálogo en condiciones de paz", dice este profesor.

"Los guardacostas chinos están siempre patrullando, para interceptar pesqueros ilegales. Estas patrullas están dirigidas contra Taiwán, pero también contra esta práctica. En febrero tuvimos aquel incidente, pero lo cierto es que ahora los pescadores de aquí están muy contentos porque las aguas están bajo control de las autoridades y ya no hay pesca ilegal", añade. Un extremo que confirma Shui-Yi Chen, director general de la Asociación de Pescadores de Kinmen: "Los guardacostas chinos han estado patrullando a lo largo de la 'línea media', bloqueando las capturas ilegales chinas, así que indirectamente nos ha beneficiado", dice.

Foto: El presidente de Taiwan, Lai Ching-te, durante la ceremonia de inauguración. (EFE/Ritchie B. Tongo)

Chen afirma que en general los ejercicios militares no afectan a su sector, que de todos modos estos días está paralizado por razones meteorológicas. "La mayoría de los parientes de los pescadores proceden de la China continental, así que debemos mantener esos vínculos", afirma. "Mientras no nos molestemos o interfiramos con los negocios del otro, deberíamos estar bien", concluye.

A la luz de estas conversaciones, la idea de Kinmen como un núcleo de población con posturas prochinas y dispuesto a actuar como caballo de Troya de la penetración de la PRC en Taiwán parece cada vez más una caricatura. El panorama real, como suele ocurrir, es infinitamente más complejo. "Cuando vemos lo que hace China, tenemos una opinión diferente de la que puedan tener en la isla de Taiwán. Pero la gente aquí puede hacerse su propia opinión sobre lo que es una influencia maligna [de Pekín] y lo que no", señala el vicegobernador Li. “La gente en Kinmen aspira a esta forma de vida libre y democrática. Respetamos el sistema de la República Popular China, pero sabemos cómo preferimos vivir”, concluye.

Uno podría pensar que al aterrizar en Kinmen —la isla taiwanesa a apenas cuatro kilómetros de la costa china, considerada la primera línea del conflicto en el Estrecho de Taiwán— en mitad de unas intensas y maniobras de la armada china, las tensiones estarían a flor de piel. No es así. En el aeropuerto, soldados dormitan en las salas de espera, las familias se reúnen entre risas, grupos de turistas taiwaneses siguen a sus guías. La televisión emite programas de cocina, culebrones, concursos. Un informativo en hora punta abre con una noticia sobre el Parlamento británico. Aquí, la amenaza de una invasión china parece algo muy remoto.

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