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Macron y Scholz intentan reactivar el oxidado motor franco-alemán para impulsar a la UE
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Las medias tintas de Meseberg

Macron y Scholz intentan reactivar el oxidado motor franco-alemán para impulsar a la UE

Los líderes de Alemania y Francia piden con la boca pequeña cambios para relanzar la UE, pero son incapaces de lanzar ninguna gran propuesta, como ocurrió en el pasado

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, en Meseberg. (EFE/Filip Singer)
El presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, en Meseberg. (EFE/Filip Singer)

El castillo de Meseberg no es un lugar cualquiera. El recinto es el utilizado oficialmente para los retiros del canciller alemán y se encuentra a pocos kilómetros de Berlín. En los últimos años varios encuentros entre los líderes de Francia y Alemania han tenido lugar en Schloss Meseberg, dando lugar a acuerdos importantes para el futuro de la Unión Europea. Este martes Emmanuel Macron, presidente francés, y Olaf Scholz, canciller alemán, han lanzado su visión conjunta sobre el futuro de la industria de la defensa europea y el futuro de la competitividad de la Unión Europea desde Meseberg.

En 2018 y después en 2020 Macron viajó a Meseberg para reunirse con la entonces canciller alemana, Angela Merkel, y cerraron acuerdos que dieron mucho que hablar: en la declaración de 2018 se establecieron objetivos ambiciosos para la Eurozona, que no se han cumplido, pero que sirvió como avanzadilla para que llegara después, en 2020, la estructura central del Fondo de Recuperación para hacer frente a la pandemia. El eje franco-alemán ya no es una apisonadora dentro de la Unión Europea, pero cuando está completamente de acuerdo en algo va, poco a poco, imponiendo su posición al resto de los socios.

Al inicio de su viaje por Alemania, que ha durado tres días, Macron habló de la necesidad de tomar “decisiones históricas”, aumentando la presión sobre Scholz, como ya hicieron a nivel de ministros de Asuntos Exteriores hace pocos días, cuando se reunieron los de Francia, Polonia y Alemania, cuya jefa de la diplomacia es del partido de Los Verdes, mucho más ambicioso en política exterior que el canciller.

En Meseberg se ha discutido de la competitividad de Europa, de la necesidad de una mayor inversión pública y privada, y también se ha hablado de manera concreta sobre cómo impulsar la defensa aérea de la Unión Europea. Se trata de una idea que lleva tiempo circulando por Bruselas. Hace unos días Donald Tusk, primer ministro polaco, y Kyriakos Mitsotakis, primer ministro griego, escribieron una carta a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, solicitando un escudo antimisiles para la Unión.

Dos líderes en crisis

Ahora, Macron y Scholz vuelven a intentar poner las bases de futuros progresos de la Unión Europea. Ambos se encuentran en una situación delicada: Scholz sigue siendo canciller, pero las encuestas apuntan a una derrota dolorosa en las siguientes elecciones federales de 2025, y Macron sigue siendo presidente francés, pero ya no podrá presentarse a la reelección en 2027. Y ambos han firmado una pieza de opinión conjunta en el Financial Times en la que piden hacer frente a los retos del futuro de la Unión Europea, mencionando los dos grandes eslóganes utilizados por cada uno de ellos: el Zeitenwende (algo así como “punto de inflexión”) del canciller alemán aplicado a la UE, y la idea de Macron ya expresada en su discurso de la Sorbona de que Europa “es mortal”.

El presidente francés hace lo posible por arrastrar a Scholz, un personaje al que en Bruselas y en Berlín se ve como agarrotado, demasiado asustado para tomar decisiones trascendentales, moviéndose únicamente cuando se ve obligado a ello y siempre con muchísima mesura. Tanto la pieza de opinión en el FT como la reunión posterior al encuentro en Meseberg es poco inspiradora: se hablan de algunas ideas, como la necesidad de avanzar en “recursos propios” para el presupuesto de la Unión Europea, pero sin ninguna propuesta fundamentalmente nueva. No hay, por ejemplo, ningún llamamiento a una emisión de deuda conjunta.

Foto: Emmanuel Macron, en la cumbre del 26 de febrero. (EFE/Gonzalo Fuentes)

Lo más parecido a ello es una referencia a “aprovechar al máximo y acelerar significativamente los instrumentos existentes de la UE”, y en ese “existente” se podría entender tanto el actual Fondo de Recuperación, con su emisión de deuda conjunta, como precisamente lo contrario: limitarse a los instrumentos clásicos de la Unión, entre los que, desde luego, no está la deuda conjunta. Un ejemplo perfecto del terreno embarrado y confuso entre las posiciones de Francia y Alemania en cuestiones europeas en los últimos años.

Presión de Macron

Macron ha pasado los últimos días en Alemania, dando muestras de la importancia que da a su socio en Berlín. Y ha gastado mucho capital político en intentar relanzar su visión de Europa en terreno alemán. Frente al Frauenkirche de Dresde, la icónica iglesia de la ciudad bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, en un discurso en francés y en alemán, al que Macron dedica horas y horas de clases particulares, el presidente galo pidió doblar el presupuesto de la Unión Europea, desde los actuales 1,2 billones de euros para el periodo 2021-2027, hasta los 3,4 billones para el próximo Marco Financiero Plurianual, que empezará a negociarse próximamente y que tendrá que estar en marcha en 2027 y durará hasta 2034.

Dupliquemos nuestro presupuesto europeo, bien a través del tamaño del presupuesto, bien a través de estrategias de endeudamiento conjunto, bien a través de los instrumentos existentes”, señaló Macron desde Dresde. Al otro lado, silencio de radio. En la pieza conjunta publicada en el FT, Scholz y el presidente galo solamente estuvieron de acuerdo en escribir que es necesario “preparar el presupuesto de la UE para el futuro”, sin más detalles.

El castillo de Meseberg no es un lugar cualquiera. El recinto es el utilizado oficialmente para los retiros del canciller alemán y se encuentra a pocos kilómetros de Berlín. En los últimos años varios encuentros entre los líderes de Francia y Alemania han tenido lugar en Schloss Meseberg, dando lugar a acuerdos importantes para el futuro de la Unión Europea. Este martes Emmanuel Macron, presidente francés, y Olaf Scholz, canciller alemán, han lanzado su visión conjunta sobre el futuro de la industria de la defensa europea y el futuro de la competitividad de la Unión Europea desde Meseberg.

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